"Europa puede -y debe- aprender de América Latina. Nosotros mismos, en Chile, hicimos ese aprendizaje, si por algo estábamos mejor parados para esta crisis"
Militante del Partido Socialista y ex director de Presupuestos del gobierno de Ricardo Lagos, Mario Marcel desde su cargo como subdirector de Gobernabilidad y Desarrollo Territorial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha monitoreado los efectos de la crisis financiera en varios países del bloque y las medidas que se están aplicando.
José Ramón Valente, por su parte, ha destinado buena parte de su tiempo al mismo tema en los últimos meses. El economista, formado en la Universidad Chicago y que fue uno de los asesores clave del hoy presidente Sebastián Piñera en los grupos Tantauco, no le ha perdido pisada a la evolución de los mercados y a la forma en que Chile y América Latina han respondido a las turbulencias.
En esta entrevista, Valente y Marcel, formados en visiones opuestas, intercambian miradas, hechos y diagnósticos sobre el difícil momento del Viejo Continente. La conclusión es llamativa: tal vez Europa debería mirar más la experiencia latinoamericana.
- Hace unos meses la mayor parte de los economistas hablaban de un 70% u 80% de probabilidad de recesión mundial para este año, que sería liderada por el colapso del sistema financiero europeo y del euro. Pasados los dos primeros meses del 2012 tenemos un panorama distinto: con más tranquilidad, con más optimismo en que la solución va a ser sin quiebre institucional y sin una crisis financiera, como la que ocurrió tras la caída de Lehman Brothers.
- Efectivamente, ha habido un cambio en el ambiente, pero en un contexto en que las expectativas son muy volátiles. Creo que el euro no estuvo con el nivel de peligro que se llegó a comentar, fundamentalmente porque nunca se ha debilitado el grado de compromiso de las economías centrales del euro. Lo que ha ido tranquilizando a los mercados ha sido la intervención del Banco Central Europeo (BCE). Ha surgido un mecanismo de liquidez y refinanciamiento de la deuda de los países que los ha expuesto menos a las lesiones de mercado, los ha logrado sustraer un poco de todo ese proceso, tranquilizando poco a poco la región.
- El BCE ha sido históricamente muy ortodoxo desde el punto de vista monetario y hoy día sin embargo como que se le han soltado un poco las trenzas. La línea de financiamiento para los bancos a tres años a una tasa del 1%, en la práctica ha aumentado significativamente la liquidez en la Zona Euro con el consiguiente riesgo de reflotar la inflación en Europa. Ésta es una medida bien parecida a la que utilizó la Reserva Federal (FED) en Estados Unidos durante la crisis financiera del 2008 y 2009. ¿Cómo ves ese programa del BCE, que ha sido bastante controvertido entre los economistas?
- La necesidad tiene cara de hereje. Se han vivido tiempos en que muchos supuestos han cambiado. Tampoco era tan esperable que la FED fuera a usar un mecanismo directo de financiamiento. Pero han sido tiempos de situaciones extremas, esto no sirve de manera indefinida. Lo veo como algo que tranquiliza el ambiente, mientras se implementan las medidas estructurales que están tomando los estados europeos en el contexto del fiscal compound (nuevas reglas de responsabilidad fiscal para Europa).
- En relación a la nueva disciplina fiscal que se les está pidiendo a las economías de la Zona Euro, ¿no crees que pudo haber sido más interesante que en vez de establecer metas de déficit fiscal se hubiesen establecido reglas que limiten el crecimiento del gasto público? Por lo pronto, parece más justo para los países, porque es lo que ellos pueden controlar.
- El punto es cuántas metas uno puede manejar al mismo tiempo. Lo que está surgiendo en el proceso europeo son tres metas: una de deuda, otra de balance estructural y una de gastos. Son tres que sólo pueden coincidir por azar. Al mismo tiempo hay una construcción institucional, para poder asegurar el cumplimiento que es bastante compleja, porque significa una interacción muy fuerte con la Comisión Europea (CE). Por ejemplo, uno de los elementos que están ahí es que los gobiernos tienen que mandar sus proyectos de presupuestos a la CE antes de entregarlos a sus parlamentos. Hay como una especie de chequeo o veto, como uno lo quiera llamar, de que los presupuestos se están presentando de manera consistente con las metas comprometidas. En el fondo lo que quiero decir es que no sólo hay muchas metas, sino que también hay una complicada construcción institucional. Eso va a hacer que la nueva institucionalidad fiscal europea sea difícil de implementar.
Estados Unidos en pausa
"Estados Unidos está hoy relativamente tranquilo, pero es porque se encuentra en pleno período electoral. Por ello, será interesante ver qué pasa después de las elecciones presidenciales, porque para los efectos prácticos ha mantenido su política fiscal expansiva todo este tiempo. Eso es lo que en buena medida, junto con el mínimo afinamiento del sistema financiero, ha logrado que la economía americana más o menos se mantenga. En EE.UU., desde lo más puramente económico hasta la tradición más cultural de lo americano, les dice que funcionar con déficit del 7% o el 8% del producto no es saludable. Creo que vamos a empezar a ver algún tipo de consolidación fiscal después de las elecciones".
- En Latinoamérica, en los 80, vivimos una situación parecida a la que está viviendo Europa, con nuestra propia crisis de deuda. A diferencia de los europeos no tuvimos el financiamiento que ellos tienen hoy. O sea, no tuvimos a un equivalente de Alemania para que nos ayudara a salir de nuestros problemas. Y fue bien dura nuestra transición. Uno escucha de repente gente que dice: "Mire, el 2013 Europa va a salir, el 2014 va a salir", y viendo nuestra propia experiencia, da la impresión de que el ajuste en Europa va para largo, sobre todo sin devaluación. Será un ajuste lento y que requerirá un sacrificio más o menos grande de parte de los europeos, con caída en los estándares de vida y salarios en algunos países. ¿Cómo ves el tema, en términos de plazo y el sufrimiento que queda por delante?
- A mí lo primero que me llama la atención es lo poco que se menciona la experiencia anterior de países emergentes en procesos de ajuste económico y fiscal. Nosotros lo vivimos en los 80 y principios de los 90. Se habla muy poco de Brasil y de México. Hace un mes estuve en Madrid para un seminario sobre la ley orgánica para aplicar la reforma constitucional, y se hablaba mucho de los problemas con las autonomías, y de qué experiencias podían ser relevantes para ellos. Yo les dije: "Miren, lo más relevante para ustedes es Brasil. Tuvo esta crisis con las finanzas de los estados en los 90, sacó su ley de responsabilidad fiscal, con la que les resolvió parte del endeudamiento a los estados, pero al mismo tiempo les impuso un marco mucho más riguroso de gestión fiscal". Ése es un punto de referencia natural, pero no es natural para la gente que está en Europa o está en los países desarrollados. Y es una lástima, porque hay muchas cosas que se pueden aprender en términos de cómo las economías se ajustaron. Si uno mira la experiencia de los países emergentes, prácticamente no hay ninguno que no haya resuelto sus problemas de deuda con algún nivel de mark down de la deuda. Entonces, en estos momentos Europa está intentando hacer algo que es muy difícil, que es resolver problemas de sobreendeudamiento sobre la base de un manejo simplemente de los flujos fiscales; o sea, sólo con balances fiscales superavitarios, ir poco a poco bajando el peso de la deuda y con poco crecimiento.
- ¿O sea, estás de acuerdo en que Europa puede aprender de lo que sucedió en América Latina para solucionar su actual crisis?
- Europa puede -y debe- aprender de América Latina. Nosotros mismos, en Chile, hicimos ese aprendizaje, si por algo estábamos mejor parados para esta crisis. Hay situaciones que ocurrieron en América Latina que se están reproduciendo en Europa. Por ejemplo, la mayor parte de los ajustes fiscales que se hicieron fueron de recortes de gasto público. Eso, para efectos de hacer cuadrar los números es bastante efectivo. Pero también es cierto que genera una pérdida de capacidad operacional de los servicios públicos. Y éste es un tema respecto al cual, en su momento, los organismos internacionales hicieron su reflexión. El FMI tiene un informe de hace seis o siete años atrás sobre lo dañinos que fueron ese tipo de ajustes. Hay países desarrollados que lo hicieron de otra manera. Todas las reformas de Nueva Zelandia se hicieron en medio de un ajuste fiscal grande, pero que siguió otro camino totalmente distinto, que fue decir: "Mire, hay menos plata, pero les vamos a dar a los servicios públicos la libertad para recomponer la manera en que funcionan y tratar de producir lo más posible con los recursos reducidos que les van a quedar". Eso no está ocurriendo en los países que ahora están haciendo sus ajustes fiscales.
- Como ex director de Presupuestos te tocó aplicar e institucionalizar la regla del superávit de financiamiento estructural en Chile, ¿crees que esa experiencia es aplicable hoy a países europeos?
- Hay mucho de la experiencia chilena con la regla estructural que sirve para otros países. El tema con el caso de Europa es que se les está pidiendo a las reglas estructurales hacer algo adicional a lo que hicimos acá. Se les está pidiendo que sirvan como mecanismo de coordinación de la política fiscal de los 17 países del euro, más unos cuantos más. Eso es un desafío de otra envergadura, que depende mucho más de la institucionalidad que se construye a su alrededor. Ahora, creo que igual es una experiencia muy válida para países que están buscando generar confianza en su gestión financiera y presupuestaria.
- Me preocupa la gobernabilidad de países que deben hacer ajustes duros. España tiene protestas de un millón de personas y un gobierno de Mariano Rajoy por el que votaron 10 millones de personas, con un mandato bien claro de hacer reformas estructurales, como por ejemplo cambiar las leyes laborales. ¿Ves factible que éstas se realicen en un contexto en que mucha gente que va a salir perjudicada va a salir a la calle?
-Esas movilizaciones demuestran que la gente valora su estado de bienestar y, por lo tanto, puede parecer un poco contradictorio votar por un gobierno que va a aplicar medidas de austeridad y, al mismo tiempo, reclamar porque se mantengan sus beneficios. El caso de España es interesante porque hay un gobierno con una votación muy mayoritaria, con mayoría en las cortes para sacar adelante sus programas. En contraste con lo que había estado ocurriendo hasta ahora, que eran gobiernos de minoría, a los que les costaba tomar decisiones, porque podían caer en cualquier momento. Creo que el hecho de que el gobierno de Rajoy haya partido con una mezcla de medidas y de gastos es una señal de que no necesariamente está actuando de manera ideológica o está aprovechándose de la crisis para imponer una agenda ideológica.
El impacto de China
"Vamos a ir viendo desplazarse el foco de atención, probablemente desde Europa y Estados Unidos hacia China y otras regiones del mundo. Si es que efectivamente el crecimiento en China se va ralentizando, vamos a tener un test importante para América Latina. Se ha dicho que resistimos a la crisis por un mejor manejo fiscal, pero la verdad es que una parte muy importante se debió a que los precios de los commodities se mantuvieron muy altos o subieron muy rápido. Entonces, creo que hay una cierta sobreestimación de la solidez fiscal de la región. Chile está bien porque es difícil tener algo mejor que una deuda neta de cero".