Por Emilio Maldonado Agosto 22, 2013

“Una vez que algo sale de mi cabeza, ya no me pertenece”, es la frase que Damodaran repite una y otra vez en el atiborrado auditorio. Cada semestre el académico deja en claro su filosofía. El conocimiento es gratis y él debe compartirlo. 


“No tengo la bala mágica ni las respuestas a todo. Lo que hago es mostrar una ventana para aprender a hacer las cosas por uno mismo”, explica Aswath Damodaran.


Claudio Dufeu conoció al profesor Aswath Damodaran en 1999 cuando cursó su MBA en la Universidad de Nueva York (NYU). Ese año sólo algunos podían acceder a una de las cátedras del entonces joven docente, hoy de 55 años. El curso  Valorizaciones de Empresas, dictado por Damodaran, era uno de los más demandados y el proceso de selección el más exhaustivo del plantel. Todos querían tomar clases con él, ya que desde ese entonces es considerado uno de los mejores profesores de Negocios de Estados Unidos según la revista Business Week. El estudiante chileno fue uno de los pocos afortunados de esa generación.

Tal era el caos por ser aceptado, por estar dentro de los treinta alumnos que integrarían cada semestre, que a partir del año siguiente la universidad tomó una decisión que catapultaría a Damodaran al nivel de súper estrella: sus clases serían dictadas en el auditorio principal de la NYU. De treinta alumnos, el profesor de origen indio se dirigiría a 400, lo que hace hasta la fecha.

Pero el aumento de capacidad no fue suficiente para impedir que estudiantes siguieran quedando fuera de su cátedra. Al mismo tiempo, al extender las vacantes -las cuales se completan todos los semestres- se incrementó también el número de solicitudes por hablar con el profesor en su oficina en horarios extracurriculares, práctica recurrente entre los académicos estadounidenses para resolver dudas. Como Damodaran no podía atenderlos a todos y el pasillo comenzaba a atestarse de candidatos al MBA esperando su turno, decidió grabar sus clases. Primero en VHS y luego en DVD. 

A partir de ese momento comenzó su ascendente fama: hoy más de dos millones de personas acceden a sus contenidos en distintas plataformas, siendo YouTube una de las más populares. “Una vez que algo sale de mi cabeza, ya no me pertenece”, es la frase que Damodaran repite una y otra vez en el atiborrado auditorio. Cada semestre, ante nuevos 400 alumnos, el académico deja en claro su filosofía. El conocimiento es gratis y él debe compartirlo con quien quiera escucharlo.

Es ese pensamiento el que lo trae a Santiago el 12 y 13 de septiembre. Aswath Damodaran será el principal orador del seminario “Valoración: arte, manualidad y magia” que se celebrará en su honor. ¿Por qué este académico que nació en Chennai, al sur de la India, acapara tal atención? En los sesenta países en los cuales se ha presentado agota rápidamente las entradas que superan en promedio el millón de pesos. ¿Qué explica este éxito? Como él lo dice, no se trata de vender la panacea, sino indicar cómo cada uno puede convertirse en el mejor tasador de empresas del mundo.

 

GRATIS, PARA SIEMPRE

Cuando Aswath Damodaran decidió publicar sus clases jamás quiso hacer de sus cátedras un curso online. Pensó en que sería el método más efectivo para que nadie se quedara atrás. Pero la masificación de internet, a fines de la década de los 90, le abrió la opción de que su mensaje traspasara las barreras de la NYU. Al principio, como las conexiones a internet eran lentas e inestables, sólo pudo subir textos y fórmulas matemáticas para valorar una compañía. Rápidamente su web comenzó a llenarse de usuarios ávidos de conocimiento. 

Con el progreso de la tecnología Damodaran también perfeccionó sus técnicas de difusión: primero creó un blog, el cual aún actualiza cada semana, y luego llegaría a YouTube, donde está la gran masa de sus seguidores, fanáticos que se disgregan por todo el mundo. “Al día unas seis mil personas se meten a mi sitio y descargan alguno de los modelos de valoración que yo he subido. Y son de todas partes, aunque principalmente de países de habla inglesa”, explica Damodaran desde su casa en Nueva York.

El idioma no ha sido impedimento para que los brasileños ya se posicionen entre los más entusiastas por estos videos. De hecho, las conexiones desde Brasil están en el tercer lugar de los que más visitan su blog y él les ha respondido yendo al país sudamericano unas 15 veces. “Brasil es una economía interesante. Son muy autocríticos, pero yo siempre les recuerdo que hace diez años estaban peor y han mejorado mucho. Tienen buenas empresas y un mercado doméstico muy importante, al igual que México”, afirma el académico indio.

La fama virtual que se ha ganado en la última década lo ha llevado a viajar por casi todos los continentes. 

Este arrastre se debe tanto a la difusión de su mensaje, como si fuera un virus, como también a invitaciones que ex alumnos le han extendido. Ese fue el caso de Claudio Dufeu, quien intentó traerlo al país hace un par de años pero no logró coincidir con la apretada agenda de Damodaran. 

Quien sí lo hizo fue Andrés Rubio, socio de R&F Consultores, firma que organiza el seminario. Entre ellos no se conocen ni han hablado por teléfono. Rubio jamás ha tomado un curso con Damodaran, pero en los últimos nueve años se han intercambiado cientos de correos electrónicos, casi uno por semana. El chileno siempre usaba los modelos de Damodaran en sus clases de Finanzas.

Hace 9 años Rubio comenzó la valorización de una empresa de seguros y le escribió un correo al académico indio para que éste lo guiara. Para su sorpresa, Damodaran le respondió a las pocas horas y desde ese momento han mantenidouna amistad.

De ahí nació la idea, hace un año, de venir a Chile. Damodaran le comentó que estaba entre sus planes visitar Santiago, pero que por problemas de agenda no se había concretado. A tres semanas del evento, casi doscientos tickets ya se han reservado para ver al gurú de las valorizaciones.

 

 

EL ARTE DE VALORIZAR

¿Qué explica que miles de profesores en las escuelas de Negocios en todo el mundo usen los modelos de este académico? La respuesta radica en lo didáctico de su mensaje. 

Así lo creen varios de los chilenos que han tomado sus clases. Mauricio Varela (Socovesa), Claudio Dufeu (Tribeca Advisors), Gonzalo Fanjul (Asset Chile), Martín Engel (LarrainVial), Álvaro Ramírez (Santander Investments) y Paulo Souza (Sodimac) son parte de este selecto grupo que ha aprendido de Aswath.

También los académicos, aún cuando no hayan pasado por su aula, son seguidores del indio. La Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez es una de las que más emplea los modelos económicos del profesor de la NYU. Eduardo Walker, reconocido tasador de empresas (estuvo en la polémica valorización de los activos de Enersis el año pasado) es uno de quienes siguen al indio y utiliza con frecuencia las técnicas de Damodaran en sus clases. Profesor de la Facultad de Administración de Empresas en la Universidad Católica, suele usar el sitio web y pedirle a sus alumnos que lo revisen, especialmente el capítulo de Riesgos de Acciones. Según el chileno, los modelos bastante estándares que emplea hacen fácil su comprensión y uso.

Lo mismo cree Gonzalo Fanjul, quien tomó dos de sus clases -Finanzas Corporativas y Valorizaciones- mientras hacía el MBA entre 2003 y 2004. “Lo que él enseña no son cosas elevadas. Él se centra en cómo aplicar criterios a la hora de valorizar una empresa. Todo se basa en simplificar los modelos”, explica Fanjul, hoy socio del banco de inversión Asset Chile.

Precisamente es esa la principal característica que le atribuyen todos: explicar complejos modelos en palabras sencillas. O como lo define el propio Damodaran, “aplicar el arte de valorizar”. 

“Nadie sabe la receta o la fórmula ganadora, pero cada empresa puede ser valorizada de distinta manera. Dejando de lado las complejas matemáticas, lo que tiene que primar es el criterio de cada uno. Quizás hoy le daré un valor X y en 15 minutos más algo pasará y ese número puede quedar corto. Todo cambia y eso no lo recoge una simple fórmula. Por eso que quien crea que está todo dado por números, está equivocado. Uno es quien le da el valor a las cosas, incluso a las compañías”, declara Damodaran al otro lado de la línea telefónica.

Carismático y amante de la enseñanza, Damodaran espera llegar a Chile a contar su experiencia, pero no con una varita mágica, como se apura en aclarar. “Espero que no vayan al seminario a buscar una respuesta porque irán por las razones equivocadas. No tengo la bala mágica ni las respuestas a todo. Lo que hago es mostrar una ventana para aprender a hacer las cosas por uno mismo. Lo que hago en mi seminario, y en mis clases, es alentar para que busquen las respuestas en ellos mismos, respuestas que por lo demás ya conocer. Todos pueden ser grandes tasadores”, sentencia.

Luego de Chile tiene agendado ir a Bulgaria y a Bolivia. Pese a su fama planetaria, el gobierno de Evo Morales aún no le extiende la visa para dejarlo entrar. “Será un viaje riesgoso y espero poder entrar. Pero quién sabe, todo es incierto en la vida”, afirma el gurú de los economistas.

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