El principal índice bursátil, el IBovespa, ha caído 25% en lo que va del año y los extranjeros, que llegaron en masa para invertir en el prometedor mercado emergente, hoy huyen hacia plazas más seguras. Sólo en junio salieron US$ 2.600 millones de la economía brasileña.
La última portada de la revista de negocios Exame, está dedicada al desplome de Eike Batista.
Hace seis años el principal tema de conversación en los círculos empresariales brasileños era Eike Batista (56), el ejecutivo que había construido su imperio energético de manera casi instantánea. Él vivía un cuento de hadas: expandió sus redes por todo el mundo, incluido Chile; su patrimonio se elevó por encima de los US$ 30.000 millones, y los inversionistas que depositaron sus recursos en su holding, conocido como “las empresas X” por contener esa letra en sus nombres, también vivían un carnaval. En la actualidad, sus compañías siguen estando entre las más cotizadas del Bovespa, la Bolsa paulista. Pero ahora el escenario no tiene nada de festivo: todos quieren deshacerse de los papeles del otrora “príncipe” brasileño. Como un avión que cae a pique, las acciones de MPX, LLX, MMX, OGX y OSX (firmas controladas por él) se han desplomado hasta en un 90% en lo que va del año, arrastrando consigo a la rueda local a sus peores resultados en años: de los 72.000 puntos que marcaba en 2008, hoy apenas roza los 48 mil.
Batista, quien fuera el séptimo hombre más rico del mundo en 2012, cayó al puesto 100 en apenas doce meses, y sigue descendiendo.
Su caso no es un ejemplo aislado de lo que ocurre por estos días en la calle 15 de noviembre, sede de la Bolsa en São Paulo. El principal índice bursátil, el IBovespa, ha caído 25% en lo que va del año (cifra medida en dólares) y los extranjeros, que llegaron en masa para invertir en el prometedor mercado emergente, hoy huyen hacia plazas más seguras. Sólo en junio salieron US$ 2.600 millones de la economía brasileña, la mayor cifra registrada desde 2010, año del boom económico.
¿Qué pasó con el carnaval financiero de hace tres años, cuando el PIB se elevó en 7,5%? En la principal metrópolis financiera de Brasil están pesimistas. Nadie en la Bolsa o en el pujante barrio de Itaim Bibi -conocido por alojar a los mayores bancos de inversión- cree que el futuro cambie. No hasta que haya otro presidente, hacia fines de 2014. Todos coinciden en que la tormenta que se gestó fue demasiado perfecta para desaparecer en el corto plazo: mal desempeño de la Bolsa y un deterioro sostenido en las cuentas macroeconómicas, conjugado con la convulsión social que se vive en las calles de Brasil, tienen a todos los inversionistas buscando refugios.
EL FRENAZO
La Bolsa paulista hoy tiene más de museo que de centro de operaciones bursátiles. En su interior hay una cafetería, una sala audiovisual y pantallas con los precios de las acciones, las cuales son observadas apenas por un grupo de turistas. El mercado está a punto de cerrar su jornada diaria y el IBovespa sube -como pocas veces lo ha hecho durante 2013- más de 1,5%. Nadie celebra, porque en lo que va del año el índice se ha desplomado. Y así como la fortuna de Batista se ha hecho humo, la mala racha ya golpea a emblemáticas compañías, como Petrobras y Vale, que en conjunto ostentan el 25% de las transacciones de la Bolsa y que han tenido pobres resultados. Sólo la petrolera ha perdido la mitad de su valor desde su peak en 2010.
Pero no sólo el mercado bursátil está deprimido. La economía real de Brasil está con un pie puesto en el freno. Durante el primer trimestre el PIB creció 0,6% y según las estimaciones de los bancos locales, el segundo trimestre debería arrojar una cifra similar. Por eso que no fue sorpresa, para la comunidad financiera paulista, la nueva estimación del PIB para 2013 por parte del Banco Central brasileño. Por décima semana consecutiva dicha proyección se corrigió a la baja, situando la posible expansión económica en apenas 2,28%. De ahí que las palabras de Marcelo, a cargo de la visita guiada a la Bolsa, tienen sentido: “Si fuera un país, São Paulo sería la tercera mayor economía de América Latina. Y si la Bolsa cae, todo Brasil se resiente”.
Palabras que tienen eco a diez kilómetros hacia el oeste del Bovespa, donde está el barrio de Itaim Bibi. En uno de los rascacielos del área está la torre del Credit Suisse, uno de los bancos de inversión más importantes del mundo. A principios de junio, y desde esas oficinas, salió un lapidario informe sobre la realidad de la economía local. El documento explica que la situación en Brasil “da señales evidentes de un colapso del modelo económico”, graficando cómo la inflación sigue subiendo (acumula un 6,7% anual, dos puntos por sobre la estimación del Central) y el crecimiento sigue a la baja, sin que la autoridad esté tomando medidas efectivas que amorticen la caída.
Para el director del área de investigación del Credit Suisse, Andrew Campbell, el pobre desempeño de la economía se explica por efecto del sobrecalentamiento que tuvo Brasil en 2010. “El país puede crecer entre 3% y 4% anual, pero en 2010 se dio el escenario de un 7,5%, muy por sobre lo que podíamos crecer. Ahí comenzó a aparecer la inflación y se sobrecalentó la economía. Y para enfriarla, y tender al 4% que podemos crecer, pasamos a un estado actual por debajo de lo esperado. Pero creo que estamos en camino hacia una recuperación de lo normal, aunque nos tomará más tiempo”, explica Campbell.
Con una economía que apenas crece, y una inflación escapada, Brasil aparece para los extranjeros como la promesa del mercado emergente que no se cumplió. De ahí que el mismo Credit Suisse, según Campbell, no lo recomiende como una plaza interesante. No al menos en el corto plazo.
¡VENDE, VENDE!
El deteriorado escenario macro en Brasil, que se ha intensificado en las últimas semanas luego de las revueltas populares en las calles, ha incrementado la caída de los índices accionarios. Como un perfecto guión de un thriller, junio se transformó en el peor mes en el Bovespa en años. ¿Las causas? Las protestas semanales -que elevaron el riesgo para invertir en Brasil-, las dudas sobre el crecimiento de China, y la devaluación del Real. La moneda brasileña pasó de 2 reales por dólar a estabilizarse en 2,25 por cada divisa norteamericana.
“Hemos tenido uno de los peores meses de la historia, con una mezcla de malos índices, como la alta inflación y el bajo crecimiento, y el desplome del Bovespa. Y si antes las amenazas sobre la economía eran externas, ahora Brasil es su propia amenaza”, relata el directivo de Itaú BBA, Carlos Maggioli.
El representante de una de las corredoras más grandes del gigante sudamericano confiesa que en promedio la industria tenía entre 25 a 30 aperturas a Bolsa por año y en el peak, durante 2007, el mercado vio a 50 empresas debutar en el Bovespa. “Ahora, con esta incertidumbre, si este año hay cuatro, será mucho”, dice Maggioli. Parte de esta profecía está cumpliéndose. La cementera Votorantim, que había anunciado su posible apertura para 2013 y que sería la más atractiva, acaba de suspender estos planes.
Junto con el Itaú, BTG Pactual (actuales controladores de Celfin en Chile) es otro de los bancos de inversión más poderosos de Brasil. Desde las nuevas oficinas de BTG en avenida Faria Lima, el estratega en mercados Carlos Sequeira explica que el país no pasa por el mejor momento, y que esto se mantendrá hasta al menos octubre de 2014, cuando ocurra la elección presidencial. “Es duro de decir, pero no creo que Brasil caiga en una depresión. Sí creo que serán momentos complicados, con altos y bajos, hasta la elección presidencial. Si tengo que definir algo, creo que con un 60% de certeza Brasil pasará por esta incertidumbre hasta el próximo año”, grafica Sequeira.
Según coinciden estos expertos, el sector commodities ha sido el más afectado en la Bolsa, el cual representa el 50% de las transacciones totales del índice Bovespa, lo cual explicaría en parte el desplome de la plaza bursátil. Por contraparte, las acciones en empresas educacionales han crecido hasta 20% durante 2013, debido al compromiso de la presidenta Dilma Rousseff de inyectar más recursos al sistema universitario. “A la celulosa también le ha ido bien, porque exportan a mercados distintos al chino. Embraer, el gran constructor de aviones, también ha sido la estrella este año”, ejemplifica el especialista de BTG Pactual.
Los chilenos, que han hecho apuestas por Brasil con inversiones directas por casi US$ 15.000 millones en la última década, han buscado salvaguardarse en “compañías reales” en vez de la Bolsa.
BATISTA, ¿VÍCTIMA O VICTIMARIO?
El lunes 15 de julio un correo comenzó a llegar a altos gerentes de las corredoras financieras de Brasil. Las autoridades de la Bolsa de São Paulo tenían en carpeta revisar la composición del índice Bovespa, el cual ha estado cuestionado durante los últimos meses. A juicio de sus críticos, mientras la economía real depende en un 15% de las empresas ligadas a la extracción y venta de materias primas, en la Bolsa éstas representan el 50%. Y si bien eso fue atractivo para los inversionistas extranjeros durante el boom, en la actualidad ha sido la causa de fuga de capitales, ante la amenaza de una desaceleración china y, por ende, menores exportaciones de petróleo, hierro y acero.
Pero el caso de Eike Batista ha sido el detonante de que el Bovespa analice la metodología de su índice. A diferencia de otras mediciones como el IBr50 y el IBr100, donde se reúnen a las 50 y 100 empresas más grandes de Brasil, el IBovespa considera a las firmas que más transan. Y como los inversionistas han vendido en gran cantidad los títulos de Batista, “las empresas X” ahora tienen un mayor peso en ese índice, arrastrando en su caída al resto. Mientras el IBr50 y el IBr100 han caído 17% y 15% respectivamente, el IBovespa lo ha hecho 10 puntos más.
Según el abogado Juan Giraldez, socio del estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton, el caso de Batista es el ejemplo del exagerado riesgo que tomaron los inversionistas en 2007, cuando decidieron apostar por proyectos y no en empresas reales. “Las ideas de Batista no eran malas, pero eran riesgosas”, afirma. Hoy su bufete asesora a parte de los acreedores de OGX, una de las fallidas incursiones del otrora magnate y que a la fecha ha visto desvanecer su patrimonio en un 87% en apenas siete meses.
Y la crisis económica ya no sólo está golpeando a los extranjeros que apostaron por Brasil, sino también amenaza a los fondos de pensión. Jorge Simino, director de la Fundação CESP (que administra US$ 10.000 millones en patrimonio) declara que por primera vez están obteniendo rentabilidades negativas. Con un 73% invertido en renta fija y un 22% en acciones, “este año se ha dado particularmente negativo, porque la renta fija y las acciones están con malos índices”, sostiene Simino.
Gabriel Amado de Moura, director de inversiones de la Fundação Itaú-Unibanco y que tiene US$ 12 mil millones en activos, también reconoce un escenario adverso, para lo cual han elegido blindarse y bajar la exposición al mercado accionario. “Hemos optado por apostar al largo plazo, en bonos, y casi el 90% de los fondos están ahí”, explica. Son parte de las estrategias para enfrentar la crisis bursátil de Brasil.