Por Juan Pablo Garnham Noviembre 14, 2013

© Hernán Kirsten

“Con Google Wallet, en Estados Unidos nadie quería probar algo nuevo. Decían ‘esta es la solución’”, recuerda Joaquín Ayuso. Entonces un amigo le dijo, “¿por qué no miras en Chile?”. Los norteamericanos aún no habían desembarcado en otros países y Chile tenía un sistema bancario similar.

“Creemos que el mercado de pagos móviles todavía tiene que definir su estándar”, dice Raúl Muñoz, gerente de cuentas especiales de Transbank. “Lo que existe son una serie de tecnologías distintas con bajos niveles de masificación y aún en estado de prueba”, agregan desde esa compañía.

Estaba en una viña en el valle de Napa con su mujer, la chilena Catalina Mayorga, cuando llegó la hora de la cuenta. “Pero mi tarjeta no pasó”, recuerda el español Joaquín Ayuso. Alguien le había hecho fraude. El cocreador del “Facebook español”, Tuenti, que había sido vendido en agosto de 2010 a Telefónica por 70 millones de euros, no tenía con qué pagar. “Fue una situación muy embarazosa. Nos enfadamos tanto que decidí que esto había que arreglarlo”, recuerda Ayuso.

Meses después, en enero de 2011, fundó Kuapay en Santa Mónica, California. Su idea era facilitar los pagos a través de celulares y, de paso, mejorar la seguridad de los pagos con tarjetas. Pero ese mercado -que los analistas ven como el futuro inevitable- no sólo estaba en los ojos del español. “Y justo en marzo se lanzó Google Wallet”, dice Ayuso, “era un monstruo de millones de dólares y nosotros unos pequeñitos, con un prototipo funcional. Tuvimos que pensar fuera de la caja, como dicen los gringos”.

Además del intento de Google, en Estados Unidos otros dos grandes comenzaron a tratar de dominar este mercado potencial: Square, creada por Jack Dorsey -fundador de Twitter-, y Paypal. Pero aún no son rivales para los sistemas de pago tradicionales. “En general, en el mundo los pagos móviles se han desarrollado lento. En Chile esto se acentúa debido a la legislación existente”, dice Cristián Feres. Él es gerente de operaciones  y cofundador de Ionix, firma nacional dirigida por Nicolás Luksic especializada en pagos móviles. “Esto, sumado a que la banca en general es un mercado al que le cuesta evolucionar tecnológicamente, ha hecho que el proceso sea lento”, concluye Feres.

Desde el principal actor en el mundo de las tarjetas en Chile, Transbank, aún ven inmadurez en estos sistemas. “Nosotros creemos que el mercado de pagos móviles todavía tiene que definir su estándar”, dice Raúl Muñoz, gerente de cuentas especiales de Transbank, “desde el punto de vista de la normativa de marcas internacionales de medios de pago, este mercado aún carece de definiciones respecto de la responsabilidad de pago”. Lo que existe son una serie de tecnologías distintas con bajos niveles de masificación y aún en estado de prueba, explican en la empresa.

Pero lo que para algunos es visto como incertidumbre, Joaquín Ayuso lo ve como oportunidad. Luego de que Google sacara su sistema, tuvo que pensar en nuevas opciones. “Con Google Wallet, en Estados Unidos nadie quería probar algo nuevo. Decían ‘esta es la solución, esto va a funcionar’”, recuerda. Frente a este escenario, un amigo le dijo “¿por qué no miras en Chile?”. Los estadounidenses aún no habían desembarcado en otros países y Chile tenía un sistema bancario similar al existente en Norte América. “Nadie se había acercado al mercado chileno a ofrecer una solución de pagos móviles así”, dice Ayuso.

En junio de 2011, Ayuso y uno de sus socios viajaron de California, donde está basada su empresa, a Santiago. Tuvieron reuniones con una serie de compañías de retail en Chile, con la empresa Multicaja y con Transbank. Con estos últimos acordaron hacer un plan piloto: seleccionaron veinte comercios y a los terminales de pago les agregaron un lector de código de barras, con el que se puede captar el código que genera la aplicación de Kuapay en el celular. Entre enero y febrero de 2012 invitaron a una serie de directores y ejecutivos de los bancos, quienes participan en Transbank. “La idea era aprender sobre pagos móviles, qué significa esto de pagar con celular, qué realmente pasa”, explica Ayuso. La experiencia fue exitosa y hoy se encuentran en un segundo piloto, esta vez con 200 comercios.

En Transbank valoran la propuesta de Kuapay en cuanto a usabilidad y a seguridad, el factor considerado crítico, sin embargo, agregan que nada aún está dicho. “Mientras no haya una definición única o masiva, vamos a seguir probando. Efectivamente estamos abiertos a otros actores, pero obviamente a nivel piloto y con soluciones factibles e interesantes para los emisores”, dice Raúl Muñoz, “pero claramente son experiencias de largo aliento y requieren de disponibilidad y mucha paciencia”.

De todas maneras, en Kuapay están optimistas y creen que van bien encaminados. “Este año ha sido el año clave para conseguir que las grandes marcas apostaran por nosotros y el año que viene va a ser una consecuencia de lo anterior”, dice Ayuso, “2014 va a ser el año clave para convencer al público”.

LOS OTROS CAMINOS

Los ejecutivos de los bancos que han estado probando Kuapay no han sido los únicos jugando con sistemas de pagos móviles. En la actualidad, treinta gerentes -quince de Movistar y quince de Santander- tienen una aplicación especial en sus celulares que les permite pagar en locales Starbucks. Uno de ellos es Rocco Fatigante, subgerente de Innovación y Nuevos Negocios del Banco Santander. “Ahora vamos a incorporar a más personas y vamos a llegar a 140. Con esto alcanzaremos un volumen importante de transacciones como para analizar el sistema”, dice Fatigante.

El sistema que usan es el llamado NFC (Near Field Communication), donde se incorporan los datos de la tarjeta de crédito a la memoria, el chip o la micro SD de un smartphone.  Los usuarios pueden pagar acercando la parte posterior de su celular al punto de pago.

“La iniciativa nació con la vorágine que se genera cuando la industria decidió migrar sus tarjetas plásticas a chip”, dice Fatigante, “ahí, en el Banco Santander, a diferencia de otros bancos, quisimos dar dos pasos en uno”. Además del chip, incorporaron el sistema contact less, similar al que usa la Tarjeta Bip! del Metro. A partir de esto pensaron en sumar otros vehículos para la tarjeta. “Lo más cercano era trabajar con algo que ya existiese en el mercado y que tuviera chip: el teléfono”, explica.

Ya llevan cuatro meses con este piloto y esperan que dure al menos ocho meses más, pero aún no se atreven a dar fechas para abrir el sistema al público general. “Ojalá fuese mañana, pero falta. Hacer una venta de tarjeta virtual va a implicar desde comprar servidores hasta rehacer los sistemas internos para esta nueva forma de vender”, dice Fatigante. Explican que todo dependerá de que se realicen inversiones y esto, a su vez, depedende de estudios de rentabilidad y proyecciones de demanda de los clientes.

Otra empresa que ha trabajado en este sentido es Multicaja. Crearon una aplicación en base a códigos QR muy similar a la de Kuapay, pero consideran que, mientras Transbank sea la única red en Chile, es muy difícil avanzar en la masificación. “Esta es la misma situación de todas las demás empresas que tienen relación con este tema. Tenemos una aplicación, pero no tenemos medios de pago”, dice el presidente de Multicaja Javier Etcheberry, “estamos a la espera del proyecto de ley para abrir las redes. Mientras esto no se resuelva, ni Multicaja ni nadie puede avanzar. Todos tenemos el mismo problema”. Etcheberry explica que tienen proyectos congelados, a pesar de tener las autorizaciones legales y ser fiscalizados por los organismos del estado correspondientes.

En Ionix, mientras tanto, no se han cerrado sólo a los sistemas de pagos móviles para los usuarios masivos. Sumados al sistema en el que originalmente trabajaron donde se permitía usar al celular como un monedero electrónico, hoy están haciendo portales de pago, sistemas de evaluación y de crédito. Trabajan con el Banco de Chile y con otras empresas financieras. “El desarrollar plataformas globales de pagos móviles nos permite también hoy en día prestar servicios corporativos relacionados con recaudaciones, logística y otros, utilizando componentes de la misma plataforma”, dice Cristián Feres.

En Kuapay aseguran ser los más adelantados en esta carrera, aunque agregan que valoran todas las iniciativas. “Porque hoy tenemos que convencer a la gente de que el futuro para pagar está en el celular”, dice Ayuso. Su empresa ya está operativa en Estados Unidos, España y Chile y, a los pilotos en esos países han sumado otros en Colombia, Hong Kong, China y diversos países de Europa. En este camino se han dado cuenta de que, más que la aprobación de actores como los bancos y Transbank, lo difícil y lo más relevante va a ser que la gente use sus celulares para pagar.

Ayuso explica que en Estados Unidos comenzaron a trabajar con la cadena de comida rápida KFC y con ellos hicieron un experimento en enero de este año. En algunas tiendas habilitaron sistemas de pago con su marca, Kuapay. En otras, el sistema usó la marca de KFC. “Nos dimos cuenta de que la adopción del uso con la etiqueta KFC era el doble de rápido que con la aplicación de Kuapay”, dice el español, “descubrimos que, como marca, no íbamos a ser capaces de convencer al usuario de pagar con el celular. Ni siquiera Mastercard lo hará. Los que van a ser capaces serán las propias marcas”.

Por esto, están realizando un cambio de estrategia: están licenciando su tecnología a las empresas de retail, restaurantes y todo tipo de servicios. Las marcas, a su vez, pueden ofrecer otras ventajas comparativas para incentivar el uso de estos sistemas, como acumular kilómetros, crear sistemas de fidelidad o entregar descuentos. En Chile, en concreto, se encuentran conversando con una serie de empresas -entre ellas varias retailers- que cumplen las siguientes condiciones: son de uso diario o semanal y están en todo el país y ojalá con presencia en otros lugares del continente.

“Nuestro objetivo principal para Latinoamérica es en 2014 convertirnos en el top one para pagos con celulares”, dice Ayuso, “tenemos el camino más o menos estructurado. Lo único que nos queda es saber ejecutarlo bien”.

Relacionados