Por Juan Pablo Sallaberry Marzo 21, 2013

Ena von Baer observó el mapa de Codelco con incredulidad. La línea roja punteada que marcaba el área de influencia del  nuevo proyecto minero no sólo abarcaba una veintena de glaciares del área cordillerana de la zona central, sino que pasaba justo sobre uno de sus favoritos, el glaciar La Paloma. La senadora UDI lo había visitado decenas de veces haciendo trekking por el Santuario de la Naturaleza Yerba Loca y lo considera una de las mayores bellezas escénicas de la Región Metropolitana. “¿Esto va a afectar el glaciar La Paloma?”, pregunta la parlamentaria, quien como candidata por Santiago Oriente comenzó a inicios de marzo a buscar la respuesta. Se reunió con el director ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), con el subsecretario del Medio Ambiente y pidió audiencia en la Dirección General de Aguas. Pero las interrogantes sobre el mayor proyecto de Codelco sólo se multiplicaban: ¿Afectará los caudales del Mapocho y el Maipo a través del río Colorado o sólo los de la cuenca del Aconcagua? ¿Las tronaduras generarán polución atmosférica? ¿Puede el lastre removido acidificar el agua de las napas subterráneas afectando la agricultura?

Se trata de Andina 244, el plan para expandir a partir de este año la División Andina de la cuprífera estatal y transformarla en la mayor mina a rajo abierto de Chile, hasta un 20% mayor que el tamaño de Chuquicamata. Las instalaciones alcanzarán las 3.285 hectáreas. El cronograma plantea comenzar la producción en 2019 y explotar la mina durante los siguientes 40 años. Para Codelco es una oportunidad que no pueden  desperdiciar: esa zona cordillerana, a sólo 45 kilómetros de Santiago (a 30 km del sector Piedra Roja en La Dehesa), es considerada un distrito minero de clase mundial, que esconde uno de los yacimientos de cobre más grandes del planeta a nivel superficie y con un material de buena ley, es decir, con gran porcentaje de mineral en cada roca. La idea es aumentar la capacidad de procesamiento de 152 mil toneladas de mineral por día a 244 mil. De allí el nombre. Y el proyecto también tiene una importancia estratégica para la empresa ya que le permitiría por primera vez aumentar su producción de cobre, en momentos que la mayoría de las minas estatales se están agotando.

Pese a su magnitud, el plan de Codelco se ha manejado con bajo perfil y son pocos los santiaguinos que saben de su existencia. En enero, se presentó a revisión el Estudio de Impacto Ambiental  al SEA y se inició la etapa de consulta ciudadana, que concluye el 15 de abril. El alcalde de Lo Barnechea, Felipe Guevara (RN), dice que él se enteró por accidente que el proyecto incluía también a su comuna. Al revisar un mapa vio que la nueva mina se interna 400 metros en su zona, por sobre la minera Los Bronces. Pero la iniciativa no sólo no incluye medidas paliativas específicas para Lo Barnechea, como sí lo hace para las otras 12 comunas impactadas, entre ellas Colina, Los Andes y Til Til, sino que el resumen ejecutivo del estudio ambiental presentado por la cuprífera omite mencionar la comuna al referirse a la localización del proyecto. Codelco fijó entonces una reunión con los vecinos a inicios de febrero para explicarles la inversión, pero el alcalde la rechazó porque en plenas vacaciones llegaría muy poca gente y la reagendó para el 28 de febrero. Acudieron 30 personas. 

La empresa se ha manejado con cautela. Hace dos años ya habían intentado levantar este proyecto, pero su informe fue devuelto con decenas de observaciones por el SEA. Fue rediseñado por completo, pero saben que el camino está cuesta arriba en un año electoral y es posible que las aprobaciones políticas se posterguen hasta el próximo gobierno para no asumir los costos de la decisión. Los cuestionamientos son transversales. A las observaciones de Ena von Baer, se sumará su contendora en la circunscripción Soledad Alvear (DC), quien, como presidenta de la Comisión de Medio Ambiente, se ha mostrado preocupada por los recursos hídricos de la capital, donde ya ha habido problemas de abastecimiento. Algunos de los alcaldes de las zonas afectadas se han coordinado con la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, y el senador RN Antonio Horvath, quienes prepararon una conferencia conjunta para rechazar el proyecto. 

Pero Codelco tiene respuestas: la inversión total de la propuesta alcanza US$ 6.200 millones, la más alta de la historia de la empresa y precisamente por las medidas que se tomarán para contrarrestar el impacto en el medioambiente con las mejores tecnologías (plantas de tratamiento de agua, túneles para el traslado de desechos, trenes herméticos para el  transporte de material, etc.). Y un argumento de peso que sus directivos, incluido su presidente ejecutivo, Thomas Keller, han repetido: la expansión de Andina otorgará al Estado de Chile US$ 10.000 millones extraordinarios en los primeros 15 años. Una cifra con la que podrían costear 200 hospitales, 1.200 colegios de excelencia o tres veces lo invertido en reconstrucción tras el 27/F. Y de los 26 glaciares que están dentro del área de influencia del proyecto, sólo serán dañados 6. Y entre ellos no está La Paloma, aseguran.

 

Preocupación Glacial

Cuando el seremi de Medio Ambiente de la V Región, Hernán Brücher, supo del tamaño del Estudio de Impacto Ambiental quedó impresionado. El informe elaborado por Codelco era el más grande que le había tocado ver: siete mil páginas. “Esto no es común, pero se entiende para un proyecto de esta envergadura. A mí no me había tocado, lo cual no quiere decir que los servicios públicos no están preparados”, explica. “A nivel regional, es el proyecto más grande que he visto”.

“Es un proyecto complejo y va a tomar buen tiempo en su evaluación, que está recién en su primera etapa”, agrega Brücher. El secretario no se atreve a dar una fecha, pero hay voces que hablan de que será muy difícil que comience la construcción a fin de año, como esperaba Codelco. El proceso de evaluación está andando: luego de que Codelco entregara el informe, se hicieron las reuniones de consulta ciudadana, los servicios públicos entregaron sus “extensas observaciones” y ahora la minera debe entregar sus respuestas. 

Debido a su extensión territorial, los puntos complicados del proyecto son muchos: en la zona hay 67 sitios de interés patrimonial por su valor arqueológico y también se han identificado 92 especies animales, de las cuales 55% son vulnerables y 10% se encuentran en peligro, de acuerdo a las categorías establecidas en la ley de caza. Pero el tema quizás más sensible, y que trae los malos recuerdos del caso Pascua-Lama, es el de los glaciares y el agua.

“Al lado de un área tan poblada y con dificultades crecientes de recursos hídricos este proyecto es una locura”, dice Sara Larraín, directora de Chile Sustentable. El Estudio de Impacto Ambiental que publicó Codelco dice que se identificaron 73 hectáreas de glaciares “blancos”, 68,6 de glaciares cubiertos de detritos, y más de 600 hectáreas de los llamados glaciares de roca. Los primeros son los glaciares perfectos, los de la postal. Los segundos no se ven a simple vista y los terceros son terrenos donde piedras, tierra y hielo están mezclados aleatoriamente. Según  Codelco, los seis directamente afectados son de éste último tipo. Cinco serán dañados mínimamente y sólo uno de ellos, el Milos 2, desaparecerá, ya que será un botadero de la operación. En la minera explican que jamás van a afectar glaciares blancos y que los glaciares de roca son prácticamente “barro congelado”, pero los expertos dicen que la realidad es más compleja. 

“Los glaciares de roca son mezclas de roca y hielo”, explica Christophe Kinnard, glaciólogo del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas, de la Universidad de La Serena. “Uno puede llegar a despreciarlos como fuente de agua, pero hay unos que llegan a tener hasta 90% de hielo interno, lo que los hace ser tan importantes en sus recursos hídricos como un glaciar blanco”, dice Kinnard, quien asesoró en algún momento a Pascua-Lama con su monitoreo de los glaciares en esa zona. “Éstos son hielo fósil, que se ha acumulado por cientos de años y en periodo de calentamiento global sí va a tener su influencia, proporcional al agua de deshielo”.

Kinnard fue uno de los pocos glaciólogos disponibles a conversar para esta investigación. La mayor parte de estos expertos en Chile están vinculados con la industria minera y se excusaron de participar, lo que también sucedió cuando en la Municipalidad de Lo Barnechea buscaron asesores para darles una opinión sobre el proyecto. Los científicos reconocen la complejidad de estudiar los posibles efectos de una construcción y una explotación minera en la zona. “Si el rajo y la actividad minera ocurre directamente en áreas donde hay glaciares, aunque no influya directamente el accionar sobre los glaciares, indirectamente los va a afectar”, dice el geógrafo y experto en glaciares de la UC, Juan Luis García. “Esta actividad tiene emisiones a la atmósfera y puede cambiar localmente el clima asociado a esa cuenca, y si hay polvo, éste necesariamente va a absorber la radiación solar”, añade.

Desde Codelco aseguran que las partículas en suspensión no afectarían a glaciares importantes como el Olivares -que nutre al río Maipo-, debido a que las mismas montañas bloquearían su paso. Pero lo que también preocupa es la contaminación ambiental por la construcción del rajo y, posteriormente, por las tronaduras. “El polvo en suspensión es un tema y es parte de la evaluación, ya se hicieron observaciones respecto a eso”, asegura Brücher. El tema de la contaminación ambiental que podría llegar hacia Santiago es uno de los puntos que preocupan al alcalde de Lo Barnechea, aunque en Codelco explican que se harán tronaduras de bajo impacto y que no habrá fundición en la montaña, como sí pasa en El Teniente con Caletones.

Desde la organización Chile Sustentable ven con malos ojos las respuestas entregadas por Codelco y estiman en mil las hectáreas de glaciares afectadas. “Les llaman glaciares de roca, pero la observación es que algunos están cubiertos de hasta 80% de agua”, dice Sara Larraín, directora de la ONG. En el contexto del calentamiento global, dicen, estos glaciares de roca podrían ser fundamentales para conservar el agua en épocas calurosas. En todo caso, Codelco explica que, por cada 1,3 litros de agua por segundo que se podrían ver afectados, se compensarán 2,6 litros por segundo, tomados de otros derechos de aguas de la minera.

Finalmente, en la V Región también es tema el transporte del mineral, que ya tiene un historial complejo. “En lo que respecta a la división Andina de Codelco, permanentemente han existido incidentes con relación al vertido de concentrado de cobre al río Blanco”, explica el seremi Hernán Brücher, “afortunadamente esto no ha pasado a mayores, pero sin duda es un tema que nos preocupa y que esperamos que quede mejor solucionado”. 

 

Las montañas de Codelco

El 2015 Chuquicamata cumple 100 años, El Salvador y Andina bordean los cincuenta años, y El Teniente opera como empresa estatal a partir de los años 60. Sin embargo, para los estándares mineros la vida útil de los yacimientos es sólo de 40 años, luego es cada vez más difícil extraer mineral. Las reservas se van agotando y eso no es ningún misterio en el mundo minero. Ya el 2012 Codelco disminuyó su nivel de producción respecto al año anterior. Por eso la cartera de nuevos proyectos se vuelve central. La empresa podrá mantener sus estándares cuando se ponga en marcha, a fines de 2013, Ministro Hales -cerca de Calama- y se concrete el nuevo nivel mina de El Teniente, el Chuquicamata subterráneo y Sulfuros RT. Pero es Andina 244 la que permitiría ir un paso más allá y ampliar su producción para poder mantener el liderazgo a nivel internacional. 

Según Gustavo Lagos, académico del Departamento de Ingeniería en Minas de la Universidad Católica, “el año 2012 Codelco no cumplió su plan de producción debido a la menor producción (25%) de Chuquicamata a causa de la antigüedad de la mina.  El proyecto de expansión Andina es clave para la empresa, ya que permitiría duplicar la producción en 2021 y triplicarla pasado el 2022”. 

Pero la razón no es sólo comercial, sino también social, según señala el gerente de Sustentabilidad y Asuntos Externos de la División Andina, Marcelo Stocker: “Queremos construir la ampliación no para producir más cobre. Esta mayor producción va a reflejarse en un Estado más rico y, por lo tanto, que tiene la posibilidad de compensar las desigualdades que existen en Chile”.  Explica que gracias a los altos precios del cobre es una oportunidad ideal para construir respetando los más altos estándares de protección al medio ambiente para contrarrestar los impactos del trabajo minero.  Agrega que están siendo asesorados por los glaciólogos  de GeoEstudios, que lidera Cedomir Maragunic, y el Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CECs). No obstante, en el CECs sostienen que ellos no participan de los estudios de Andina 244 y sólo se encuentran estudiando la cuenca del río Olivares para la cuprífera y Anglo American. Quien sí mantiene vínculos con Codelco es el glaciólogo Gino Casassa, uno de los chilenos más reconocidos en esta área. 

A pesar de la urgencia de Codelco en sacar adelante el proyecto, el futuro no es tan claro para Andina. Según fuentes de gobierno, si aumentaran las críticas u observaciones, la empresa podría volver a suspenderlo como en 2011, hasta encontrar un escenario más favorable.  Nadie quiere que se transforme en un nuevo HidroAysén. 

 

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