Por Emilio Maldonado Julio 11, 2013

Durante los últimos meses se han negado nuevas rutas a la firma chileno-brasileña. Vuelos a Madrid, Caracas, Bogotá, Río de Janeiro, Quito y Guayaquil, que pretendían ser operados por LAN Argentina, fueron rechazados por la entidad gubernamental.

En LAN descartan que se retirarán de Argentina, donde facturan US$ 1.300 millones, aunque temen que el negocio se verá afectado con el cierre del hangar de Aeroparque.

La cita tuvo lugar en Corrientes 441, en las dependencias del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna) en pleno centro de Buenos Aires. Hace dos semanas dirigentes del sector aeronáutico trasandino se sentaron a conversar con las autoridades de Latam, matriz de LAN y TAM.

Gustavo Lopetegui, presidente de LAN Argentina, había solicitado una reunión algunos días antes. La idea era mostrar la molestia que la compañía chilena tenía tras las constantes trabas que Intercargo -empresa estatal que maneja las mangas de acceso a los aviones y la limpieza de éstos-, seguía poniendo a la operación de la aerolínea chilena.

No fue un encuentro “amable”. Según conocedores del contenido de la reunión, Lopetegui le comentó a Gustavo Lipovich, presidente de la Orsna, que Intercargo continuaba desconociendo el acuerdo que sellaron el 18 de mayo pasado, cuando LAN Airlines accedió a pagar un sobreprecio de US$ 18 millones para que la estatal argentina entregara los servicios a LAN, los cuales había suspendido la noche anterior, dejando en tierra a 3.300 pasajeros.

Lipovich, quien escuchó atento los descargos del ejecutivo de LAN, dio una respuesta que ninguno de los presentes previó. El presidente de la autoridad aeroportuaria no sólo ignoró la petición de la firma chilena, sino que además advirtió a los chilenos que el gobierno tenía “nuevos planes”: quitarles el hangar que operan en el aeropuerto Aeroparque, terminal desde el cual la compañía realiza todos sus viajes internos a 11 ciudades distintas.

El argentino no dio mayores detalles de cómo efectuarían la “expropiación”. Sin embargo, causó revuelo entre los gerentes de LAN Argentina, considerando que ese espacio es una concesión que tienen desde 2009, por un plazo de 15 años. Un alto ejecutivo de la firma, liderada por los hermanos Cueto, agrega que les preocupa “que las operaciones en el Atlántico se vean perjudicadas”. Y si bien descartan que por el momento haya planes concretos de emigrar, temen un impacto en los casi US$ 1.300 millones que factura la empresa en Argentina. Ello porque de arrebatarles el hangar de Aeroparque, LAN Argentina deberá realizar sus vuelos domésticos exclusivamente desde Ezeiza, distante a una hora de la capital.

Pero el hangar no es el único impasse que ha tenido la compañía con el gobierno de Cristina Fernández en el último tiempo. El rechazo de la autoridad a otorgar nuevas frecuencias, el confinamiento de los vuelos internacionales sólo a Ezeiza, y los constantes líos con los operadores de las mangas y carga de equipaje han sido parte del turbulento devenir de LAN al otro lado de la cordillera. La presidenta Fernández ya fue informada de estos contratiempos, pero hasta la fecha ha mantenido silencio respecto al tema.

CUESTA ARRIBA

Los conflictos están lejos de terminar. El próximo 5 de agosto se materializará una nueva estocada: hace algunos meses la gerencia de la aerolínea solicitó a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) -entidad gubernamental que regula el espacio aéreo- reemplazar uno de los Boeing 767 que realiza la ruta Buenos Aires-Miami, sin escalas, por otro avión de similares características, ya que éste entrará en mantenimiento de rutina. Una práctica común en la industria, dicen en LAN, pero que la ANAC ignoró.

Hace unas semanas el organismo, dirigido por el kirchnerista Alejandro Granados, rechazó la propuesta de la empresa, afirmando que no se podía llevar a cabo la ruta con otro artefacto. Ese 5 de agosto el Boeing será retirado y LAN Argentina se verá obligada a reducir sus frecuencias: de siete vuelos semanales a Miami, habrá sólo tres salidas. Consultados en la ANAC sobre este tema, declinaron referirse al tema.

Con un avión menos en circulación, en una de las rutas internacionales más demandadas por los trasandinos, no sólo la empresa verá afectadas sus arcas. Unos 80 tripulantes (pilotos y auxiliares de vuelo) quedarán con capacidad ociosa. En la compañía señalan que se intentará redirigirlos a otras rutas, pero a la gran mayoría se le adelantarán las vacaciones, a la espera de retomar la ruta con normalidad en unos 60 días.

La posibilidad de que LAN abandone Argentina y deje sin trabajo a unas tres mil personas es un miedo creciente entre el personal aeronáutico de Buenos Aires. Ésa ha sido la motivación para que diversas agrupaciones de tripulantes alcen la voz. El 28 de junio la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico de Argentina (APTA) -que reúne a los distintos sindicatos aéreos- denunció las amenazas del gobierno contra la firma. El secretario general de la agrupación, Ricardo Cirielli, afirmó que de concretarse la expropiación al hangar, 382 mecánicos quedarían cesantes y otros 3.000 que trabajan para LAN Argentina -entre gerentes, operarios y tripulantes- “correrían peligro” ante la eventualidad de que la firma de capitales chilenos y brasileños se retire de ese país. “Si LAN Argentina desaparece de nuestro mercado, el servicio de transporte aerocomercial nacional quedaría de hecho en sólo un gran monopolio estatal conformado por Aerolíneas Argentinas y Austral”, declaró Cirielli. Hasta ahora sólo LAN le hace peso a Aerolíneas: le arrebató 32% del mercado interno. Hoy Austral, filial de la sociedad estatal, ostenta el 66%.

La APTA no fue la única que se manifestó. Los mismos pilotos comerciales, a través de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (Apla), le enviaron una carta al vicepresidente ejecutivo de Latam, Enrique Cueto, solicitando una reunión para plantear los problemas a los que se enfrentan sus colegas de LAN en los aeropuertos trasandinos. La misiva fue enviada el 18 de junio, y hasta la fecha aún no se concreta el encuentro entre el presidente de la gremial, Pablo Biro, y Enrique Cueto.

LA CARTA A LA SEÑORA K

“La nacionalización de Aerolíneas Argentinas no fue una decisión caprichosa o una expropiación; fue devolverle a los argentinos la conectividad y la soberanía de vuelos”. Con estas palabras -pronunciadas en marzo de este año en la inauguración de un centro de entrenamientos en Ezeiza- la mandataria  argentina Cristina Fernández volvió a dar un espaldarazo a su decisión de 2008, cuando estatizó la empresa aeronáutica.

Pese a la decisión, la compañía pierde -según han declarado públicamente varias de sus autoridades- US$ 2 millones diarios. Por ello que abarcar más cuota de mercado se hace una necesidad. Los últimos acontecimientos apuntan a que se conseguiría a costa de LAN Argentina.

Como ejemplo, durante los últimos meses la ANAC ha negado nuevas rutas a la firma chileno-brasileña. Vuelos a Madrid, Caracas, Bogotá, Río de Janeiro, Quito y Guayaquil, que pretendían ser operados por LAN Argentina, fueron rechazados por la entidad gubernamental, pese a cumplir con los requisitos técnicos. Un ejecutivo de la compañía señala que no hubo explicación para el rechazo.

La negativa no ha golpeado sólo a la filial trasandina. También a LAN Perú se le denegó una ruta que uniría de manera directa Rosario y Lima. Tampoco, afirma el mismo ejecutivo, se ha permitido el ingreso de nuevas aeronaves Airbus 320 para abarcar el mercado doméstico local, en el cual la firma mueve 2,3 millones de pasajeros por año.

Estos últimos acontecimientos motivaron que el 1 de julio llegara a las manos de Cristina Fernández una carta denunciando todos estos ataques. El remitente mostraba el nombre de Paula Marconi, secretaria general de la Atcpea, entidad que aglutina a los tripulantes de cabina. En la misiva de dos páginas la dirigente explicó la amenaza que hay contra la aerolínea. “Le mandamos una carta a la presidenta de la Nación porque esto nos afecta directamente. Se están sumando hechos, como la no habilitación de aviones, el problema para acceder a los aeropuertos, o la amenaza de quitar el hangar de Aeroparque que le hicieron verbalmente al presidente de la compañía, Gustavo Lopetegui”, explica Marconi.

La dirigente agrega que la principal preocupación es que LAN ceda ante las presiones del gobierno y cierre su negocio en Argentina, afectando a 500 tripulantes de cabina. “Le mandé esta carta hace una semana y media y aún no tengo respuesta. Acá hay un tema político, porque ANAC ha negado rutas a Madrid, Bogotá, Río de Janeiro y Lima, todo para beneficiar a Aerolíneas. Pero cuando a LAN le quitan frecuencias al exterior están ayudando a las aerolíneas extranjeras que sí hacen esas rutas, y no necesariamente a Aerolíneas”, enfatiza Marconi.

BAJA DE PASAJEROS

Desde 2012 que la ANAC les prohibió volar a destinos en Sudamérica desde Aeroparque, confinando las salidas internacionales de LAN exclusivamente a Ezeiza, a diferencia de lo que ocurre con Aerolíneas que sigue despegando desde ambos terminales. Según Marconi esto ha impactado en los viajes de corto alcance como Santiago, Lima o Sao Paulo. “Nadie quiere viajar una hora u hora y media a Ezeiza para volar menos tiempo que eso”, afirma. A este traspié se agregan los recientes problemas para acceder a los terminales, debido a las medidas de boicot que sigue aplicando Intercargo al no acercar las mangas, retrasando el abordaje o descenso de los pasajeros.

La compañía no ha reportado el verdadero impacto de estas trabas en sus operaciones. Pero según las últimas cifras de la Junta Aeronáutica Civil chilena (JAC), entre enero y mayo de 2013 LAN transportó 233.895 turistas entre Santiago y Buenos Aires, un 14,5% menos que en igual período de 2012. LAN Perú, que también hace una ruta entre Chile y Argentina, vio disminuido su tráfico en 63% y LAN Argentina, que transporta pasajeros entre Ezeiza y Pudahuel, vio caer sus números en 21%. Sky Airline, otra compañía que hace la misma ruta y que no reporta conflictos en los aeropuertos trasandinos, aumentó sus pasajeros en 33%.

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