Por Emilio Maldonado Octubre 17, 2013

“El caso ‘Cascadas’ afecta mucho la imagen del país (...). La protección de los accionistas minoritarios es esencial en un país moderno. Chile, hasta ahora, no lo ha hecho bien. Esta es la oportunidad para rectificarlo”.



Al otro lado de la línea y desde Los Ángeles, ciudad donde reside, Sebastián Edwards comenta que tiene los ojos puestos en las negociaciones entre demócratas y republicanos para la reapertura del gobierno estadounidense. Han pasado dos semanas y, justo al borde de que la mayor economía entre en cesación de pagos por no haber acuerdo para aumentar el límite de su deuda, el humo blanco comienza a salir. El mundo puede respirar tranquilo. O al menos hacerlo hasta el 7 de febrero, fecha clave para que ambos bloques busquen una nueva tregua.

No obstante estos acontecimientos, Edwards no pierde  de vista lo que ocurre en Chile. Resta un mes para las elecciones presidenciales y él, ad portas de aterrizar en Santiago para participar en el seminario “Chile de cara a 2014: proyecciones políticas y económicas”, organizado por EuroAmerica, tiene una crítica visión de lo que pueda pasar en el país. Para Edwards, la actual carrera a La Moneda ha sido la más aburrida en la historia moderna de Chile. Tanto por la falta de contenido, como por la cantidad de malas ideas y amenazas al desarrollo que han proliferado. ¿Su principal miedo? Que el país desperdicie la opción de saltar al desarrollo.

-En ocasiones anteriores ha dicho que el Banco Central debe esperar a que el consumo muestre signos de moderación para rebajar la Tasa de Política Monetaria (TPM) ¿Cuándo ocurrirá? Porque hasta ahora el consumo se ha mostrado fuerte y estable.

-En la medida en que la economía se desacelere y el panorama laboral se haga más difícil, el consumo disminuirá. De eso no cabe duda. Las principales variables que el Central debe mirar son la inflación propiamente tal, el consumo, y la posición externa (la cuenta corriente). Ninguna de ellas amerita aún una baja de tasas.

-¿Y cree que antes de fin de año podría concretarse la baja en la TPM?

-Lo más probable es que suceda en diciembre, con un par de bajas adicionales el próximo año, durante el primer semestre. Veo una TPM de 4,25% para fines del 2014.

-El Banco Central proyecta un crecimiento entre 4% y 5% durante 2014, pero hay voces que vislumbran un año más flojo. ¿Cómo estará 2014?

-Veo un 4%, con suerte. El crecimiento va a estar entre el 3% y el 4%. No va a ser un año fácil.

-¿Qué factores incidirían en un eventual menor crecimiento durante 2014?

-El entorno internacional va a ser menos benigno; hay una tremenda caída de entusiasmo por los países emergentes. Y, nos guste o no, eso siempre nos afecta. Además, un cambio de folio político y un cambio de gobierno suelen generar una pausa en la inversión. Es normal, pero al mismo tiempo es algo que las nuevas autoridades tendrán que enfrentar.

-Si creciéramos entre el 3% y 4%, ¿cómo afecta los planes del próximo gobierno?

-Ese cuadro, que es el más probable, complicaría una eventual presidencia de Michelle Bachelet, porque la recaudación de impuestos será menor. Por otro lado, podría entenderse que los anuncios e incertidumbres de sus propuestas contribuyeron a esa desaceleración de la economía chilena.

-¿Entonces los dichos del ministro Felipe Larraín sobre que algunas candidaturas estaban preocupando a los inversionistas son correctas?

-Creo que en el momento en que Larraín hizo esa aseveración era incorrecta. Las candidaturas recién estaban comenzando y uno no espera que, a esas alturas, tengan una propuesta totalmente detallada con respecto a su programa. Pero cuando pasan los días y no se concretan los planes, ahí empieza a haber cierta incertidumbre. Y ahora que estamos a un mes de las elecciones, ya empieza a producirse esa preocupación. En ese sentido, la eliminación del FUT y el aumento de los impuestos van a producir un impacto en las inversiones, de eso no cabe duda. Sin embargo, la pregunta de fondo es ¿qué van a hacer  con esa plata? Imagina que con esos recursos presentan un proyecto tan bueno en innovación, en educación y que aumente la productividad. Eso podría, en teoría, compensar la caída en la inversión, pero el problema es que yo no veo que vayan a hacer nada por ese lado.

EL PRÓXIMO GOBIERNO Y EL DESARROLLO

-El título de su exposición es “To be or not to be: Chile en la encrucijada”. ¿En qué intersección estamos?

-Chile, con un ingreso per cápita de US$ 22 mil, está en el umbral del desarrollo. Tenemos que decidir si queremos entrar a ese baile -un baile complicado, exigente, competitivo-, o si preferimos quedarnos pastando en los potreros. Esa es la encrucijada: decidir si queremos ser un país moderno o no. Estoy preocupado; veo mucha cháchara y poca visión. Este ha sido un buen gobierno, que nos colocó en ese umbral. El desafío, entonces, de la próxima administración es que lo crucemos. No será fácil, pero estoy convencido de que vale la pena.

-Uno de los mayores fantasmas es caer en la trampa de los países de ingreso medio. ¿Qué tan alta es esa amenaza dado el actual escenario chileno?

-Bueno, ya estamos medio metidos. El problema no es si vamos a caer en ella o no, sino cómo zafar antes de que nos trague y fagocite. ¿Cómo pasa Chile de los US$ 22 mil a los US$ 30 mil si la mayoría de los chilenos no entiende lo que lee? ¿Cómo vamos a mejorar en esa área si la candidatura que lidera las encuestas quiere eliminar los pocos buenos liceos públicos? ¿Cómo vamos a competir en las ligas mayores si nuestros sistemas universitarios son idénticos a los de hace 50 años? ¿Cómo vamos a avanzar si la burocracia nos carcome? ¿Cómo vamos a competir si nos distraemos con cuestiones como una asamblea constituyente?  Y podría seguir y seguir por mucho rato.

-¿Entonces qué se necesita para pasar a ser una economía desarrollada?

-Ideas grandes y políticos con visión. Estamos con déficit en ambas cosas. Discutimos pequeñeces, nos damos vueltas en círculos, avanzamos con lentitud.

-A un mes de las elecciones, la candidatura mejor posicionada aún no entrega un programa presidencial. ¿Imprime ello más temor en los inversionistas?

-No creo que el atraso en la entrega del programa de Bachelet preocupe demasiado a los inversionistas. Lo que sí va a ser importante es lo que diga ese programa. Si uno se guía por las “50 medidas para los primeros 100 días”, es probable que el programa en sí sea decepcionante. La verdad es que toda la campaña electoral lo ha sido. Desde que salió Andrés Velasco no ha habido prácticamente ninguna idea nueva de ninguno de los dos lados: ni de la Alianza ni de la Nueva Mayoría. Esta es una de las campañas más chatas y de poco vuelo en la historia de Chile. Pero lo peor es que hay un montón de ideas malas flotando por ahí. Una combinación bien explosiva.

-¿Qué perfil debe  tener el próximo ministro de Hacienda o el equipo económico que maneje las finanzas públicas?

-Las dos candidaturas principales tienen muy buenos economistas. Ojalá que el próximo ministro de Hacienda entienda lo siguiente: la economía de mercado impulsada por la Concertación y luego por la Alianza ha andado muy bien en este país. No hay que cambiarla. Gracias a este sistema Chile se ha transformado en la estrella más brillante del firmamento latinoamericano. El desafío es perfeccionarlo y profundizarlo; fomentar la competencia, fortalecer las instituciones, proteger al consumidor, impulsar la innovación. Cuando uno mira las cosas así, José de Gregorio es lejos el mejor candidato para el Ministerio de Hacienda. Sería un lujo.

-Una de las recientes discusiones entre el equipo que lidera Alberto Arenas (Nueva Mayoría) y Hacienda ha sido el déficit que el actual gobierno dejará al siguiente. ¿Quién tiene la razón?

-El parámetro adecuado no es el déficit, sino que la relación entre la deuda pública y el PIB. Y cuando las cosas se miran desde esta perspectiva Chile está muy bien. El ministro Larraín -quien ha sido un muy buen ministro- entrega un país en orden.

-En términos económicos, ¿cómo cree que será recordado el gobierno de Piñera?

-Una vez que uno hace las sumas y restas, este ha sido un buen gobierno en lo económico. El crecimiento fue sólido, el desempleo cayó fuertemente y la inflación ha estado controlada. Algunos dicen que fue buena suerte, y que se debe al entorno internacional. Puede ser, pero los hechos son que el gobierno de Piñera tuvo el crecimiento promedio más alto en mucho tiempo. Como dije, nos deja en el umbral del desarrollo. ¿Y ahora qué? Para la próxima etapa se necesita algo diferente y me temo que ninguna candidatura lo está ofreciendo. 


EL EFECTO “CASCADAS”

-En casos como “La Polar” o “Cascadas”, ¿falló la regulación del mercado o las herramientas con que cuentan los reguladores son insuficientes?

-Ambas cosas. Ahora, la decisión reciente de la SVS de tomar cartas en el asunto y de investigar el caso “Cascadas” es muy positivo. 

-Pero uno de los pergaminos de Chile es la seriedad de sus instituciones. ¿Afectan estos casos la imagen de Chile en el exterior?

-Afecta mucho la imagen del país. No es efectivo lo que dijo el ministro de Hacienda que todo está bien. No lo está.

-¿Qué efectos podría tener el caso “Cascadas” en el sistema financiero local?  El dueño de la mayor corredora aparece expuesto en el tema y la banca está ligada a la deuda de SQM. El propio presidente Piñera señaló que estaban monitoreando el tema.

-Los inversionistas extranjeros dedicados a los países emergentes están mirando con atención el caso “Cascadas”. Están atentos para ver si la investigación es seria, profunda, eficiente y oportuna. También si se sigue el debido proceso. La protección de los accionistas minoritarios es esencial en un país moderno. Chile, hasta ahora, no lo ha hecho bien. Esta es la oportunidad para rectificarlo. Pero no sólo tiene un efecto sobre los extranjeros; también tiene enormes implicancias políticas locales. Después de todo había dineros de las AFP involucrados. El escándalo es miel sobre hojuelas para quienes quieren terminar con el sistema de ahorros individuales.

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