Por Emilio Maldonado Marzo 8, 2012

En noviembre pasado, gran parte de la comunidad de Cajamarca (departamento al norte de Perú) salió a la calle a protestar. Los dardos de los manifestantes apuntaban directamente al proyecto aurífero Conga. Lo culpaban de poner en riesgo los recursos hídricos de la zona, lo que perjudicaría la agricultura, principal fuente de ingresos de esa localidad. Pronto los militares peruanos salieron a las calles para intentar restablecer el orden. Pero no sólo el ejército resolvió actuar: por esos días Roque Benavides Ganoza (58) convocó a una reunión de emergencia a sus hermanos y a su padre Alberto, el nonagenario fundador del grupo minero Buenaventura, holding que posee casi el 44% de la propiedad de Yanacocha, empresa responsable de Conga.

Por eso, los Benavides, en su rol de mayores accionistas de Buenaventura, debían actuar rápido.  Se comunicaron con el gobierno de Ollanta Humala. Y con ese feedback en la mano, el 30 de noviembre pasado convocaron a una reunión de directorio de Yanacocha. Tras una larga discusión, ese mismo día la compañía resolvió suspender sus faenas en la zona. La decisión significó congelar una inversión de US$ 4.800 millones.

Ese día marcó el corolario de un año intenso para Roque Benavides. En los inicios de 2011, su padre, Alberto Benavides de la Quintana, renunció a la presidencia de Buenaventura, sillón que ocupó desde 1980. Con el correr de los meses el patriarca también comenzó a desligarse de las acciones que tenía en la empresa. Como una suerte de herencia en vida, Alberto dividió su patrimonio entre los cinco hijos y su mujer, Elsa Ganoza. Fue entonces cuando Roque fue ungido como el nuevo timonel de Buenaventura, la compañía que en la Bolsa de Nueva York supera los US$ 12.000 millones de capitalización.

Ya convertido en el líder de uno de los grupos empresariales más acaudalados de Perú (sus participaciones en las mineras Buenaventura, Yanacocha, Cerro Verde y en otras empresas suman US$ 25.000 millones), Roque Benavides tuvo que enfrentar la crisis de Cajamarca. Acto seguido a la paralización de la obra, el presidente ejecutivo comenzó a mirar nuevos horizontes. Los inversionistas extranjeros, que tienen depositados miles de millones en su compañía, le recomendaron que diversificara el portafolio. Fue así que empezó a mirar nuevos horizontes, donde apareció Chile.

Expansión al sur

A inicios de diciembre, Benavides aterrizó en Santiago. Vino por apenas un par de días durante los cuales se reunió con posibles inversionistas y con family offices. Su palabra manda fuerza en Buenaventura: los Benavides detentan el 27,3% de su propiedad y el resto de los papeles está en manos de pequeños accionistas internacionales.

En su viaje, donde además conversó con parte del equipo que en Chile busca pertenencias mineras, dio el puntapié inicial a un proyecto que lo tiene entusiasmado: a través de un joint venture con Barrick, la peruana Buenaventura explorará las inmediaciones del yacimiento El Indio, en la cordillera de Coquimbo, en búsqueda de oro. Ello a pesar que la mina está en proceso de cierre.  Pero él tiene fe en que encontrarán vetas aún ricas en ese metal. No por nada Benavides -a través de Buenaventura y Yanacocha- es uno de los mayores extractores  de oro del mundo, además de ser el actual vicepresidente del Consejo Mundial del Oro.

-Ustedes son muy fuertes en Perú y aún queda mucho por explotar allá, ¿por qué vienen a Chile?

-Nuestra empresa fue fundada en el Perú, pero nuestros accionistas son internacionales. Por lo tanto, somos reactivos a la tendencia del mercado. Ésta nos dice que estamos concentrando demasiado riesgo en un solo país: de ahí nuestra internacionalización. Un tanto tímida aún, porque todavía el 99% de los activos  están en el Perú.

-Siendo Chile un mercado ya cubierto por grandes firmas internacionales, ¿por qué acá?

-El caso de nuestras inversiones en Chile tienen que ver con cuestiones técnicas. Nosotros tenemos cierto expertise en minería subterránea y en yacimientos relativamente chicos. Y en ese sentido, en el mundo no se desarrolla tanta minería de este tipo, y se ha perdido la experiencia. Hemos buscado oportunidades en los países más estables de la región y Chile es uno de ellos.

-De ahí que acaban de cerrar un acuerdo con Barrick.

-Estamos buscando nuevas oportunidades, y en la zona de El Indio todavía hay potencial para explorar por vetas, y seguramente desarrollar un yacimiento subterráneo. Llegamos a un acuerdo con Barrick, y tenemos la opción de adquirir la propiedad. Todo dependerá de cuál es el volumen de lo que encontremos, si es que encontramos.

-Además de El Indio, ¿piensan abrir o comprar otros yacimientos en Chile?

-Agregamos valor cuando descubrimos y desarrollamos un yacimiento. Lo que se llama crecimiento orgánico. En ese sentido, vamos a ir a Chile a descubrir nuevos yacimientos, generando riqueza para Chile y para Buenaventura. Nosotros no iremos a buscar cobre. Estamos interesados en metales preciosos como oro y plata.

-Y en ese marco, ¿ya tienen algo visto?

-Hemos visto varias cosas en Chile, pero también en México y Colombia. En Chile hemos hecho algunos due diligence con prospectos que nos han ofrecido, pero todavía no tenemos resultados.

El Midas peruano

-La minería en Chile es mayoritariamente de cobre, ¿qué potencial de oro hay en el país?

-No soy geólogo y no pretendo dármelas de tal, pero el cobre y el oro son medios primos hermanos, así que a mí no me extrañaría que haya potencial de oro en Chile, especialmente para yacimientos medianos. Estamos aprendiendo del mercado chileno y que ellos nos conozcan también.

-¿Cuándo pretenden estar instalados en Chile?

-Ya estamos allá. Tenemos una cuadrilla de geólogos perforando en la zona de El Indio. No estamos recién en conversaciones, sino que trabajando y tendremos resultados en los próximos meses. Quisimos aprovechar el verano para explorar en la cordillera.

Sin ritmo de Conga

Apenas Buenaventura anunció que congelaría el proyecto Conga, las acciones de la empresa se desplomaron. La firma, junto con Yanacocha -donde tienen casi la mitad de las acciones- son los mayores extractores auríferos de Iberoamérica y Conga venía a consolidar el liderazgo. Por eso determinar la detención no fue fácil. Pero el pasado reciente, marcado por otras revueltas sociales ligadas a proyectos de Buenaventura o Yanacocha -como los incendios en el yacimiento La Zanja o las protestas por la mina Quilish, la cual también fue paralizada- aceleraron la decisión.

-¿Cómo vivió el revuelo que causó el proyecto Conga?

-El Perú no es distinto al resto del mundo. Estamos cada vez más integrados y las comunidades tienen expectativas, por ello se dan estos episodios. Ustedes tienen sus problemas, como los mapuches en el sur, y nosotros los tenemos a lo largo del Perú. Por ello Conga es un caso que ha devenido en emblemático, pero en el cual estamos trabajando. Puedo asegurar que vamos a crear más fuentes de agua que disminuir las existentes, como se ha dicho.

-¿Van a continuar con el proyecto?

-Si el Estado peruano deja que un grupo de revoltosos o anárquicos destruyan este proyecto va a suceder lo mismo con otras inversiones que vengan en el futuro. El Perú no puede darse el lujo -ya que existe muchísima pobreza- de rechazar inversiones.

"Estamos buscando nuevas oportunidades, y en la zona de El Indio todavía hay potencial para explorar por vetas. Llegamos a un acuerdo con Barrick y tenemos la opción de adquirir la propiedad luego de hacer algunas inversiones".

-Entonces lo reformularán para hacerlo más digerible por la comunidad.

-Acá hay un asunto con el agua. Las empresas mineras, la agricultura y el turismo tienen que beneficiarse de lagunas artificiales que se construyan en la cordillera. En el caso de Cajamarca, donde está ubicado Conga, el 85% del agua de lluvia se pierde en el mar. Nadie la consume, porque no existen los procesamientos que deberían existir. Por eso creo que la minería no tiene que venir con el pan bajo el brazo, sino con agua. Conga terminará agregando agua al sistema, contribuyendo con los agricultores y con la población.

La apuesta por el oro

-Gracias a la minería, ustedes han acumulado una gran fortuna. ¿Qué cree que pasará con el precio de los metales a futuro? ¿Buscarán otras áreas de negocios?

-Hemos dicho hace ya muchos años que vamos a mantenernos en lo que sabemos hacer: minería. Creemos que el mercado busca que Buenaventura invierta cada vez más en metales preciosos, y eso es lo que vamos a seguir haciendo. Como familia ya veremos en qué invertimos los excedentes, y por supuesto que la vocación será traerlos de regreso a nuestro país. Perú tiene oportunidades en muchos campos, como industria, turismo e infraestructura y por eso queremos invertirlos acá. Y porque somos peruanos, no tiene por qué haber ofensa en decir eso.

-¿Llegó a su peak el precio del oro, como se asegura?

-Para responder eso hay que contestar otras interrogantes. Si va a caer Europa, qué pasará con la economía de Estados Unidos, cuál será el desarrollo del dólar, etc. Hay mucha inestabilidad en el mundo, y el oro ha sido históricamente un refugio. Creemos que mientras haya inestabilidad, vamos a tener mayores precios del oro.

Solamente, y para hacer una referencia, si usted compara el precio actual del oro (en torno a los US$ 1.700), con el de 1980 ajustado por inflación, cada onza debería estar en US$ 2.500. Entonces, no necesariamente ha subido todo lo que debería subir.

-En este plan de expansión internacional, ¿cuánto esperan invertir?

-Tenemos un presupuesto para Buenaventura de US$200 millones, además del respectivo aprobado para Yanacocha y Cerro Verde. Tenemos los recursos para continuar con las exploraciones y lo haremos con entusiasmo. Queremos tener, en un plazo no mayor a cinco años, el 20% de las operaciones fuera de Perú. No se trata de una cosa agresiva, pero al estar listados en la Bolsa de Nueva York, los fondos de inversión consideran que debemos hacerlo. En ese sentido, Chile jugará un rol importante para nosotros.

Para ver infografía del grupo Benavides pincha aquí

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