Por Soledad Teixidó, presidenta ejecutiva de PROhumana Agosto 29, 2013

© Frannerd

La segunda década del siglo XXI será recordada por la radicalidad de sus cambios. Dentro de éstos sobresale la exigencia irrevocable hacia las empresas -en Chile y el mundo- de adaptarse al renovado modo de generar crecimiento y desarrollo en las sociedades. Es así como las compañías requerirán de nuevos modos de gestionar, de habilidades para dialogar y negociar con una sociedad de ciudadanos y consumidores que ha cambiado y que se caracteriza por su alto nivel de información sobre sus derechos y deberes.

Este transformado escenario para los negocios y la inversión exigirá a las empresas chilenas apurar el paso de su gestión y el modo de evaluar su desempeño en la sociedad chilena. Es en este marco que las tendencias de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) apuntan a nuevos paradigmas para formalizar este modo de hacer negocios. Entre ellos destacan las siguientes dimensiones: 

- El crecimiento, pero con un significado absolutamente desconocido para muchos: los países y las empresas avanzan y avanzarán mucho más allá de lo que ha ocurrido hasta hoy. Ya no será solamente crecimiento económico lo que éstas persigan, sino lo que se conoce -por algunos- como crecimiento inclusivo y sustentable. Éste es un cambio profundo del modo de concebir cómo se gestiona la empresa, ya que contempla rentabilidad económica, social y ambiental de manera integral y coherente. Nos tendremos que habituar a que cuando se reporte el crecimiento de una empresa se informen variables de medición que apuntarán a crecimiento sustentable, inclusivo y justo. Y las que lo hagan no serán empresas buenas o bienintencionadas, serán las empresas del futuro, pero de uno muy cercano.

Y aún más, este crecimiento se enmarca hoy dentro de lo que se conoce como la economía circular, que establece, por su diseño o intención, el ser restaurativa y que los flujos de materiales son de dos tipos: nutrientes biológicos, diseñados para volver a entrar en la biosfera de forma segura; y nutrientes técnicos, que están diseñados para circular a alta calidad sin entrar en la biosfera. Es decir, es una economía que considera los límites ambientales del planeta y, aún más, busca el modo de recuperar el uso que hacemos del medio ambiente para nuestros procesos productivos.

- Con justicial social existe crecimiento y rentabilidad económica. Y es en este sentido que las empresas del mundo desarrollado han comenzado a establecer exigentes modos de evaluación en toda su cadena de valor en lo que respecta a los derechos humanos de los trabajadores que se hacen parte de su proceso productivo. Definitivamente se acabaron los tiempos de generación de empleo de modo indigno y que sumerja a las personas en la pobreza, en lugar de generar un desarrollo humano equitativo. Y procurar este desarrollo, respecto de los derechos humanos, ya no es sólo por un fin ético, sino porque las sociedades con bajos índices de equidad estarán destinadas al fracaso económico. 

- Y, por último, los ciudadanos y los consumidores conscientes serán  los grandes protagonistas de este nuevo paradigma de construcción de economías sustentables e inclusivas del siglo XXI. Hoy saben que no deben dar más viabilidad al abuso que hemos presenciado todos, de parte de un modelo de negocios que ha tenido un alto impacto en la estabilidad política y económica de nuestras sociedades.

Entonces, no cabe duda que en Chile necesitamos empresas que vayan más allá de la estrategia de negocios orientada exclusivamente a la rentabilidad económica. Se requiere de talentos y capacidades organizacionales que tengan como misión un negocio sustentable. Para lograrlo, es necesaria una forma de hacer las cosas, una gestión, y eso es la RSE: una visión y un modo de hacer que se expresa en políticas y acciones que se implementan, ejecutan, evalúan, comunican e innovan constantemente, con el objeto de hacer y ser una empresa inclusiva y sustentable.

Por lo tanto, crecimiento sustentable y RSE se complementan; se necesitan para y entre sí. Hoy más que nunca.

El real significado y sentido de la RSE no se juega en la definición, sino en las interpretaciones que se hacen de ésta y en el modo en que se lleva a la realidad la gestión del negocio. 

PARÍS

Un punto de inflexión

• Por Brice Lalonde •

La historia del desarrollo humano es interminable. Internet ha creado una opinión pública mundial, la conciencia ecológica nos ha recordado que el planeta Tierra es finito y no tiene suficientes recursos para sostener un concepto codicioso e incesante de crecimiento económico.

La empresa refleja este punto de inflexión, donde la competencia tiene que lidiar con el interés común de los seres humanos y con la salud del planeta. A veces la competencia se basa en estas nuevas consideraciones. Las empresas ahora están entrando en nuevos desafíos y nuevos deberes. De un foco a otro, podemos imaginar diferentes pasos, pero, indudablemente, podemos ver una tendencia universal hacia la RSE y a la participación de los públicos de interés en la gobernanza de la empresa.

La comunidad internacional pronto llegaría a acuerdo sobre un conjunto de objetivos de desarrollo sustentable para los cuales se están organizando asociaciones público-privadas. Esto muestra un punto de inflexión, donde el crecimiento económico se transforma en desarrollo sustentable y la empresa entra en una nueva fase de evolución.

Lalonde es asesor especial sobre desarrollo sostenible en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Antes fue coordinador ejecutivo de la ONU para la Conferencia Río +20.

 

LONDRES

Por qué la X podría ser la letra más importante 

• Por John Elkington •

Me encanta cuando las empresas ganan premios de responsabilidad social corporativa por las razones correctas. Pero la letra X salta en mi mente.

Podemos agradecer a los persas, árabes y turcos por el desarrollo del álgebra, donde la letra X representa una variable cuyo valor es incógnito, pero se puede descubrir con el raciocinio y las herramientas correctas. Por lo tanto, por extensión, X ahora representa una gama de “grandes desafíos” sociales y ambientales que nuestra especie debe atacar con éxito si quiere salir de este siglo en condiciones más o menos buenas. Estos desafíos incluyen la sobrepoblación, la urbanización acelerada y el cambio climático.

La idea tras las iniciativas como X Prize Foundation y Solve for X es impulsar avances radicales, estimulando el crecimiento de nuevas industrias y la revitalización de mercados actualmente estancados, porque existe la creencia común de que “la solución no es posible”. Como decían los marines de Estados Unidos: “Lo imposible demora un poco más”.

Elkington es el presidente ejecutivo de Volans y director no ejecutivo de SustainAbility. Su último libro es “Los Zeronautas: Rompiendo la barrera de la sostenibilidad” (Earthscan / Taylor & Francis). www.johnelkington.com y @volansjohn.

 

BEIJING

Guerra al cinismo

• Por Simon Zadek•

El cinismo es el enemigo del desarrollo sustentable y las empresas deben ayudar a superar sus efectos tóxicos. El cinismo era una escuela de la antigua filosofía griega que pensaba que nuestro propósito en la vida era vivir en virtud, en unidad con la naturaleza. Tristemente, cinismo hoy es desilusión más que idealismo. El cinismo nos ciega frente a nuestros éxitos: 700 millones de personas superaron la pobreza; 80% de reducción en el costo de las energías renovables. Los dictadores han caído, las guerras han terminado, y las personas gozan de más salud y más riqueza, y tienen vidas más largas. Las empresas deben unirse a la batalla de luchar contra el cinismo. La innovación puede dirigir a una nueva generación de empresas. Pero la lógica de los negocios por sí sola no entregará un desarrollo sustentable. Las empresas deben inspirar la imaginación de las sociedades sobre qué es posible, y luego unirse a otros para hacerlo una realidad.

Zadek es senior fellow en el Instituto para el Crecimiento Verde Global y el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, y profesor visitante en la Escuela de Tsinghua de Economía y Administración en Beijing. www.zadek.net

 

ÁMSTERDAM

Transición estratégica

• Por Ernst Ligteringen •

La transición hacia una economía sustentable será un asunto cada vez más estratégico para las empresas en el mundo. Vivimos en un mundo de necesidades infinitas y recursos finitos. Estimando que la población del mundo crecerá a 9.000 millones de personas en 2025, y que disminuirá la disponibilidad de recursos, tendremos que producir más con menos. La opción que enfrentan las empresas será simple y clara: innovar y cambiar o seguir el camino de los dinosaurios. Afortunadamente no es muy tarde para cambiar y miles de personas ya comienzan a ser parte de la solución: transformando el modo de hacer negocios y alentando a otros para que hagan lo mismo.

Ligteringen es director ejecutivo de Global Reporting Initiative (GRI) en Ámsterdam desde hace más de una década cuando GRI se estableció como una organización independiente.

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