Es considerado un consejero de peso por los inversionistas chilenos en Argentina. Al frente de M&S, una de las principales consultoras de negocios de Buenos Aires, Carlos Melconian ha asesorado a Cencosud, LAN y Sigdo Koppers, entre varias otras. También es constantemente consultado por chilenos que han invertido en el sistema financiero argentino.
Sus cercanos lazos con empresarios chilenos lo han convertido en un invitado frecuente en la embajada de nuestro país en Buenos Aires para interpretar las claves de la realidad económica y política de un país que cuenta con inversiones chilenas por US$ 16.200 millones.
Pero su experiencia no es sólo de analista. En los 80 desempeñó altos cargos en el Banco Central y negoció la deuda de su país con bancos y organismos multilaterales. En 2002, el entonces presidente Eduardo Duhalde le ofreció ser ministro de Economía, lo que rechazó. Cinco años después postuló a senador por Buenos Aires como abanderado del Pro, que lidera Mauricio Macri. Luego creó la Fundación para el Cambio, para estudiar el desarrollo económico de Latinoamérica.
De ahí que su mirada analítica al golpe que dio la presidenta Cristina Kirchner este lunes al anunciar la nacionalización de YPF con la expropiación del 51% de las acciones de la española Repsol, sea compleja. Por un lado, y en contradicción con la fuerte conmoción internacional, entiende que en su país todavía no se “haya llenado ninguna plaza” con manifestantes a favor o en contra de la medida.
-La expropiación de YPF tuvo como antecedente la nacionalización de los fondos de pensiones y de Aerolíneas Argentinas¿Cree que Argentina inició un rumbo estatizador?
-Sí. Es lo que llamo la “frutilla de la torta” de una tendencia muy de fondo hacia la profundización de un modelo, marcado por episodios en que prácticamente se ha claudicado en la autonomía del Banco Central, se han tomado los fondos de pensiones y el comercio exterior ha sufrido enormes restricciones. Pero lo de Repsol es un movimiento muchísimo más evidente.
-¿Hacia dónde se encamina Argentina?
-Veo el anuncio de Repsol dentro de un proceso iniciado en 2003, donde a la Argentina nunca se la terminaba de ubicar en el grupo que integran Brasil, Chile, Uruguay, Perú y Colombia, ni tampoco se la ubicaba directamente en el pelotón de los Chávez, Evo Morales y Correa. Ha sido un proceso de deterioro en que Argentina era un caso bastante raro de un capitalismo a la rusa, pero que desde mediados del anterior mandato de Cristina Fernández a la fecha, fue tomando un color muy decisorio.
“Mientras en el periodo de Néstor Kirchner se ubicaba a Argentina en un intermedio entre Lula y Chávez, ahora los mismos referentes claramente señalan que Argentina quedó colocada en el pelotón chavista”.
-¿Ahora quedó alineada con Venezuela?
-Mientras en el periodo de por lo menos tres o cuatro años de Néstor Kirchner se ubicaba a Argentina en un intermedio entre Lula y Chávez, ahora los mismos referentes claramente señalan que Argentina quedó colocada en el pelotón chavista.
-El Financial Times calificó a la presidenta Cristina Fernández como una “lunática populista”. ¿No es un anuncio de graves repercusiones para su país?
-Fuera de los adjetivos a la persona -a los que no adhiero por respeto-, diría que en los centros internacionales con mayor o menor grado de sentimiento capitalista es absolutamente lógico que se pueda opinar que Argentina va a empezar a ser más considerada en un tipo de capitalismo “putinesco”.
-¿No es esperable una reacción en los círculos empresariales argentinos contrarios a la nacionalización?
-Es una pregunta válida, pero lo es tanto como consultar por la forma en que se recibía la privatización en 1992. Y lo curioso de Argentina es que probablemente reciba bien la estatización, de la misma manera que recibió bien la privatización hace 20 años. Y para completar este marco de “inexplicabilidad”, es que en la foto de la privatización del petróleo aparecían muchos -empezando por la propia presidenta- que también figuran en la foto actual de la estatización. Sólo falta Menem.
-¿Y cómo queda la presidenta ante esa contradicción?
-Los costos finales son los que dan los resultados. En el caso del modelo chileno, es muy poco lo que modificó la Concertación, y lo mismo la derecha. Los brasileños han tenido a Cardoso, Lula, Dilma. Pero nosotros no tenemos eso, con el añadido de que Argentina no sólo no tiene política de Estado, sino que los que han hecho un giro de 180 grados pertenecen al mismo partido.
"Esto es la frutilla de la torta"
-¿Quién ha salido al paso de la expropiación?
-La única persona que se ha manifestado en contra es el jefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Pero, por el momento, no hay una actitud social del común de la gente opinando en este sentido. Sí la gente se ha dado cuenta de que el Estado es más avasallador que antes.
-¿Cuál es el trasfondo del nuevo poder de los jóvenes “cristinistas” representados por el subsecretario Axel Kicillof en la expropiación de YPF?
-No estoy en condiciones de aseverarlo. Sí veo un “enamoramiento” de la presidenta, que estuvo “enamorada” del ministro (Martín) Lousteau, un tiempo del vicepresidente (Amado) Boudou y ahora parece que lo está del viceministro Kicillof, que ha sido el rostro de todo esto.
El impacto internacional
-¿Cómo explica que Chávez haya aplaudido la nacionalización, pero que Evo Morales haya marcado una diferencia?
-Que Evo Morales esté haciendo sus máximos esfuerzos para decirle a la gente de Repsol que ellos no son Argentina, que no los confundan con ella, me exime de comentarios.
-El riesgo país de Argentina escaló para situarse como el tercero peor del mundo. ¿No teme repetir el cuadro vivido por Argentina tras el default?
-El mercado es muy sui generis. En Argentina, hasta los más moderados hablan del arreglo de la deuda pública, pero no está arreglada, y el Banco Central guarda sus reservas en Suiza para que no se las embarguen. Entonces hablar de riesgo país de Argentina por algunos bonos que flotan es sólo una aproximación.
“Este no es un país con parámetros de riesgo tradicionales. Argentina no coloca bonos hace años, y la última persona que le prestó fue Chávez, en julio de 2008, y tampoco era un mercado transparente y líquido”.
-¿Cuál va a ser su recomendación a los clientes extranjeros tras este episodio?
-Este no es un país con parámetros de riesgo tradicionales. Argentina no coloca bonos hace años, y la última persona que le prestó a Argentina fue Chávez, en julio de 2008, y tampoco era un mercado transparente y líquido.
-La etapa siguiente del conflicto es el pago por las acciones de Repsol, que reclama US$ 10.500 millones. ¿Cómo debería zanjarse este punto?
-La persona que hoy puede saber cuánto se va a pagar es el mago David Copperfield…
-¿No confía en que se llegue a un arreglo rápido?
- No tengo idea. Este es un país que al Club de París -el club de burócratas más grande del mundo- no le paga hace doce años, y los juicios ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) están pendientes por un período similar.
-¿Podría ser un primer paso a una estatización similar a la de Venezuela?
-No entiendo para qué el gobierno pueda querer otra compañía. En el fondo, la modalidad ha sido: si se puede estatizar, estatizamos; pero no es un proceso chavista en el sentido estricto de la palabra, donde han venido a traer el socialismo. Todavía no estamos en la instancia en que Cencosud también tenga que ser estatal.
El nuevo escenario
-Cencosud tiene una alta exposición a Argentina, y también una importante cantidad de compañías. ¿Deben sacar a Argentina de sus carteras?
-Más que consejos, las empresas -sean chilenas o de otro país- ya han tomado decisiones: la tasa de inversión está cayendo en la Argentina. La gran interrogante es: ¿volverá Argentina a retomar su máximo potencial alguna vez?. Si estuvimos en una década fabulosa para Latinoamérica donde Brasil, Chile y Colombia han ganado en inversión, progreso y desarrollo, ¿por qué Argentina no ha desarrollado sus fuerzas implícitas?
- ¿Qué aconseja a las empresas chilenas en Argentina?
-Si alguien cree que Argentina, en algún momento y por los desastres del modelo, cambia de rumbo, entonces va a ser un país que con el retardo que le ha tocado vivir en estos años, se encolumnará en el pelotón de la sensatez. Pero futbolísticamente hablando, este es un cotejo donde recién se llevan jugados 10 minutos del primer tiempo. Creo que Argentina ha perdido una gran oportunidad, y por eso he sido crítico de este modelo.