Próximo destino: ¿La Corte Suprema?
Los abogados de TAM que llegaron ayer a Santiago se bajaron con rostro serio del avión que los traía de Sao Paulo. Aunque la noticia respecto a la aprobación de la fusión entre la brasileña y LAN fue celebrada en un principio, una comunicación telefónica sostenida en horas de la tarde del miércoles los dejó intranquilos. Las condiciones de mitigación impuestas por el Tribunal eran más complejas -y, por ende, costosas-, y el procedimiento podría demorarse más de lo calculado. A pesar de que las familias Cueto y Amaro siempre consideraron la posibilidad de que un tercero intentara detener la unión de sus aerolíneas, la amenaza venía ahora contenida en el mismo fallo. El voto de minoría, expresado por Javier Velozo, abre la puerta, estiman, para una eventual reclamación ante la Corte Suprema, aduciendo diferencias con las medidas impuestas por el TDLC. En la propia firma aérea no descartan recurrir al máximo tribunal para impugnar las medidas impuestas, especialmente la que se refiere a la obligación de deshacerse de cuatro de sus frecuencias desde Lima. De hecho, una solicitud similar ocurrida hace dos años fue votada favorablemente por esa misma corte.
¿Y ahora quién fiscaliza?
La figura inédita de un fiscalizador externo a fin de que se cumplan las condiciones propuestas por el TDLC para la fusión LAN-TAM despierta inquietud entre los actores del mercado. Ello porque pese a que el fallo indica que "deberán contratar a un tercero independiente, que asesorará de la Fiscalía Nacional Económica (FNE)", existen dudas sobre la viabilidad de una figura de esta naturaleza, dado los cuestionamientos que hoy pesan sobre entidades como las auditoras. De hecho, el voto de minoría, en el que el integrante del TDLC, Javier Velozo, rechaza la operación plantea como fundamento que supervisar el cumplimiento de las medidas por un ente independiente es imposible.
También hay recelo por la objetividad de un tercero en una operación de esta magnitud, sobre todo porque los propios dueños de LAN han ofrecido financiar al ente que tendrá que fiscalizarlos, el cual debiera ser licitado por la FNE. Y pese a que el mercado quiere que sea la misma Fiscalía la que efectúe esta tarea, el organismo no tiene la capacidad técnica para realizarla, ni los recursos para implementar esta labor. En la propia FNE reconocen que hoy ese actor, clave en la aprobación de la fusión por el TDLC, "está en tierra de nadie".
Se acortan los beneficios
Un monto estimado de US$ 400 millones calculaban LAN y TAM que les reportaría unir sus operaciones. Tras el fallo del miércoles, la cifra podría reducirse. Uno de los factores que complicaría este ahorro de costos es la indicación a LAN de liberar cuatro frecuencias a Lima de quinta libertad, es decir, la que le permiten embarcar pasajeros en la capital peruana con destino a un segundo país, por ejemplo, Estados Unidos. La firma chilena está abocada a calcular cuánto perdería al liberar estos vuelos, tomando en cuenta que la empresa tiene 14 frecuencias que conectan a Lima con EE.UU. El denominado "clean team", que incluye a representantes de McKinsey, por la chilena, y la consultora Bain & Company, a nombre TAM, deberá sacar cuentas nuevamente y valorizar los ahorros de esta "fusión con condiciones". Otra limitante del fallo es que Latam no podrá aumentar sus frecuencias en el tramo Santiago-Lima ni participar en futuras licitaciones. La complicación no es menor tomando en cuenta que la capital peruana es uno de los terminales de embarque más importantes, y que se consideraba una pieza clave -tras la fusión- para consolidarlo como punto de tráfico hacia Norte y Centroamérica.
Las preguntas que deja el fallo
La venia del gobierno de Rousseff
El mismo miércoles en la tarde, el abogado José María Eyzaguirre (Claro y Cía) -quien junto a su hermano Cristóbal asesora a los Cueto- se dirigió a la SVS a comenzar los trámites requeridos para poner en marcha la fusión. Esto incluye el llamado a una junta de accionistas y las respectivas OPAs en Chile y Brasil. La aprobación del TDLC permitía destrabar todo lo relativo a aspectos societarios que requiere esta operación. Especialmente, porque la matriz de la nueva Latam estará en Chile. Pero falta la decisión en Brasil. Aun cuando la unión cuenta con la aprobación de la Agencia Nacional de Aviación Civil y el Ministerio de Finanzas brasileño, aún falta el consentimiento del Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), el equivalente al TDLC en Chile. Y, pese a los gestos positivos por parte de autoridades brasileñas, los representantes de LAN saben que cualquier problema de política interna que afecte al gobierno de Dilma Rousseff podría poner en jaque la autorización requerida. Eso sí, explican que, a diferencia de lo que ocurre en Chile, los dictámenes del CADE no son de carácter "suspensivo", por lo que se podría seguir con la tramitación en ese país de forma expedita.
¿Quién será el tercer actor?
Una de las condiciones que fija la fusión es que LAN facilite el acceso en varias rutas a un nuevo actor (chileno o extranjero). En el caso de losoperadores locales, la pregunta es si PAL (familia Musiet) y Sky Airline (de Jürgen Paulmann) tienen la capacidad de incrementar su presencia en el mercado latinoamericano. Al interior de la aerolínea controlada por Paulmann señalan que el trámite para que la autoridad brasileña autorice a una aerolínea chilena a volar a Sao Paulo podría tardar hasta un año, por tanto es importante que se defina qué slots (frecuencias aéreas) liberará la empresa para estudiar la viabilidad financiera de realizar estas rutas. La fusionada Avianca-Taca suena como el sucesor natural para interesarse en esos vuelos, por ende, si la decisión de las aerolíneas locales no es rápida, lo más probable es que un extranjero se adjudique estas frecuencias. El caso es diferente en la ruta Santiago-Lima con derechos de quinta libertad (de continuar a un tercer destino), pues el TDLC exigió que ese tramo sea sólo para aerolíneas chilenas. Pese a ello, difícilmente podrían ser ejecutados por PAL o por Sky.
Velozo, el disidente
"Señores, su fusión no fue aprobada". El jueves 31 de enero de 2008, tras el mesón que separa al público de los archivos del TDLC, el entonces secretario del organismo, Javier Velozo, comunicó a viva voz que la unión entre Falabella y D&S no se llevaría a cabo.
No dijo más, entregó el contundente fallo y se fue. Esa frase y la dureza para comunicarla aún son recordadas por los abogados que participaron en el proceso. Imagen que hoy se repite al ser el único ministro que se opuso a la fusión entre LAN y TAM. Velozo hizo carrera en la ex Comisión Antimonopolios, primero como secretario abogado y luego como ministro, cargo que asumió en 2010 en reemplazo del hoy presidente del TDLC, Tomás Menchaca. Abogado de la Universidad de Chile y profesor del magíster en Derecho en la Universidad Católica, este profesional tiene un perfil más fiscalizador que el resto de sus pares en el TDLC, comenta uno de los ministros. Eso se vio reflejado en sus deseos de postular al cargo defFiscal nacional económico en 2010, cuando Enrique Vergara dejó el puesto. Estuvo entre los candidatos, pero la nominación de Felipe Irarrázabal lo dejó en el camino.