"La recuperación (de Estados Unidos) ya está en marcha desde hace mucho tiempo. Ha sido más lenta de lo que nos hubiese gustado, pero ha sido persistente"
"Sigo siendo pesimista respecto a la Zona Euro. En el mejor de los casos, entrarán en un periodo largo de crecimiento muy mediocre. Muchos de sus bancos y gobiernos están ahogados en una combinación de grandes pasivos y bajo crecimiento"
Aunque tiene una rutina extenuante, Ricardo Caballero (53) suena relajado al teléfono. El economista cuenta que todos los días llega a las 7:15 de la mañana a sus modernas oficinas en el piso 37 de un edificio ubicado a pasos de Bryant Park, en pleno Manhattan. Desde ahí vigila lo que está pasando en los mercados financieros de todo el mundo. Está pendiente de Asia, de Europa, de Estados Unidos, y también de Chile. Por eso no se desconecta antes de las ocho de la noche.
Está acostumbrado a vivir con un pie en Nueva York y otro en Boston. En la primera trabaja codo a codo con el chileno José Luis Daza, manejando el hedge fund QFR Capital Management. En Boston, en cambio, hace clases de Economía en el influyente Massachusetts Institute of Technology (MIT). Esta semana viene a Chile: será el principal expositor del seminario económico que el próximo martes realizará el Grupo Security. En esta entrevista Caballero adelanta sus posturas respecto a la economía mundial.
-Se ha comparado a China con un atleta que no marca buenos tiempos. Se espera que este año se expanda 7,5%, lejos del crecimiento de dos dígitos. ¿Cuánto golpea la situación china al resto del mundo y a Chile?
-Cada punto menos de crecimiento chino quita US$ 90 mil millones a la economía mundial, y muchos más a través de sus efectos expansivos en las demás economías. Los más afectados son los países exportadores de commodities. El dólar australiano es una de las monedas más golpeadas y esto se debe en gran medida a la percepción del impacto potencial de China sobre las exportaciones e inversiones mineras en Australia. Chile se parece a Australia en relación a su exposición a China. En la última década, la importancia de China en nuestras exportaciones se cuadruplicó. Tan relevante como esto son las inversiones mineras en nuestra actividad económica.
-El gobierno chino ha señalado que reorientará su crecimiento basado en la inversión a uno orientado al consumo. ¿Qué implicancias tiene esto en la demanda por materias primas, puntualmente el cobre?
-China ha crecido mucho, pero no puede seguir pensando en crecer con un modelo basado en las exportaciones. Por eso se reorientan a la economía doméstica, lo que requiere un aumento del consumo local. La caída del ahorro asociado a esto último requiere que también caiga la inversión, para evitar desbalances externos, lo que no les viene mal: mucha de esta inversión era poco productiva. China tiene ciudades fantasmas y carreteras a la nada, que fueron producto de una política de demanda agregada en lugar de proyectos de inversiones productivas. Eso sí, no se debe exagerar mucho este ajuste.
-¿Le preocupa que estas medidas representen un freno más drástico de esa economía? ¿Nos tendremos que habituar a China creciendo lejos del 10%?
-Es una gran preocupación. El premier Li anunció que su piso estaba en 7%, pero es difícil controlar tan exactamente una economía. Aunque los chinos han mostrado una capacidad envidiable de lograrlo en el pasado (tanto, que muchos dudan de la veracidad de sus datos). Hay que asumir que China crecerá a tasas más moderadas. Pero también hay que darse cuenta que hoy es una economía mucho más grande que hace unos años. Para el mundo, una tasa de crecimiento de China del 7,5% hoy es parecido a lo que habría sido una tasa de crecimiento sobre el 30% hace poco más de una década.
-Durante la crisis de 2008 y en adelante, China ha sido el principal motor de los países emergentes. ¿Seguirá siéndolo en el actual escenario?
-Sí, aún es extremadamente importante, ya que su menor crecimiento se contrarresta con su mayor tamaño. También hay otros motores mostrando un poco más de poder: EE.UU. en particular. Y Europa y Japón. No se ve tan mal el escenario global.
EE.UU.: LENTO PERO SEGURO
-Varios analistas señalan que EE.UU. se ha recuperado más rápido que otros países desarrollados. ¿Hay razones para estar optimistas?
-La recuperación parece bastante cementada y de gran cobertura. Los balances de los bancos, corporaciones y hogares están más sólidos. Se afirma la recuperación del mercado de propiedades y de la construcción de viviendas, aunque esto último con un poco de preocupación debido al aumento de las tasas hipotecarias. A medida que pase el efecto del secuestro fiscal, el crecimiento se acelerará.
-La gran incertidumbre radica en cómo se comportará EE.UU. una vez que se inicie el retiro gradual del estímulo monetario. ¿Qué efectos espera?
-El problema no será para la economía americana, sino para los países que se encuentren en una parte baja del ciclo y que enfrenten tasas más altas y volátiles de Estados Unidos. Esas economías van a experimentar salidas de capitales y presiones cambiarias. En todo caso, este proceso ya comenzó. No espero una gran crisis en los países emergentes. En general, están mejor preparados que en episodios anteriores de subida de tasas en Estados Unidos. Además, no creo que las tasas se disparen. Todo esto supone que no hay un pánico grande en el sistema financiero americano. En todo caso, la Reserva Federal está trabajando insensibilizando al mercado. El remezón de mayo y junio fue fuerte, pero eso limpió muchas de las posiciones más frágiles.
-¿Comparte la preocupación por un ciclo muy largo de bajas tasas de interés?
-No por el lado de la inflación, pero sí por las distorsiones en los mercados financieros. No son sólo las tasas bajas, sino que la baja volatilidad de éstas. Esta combinación genera incentivos a apalancar el sistema, y se crea un ambiente muy susceptible a pánicos. Pero no había mucha opción: se necesitaron tasas bajas y aún nos queda un tiempo más en ese escenario.
-Paul Krugman escribió que existe un riesgo real de que malas políticas asfixien la aún incipiente recuperación. ¿Comparte ese temor?
-Menos que hace unos meses, pero siempre está presente esa posibilidad.
-¿Debiera ser 2014 el año de la recuperación en Estados Unidos?
-La recuperación ya está en marcha desde hace mucho tiempo. Ha sido más lenta de lo que nos hubiese gustado, pero ha sido persistente.
PESIMISMO EN EUROPA
-Estos días se han publicado varias cifras, entre ellas una caída durante el segundo trimestre del desempleo español y una expansión mayor a la prevista del PIB del Reino Unido. ¿Ve brotes verdes en Europa?
-El índice de sorpresas económicas de la Zona Euro está en terreno positivo por primera vez desde el primer trimestre. Un poco antes, lo mismo pasó en Reino Unido. El caso español es particularmente interesante ya que sus exportaciones están subiendo en forma sostenida. Aunque es temprano para cantar victoria.
-La Eurostat dice que la Zona Euro ha retrocedido cinco años en términos de PIB y más de siete en empleo. Una vez que empiece el repunte, ¿cuánto tiempo le tomará a Europa recuperar la riqueza perdida?
-Sigo siendo pesimista respecto a la Zona Euro. En el mejor de los casos, entrarán en un periodo largo de crecimiento muy mediocre. Muchos de sus bancos y gobiernos están ahogados en una combinación de grandes pasivos y bajo crecimiento. Tampoco es claro que los sistemas políticos de la periferia europea aguanten.
-La Zona Euro agrupa a países como Alemania y Grecia, donde el impacto de la crisis ha sido diametralmente opuesto. ¿Cómo se resuelven esas realidades dispares al interior del grupo?
-Ésa es gran parte del problema. No hay una solución fácil sin que haya una transferencia de Alemania a la periferia mucho más grande que el apoyo político que existe dentro de ese país para hacerlo. Hay mucha esperanza de que después de las elecciones alemanas de septiembre el gobierno tenga más libertad para abrir la billetera. Pero la verdad es que dudo que lo hagan; los alemanes no entienden por qué han de transferir recursos a los italianos si éstos no pagan sus propios impuestos… y creo que tienen un punto válido.
JAPÓN Y LOS MILAGROS
-El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha hecho hincapié en su programa para sacar a Japón de un largo letargo. Pero los mercados están desconfiados. ¿Se han generado sobreexpectativas?
-Justo lo contrario. Los mercados han estado dispuestos a creer en milagros. El Nikkei ha subido más de 30% este año. La política de depreciación del yen ha resultado, y sus indicadores de inflación y de producto han repuntado. El índice de sorpresas económicas es positivo para los japoneses. Lo que no cuadra es la combinación de una enorme deuda pública con bajo crecimiento estructural y una situación demográfica muy compleja. Los inversores no se preocupan de esto porque tradicionalmente los japoneses han comprado gran parte de su deuda pública. Esto podría cambiar: antes los inversores locales eran compensados por altas tasas reales, a las que se les sumaba la apreciación del yen. Está por verse cómo se comportan una vez que sus retornos ya no se vean tan favorables en relación a los de EE.UU.
-¿La decisión de aumentar gradualmente el IVA hasta llegar al 15% va en la línea correcta?
-No les queda otra dado el gran endeudamiento público, y 15% no les alcanza para cerrar la brecha. Sospecho que si logran levantar la inflación hacia su objetivo de 2%, ésta puede seguir de largo muy rápido, para diluir esa enorme deuda. Es una situación delicada, donde todo tiene que pasar con el tiempo correcto para que resulte. Se demoraron mucho en aplicar el paquete correcto, ahora le deben agregar una solución al problema de la deuda.
LA LUPA EN MÉXICO
-El FMI ha atribuido el menor crecimiento de América Latina al impacto que tendría la desaceleración global en la economía de la región. ¿Comparte esa tesis o el menor crecimiento del barrio es atribuible a problemas domésticos?
-Es una mezcla. La desaceleración de China ha tenido un impacto importante en la región, pero también hay componentes locales, producto de una combinación de fines de ciclos expansivos, malas políticas económicas y mucha tensión social.
-Usted se ha mostrado preocupado por Brasil. ¿Cuál es su diagnóstico?
-China es el principal destino de las exportaciones brasileñas y además es una fuente importante de capitales. Pero también Brasil ha enfrentado problemas domésticos de oferta agregada con políticas de demanda agregada. Ahora se encuentran con un cuadro de inflación, y comienzan a retroalimentarse presiones cambiarias, inflacionarias, y la respuesta de sus tasas. El shock de mayo y junio les cayó particularmente mal en estas condiciones. Es natural que en un contexto de este tipo la tensión social suba y los indicadores de confianza caigan, especialmente cuando existe sensación de incompetencia respecto al gobierno.
-¿Es México el país más atractivo de la región para invertir hoy?
-El shock de mayo y junio causado por la FED les pegó muy fuerte a las economías emergentes, en particular a México porque había muchas posiciones apostando a ese país. Pero la historia de fondo, la de las reformas de México, sigue intacta, y por eso no es sorpresa que cuando pasó el pánico inicial la moneda mexicana se haya recuperado más rápido que otras monedas regionales. Además, México es uno de los principales beneficiarios de una recuperación de EE.UU.