Jorge Selaive, ex economista senior de la División de Estudios del BC, redactó un informe que remeció al mercado. En su primer párrafo el texto hace una afirmación lapidaria: “El INE tiene indudables problemas para capturar la calidad y la obsolescencia”.
El pasado 2 de abril, el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, viajó a Valparaíso para dar cuenta del último Informe de Política Monetaria (IPoM) ante la Comisión de Hacienda del Senado. En su presentación habló de la boyante situación de la economía chilena, proyectó un crecimiento del PIB de hasta 5,5% para este año y se refirió en varias ocasiones al dinamismo que vive la demanda interna. Después de más de una hora de exposición, llegó el turno de las preguntas. Entonces, Ricardo Lagos Weber (PPD) trasladó al Senado una duda que hace días se comentaba en los pasillos de los bancos de inversión y las corredoras de Bolsa: ¿Está mal medida la inflación en Chile? El alto crecimiento y el casi pleno empleo tienen al país al máximo de sus capacidades, pero la inflación parece seguir un camino independiente. Rodrigo Vergara no estaba citado para eso, pero tuvo que responder.
El economista de la Universidad Católica y máxima autoridad del Instituto Emisor, frotándose las manos y algo nervioso, dijo que había que ser cuidadosos con el tema. “En todo el mundo hay desafíos metodológicos para incluir en el IPC”, continuó. Más adelante agregó que “yo lo que entiendo es que el último cambio metodológico, que se hizo el año 2009, fue precisamente para mejorar ciertas mediciones. A lo mejor ahora surgen otros problemas que también hay que mejorar”.
Mientras los senadores Jovino Novoa, Andrés Zaldívar, José García, Camilo Escalona y el mismo Lagos Weber escuchaban atentos, Vergara continuó con la explicación. “En todo caso, (…) la trayectoria de la inflación es robusta a todas estas cosas. O sea, si uno le saca aquellos elementos que hoy día están en discusión, la trayectoria de la inflación sigue siendo descendente. Eso es importante tenerlo claro”, remató Vergara. En el último IPoM, el Banco Central proyectó que el IPC terminaría el año 2013 con una variación anual de 2,8%.
Días antes, un informe publicado por el banco BCI remeció al mercado. El texto, titulado “INE: La calidad es tan importante como el precio”, se convirtió en comentario obligatorio en el barrio El Golf. No era para menos. En su primer párrafo el texto hace una afirmación lapidaria: “El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) tiene indudables problemas para capturar la calidad y la obsolescencia”.
El polémico documento fue redactado por Jorge Selaive, ex economista senior de la División de Estudios del Banco Central, ingeniero comercial de la Universidad de Chile y Ph.D. en Economía de la Universidad de Nueva York. Él mismo cuenta que decidió hacerlo porque había varios temas respecto del IPC que le llamaban la atención y quería despejar esas dudas. No le calzaban algunas cifras respecto del vestuario, ni otras sobre los productos electrónicos.
Selaive hizo el ejercicio de comparar el precio de la ropa, los zapatos, la electrónica y los autos en Chile, con lo que cuestan estos mismos productos en Perú, Colombia, México y Brasil. Tras ver los resultados, concluyó que en el INE existe un problema metodológico. Selaive se dio cuenta, entre otras cosas, que a contar de 2010 las prendas de vestir se hicieron exponencialmente más baratas en Chile y no así en los otros países que analizó. Se planteó posibles explicaciones para esto, las descartó todas y finalmente llegó a la idea de que el INE tenía “problemas no menores para realizar ajustes por calidad”.
Los precios en discordia
Selaive explica el asunto usando como ejemplo los computadores. “Si hace tres años el computador representativo de la plaza era el Pentium II y yo sigo tomando el precio del Pentium II durante los años siguientes, simplemente por la obsolescencia misma del computador, va a bajar el precio, va a ser menor al anterior”, comenta. Y añade: “un computador que hace tres años costaba $500.000 puede que hoy valga $50.000. Eso se puede dar con muchos productos electrónicos”.
Las conclusiones del informe fueron categóricas precisamente a la hora de comparar los precios de los computadores. El texto plantea que, según las cifras del INE (y haciendo un análisis no exhaustivo), el valor de estos ha caído en Chile “más que en cualquier otro país del mundo”.
Según Selaive, detrás de esto no hay una intencionalidad del INE por manipular los precios. Eso sí, advierte que el Instituto tiene dificultades para poder medir la calidad y la obsolescencia de los productos y cómo eso incide en sus precios. Otros expertos también hacen hincapié en que el tema se trata de un problema meramente metodológico y no de una intervención de precios por parte del Instituto Nacional de Estadísticas, que depende del Ministerio de Economía. “Esto no es Argentina”, señala uno. “Esto no es comparable con el Indec”, comenta otro, en alusión al polémico Instituto Nacional de Estadística y Censos del país vecino.
Arriendos bajo la lupa
El del BCI no fue el único departamento de estudios que reparó en el problema. Otro informe, hecho por Rodrigo Valdés y Mario Arend, para BTG Pactual Celfin planteó en enero un tema similar. El reporte, enviado a sus clientes, sostiene que artículos como las prendas de vestir y los productos electrónicos merecen “especial atención” en Chile. “Estos dos bienes, que en conjunto tienen una ponderación del 8,3% en la composición de la canasta del IPC, han tenido un fuerte efecto negativo en la inflación anual durante los últimos años, puntualmente desde la implementación de la nueva canasta de la inflación el año 2009”, consigna el reporte.
En otras palabras, BTG Pactual Celfin sostiene que los productos de ambos rubros han hecho que la inflación sea menor. Al igual que el BCI, plantea que el comportamiento internacional que han tenido los precios de estos bienes no se condice con el que han tenido en Chile. Según el economista Mario Arend, los valores de la ropa y los productos electrónicos han registrado “disminuciones fuertes y persistentes” en el país, cosa que no ha pasado en otros mercados como Brasil, México, Perú, Colombia y Estados Unidos, donde el costo de estos productos no ha variado tan significativamente.
La ropa y los productos electrónicos están lejos de ser los únicos en la mira. La Cámara de Comercio de Santiago (CCS), por ejemplo, sostiene que los problemas de medición también se extienden a casos como los arriendos. “Efectivamente podría haber una subestimación en el método utilizado por el INE para encuestarlos”, acotan desde la CCS. Eso sí, según la entidad, este punto no tendría mayor incidencia en el IPC total.
El economista Patricio Rojas, también hace precisiones. Asegura que hoy en día muchos de los productos se compran a través del crédito. Por eso considera que es necesario aumentar la ponderación que hasta el momento tiene el gasto financiero en la composición de la canasta. Este ítem, si bien está entre los 20 productos con mayor ponderación en el IPC, es menos relevante que el servicio doméstico en la composición de la canasta, aunque más relevante que las bebidas.
¿Sube la UF?
Los errores en la estimación del IPC podrían tener efectos cruciales para la economía. Según Selaive, los problemas de medición del INE tendrían una magnitud de hasta un punto porcentual. Es decir, si el Central proyecta que el IPC sería de 2,8 a diciembre, si se corrigieran estos efectos la cifra llegaría a 3,8%, o sea en el techo del rango meta del BC. A su juicio, lo más preocupante sería que si se llegara a corregir la cifra habría una repentina aceleración de la inflación, difícil de controlar.
A juicio del ex superintendente de Valores Guillermo Larraín un IPC mayor podría tener efectos en el valor del dólar, en la Tasa de Política Monetaria y también en el costo de la UF. De ahí que el cálculo debe ser lo más preciso posible. En una economía indexada a la UF como es la chilena, las variaciones del IPC son demasiado relevantes, por ejemplo, a la hora de fijar los precios de arriendos y los contratos, los que indudablemente subirían.
Cambios a la canasta
La canasta a través de la cual se determina la variación del IPC fue modificada en Chile en 2009. En esa oportunidad, el país se puso al día con varias exigencias de la OCDE. El indicador dejó de ser un índice medido exclusivamente en Santiago y se empezó a registrar en las 15 capitales regionales. Otro de los cambios importantes tuvo que ver con la actualización de la canasta. Hasta el 2009, ésta se modificaba cada 10 años. Por eso mismo en esa oportunidad salieron de la lista productos como los casetes, los rollos de fotos y las máquinas de coser. Por el contrario, entraron a la misma los equipos portátiles de audio y video, los pendrives, las frazadas eléctricas y los preservativos, entre otros elementos.
En 2009 se estableció además que los cambios a la canasta se realizarían cada cinco años, por lo que el próximo enero debiera estar lista la nueva lista de productos. La modificación es vista como una excelente oportunidad para que el INE se ponga al día en distintos temas.
El organismo presidido por Francisco Labbé está terminando de armar la Encuesta de Presupuestos Familiares, base para la elaboración de una nueva canasta. No es el único cambio que enfrenta el Instituto. A principios de año, el Ejecutivo presentó un proyecto que busca modificar su estructura. La idea es dotarlo de mayor autonomía lo que, según ha dicho Jorge Hermann, jefe de la División de Estudios del Ministerio de Economía, acrecentaría la confianza sobre la calidad y la certidumbre de los datos que entrega. Con esto coincide Jovino Novoa, quien asegura que se espera que el organismo tenga una estructura colegiada similar a la que tiene el Banco Central.
El tema será tratado este lunes en la Comisión de Economía del Senado. Hasta la sede en Santiago, llegarán entre otros, el ex presidente del Banco Central Vittorio Corbo, el ex rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros y los economistas Eduardo Engel, David Bravo y Andrea Repetto. El proyecto de ley, que crea la Ley Orgánica de la Institucionalidad Estadística Nacional, está calificado con suma urgencia, precisamente para que pueda ser despachado durante este año.
La comisión Boskin
El debate que hoy está instalado en Chile respecto de la medición del IPC, se dio también en Estados Unidos en 1995. El propio Rodrigo Vergara recordó la existencia de la llamada “Comisión Boskin” durante su presentación en la Comisión de Hacienda. Dicha entidad nació bajo el alero del Senado de ese país y tuvo como objetivo discutir los posibles sesgos que existían en la medición del IPC.
A finales de 1996, los integrantes del grupo entregaron un informe titulado “Hacia un cálculo más preciso del costo de la vida”. En él, los miembros de la comisión sostuvieron que para poder estimar los precios es necesario partir de algunos supuestos, una metodología y un sistema de recolección de datos. “Los sesgos pueden provenir de cualquiera de esas áreas”, sostiene el documento.
Consciente de las dificultades que conlleva la medición del IPC, el texto concluye que si bien éste es el mejor método que hasta entonces existe para medir los precios, no representa el costo real de la vida. De hecho, la comisión informó que en 1996 el IPC estuvo sobreestimado.