“Nuestras estimaciones apuntan a que el déficit en cuenta corriente se ampliará el próximo año desde algo más de 3% a algo sobre 4% del PIB. Sin embargo, si el dinamismo de la demanda interna se mantiene -y de hecho los indicadores más recientes del consumo apuntan a una mayor fortaleza de éste- podríamos estar generando factores de vulnerabilidad para nuestra economía, que pueden requerir ajustes difíciles más adelante, particularmente considerando el complejo escenario internacional”.
Apenas el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, pronunció estas palabras el pasado martes 6, los asistentes al seminario “Visión Económica y Empresarial 2012-2013”, organizado por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), se sorprendieron. Pocos notaron que el discurso -con tono de preocupación- del economista era parte de un mensaje que Vergara ha venido transmitiendo hace ya varias semanas. Pero uno de los asistentes, el ministro de Hacienda Felipe Larraín, sí acusó el aviso. Tanto Vergara como otros consejeros del Banco Central han manifestado preocupación por el incremento en el déficit en la cuenta corriente nacional. Sus dardos apuntaron al gasto -tanto fiscal como privado-, y el deterioro que podría causar en las cuentas públicas. Todo en medio de la vigente discusión presupuestaria.
“La moderación en el gasto es tarea de todos”, prosiguió Vergara. “Del sector privado, a través de decisiones que evalúen en forma prudente sus perspectivas de ingresos futuros y las obligaciones de deuda que están asumiendo (…). Del sector público, en la construcción de un presupuesto equilibrado y que permita cubrir las necesidades y anhelos de la población, pero sin descuidar que parte del éxito que hemos tenido como país se basa en una política fiscal que ha sido y debe seguir siendo seria y responsable”, sentenció el economista.
Pese a los buenos números que ha mostrado la economía chilena y la resiliencia que ha tenido hasta ahora frente al complejo escenario externo, los economistas del Central comenzaron a mirar, a partir de la segunda mitad del año, con preocupación el deterioro en el saldo de la cuenta corriente. Mientras 2012 partió con un déficit de US$ 129 millones al primer trimestre, mejorando incluso el balance que se mostraba en diciembre pasado (US$ -1.247 millones), al 30 de junio la situación ya se empinaba en un desequilibrio de US$ 2.442 millones. De ahí que se encendieran las alarmas en el organismo monetario. Según sus cálculos, 2012 cerrará con un aún más abultado déficit de US$ 8.500 millones. El 3% del PIB que explicó Vergara en su presentación.
Desde que aquella cifra se volvió una mala predicción a inicios de septiembre, los mensajes de Vergara y del Banco Central han ido en la misma línea que lo expresado en CasaPiedra la semana pasada: de no corregirse el desequilibrio, y enfrentar un empeoramiento del escenario externo, la economía chilena podría verse en aprietos.
Las advertencias de Vergara
La intervención de Vergara en CasaPiedra no era el primer discurso que Hacienda escuchaba al respecto. Frente a la Comisión de Hacienda del Senado, una semana antes del feriado de septiembre, el timonel ya había expresado no sólo que el déficit se incrementaría por un equivalente al 3,2% del PIB, sino además que en 2013 este diferencial se abultaría hasta los US$ 12.200 millones. Un 4,4% de toda la economía local. Todo por un mayor dinamismo de la demanda interna y por una disminución del ahorro, tanto público como privado.
En octubre el mensaje fue nuevamente enviado, pero ya no por informes o notas de prensa. En la Reunión de Política Monetaria (RPM) de octubre, a la cual asistió el mismo Felipe Larraín, Vergara y tres consejeros del Banco Central -Enrique Marshall, Sebastián Claro y Joaquín Vial- hicieron hincapié en las cuentas nacionales. Le expresaron al ministro que la pujante demanda interna (principalmente por bienes durables y la compra de maquinarias) podría ampliar el déficit en la cuenta corriente más allá de lo previsto.
Uno de ellos (no queda registrado en las actas los nombres de quienes intervienen) incluso agregó: “En escenarios así tan abiertos, es conveniente tener alguna forma de moderación del gasto agregado durante lo que queda de este año y el próximo”.
De ahí que, cuando el titular de Hacienda subió al estrado el 6 de noviembre pasado, conocía el mensaje que daría Vergara después de él, y quiso adelantarse. “Quiero referirme a este tema del sector público y la cuenta corriente, porque se ha hablado mucho y claramente si ustedes ven, nuestro país ha tenido un deterioro en el saldo de cuenta corriente. Hay que entender que el tema fundamental no está en el sector público, sino en el privado”, sentenció el secretario de Estado.
Desde el gobierno reafirman la postura de Larraín. Durante 2011, al descomponer el déficit en la cuenta corriente, el Fisco aportó un saldo positivo de 3,1%, mientras que los privados tuvieron un saldo negativo del 4,4%. De ahí se explica el déficit de 1,3% en la cuenta corriente, como explican en el gobierno.
Pero según los expertos, la postura que ha adoptado Vergara en los últimos meses persigue dar señales claras de que la economía no seguirá al alza eternamente. Para 2013 el escenario podría empeorar y Chile no puede ir a toda velocidad y pisar bruscamente el acelerador, como ocurrió en la crisis asiática.
“Las señales que está dando el Central es que está preocupado, porque creen que la fiesta se va a terminar y Chile podría reaccionar con tardanza a la desaceleración. Les preocupa que llegue el frenazo y haya un sobre endeudamiento”, explica el ex vicepresidente del Banco Central, Jorge Desormeaux.
¿Sobrecalentada?
El temor a estar viviendo una etapa de sobrecalentamiento de la economía (o en algunos sectores de ésta como en la construcción, comercio o los servicios) es una de las preocupaciones del Central. Es decir, como explican en el gobierno, se quiere detectar si hay áreas que estén creciendo más allá de la capacidad real que puedan tener, y no estén cayendo en el sobre endeudamiento.
Según Desormeaux han sido los privados los que han tomado mayores compromisos futuros o han mostrado un endeudamiento, lo cual está provocando este desajuste en la cuenta corriente nacional. “Es cosa de ver cómo crece la venta de automóviles o los precios en el mercado inmobiliario. Si el Banco Central viera esto como transitorio, no habría problemas y todo esto se arreglaría solo. Pero en la medida que la economía está en casi pleno empleo, pujante, y no se enfría, el Central está preocupado, porque no quieren llegar a la instancia de subir tasas para poner freno”, afirma.
Pero esa, según aclaran en el gobierno y cercanos al Central, sería una medida que Vergara y su equipo no están dispuestos a tomar sin antes persuadir para el ordenamiento de las cuentas nacionales, como lo está haciendo con los mensajes que ya han dado. “Subir las tasas de interés, del actual 5%, es un freno que podría provocar un daño mayor a la economía, en caso que las condiciones internacionales se deterioren”, aclara el ex vicepresidente.
Distinta es la opinión que tiene el ex gerente general de la Asociación de Bancos, Alejandro Alarcón. Para el economista, subir la tasa regente parece ser el único camino posible dado el déficit en cuenta corriente que exhibe el país y las señales que está dando la economía mundial. “Para el próximo año el déficit podría llegar incluso al 4,7% ó 4,8%. Cualquier débito en cuenta corriente que llegue al 5% es una zona de preocupación respecto a la demanda agregada. Estamos en el límite y si el Fisco no hace nada, toda la responsabilidad y presión quedará en el Banco Central, y ello sería subir las tasas”, vaticina.
Este escenario, si bien lo ha esbozado Vergara en algunos discursos como una herramienta que está a la mano, parece ser una alternativa indeseable dado el escenario externo, juicio que comparte el ex gerente de investigación económica del Banco Central, Luis Felipe Céspedes. Según el experto, si la demanda agregada tiende a normalizarse en niveles consistentes con el crecimiento potencial de la economía, la presión sobre el déficit en la cuenta disminuirá. “Esa normalización dependerá de manera importante de lo que ocurra con el escenario externo. Para evitar riesgos innecesarios lo adecuado es avanzar en la normalización de la política fiscal, disminuyendo el déficit fiscal estructural”, explica.
Macroprudencia
Pero los mensajes y señales que ha dado el Central no son un hecho aislado. Se enmarcan en la política de Vergara de implementar en Chile las llamadas políticas macroprudenciales. Es decir, medidas que corrijan desajustes antes de que se produzcan crisis mayores. Precisamente lo que podría hacer ahora, para evitar subir las tasas de interés.
En el entorno del Banco Central reconocen que es la forma menos invasiva de aplicar una corrección a los desajustes actuales en cuenta corriente. Parte de esas luces las dio hace un par de semanas el propio presidente del Central en Perú. Invitado a un seminario de economía, Vergara explicó que las políticas macroprudenciales “son las mejores para hacer frente a cuestiones de estabilidad financiera, mientras que la política monetaria es la segunda mejor”.
De acuerdo al estudio “Implementación de políticas macroprudenciales en Chile”, elaborado por Enrique Marshall, las vulnerabilidades del sistema se podrían corregir rápidamente, usando alternativas como, por ejemplo, elevar la exigencia de capital a los bancos desde un 8% hasta un 14%.
Para Desormeaux, la aplicación de algún tipo de medida macroprudencial será el camino que el ente emisor tomará en los próximos meses. Ya las señales que está mandando van en esa línea, de ordenar las cuentas, pero el siguiente escalón será aplicar medidas que impidan apretar el temido freno monetario.