A Eduardo Vargas le bastan ocho segundos para demostrar por qué vale 14,8 millones de dólares: agarra la pelota detrás de la mitad de cancha, avanza más de 50 metros hasta llegar al área rival, levanta la vista, ve al arquero adelantado y eleva la pelota sobre él con un toque suave, calculado, preciso. Es un golazo de otro planeta, en la final del fútbol chileno, el pasado 29 de diciembre. Es un golazo del jugador del año, del goleador de la Copa Sudamericana, del hombre que lo ganó todo con la Universidad de Chile y que hoy está en Italia para ser presentado como el nuevo refuerzo del Napoli.
Es un golazo que celebra, en las tribunas, Cristián Ogalde, quien representa a Eduardo Vargas, el que negoció para que el oriundo de Renca terminara siendo el traspaso más caro en la historia del fútbol chileno, el que tuvo sobre su escritorio ofertas del Chelsea y el Inter de Milán -entre otros clubes grandes de Europa-, pero que aconsejó a Vargas para que optara, finalmente, por el equipo donde alguna vez brillara Diego Armando Maradona. "Tu tienes que saber elegirle al jugador cuál es el mejor club para él. No es donde vaya a ser más famoso ni donde vaya a ganar más dinero. Es el club donde será valorado y cuidado. Y para nosotros, ese club es el Napoli", dice días después de que el traspaso fuera oficializado y pasara todo el caos. Porque fueron días caóticos, llenos de negociaciones que ahora lo tienen a él, junto a Vargas, en Italia, a la espera de la presentación oficial en el Napoli.
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El 29 de diciembre Eduardo Vargas salió campeón con Universidad de Chile, metió ese golazo que dejó, por unos segundos, al Estadio Nacional en completo silencio, y ahora, al día siguiente, está en la plaza de Renca, frente a la municipalidad, escuchando a la alcaldesa Vicky Barahona hablar sobre él y su historia en esa comuna donde creció junto a sus padres, amigos y hermanos. Tras el escenario, lejos de Vargas, en silencio, Cristián Ogalde fuma un cigarro y observa la ceremonia. Ese silencio, esa lejanía de las cámaras y del protagonismo son dos de las principales características de Ogalde, un representante quitado de bulla, que sólo ha dado declaraciones cuando han sido muy requeridas, pero que ha preferido mantenerse siempre al margen de todo. Porque sabe, porque dice que los protagonistas de esto son, exclusivamente, los futbolistas. Así que fuma y pasa inadvertido en este lugar que se convertirá en un caos cuando la alcaldesa le entregue las llaves de la comuna a Vargas y todos se abalancen sobre él. Un caos que Ogalde observará preocupado y sorprendido, porque ni él ni sus colaboradores -que ayudarán a Vargas a salir del lugar- pensaron que este joven de 22 años se convertiría tan rápido en un ídolo.
En Europa, durante 7 años, Ogalde aprendió todo lo que necesitaba para moverse como un agente. Trabajó en IMG, la empresa más grande en el mundo de las representaciones, e hizo contactos.
"El que lo descubre es Andrés Alvarado (52), mi socio, cuando Vargas tenía 14 años. Y luego nunca se despegó de él. Se transformó en un segundo padre. De hecho, hizo que se saltara cadetes y lo puso en Cobreloa, porque ahí estaba Jorge Aravena, a quien conocía", dice Ogalde, que en 2011 decidió fundar Conecta, la empresa que tiene junto a Alvarado y que se dedica a la representación de jugadores. En sus filas están Claudio Bravo, Mark González, Carlos Villanueva y varios jóvenes que están comenzando recién en el fútbol.
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Cristián Ogalde tiene 40 años, estudió Derecho en la Universidad Central y siempre le interesó el deporte. "Era el típico deportista frustrado, hasta que me di cuenta de que en el fútbol había un nicho y una oportunidad de trabajar en algo que se relacionaba con lo que me gustaba", explica mientras se toma un café en su oficina, ubicada en el piso 11 de un edificio en Providencia, desde el cual se puede ver el cerro San Cristóbal y el río Mapocho.
Fue en el tiempo cuando estaba saliendo de la universidad que se convirtió en dirigente de cadetes de la Universidad Católica y conoció a Alvarado, quien trabajaba en la captación de jugadores. Ahí, en los años noventa, se hicieron amigos y nunca perdieron el contacto. Ogalde se fue a Europa y Alvarado siguió trabajando en el fútbol.
En Europa, durante 7 años, Ogalde aprendió todo lo que necesitaba para moverse como un agente. Trabajó en IMG, la empresa más grande en el mundo de las representaciones e hizo contactos, muchos contactos. Conoció el mundo del fútbol desde los números, vio cómo se tomaba conciencia de que el fútbol era más que un deporte. Entendió la industria, los derechos de televisación, los negocios con los sponsors, el trabajo con las marcas. Los jugadores ya no sólo eran ídolos porque hacían goles o ganaban campeonatos. Eran, de hecho, marcas que había que manejar como tales.
El hombre que diseñó a Eduardo Vargas
"La gran diferencia con Chile y Sudamérica en general, es que allá se tomó conciencia antes de que el fútbol es una de las industrias que más dinero mueven en el mundo, y que más gente moviliza. Piensa que la FIFA tiene más miembros que la ONU", dice.
Diversos estudios muestran que el fútbol está entre las 20 economías más poderosas del mundo, moviendo alrededor de US$500 mil millones al año, además de su gran poder de convocatoria, como lo demuestra el último mundial, en el que se calculó que la audiencia fue de 30 mil millones de personas.
"El gran cambio se produce con los derechos de televisación y todo el concepto que se empieza a dar alrededor del espectáculo del fútbol. Entonces, los jugadores adquieren un valor que antes no existía. Y así nacen agentes y oficinas de representación que se encargan de llevar estas carreras y armarlas desde cero hasta el final", explica Ogalde, quien al volver de Europa contactó a Alvarado para que fuera el director de captación de jugadores y se establecieron como Conecta, donde quisieron llevar a cabo esa idea: la de armar carreras.
Porque para él, ser representante de un futbolista no tiene que ver con hacer contratos, simplemente. "Nosotros nos dedicamos a diseñar carreras deportivas -dice-y eso significa estar en todos los aspectos que implica una representación. Estar cuando el jugador necesita un consejo, entender el estrés por el que pasa un chico de 20 años cuando gana una Copa Sudamericana, entender cómo se mueve la parte económica alrededor del jugador. Es un trabajo más profundo que tiene que ver con entender, también, la realidad social del futbolista".
Es descubrir un talento y dirigirlo, como lo hizo -junto a Alvarado- con Vargas. "La clave de todo esto está en no tomar decisiones apresuradas, no equivocarse", dice. Y lo dice dando a entender, de alguna forma, por qué finalmente Vargas se va al Napoli y no a otros clubes más importantes de Europa que ofrecieron más dinero por su contrato: "Es imposible negar que a todos nos gustaría tener a un jugador en el Chelsea, pero para nosotros el Napoli es el mejor club para que Eduardo haga su primer aterrizaje en Europa de forma sensata. Tendrá contacto con 10 sudamericanos, es una ciudad latina, es un lugar en el que se sentirá cómodo y con confianza".
"Napoli es el mejor club para que Eduardo haga su primer aterrizaje en Europa de forma sensata. Tendrá contacto con 10 sudamericanos, es una ciudad latina, es un lugar en el que se sentirá cómodo y con confianza".
Y también eligieron al Napoli porque llegaron primero y comprometieron su palabra con ellos, y Vargas decidió cumplir la palabra empeñada. "Ellos mostraron un interés real, querían al jugador y eso para nosotros era importante, porque si no te arriesgas a que esto sólo se transforme en una inversión para el club y así el jugador no sea una necesidad real", explica Ogalde y luego se ríe cuando recuerda los días de las negociaciones, hace unas semanas atrás.
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El viernes 16 de diciembre, en un edificio de Providencia, pasada la medianoche, las luces de una oficina del piso 11 seguían encendidas. En una de esas habitaciones conversaban dirigentes de la Universidad de Chile, la gente de Conecta, los dirigentes del Napoli y los traductores. Ahí empezaba a tomar forma el negocio más importante del fútbol chileno. Ahí se llegó a un acuerdo de que Napoli tiene la primera opción para contratar a Vargas. Ahí, de paso, Conecta empezaba a cerrar su mayor negocio, pues se quedaron con alrededor del 10% de la transacción, cifra similar a la que manejan casi todos los agentes, quienes reciben entre el 10% y el 15% por transferencia.
A pesar de este paso importante para Conecta, quieren continuar con su política de representar pocos jugadores. "Queremos tener un grupo reducido de futbolistas con calidad, una empresa boutique", explica Ogalde, quien dice que en Chile recién se está entendiendo lo que es la industria del fútbol. "Con la llegada de las sociedades anónimas los clubes han podido invertir de mejor forma. Ellos saben que con la venta de tickets o con los derechos de televisación no basta para sustentar a un club. Por eso es importante la venta de jugadores", agrega.
El problema, para Ogalde, es que el fútbol chileno no se ve en Europa, por lo que la participación en copas internacionales resulta determinante para que los jugadores se muestren. Y también lo que haga la selección chilena.
"Yo siento que la presencia de Bielsa y su equipo fue fundamental para que afuera se enteraran de lo que pasaba con Chile en el tema del fútbol. Muchos jugadores fueran mirados con un perfil diferente: de seriedad, de proyección", dice Ogalde, sentado en la oficina donde se cerró la transferencia más cara de nuestro fútbol, récord que ostentaba la venta de Matías Fernández al Villarreal en 9,5 millones de dólares en 2006. Una historia semejante a la de Vargas: Matías Fernández llegó a la final de la Copa Sudamericana, fue elegido el mejor jugador de América y arribó a un club sin tantas luces, pero que apostaba por él. Sin embargo la suerte de Fernández no fue la mejor, pues nunca retomó el nivel que lo llevó al fútbol europeo.
-¿No tiene miedo de que le suceda algo similar a Vargas?
-Miedo con Eduardo no tengo ninguno. No me siento autorizado para opinar sobre el caso de Matías, pero específicamente con Eduardo, él está preparado para triunfar. Tiene una ambición gigante, es muy competitivo, y el equipo al que llega también lo es. Yo creo que él está consciente de que tiene que cumplir con las expectativas del club y también con las suyas. Yo sólo tengo que pensar en cuántos títulos va a ganar allá, porque estoy seguro de que lo hará. Va a jugar la Champions League, Copa Italia, la liga italiana. Sé que triunfará.