Fue en 1999 cuando Rohan Marley (40 años) estaba buscando un terreno para comprar en el campo jamaiquino. Se decidió por una finca de 21 hectáreas en las Blue Mountains, la cordillera tropical al este de la isla, donde se cultivan plátanos, mangos y cocos, entre otros. Ahí comenzaría la historia que hoy lo tiene planeando un viaje a Chile. “Me acerqué a los campesinos que vivían en la zona y les pregunté de qué vivían en esta área”, recuerda, “del café, me dijeron”. Desde entonces empezó a desarrollar cultivos de este grano en la zona, y en 2007 cofundó, junto al emprendedor canadiense Shawn Whittle, Marley Coffee. Whittle, un empresario del mundo bursátil, conoció a Rohan en un partido de fútbol en Los Ángeles y rápidamente las ideas de negocios fluyeron. El primero es el hombre del maletín y, el segundo, el que trae el legado. “La idea es que todos los productos están traspasados por el espíritu de mi padre”, explica Rohan.
Ese espíritu es el mismo que, hace cinco meses, Roberto Lasen pudo conocer cuando viajó a Jamaica a afinar los detalles de la llegada de la marca a Chile. “Fue muy especial, ya que pudimos conocer de primera mano el verdadero espíritu, influencia y fuerza de Bob Marley en la isla”, explica quien es el gerente general de Dicalla, los socios chilenos de Marley, “ellos realmente son como uno se imagina, mucha mística, espiritualidad y buenas vibras”. Después de eso viajó a Colorado, donde está el centro de operaciones de la marca. Ahí se dirige este negocio, que ya ha llegado a Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Austria, Jamaica y varios países del Caribe.
Pero el café es sólo una parte de los negocios de la familia Marley. Cuando Bob murió en 1981, su fortuna ascendía a 30 millones de dólares, según Forbes. Hoy se calcula que los productos ilegales que se fabrican con su rostro -desde poleras hasta papelillos para cigarros- generan 600 millones de dólares anuales. Los productos legales, en tanto, generan cuatro millones de dólares aproximadamente. Por esto, la familia contrató a la firma canadiense Hilco Consumer Capital, para administrar, vender, monitorear y proteger la propiedad intelectual que poseen. “La verdad es que nos molesta que se creen productos con la imagen de él que no lo representan, man, así que nosotros hemos desarrollado nuestras ideas”, explica Rohan. “Pero, al mismo tiempo, yo también soy un Marley, tanto como cada uno en mi familia”, dice, como reivindicando su propia identidad en la marca que trae a Chile.
Además de Rita Marley, la pareja de Bob, la familia la componen once hijos, de los cuales Rohan es el sexto. “Todos están muy enfocados en la música y en sus proyectos propios, pero yo tenía la capacidad y el tiempo para hacer esto. Así que decidimos que yo sería la voz de los Marley en el mundo fuera de la música”, dice Rohan, quien también es apoyado por la otra “emprendedora” de la familia, Cedella. Ella ha escrito libros para niños, ha creado líneas de ropa y trabaja estrechamente con Puma. Pero es Rohan quien es el rostro empresarial: “Mi labor es ser el ‘alcalde’, que quiere decir representar a la familia de la forma más creíble y seguir este movimiento de difundir un mensaje de unidad, paz y amor”.
Hoy ese mensaje ya está, incluso, en la Bolsa de Nueva York: desde 2011 el café de los Marley se transa bajo el nombre de Jammin Java Corp. Y en enero de este año Rohan lanzó un nuevo negocio: la línea de productos de audio House of Marley. A ellos se suman el merchandising oficial y la marca de bebidas relajantes Marley’s Mellow Mood. Todo, bajo los colores que tradicionalmente acompañaron a su padre: los de la bandera jamaiquina.
Café verde, amarillo y rojo
Son las dos de la mañana en la India y Rohan Marley está al teléfono. En los últimos días ha pasado en aviones, lanzando Marley Coffee en distintos países. A pesar de la hora, su voz es relajada y no se nota somnolienta. No se complica mayormente cuando se le pregunta por qué debería preferir un café Marley a los de otras marcas que también publicitan ser socialmente responsables, como Starbucks. “Lo primero es que nosotros hacemos un café orgánico. Pero, además de eso, tratamos de siempre ser sustentables, amigables con la ecología y siempre relacionados con nuestra fundación de caridad”, comenta con calma caribeña.
Cada una de las marcas Marley -el café, las bebidas y los sistemas de audio, además de los derivados de la música- financia a la fundación 1Love, organización mediante la cual la familia dirige sus aportes a distintas causas que eligen de acuerdo a sus intereses y a lo que consideran que es el legado de su padre. Así, apoyan a instituciones como Little Kids Rock, que fomenta el aprendizaje de instrumentos musicales; Every Mother Counts, que trabaja para disminuir la mortalidad materna; y Save the Children, una de las ONG más importantes del mundo en cuanto a apoyo a la infancia.
“Además de esto, con nuestros productos lo que más queremos es desarrollar a las comunidades y trabajamos de forma muy cercana con los campesinos que producen nuestras materias primas”, explica Marley. A esto se suma que, en cada país donde llegan, la empresa se asocia con una organización de caridad.
“Estamos a la espera de reunirnos nuevamente con Rohan, quien vendrá próximamente a Chile, con el fin de tirar algunas líneas de acción de la marca y su compromiso social en el país”, dice Roberto Lasen, gerente general de Dicalla, quien explica que Marley está muy informado sobre Chile. “Él está muy pendiente de lo que sucede acá y conoce el amplio potencial de nuestro mercado local. De hecho, siempre pensó en Chile como plataforma de lanzamiento del café de su familia”. La meta, para Marley y sus socios chilenos, es colocar en el mercado cerca de dos mil kilos mensuales, con un crecimiento anual cercano al 30%.
Mientras tanto, los otros productos, como la línea de audio, aún no llegarán a Chile. “Pero espero que pronto sea así”, dice Rohan. Se trata de audífonos, parlantes y equipos de música hechos con materiales como madera y géneros orgánicos y, al mismo tiempo, de alta calidad de sonido, que buscan competir con marcas como Beats, creada por el hiphopero Dr. Dre y el productor musical Jimmy Iovine. “Ahora estamos probando nuevos productos, como bolsos, relojes y una línea de café premium”, comenta el jamaiquino.
Obviamente, la comercialización de la imagen de su padre genera rechazo en algunos fanáticos, pero Rohan dice que esto es algo menor. “Por lo que yo he podido ver, la recepción del público ha sido maravillosa. Porque, a final de cuentas, lo que importa es el resultado del producto, lo que representa, lo que significa”, agrega.
Además, Rohan siente que está continuando lo que su padre comenzó en los 70, en la parte trasera de su casa. Ahí, él instaló sus estudios y comenzó su propio negocio: el sello musical Tuff Gong. La conclusión de Rohan Marley es que Bob le heredó no sólo el lucrativo apellido, sino una característica: “Él también fue un emprendedor”.