Por Emilio Maldonado Julio 5, 2012

Durante los últimos tres años, un grupo de escoceses y chilenos se pasea por las pocas calles que conforman la caleta Tubul, al sur de la Región de Bio Bío. En lo alto de sus cerros, y de cara al mar, los profesionales de las consultoras Natural Power y Servicios Eólicos han pasado los últimos meses levantando sus instrumentos  hacia el cielo. Calculan, anotan y vuelven a elevar sus aparejos. Buscan las corrientes e intentan predecirlas: el plan es transformarlas en energía.

Al grupo se le conoce como “cazadores de viento” y trabaja para Arauco, el brazo forestal del holding Angelini, conglomerado que hizo noticia hace pocas semanas tras cerrar la compra de dos compañías en Norteamérica dedicadas a la elaboración de paneles y tableros. En un par de meses más estos cazadores de viento deberán plasmar todas sus mediciones y sus tres años de estudios en un proyecto que sentará las bases para un gran parque eólico en la costa del Bio Bío. Una apuesta millonaria -que le costará al grupo unos US$ 250 millones-, que pretende cambiar para siempre la vida y la cara de la apacible caleta sureña: como en los pasajes del Quijote de la Mancha, 41 molinos gigantes moverán sus aspas en búsqueda de energía.

El cronograma de Arauco tiene fijado septiembre como hito clave: ese mes se presentará formalmente el proyecto eólico al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Con ello la empresa de los Angelini dará un importante paso en su plan de convertirse en un actor de peso en el negocio de las energías renovables no convencionales (ERNC).

Asimismo, lo que partió como una idea para nutrir de electricidad a sus propias instalaciones forestales, ya está a un paso de transformarse en una área que generará más de 1.000 megawatts (MW) de energía en el país, de los cuales la mitad podrían ser vendidos al Sistema Interconectado Central (SIC), principal mercado de la energía nacional y que abastece al 94% de la población.

Y si todo marcha de acuerdo a la hoja de ruta que se ha trazado la compañía liderada por su vicepresidente ejecutivo, Matías Domeyko, Arauco en tres años podría convertirse en uno de los mayores proveedores de energía limpia de Chile, y entrar al top 10 de Sudamérica.

Los gigantes de viento

La entrega del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del parque eólico en Tubul es sólo el primer trámite formal para concretar el proyecto energético, que espera estar andando a mediados del 2013.

El plan es ambicioso. Cuarenta y un aerogeneradores -altas torres blancas coronadas por tres aspas- se levantarán frente a las costas del golfo de Arauco, al sur de Concepción. La tecnología la han importado desde Estados Unidos y Europa, y una vez que cuente con la aprobación de la autoridad medioambiental, estos aerogeneradores estarán en condiciones de producir entre 82 y 123 MW en una primera etapa, lo suficiente para alimentar el consumo de una ciudad de 300 mil habitantes, como el vecino puerto de Talcahuano. Una vez consolidado el proyecto, las torres podrían multiplicarse, para albergar otros 100 MW de generación. Otros 50 mil hogares podrían recibir energía.

Lo que partió como una idea para nutrir de electricidad a sus propias instalaciones forestales, ya está a un paso de transformarse en una área que generará más de 1.000 megawatts (MW) de energía en Chile, de los cuales 500 MW serán vendidos al Sistema Interconectado Central.

La construcción del parque eólico, que se realizará en terrenos que la empresa mantiene hace años, es parte de un proyecto mayor de inversión, que sobrepasa los US$2.300 millones, capital que persigue la modernización del polo forestal del grupo en la zona. Bajo el proyecto Nuevo Horcones, plan que incluye la Modernización y Ampliación de la Planta Arauco (MAPA), la firma pretende mejorar las líneas de producción, reemplazar antiguas usinas, y construir un enorme vivero de 100 hectáreas dedicado a la regeneración del bosque de pinos y eucaliptus.

El auge de la biomasa

Será en el marco de Nuevo Horcones que el parque eólico verá la luz. Pero no será la única fuente de energía de Arauco en la zona. Además de los casi US$ 250 millones destinados al viento en su primera etapa, la forestal tiene planes para construir una nueva planta que genere electricidad a través de biomasa, aprovechando así los residuos de sus bosques. La nueva central está diseñada para aportar 140 MW de modo de poder suplir los requerimientos del enclave industrial. La idea es que esté lista en 2015. “Con todos estos proyectos, en tres años deberíamos tener un excedente adicional de 300 MW. Es decir, estaremos generando 1.000 MW y aportando la mitad de ellos al SIC”, explica Matías Domeyko.

Las centrales de biomasa no son nuevas para Arauco. Hace años la compañía decidió sortear los vaivenes en los precios de la electricidad y apostó por generar el poder necesario para mover sus faenas industriales. A través de los subproductos de sus bosques, la empresa ha aprovechado la quema de la biomasa forestal para mover sus aserraderos, plantas de celulosa y procesadoras de tableros. Hoy ya tienen una capacidad instalada de 565 MW en Chile -a través de siete plantas distintas-, de los cuales 195 MW son vendidos al SIC. Así, durante 2011, el 1,2% de toda la energía que se movió por esa “carretera eléctrica” fue aportada por el brazo forestal de Angelini.

“El costo de la energía en los últimos dos años ha sido muy alto, tanto que le quita competitividad a la industria chilena. Nosotros, afortunadamente, hemos invertido y desarrollado la generación de energía que nos permite aprovechar la biomasa de la zona para autoabastecernos y también para vender el excedente al mercado”, agrega Domeyko.

Por eso Arauco decidió insistir en esta estrategia. Además de Nuevo Horcones, proyectada para 2015, durante julio se espera inaugurar Viñales, emplazada en las inmediaciones de Constitución, precisamente en el aserradero de la forestal que recibe el mismo nombre. La planta generará 41 MW, de los cuales 31 MW serán inyectados al SIC. El resto irá para las operaciones diarias de la planta. Será tal su impacto -demandó una inversión de US$ 105 millones-, que la ciudad de Constitución podría tener electricidad aun cuando el país completo esté a oscuras.

Energía global

Pero no sólo en Chile los Angelini tienen planes energéticos para su forestal. En Argentina, en la nortina provincia de Misiones, la empresa también ha replicado el uso de la biomasa. A través de la generación por subproductos forestales cuentan con dos plantas -Piray y Esperanza-, las cuales producen 78 MW, necesarios para sus operaciones.

Pero será en Uruguay donde el modelo chileno de Arauco se repita casi exacto. Una vez que se inaugure en 2013 el complejo Montes del Plata, el cual levanta en conjunto con la escandinava Stora Enso y cuyo costo bordeará los US$ 1.900 millones, también habrá una central eléctrica contigua al complejo. Según el vicepresidente ejecutivo de Arauco, la idea es repetir lo hecho en Chile. Suministrar energía limpia a Montes del Plata y el excedente inyectarlo al sistema eléctrico uruguayo.

Todo ello como parte del crecimiento de la forestal por el continente. Según su máximo ejecutivo, la idea es fortalecer la posición de la compañía, y hacerla competitiva en cada una de sus cinco áreas: forestal, aserraderos, celulosa, tableros y generación eléctrica. Para eso ha resultado vital el crecimiento de los últimos años en nuevos mercados. Brasil, donde ya tienen US$ 1.500 millones invertidos en bosques y en dos plantas productoras de paneles, fue el primer gran paso. Luego vino Uruguay, país que albergó la mayor inversión hecha por un privado en su historia. Así, durante la mitad de 2013 Montes del Plata verá la luz.

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