Por Natalia Saavedra Julio 19, 2012

El viernes pasado, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica, Francisco Rosende, hizo una pausa en sus actividades académicas y llegó hasta La Moneda en su rol de presidente de la Comisión Asesora Presidencial de la Libre Competencia.

Ese día le entregó al presidente Sebastián Piñera las conclusiones del trabajo que realizó junto a otros 10 profesionales y el subsecretario de Economía, Tomás Flores, y que aglutina un análisis que tiene como fin sentar las bases para hacer más efectivas las sanciones frente  a delitos contra la libre competencia.

El trabajo se inició en diciembre de 2011 y  una de sus propuestas más concretas es terminar con la dualidad de procesos al momento de juzgar estas conductas, tomando en cuenta que hoy se puede enjuiciar a la vez en el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) y en el Ministerio Público.

El tema de regular de forma más estricta a los diferentes mercados es un asunto relevante para el gobierno.

Así quedó de manifiesto en la entrega del informe, instancia que el presidente Piñera aprovechó para encargarle a la comisión una segunda etapa de trabajo: realizar una minuta que podría convertirse en la base de algún proyecto de ley que otorgue mayores atribuciones para regular la libre competencia.

Pese a los pasos que se están dando, la comisión no pudo ponerse de acuerdo en uno de los puntos más polémicos: ¿Es necesario penar con cárcel estos delitos? La respuesta sería parte de una nueva etapa de discusión.

Para un académico como Rosende -que por 17 años ha estado a la cabeza de esta institución educativa-, han sido semanas agitadas. A la cita con Piñera se suman los llamados que ha recibido estos días para felicitarlo por el puesto que el Instituto de Economía (entre los mejores 100) alcanzó en el  QS World University Rankings, uno de los más prestigiosos en la educación superior.

“Economía de la UC publica más papers que el Banco Central”, dice Rosende, quien pese a estar orgulloso de la mención no tiene mucho tiempo para celebrar, pues la minuta que le encargó Piñera debe estar lista en su escritorio las próximas semanas.

-¿Por qué no hubo acuerdo respecto a las sanciones de los delitos de libre competencia?

-Hubo acuerdo en cuanto a que las actitudes contrarias a la libre competencia deben tener sanciones importantes. También en que la administración y proposición de las sanciones deben estar en manos de los organismos de libre competencia. Nos preocupa que hoy exista un canal paralelo en libre competencia a través del Código Penal. En la práctica, hoy tenemos sanciones penales, pero administradas por organismos no especializados, y eso tiene una serie de costos, por eso es aconsejable focalizar la administración de estos instrumentos en los órganos de libre competencia.

"El artículo 285 del Código Penal existe desde siglo XIX y no se tomó en cuenta hasta que explotó el caso farmacias. El punto es que hace imposible que opere eficazmente la delación compensada"

-¿Pero respecto a las penas de cárcel sí hubo discrepancia?

-Hay posiciones distintas. Con un grupo advertimos que las sanciones monetarias son relevantes para detener la ejecución de estas conductas, mientras que otros consideraron que era más efectivo el efecto disuasivo de las penas de cárcel.  Estamos de acuerdo en que esas sanciones tienen que ser aplicadas por organismos especializados y que las sanciones penales están ahí, pero no en el canal más adecuado.

-¿Qué trabas generan estas instancias paralelas?

- Lo que ocurre es que el artículo 285 del Código Penal existe desde el siglo XIX y no se tomó en cuenta hasta que explotó el caso de las farmacias. El punto es que hace imposible que opere eficazmente la delación compensada, porque incluso si alguien confiesa que hay colusión, la amenaza de que sea sometido a un proceso penal lo va a cohibir.

-¿La propuesta es que el TDLC tenga mayores atribuciones?

-Hoy el TDLC tiene una serie de funciones que somos partidarios de que mantenga y que no ocurra que paralelamente en otro organismo, que no es especializado, que tiene otros instrumentos, y que tiene armas de otros calibre.


-¿Que el TDLC asigne penas de cárcel sería parte de una segunda discusión?

-Lo primero es que no es positiva la dualidad en  libre competencia, resuelto eso hay que analizar si merece más armamento o no. Mi opinión es que las armas las tiene, pero hay miembros que dicen que hoy hay más atribuciones para configurar el delito, y que ese proceso sería más efectivo si además le añadimos sanciones penales, ésas son las dos posiciones.

-Un asunto pendiente es definir una estructura para las fusiones. ¿Qué cambios sugieren?

-Hoy si dos empresas se fusionan la consulta es voluntaria, pero se presta a una serie de incertidumbres. En países como Estados Unidos, el sistema de “umbral” parece el más apropiado, donde las fusiones que tienen poco impacto no deben ser consultadas, pero sí las de gran envergadura. Además, las consultas son acogidas en términos precisos para analizar su viabilidad. Y, al mismo tiempo, esos terceros que creen que les afecta aportan antecedentes en el proceso, pero no son involucrados directos. Eso ordena el proceso, lo hace más expedito.

La evaluación de Rosende

Aterrizando las expectativas

- Jorge Marshall señaló que considera que hay una política cortoplacista del manejo fiscal. ¿Lo comparte?

-Creo que la discusión pública es cortoplacista. Me refiero a los estamentos que participan, por ejemplo en discusiones de la Reforma Tributaria, donde se concentran en quién va a pagar ciertos impuestos, pero no en cómo va afectar el desarrollo. Noto un ambiente de discusión de políticas públicas muy condicionado por la urgencia.

-¿Cómo se explica usted esa urgencia?

-En algún momento se generó la necesidad de contar con soluciones urgentes y no hemos salido de ahí. Si esto es resultado de que el período presidencial es de cuatro años o que haya realineamientos del poder político, no lo sé. Lo que sí es que es complicado plantear perspectivas de mediano plazo en ciertas discusiones.

-Una preocupación es evitar el sobreendeudamiento de los hogares. ¿Cómo lograrlo?

-Una parte de la población piensa que tras la turbulencia viene una época de abundancia, y eso no  siempre es verdad. La crisis no nos ha afectado hasta ahora, pero eso no va a durar para siempre. Aquí lo importante es transmitir información, es deseable que todos accedan al crédito, pero es importante que las personas sepan a lo que se están enfrentando.

-¿Es posible que los grupos vulnerables entiendan estos fundamentos?

-Cuando se advierte que el escenario externo es complejo la gente entiende, sobre todo por canales que le son familiares, que en este caso es la seguridad del empleo. Ahora cuando se dice que el salario mínimo puede subir alegremente, la señal es la contraria, que no  hay crisis, que subirán los sueldos y eso es una consecuencia imprudente de debates centrados en el corto plazo.

-¿Es necesario aterrizar ciertas expectativas?

-El precio del cobre no va estar a este valor para siempre, y al final la capacidad de prosperar de la economía depende de generar negocios, empleo y que con aumentos de la productividad subamos el salario.

UC a la cabeza

-¿Cuál es el principal cambio en la facultad en los últimos años?

-El estilo de enseñanza no ha cambiado mucho. Lo que sí ha tenido un cambio es la contratación de profesores, que se hizo primero en el área de Economía y luego en Negocios. Es un proceso que apunta a ir a los mercados y a grandes ferias laborales como la American Economic Association, donde entrevistamos una cantidad importante de personas que quieren trabajar en Chile. Seleccionamos un número reducido, similar a lo que se hace en la gran academia americana. Vienen por un tiempo a trabajar, a investigar y luego se decide si sigue su contrato o no. Eso nos ha puesto en una perspectiva distinta en materia del proceso de reclutamiento. En Administración estamos haciendo lo mismo, trayendo profesores de Brasil, de Estados Unidos y Argentina.

"Aún no damos con el elemento más certero para discutir los temas de ética más actuales, es un ámbito respecto al cual se está produciendo una dinámica mundial de cómo hacerlo"

-¿Hay inquietud de enseñar con mayor énfasis los temas éticos?

-Soy sincero en que todavía no hemos dado con el elemento más certero para discutir dentro de nuestra malla los temas que podríamos llamar de ética más actuales o globales, es un ámbito respecto al cual se está produciendo una dinámica a nivel mundial al buscar cómo hacerlo. Pese a ello tenemos instancias donde los alumnos valoran  la enseñanza de ética o simplemente profesores que son más afines en esos temas y los plantean.

-¿Hay una crisis en el ambiente de negocios?

-No tengo la sensación que haya una crisis. Así como habitualmente hay problemas de corrupción en el sector público que podrían hacer cuestionar el aparato global, los hay en los negocios. Lo que considero importante es que los alumnos están abiertos a esos temas, sería errado pensar que no son parte de la realidad.

-Se ha criticado el perfil de los profesionales del sector, que no quieren tener jefes, que quieren ascender rápido…

-Hay de todo. Una es que la motivación al emprendimiento que se traduce en tener su propio negocio y eso es algo deseable. Hay otro grupo que no tiene problema en entrar a organizaciones mientras vea que allí hay oportunidades y desafíos, y me parece que se equilibran bien ambos mundos.

-¿Hay un exceso de ego?

-No diría que es un exceso de ego, sí que hay expectativas que lo que se les enseñó es importante y que tienen que tratar de usarlo en desafíos relevantes. Eso se manifiesta en la cantidad de estudiantes que después postulan a un posgrado, pero en general la actitud ganadora es valiosa, porque saben que el mundo es competitivo a nivel global.

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