Por Emilio Maldonado Marzo 14, 2013

"Chile creció por muchos años a niveles entre el 6% y 8%, y durante ese período fue normal que lo hiciera. Después crecimos al 3,5%. Pienso que eso no fue normal. Hubo un crecimiento subestándar para la capacidad que había"

Desde Nueva York, el chileno Manuel José Balbontín -socio fundador del banco de inversión Compass Group-  lleva el pulso de los mercados y la economía mundial. De paso por Chile, habla sobre la recuperación financiera a nivel global, con Europa y Estados Unidos mostrando signos de mayor certidumbre. Analiza la situación china y pone el foco en América Latina, su región favorita, como motor de desarrollo.

El economista, además, se detiene en el buen escenario que vive Chile. Pese al pesimismo y preocupación que han mostrado importantes economistas sobre el alto nivel de crecimiento que presenta la nación desde hace tres años, Balbontín es enfáticamente optimista. Descarta de plano un posible sobrecalentamiento o una fiebre del consumo interno.

-¿Cómo lee las cifras de crecimiento de Chile? El último Imacec de enero (6,7%) sorprendió a todos por la velocidad, y algunos temen que estemos creciendo por sobre lo que soporta la capacidad productiva. ¿Lo ve así?

-Chile está pasando por un momento de enorme eficiencia. A pesar de que hemos tenido períodos en que ha primado un exceso de euforia por el alto crecimiento, no creo que esa sea hoy la causa de toda la bonanza que estamos viendo. No ha habido exceso de euforia en Chile. Ni tampoco en América Latina.

-¿Qué factores inciden en este crecimiento sostenido?

-Creo que en el mundo, después de la crisis de 2008, se sacaron muchos excesos del mercado. Por ello el crecimiento de Chile es de verdad: ha venido acompañado de eficiencia de parte de muchos sectores. Esto no se explica por el precio del cobre o de las exportaciones. Se justifica mayormente porque está creciendo la clase media, que está accediendo a una mejor calidad de vida. También por un aumento en la productividad de las compañías y del mejor comportamiento de rubros como la educación,  la salud, el comercio y el sector financiero, además de la construcción. Pienso que es un crecimiento muy sano, y que es el resultado de un trabajo que se ha hecho en los últimos años. Este gobierno ha trabajado a nivel micro y macro para lograr más eficiencia y ello se está reflejando en la economía.

-Pero algunos expertos dicen que este país debería crecer “sanamente” al 5% y no al 7%...

-Ésta era una economía que, si te fijas y era la gran crítica que hacía gente como yo, estaba construida para crecer al 6% desde hace 10 ó 12 años. Pero ese escenario no se estaba dando. Se había desperdiciado esa capacidad y estábamos creciendo al 3,5%. Todos decían “bueno, dada la situación global, es explicable”. No veo razón para no crecer a más del 6%: todavía no somos un país desarrollado y nos falta mucho para ello.

-¿No considera que al crecer por varios años sobre el 6% hay riesgo de un sobrecalentamiento?

-Creo que lo real es que el país tiene la capacidad instalada para poder crecer. Chile creció por muchos años a niveles entre el 6% y 8%, y durante ese período fue normal que lo hiciera. Después crecimos por muchos años al 3,5%. Pienso que eso no fue normal. Hubo un crecimiento subestándar para la capacidad que había. Efectivamente el último Imacec de enero sorprendió a muchos, pero ningún indicador muestra que sea algo anormal. ¿Ves algún exceso? No hay un exceso en la construcción. Tampoco en la inversión, que sigue entrando a manos llenas. ¿Quizás un exceso de optimismo respecto a lo que está pasando en el mundo? Mucho menos.

-¿Qué tipo de cambios o reformas ha llevado a cabo el gobierno para lograr que el país retome la capacidad de crecimiento?

-No se trata de grandes reformas, sino de reformas más microeconómicas, donde se ha devuelto la confianza a invertir. Hay reglas claras, no se discute si van a subir o no el royalty a las mineras o los impuestos. Tampoco está en discusión, por ejemplo, nacionalizar los fondos de pensión. Hay un montón de incertidumbres que se han despejado y esa estabilidad hace que los empresarios e inversionistas extranjeros confíen en invertir en Chile. Creo, además, que ha habido avances enormes en la eficiencia del sector público, y éste se ha vuelto más competitivo.

EL BOOM DE LOS EMERGENTES

-Cuando pase la crisis, los países desarrollados estarán endeudados y bajarán sus niveles de consumo. ¿Qué pasará con nuestra venta de materias primas?

-Hay tres tipos de materias primas que exporta América Latina, y dos de ellas son relevantes para Chile: alimentos y productos mineros. La necesidad de mejorar la infraestructura en los países desarrollados y en los emergentes es enorme. Por lo tanto creo que la demanda por minerales va a seguir estable. Sin un salto importante en los precios, aunque bien soportados.

-¿Y en cuanto a los alimentos?

-El consumo de alimentos es vital para las exportaciones de Chile. Si bien el segmento medio en los países desarrollados va a consumir menos, lo que cortará son los excesos, jamás el alimento. Por ello creo que lo más probable -y es la preocupación que tengo respecto a los precios de los alimentos- es que sigan subiendo. También hay que considerar que la clase media de las naciones emergentes está creciendo.

-¿Cómo proyecta el escenario en una potencia como China?

-Todo el mundo dice que el modelo chino tiene que cambiar: en los últimos 25 a 30 años China ha invertido mucho en su economía doméstica para exportar al mundo. ¿Cuál fue el factor que descuidaron? La mejora de la calidad de vida del pueblo chino, porque querían mantener la mano de obra lo más barata posible, para continuar siendo competitivos. Hoy China tiene que cambiar su modelo de crecimiento hacia uno que dé crecimiento en el consumo doméstico, mejorando la calidad de vida de su gente, aumentando la clase media, la seguridad social, la salud, etc.

-¿Cuál es su visión respecto a emergentes como Brasil o México?

-En América Latina el mejor ejemplo que veo es México. En los primeros 100 días de Enrique Peña Nieto se está haciendo una segunda gran línea de reformas. Se dieron cuenta que si quieren competir en el mercado estadounidense, tienen que ser más eficientes, mejorando la productividad de la mano de obra, más una serie de cambios, como la reforma energética, laboral y tributaria.

-Respecto a Brasil ¿es más pesimista?

-Brasil ha hecho muy poco. Es un país grande, cuya economía doméstica crece, a diferencia de su economía externa. En infraestructura Brasil ha hecho lo mínimo, al igual que en reformas a su economía. Es un país que se ha quedado atrás. Tienen que ahorrar e invertir más, mejorar las condiciones de inversión para extranjeros y consumir menos: en el momento en que Brasil comienza a crecer a más del 3%, la inflación en ese país comienza a dispararse.

-Acerca de la inflación, ¿hay amenazas para Chile?

-Pienso que es un riesgo para Chile como para todos los mercados emergentes. Ya lo estamos viendo en Perú y Brasil, donde se ven indicadores preocupantes. La situación en Chile todavía está bien, lo cual es otra razón que apoya la tesis de que acá no hay excesos. El crecimiento es real. Si la gente estuviera sobreconsumiendo, se reflejaría en la inflación. De igual forma, hay que estar atento a presiones inflacionarias. Bernanke dijo que durante 2013 y 2014 la inflación no será un problema en el mundo. Yo no me atrevería a asegurar eso.

-¿Qué otras amenazas podría enfrentar la economía local?

-El país está en pleno empleo, por lo tanto el costo laboral seguirá subiendo. Eso es un componente de inflación que está ahí y no se ve en los países desarrollados. Las empresas están operando en Chile con una capacidad no utilizada muy mínima, es decir, están funcionando a casi plena capacidad. Entonces, para fomentar el crecimiento que venga a futuro, van a tener que invertir en equipos y maquinarias.

-El Dow Jones está marcando récords. ¿Cuál es su pronóstico para este año?

-Dentro de las bolsas mundiales, Estados Unidos o las acciones de empresas norteamericanas son las que más me gustan. No sólo porque las compañías se han reindustrializado y se han vuelto más competitivas en este período. También porque tienen un tipo de cambio más conveniente y porque el costo energético está bajando. A ello hay que agregar que hay un alto desempleo, entonces habrá poco aumento en el nivel de sueldos. Todo ello me lleva a pensar que si las proyecciones dicen que las utilidades crecerán entre 10% a 15% en 2013, no me sorprendería que las acciones en Estados Unidos puedan crecer entre 15% a 20% durante este año.

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