Los dos proyectos se encuentran sobre el escritorio del presidente Sebastián Piñera. Y ambos podrían cambiar la dramática situación que vive la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). El 2012, una vez más, fue un año negro para la estatal. Las constantes subidas en el precio del crudo y el aumento de los costos de la energía convirtieron al presente ejercicio en uno de los peores de su historia. Pérdidas que superaron los US$ 230 millones al tercer trimestre y una deuda acumulada que se empina por sobre los US$ 6.000 millones tienen a ENAP sumergida en una crisis cada vez más profunda. Todos lo saben bien: en este escenario, la estatal no resistiría mucho tiempo. Por eso, mientras sus ejecutivos batallan por sobrevivir en un contexto adverso, en La Moneda analizan un proyecto que no sólo podría transformarla en una empresa rentable, sino también en un actor relevante en la matriz energética nacional.
En el escritorio presidencial se encuentra la idea de poner una lápida a ENAP y establecer una nueva institucionalidad: crear la Empresa Nacional de Energía (ENAE), forzando a que la alicaída ENAP pase por el mismo recorrido que la brasileña Petrobras, cuando permitió el ingreso de privados a la propiedad y se transformó en uno de los mayores consorcios energéticos del planeta.
Eso en el papel. Desde el directorio de ENAP esgrimen que el gobierno ha actuado con lentitud en despachar la iniciativa, la cual descansaría al menos hasta el primer trimestre de 2013, según comentan en palacio.
Las críticas de la testera de ENAP apuntan a la falta de claridad en la forma y fecha en que se anunciará la nueva Empresa Nacional de Energía, vital para que la actual firma -dedicada principalmente a refinar el crudo que se distribuye en Chile- ingrese a nuevos negocios, aumente su tamaño y cuente con un directorio técnico.
Eso, cambiar radicalmente el gobierno corporativo de ENAP, era una de las metas de este gobierno. Pero poco y nada se hizo respecto a esta “deuda histórica”.
Los dardos van más allá: expertos en energía afirman que la administración de Piñera aún no decide si lanzar o no el “salvavidas” con el cual la estatal podría salir a flote. El mandatario tiene en sus manos una indicación enviada por el Senado hace tres meses, la cual elimina definitivamente el 6% de impuesto que paga la firma por la importación de petróleo. Algo que, en todo caso, han perseguido las distintas administraciones que han pasado por ENAP, básicamente para sobrevivir en un escenario donde los márgenes de refinación son demasiado apretados; y que rebajando el tributo podría significarle a la estatal casi US$ 100 millones extras por año.
Mientras ello no ocurra, la compañía sigue batallando. Ya lanzó una hoja de ruta que busca generar números azules en 2013, a la espera incrédula de que la “nueva ENAP” vea la luz.
Tiempos agitados
El martes recién pasado un extenso directorio analizó el actual momento que vive la empresa. En el piso 14 de la torre que la ENAP ocupa en Sanhattan -conocida por sus trabajadores como “el yacimiento Vitacura” por la gran cantidad de gente que ahí opera-, los directores analizaron los últimos resultados.
El diagnóstico no fue alentador: 2012 cerrará con cifras rojas. Aunque el balance será menos negativo al proyectado inicialmente, la pérdida será lo suficientemente abultada como para transformar al presente ejercicio en el segundo peor de la última década en la petrolera. Al aumento del precio del crudo, se suma la estrechez de los márgenes de refinación y el arrastre de una pesada mochila financiera que hace que la estatal pague más de US$ 200 millones anuales en intereses.
Pero el actual momento que vive la administración, encabezada desde hace casi dos años por el ex gerente de la CGE Ricardo Cruzat, ya prepara el camino para cambiar el rumbo de la firma. Y hay factores que podrían ayudarlo a conseguirlo. Como el nuevo contrato que negoció ENAP con British Gas (BG), el cual permitirá bajar los costos de operación en sus refinerías. En esta apuesta contemplan también mejoras en el escenario exterior, y la eficiencia y mejoramiento de la gestión que producirían en el corto plazo las modificaciones que realizó Cruzat hace algunos meses: despidió a 30 gerentes de primera línea y cambió los regímenes de trabajo: jornadas de 12 horas en vez de 8, con días de descanso que esperan generen réditos en los próximos meses.
Los cambios se han internalizado de a poco, por eso se respiran aires más calmos en Vitacura. Pese a los malos resultados que continúa exhibiendo la estatal, el ambiente esta semana era de optimismo, como relata uno de los presentes en el último directorio. Una situación diametralmente opuesta a la vivida algunos meses atrás, cuando la testera, presidida por el ministro de Energía Jorge Bunster, ante el mal escenario que se vislumbraba, autorizó a la gerencia a valorizar los activos que la firma detenta en el exterior. El foco estuvo centrado en las estaciones de combustible Primax que operan en Perú y Ecuador, y el yacimiento de crudo que Sipetrol (filial de ENAP) maneja en Egipto. Si bien los estudios están en curso, estimaciones preliminares indican que con ambos se podrían recaudar cerca de US$ 500 millones, aunque el directorio, como afirma el representante de los trabajadores Jorge Fierro, aún no ha aprobado la idea de vender.
De concretarse la iniciativa -que aún genera división en la cúpula de la ENAP, porque hay voces que argumentan que son filiales estratégicas y que generan utilidades-, los recursos irían a prepagar parte de la deuda, y bajar la carga financiera anual que se destina a intereses.
Aunque eso pavimenta el camino para que ENAP pueda despegar, la rebaja del 6% del impuesto a la importación del crudo resulta vital para la petrolera. El margen de utilidad de una refinería bordea entre el 5% y 6%, según los estándares mundiales. “Si el barril está a US$ 100, el Estado -dueño de la empresa- se come la utilidad de refinar un barril con el impuesto”, señala Fierro. De ahí la necesidad de apurar la rebaja arancelaria, ya visada por el Senado y en pausa en La Moneda.
Según trascendió, Jorge Bunster, actual ministro de Energía y presidente de la ENAP, estaría conversando con las petroleras Copec, Shell y Petrobras para explicarles que la rebaja a ENAP se debe a que es la única firma que hoy importa crudo, eliminando así eventuales suspicacias. Aunque, de igual forma, la idea genera controversias: para varios expertos del sector el hecho de que prospere una iniciativa como ésta implica darle a una sola empresa ventajas competitivas, estableciendo barreras de entrada a eventuales nuevos actores. Sin embargo, en palacio afirman que el proyecto debiera estar despachado el primer trimestre de 2013.
Fichas en Quintero
La rebaja arancelaria es sólo uno de los factores que podrían permitir que ENAP “resucite”. Pero más allá de iniciativas que debieran cambiar por ley, una de las apuestas estratégicas para un mejor 2013 están puestas en el terminal de Gas Natural Licuado (GNL) de Quintero, cuya infraestructura es controlada por la estatal, Enagás, Endesa, Metrogas y British Gas (BG). Hasta la fecha, el distribuidor exclusivo del hidrocarburo había sido la británica, la cual le entregaba el gas a Metrogas, ENAP y Endesa, que en conjunto conforman la sociedad GNL Chile.
Pero el inminente aumento de la capacidad del terminal desde los actuales 10 millones de metros cúbicos (m3) por día a unos 15 millones de m3 abre nuevas oportunidades de negocio para la estatal. Con este cambio, ENAP no sólo venderá “su capacidad ociosa” del hidrocarburo a empresas eléctricas a través de contratos por unos pocos meses, como lo hace hasta ahora. Con el nuevo escenario, la estatal podría cerrar acuerdos para que terceros entren al servicio de regasificación de manera permanente.
Esta posibilidad es bien recibida por varias de las eléctricas que operan en el país, entre ellas Colbún, la cual tendría planes de acceder a este negocio por medio de “contratos a largo plazo”. Y si bien eso aún no ha ocurrido, en la industria afirman que la firma controlada por la familia Matte ha pedido, en los últimos meses y de manera reiterada, varias cotizaciones a GNL Chile para acceder a ese servicio.
El primer acercamiento concreto lo tuvieron en noviembre de 2011, cuando GNL Chile abrió un Open Season, pero finalmente desistieron de presentar ofertas porque, según fuentes de Colbún, los precios eran demasiado altos y las condiciones no estuvieron del todo claras. Según estas fuentes, en el proceso no quedó bien establecido que ellos pudieran acceder al gas a través de actores distintos a BG. Esta duda ya se habría despejado en los últimos meses.
Pero hacer que el GNL Quintero se transforme en una oportunidad de mayores ingresos para la estatal no tiene el camino despejado. Para ello Endesa -socia de ENAP en el terminal- deberá primero llegar a acuerdo con BG. Metrogas y la estatal ya sellaron un entendimiento del precio con el cual recibirán el gas de manos de la británica, además de asegurar el suministro por los próximos años. Se esperaba que Endesa hiciera lo propio el miércoles 12, cuando sesionó el directorio de GNL Chile, pero los ejecutivos de la eléctrica no aparecieron. Tampoco lo hicieron el viernes siguiente, fecha extendida del plazo para hacerlo. Hasta el cierre de esta edición el acuerdo no estaba firmado, poniendo en duda los pactos logrados por los otros dos actores. De no firmarse, Endesa podría vetar el precio y condiciones alcanzadas entre ENAP y BG. Una estocada letal para las pretensiones de la gerencia de la petrolera, ya que el trato permite rebajar de US$ 18 por millón de BTU a US$ 6 por igual cantidad. En pocas palabras, la petrolera vería truncados sus planes de rebajar los costos de operación en sus refinerías y, de paso, los nuevos negocios que pretende desarrollar.
Como comenta un directivo de ENAP, una vez que se apruebe el modelo de la Empresa Nacional de Energía, la firma podría entrar de lleno a la cogeneración eléctrica a través del gas natural y a la distribución de éste para el consumo industrial. Ello, obviamente, si Endesa no veta el acuerdo ya logrado.
Esperando capital
El que ENAP sea una firma rentable en 2013 no sólo obedece a volver a generar utilidades. La compañía espera tener números azules porque desde Hacienda les han señalado que es la única fórmula para que el Estado evalúe una capitalización.
En el gobierno comentan que hasta ahora, con pérdidas, la ENAP no califica para una inyección de capital, sino para un gasto contable. Es decir, el destinarle recursos compite con necesidades de financiamiento en otras áreas, como educación o salud, más prioritarias para el país.
Pero según las conversaciones que ha sostenido el Ejecutivo con el directorio de la empresa, durante 2013 la empresa podría recibir una inyección de dinero. De hecho, hace un par de años un análisis de la consultora PwC avaluó en US$ 2.000 millones el capital necesario para reflotar la empresa. Directores de la estatal creen que con un monto cercano a los US$ 1.000 millones -similares a las pérdidas que tuvo ENAP en 2008- la compañía no sólo podría prepagar su deuda y bajar su carga de intereses, sino además desechar la idea de una venta de activos.
Pero la capitalización por parte del Fisco no es la única alternativa. El ingreso de privados a la compañía, o específicamente a la nueva Empresa Nacional de Energía que debutaría durante 2013, es una opción ante la cual no se resisten ni siquiera los trabajadores. Según el presidente de la Federación Nacional de Trabajadores del Petróleo (Fenatrapach), Jorge Fierro, primero se debe explicar qué modelo tendrá esta nueva ENAP. Y si en ese formato, explica, cabe el ingreso de privados para desarrollar proyectos puntuales, se podría dar curso a esa idea. Hoy, como ejemplo de ello, está el trabajo entre la estatal y Copec para sacar adelante la cogeneradora en Aconcagua, la cual aportará 450 MW, destinados principalmente a la refinería de la primera en Concón.
De ver la luz el modelo de la “nueva ENAP”, la empresa podría explorar nuevos negocios, como la generación térmica (la compañía tiene más de la mitad de las concesiones geotérmicas en el país), producción de electricidad o la extracción de gas no convencional en Magallanes, para lo cual la firma ya aprobó US$ 100 millones para explorar las cuencas en la Patagonia durante 2013.
Sin embargo, la apertura a una capitalización no implicaría una privatización de la empresa, como le habría informado el mismo Bunster al directorio de ENAP. De hecho, en el gobierno descartan que la actual administración impulse un cambio como ése.
La administración Piñera continúa analizando qué hacer con ENAP. Hasta ahora, según reclaman en el directorio, sólo han recibido la propuesta de Bunster, la cual sería muy similar a la que opera en Codelco. La mesa habría devuelto el boceto con ciertas observaciones hace tres meses, y hasta ahora no habrían recibido nuevas noticias sobre el futuro del proyecto. Cercanos a la cartera de Bunster comentan que durante los primeros meses del próximo año debería ingresar al Congreso, junto con la institucionalidad para crear la Empresa Nacional de Energía. Eso está por verse.