Por Emilio Maldonado Marzo 22, 2012

Sellados en bolsas transparentes, y bajo rótulos donde se lee "Evidencia", 230 envases de Nutricomp ADN se acumulan en una solitaria oficina de la Fiscalía de San Bernardo. Al interior de los sobres de plástico se distinguen los frascos característicos del suplemento alimenticio, cuerpo blanco y tapa roja o verde. Éstos tienen algo que llama la atención: sus etiquetas están en ruso.

Tras cuatro años de investigaciones, los envases son parte de las pruebas fundamentales de una arista desconocida del bullado caso ADN. Ése que explotó a inicios de 2008, tras hacerse pública la muerte de seis personas que, por error en la fórmula de los fabricantes, consumieron un alimento con una dosis inferior al potasio requerido, lo cual les habría causado hipokalemia, un trastorno del metabolismo basado en la disminución de potasio en la sangre. 59 personas presentaron esta enfermedad de manera severa, y Ana Rosa Riquelme, Tatiana Vásquez, Maximiliano Trey, Cecilia Collinao, Oliver Galdámez y Gioconda Gómez fallecieron.

El caso tiene hoy a cinco ex ejecutivos de B. Braun Medical enfrentando cargos por delitos contra la salud pública. El juicio se vislumbra largo, y tiene a Roberto Oetiker, Juan Cristóbal Costa, Reinaldo Torres, Egon Hoffmann y a Ezzio Olivieri imputados como principales responsables. Ahora, luego de tres meses de presentación de pruebas por parte de la Fiscalía Occidente, otra arista comienza a complicar el panorama de los ex ejecutivos del laboratorio: el contrabando de ADN. En un rincón del tercer piso de la Fiscalía de calle San José, "los frascos rusos", como se les conoce, son parte de esa nueva variante del caso.

En Chile, se comercializaron más de 270 mil envases de Nutricomp ADN con contenido defectuoso, según acredita el Ministerio Público. La investigación fue una tarea titánica para la fiscal Marisa Navarrete, quien lideró en un comienzo las pesquisas para dar con la correlación entre el consumo del suplemento alimenticio y las víctimas. Pero el ADN no sólo se quedó dentro del territorio nacional: viajó a casi todos los continentes, burlando -como intentan probar la Fiscalía y los querellantes- los controles aduaneros. Es ése el nuevo dolor de cabeza para la defensa de los imputados, ya que podría agregar tres años -más millonarias multas- a la condena que pudieran recibir en el tribunal de San Bernardo. En total, un potencial de 18 años tras las rejas.

Entre fines de 2006 e inicios de 2008 B. Braun realizó casi 40 operaciones de exportación de Nutricomp ADN a diversos países. Todos ellos elaborados en la planta del laboratorio en San Bernardo, todos con una etiqueta que entregaba otra información de origen: la planta de Watt's en Osorno. 

En esta posición está Roberto Oetiker, ex gerente general de B. Braun Chile, y Juan Cristóbal Costa, ex gerente de Exportaciones de la firma, ya formalizados por el delito aduanero. Son el blanco del Servicio de Aduanas y de la Fiscalía Occidente, representada por Andrea Rocha, Claudio Ciudad y Heriberto Reyes. A ellos se suma otro querellante: Watt's, la conocida empresa de alimentos. La acusación contra los ex ejecutivos de B. Braun es por falsificación de documentos.

Los Sellos adulterados

Todo partió en 2006. B. Braun daría un salto cuantitativo en su historia. Tras 24 años de relación comercial con Watt's, empresa de alimentos que fabricaba las variantes de Nutricomp ADN (pediátrico, estándar, fibra, diabético y HN hiperproteico) desde 1982, el directorio decidió construir una planta en San Bernardo para fabricar el suplemento ellos mismos. El negocio iba en ascenso y era la oportunidad de aprovechar esos márgenes de ganancia a través de la elaboración propia y no de un tercero.

Pero Watt's, que no estaba dispuesta a perder el negocio, inició un juicio arbitral en 2005, para garantizar que la firma le siguiera comprando la producción que había comprometido. El fallo favoreció a Watt's. Un nuevo contrato estipuló que el laboratorio debía comprar un mínimo de 55 toneladas mensuales de ADN a la empresa de alimentos. Todo lo demás podría ser fabricado por B. Braun en su nueva planta de San Bernardo. Y así se hizo.

A la inauguración de las instalaciones vinieron las máximas autoridades de B. Braun Medical Alemania. Se dijo que sería un centro de excelencia para la distribución de ADN en Chile y una plataforma de exportaciones para la región y Europa. Comenzaron a venir grupos de ejecutivos alemanes a certificar la planta y a revisar los procedimientos, para elevar los estándares y poder ingresar el producto a países desarrollados.

Pero se obvió un detalle: quien estaba autorizada para exportar los productos de ADN no era B.Braun, sino Watt's, cuya planta de Osorno estaba inscrita en los registros sanitarios como apta para comercializar productos fuera del país. No era el caso de la planta germana. Ahí, según la parte querellante, germinó el contrabando.

Entre fines de 2006 e inicios de 2008 B. Braun realizó casi 40 operaciones de exportación de Nutricomp ADN a diversos países. Paraguay, Cuba, Bolivia, Perú, Rusia y las naciones de Asia Pacífico recibieron los mismos productos cuestionados en Chile. Todos elaborados en la planta del laboratorio en San Bernardo, todos con una etiqueta que entregaba otra información de origen: la planta de Watt's en Osorno.

Hasta ahora los dos imputados por este delito han guardado silencio. Durante el juicio, que comenzó en noviembre, se les ha acusado de adulterar el nombre del fabricante -razón por la cual Watt's se hizo parte como querellante- y de falsificar los certificados de calidad con los cuales salían por Aduanas. De ahí que esa repartición pública también esté en el bando acusador de Oetiker y Costa, los principales sospechosos de este delito.

La exportación del caso ADN

El testimonio clave

El uso de certificados no concordantes con el origen del producto es una de los argumentos contra los dos formalizados. La defensa de Roberto Oetiker, a cargo del estudio Puga Ortiz, ha señalado que la relación que existía entre Watt's y B. Braun era tan estrecha, que en las oficinas de esta última se mantenían etiquetas y certificados aduaneros para ser usados, por lo cual no hubo mala intención de los formalizados, ni mucho menos dolo. De hecho, fueron ellos los que aportaron pruebas a la investigación de la Fiscalía, como aseguran. Watt's, en tanto, ha alegado que estos documentos y certificados estaban en poder de B. Braun sólo para emplearse con los envases producidos en Osorno.

¿Por qué Oetiker y Costa resultan ser los imputados en ese caso? El testimonio del jefe de Producción de la planta de San Bernardo, Pablo Aravena, resultó crucial.

La tarde del 4 de agosto de 2009 el químico farmacéutico acudió a la Fiscalía de San Bernardo. En pocos minutos relató cómo se llevaba a cabo el etiquetado de los suplementos ADN, para luego ser exportados. Él señaló a Costa y Oetiker como cerebros de la operación.

"Sobre las etiquetas, cuando yo llegué había una cultura del desorden en la producción. Había productos que se etiquetaban varias veces. Por ejemplo, un producto se decía que había que ponerle etiqueta para determinado país, pero luego se recibía otra instrucción. Cada país tenía su etiqueta. Había casos en algunos países donde el registro estaba a nombre de Watt´s, por lo cual el producto debía llevar esa etiqueta, aun cuando no era fabricado por ellos. Esas instrucciones las daba el gerente de Exportaciones (Juan Cristóbal Costa). Ahí me di cuenta de que había algo incorrecto. Yo conversé con el gerente general (Roberto Oetiker) sobre el tema y él me dijo, textualmente, 'no le aguantes ninguna'. Sin embargo, al otro día, recibí del mismo Oetiker la contraorden de que había que cumplir con lo solicitado por Exportaciones", declaró Aravena.

Algo similar atestiguó el ex director médico  de B. Braun, Juan Kehr, quien estaba a cargo de la relación con los clientes internacionales. En la audiencia del 13 de diciembre pasado, fue consultado por el impacto que tuvo entre los clientes internacionales el estallido del caso ADN. El doctor, hoy director del Hospital San Juan de Dios, afirmó que hubo repercusiones "porque a ellos se les dijo que la planta de San Bernardo era para Chile, no para el extranjero".

Según la defensa, los alemanes supieron de las anormalidades en la fábrica recién cuando estalló el caso, en enero de 2008. Los querellante están recabando antecedentes para, una vez terminado el juicio en Chile, acudir a organismos internacionales, como la OCDE. 

Destino final: Alemania

La imposibilidad de buscar víctimas de hipokalemia fuera de las fronteras nacionales, debido a la complejidad de trazar el consumo de ADN en esos países, no ha impedido que el juicio tenga como potencial norte a Europa: se busca establecer las responsabilidades de los ejecutivos de la casa matriz de B. Braun en Alemania.

El 7 de noviembre pasado, apenas terminó la primera jornada del juicio oral, la receptora Rosa Gatica acudió al tribunal de San Bernardo con las notificaciones de una nueva causa civil que se aloja en el 2° Juzgado de esa comuna, para aprovechar la presencia de los 5 imputados en el lugar y entregárselas personalmente. 16 víctimas, representadas por el estudio Rivadeneira Colombara Zegers, abrían un flanco contra los ejecutivos, solicitando el pago de $ 7.395 millones por perjuicios.

Esa misma tarde,  el actual gerente general de B. Braun Chile, Eros Crippa, también recibió la notificación, en su calidad de representante de la alemana en el país. La defensa de las víctimas pretende que la casa matriz se haga cargo de los daños causados, tanto para salvaguardar que B. Braun Chile responda -la cuantía de las indemnizaciones podría hacerla quebrar- como por el conocimiento que los alemanes habrían tenido, según los querellantes, las deficiencias en la fórmula del Nutricomp ADN.

Para ello se basan en los viajes que las comitivas de germanos hacían al país cada tres meses. En ellos, los alemanes revisaban los procedimientos, los estándares de producción y monitoreaban la nueva planta.

Según argumenta la defensa de los imputados, los alemanes supieron de las anormalidades en la fábrica recién cuando estalló el caso, en enero de 2008, y no antes. Los querellantes, que promueven una cruzada internacional, ya están recabando antecedentes para, una vez terminado el juicio en Chile en mayo o junio, acudir a organismos internacionales, como por ejemplo la OCDE.

Ya comenzaron los trámites de exhorto internacional para dar con los ejecutivos en Europa, lo cual podría tardar meses. En ese tiempo, el veredicto por el caso ADN ya será conocido e iniciará, posiblemente, un camino hacia otras fronteras.

Para ver infografía con la cronología del caso AND pinche aquí

 

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