“Los cinco frágiles estaban y están en el centro del debate de quienes toman decisiones de política monetaria y de los inversionistas”, escribió el miércoles recién pasado el economista Nouriel Roubini.
Los efectos que la debilidad de estos países podría tener en la economía nacional todavía están por verse. Eso sí, desde ya preocupan a los economistas locales. Sin embargo, expertos coinciden en que Chile hoy tiene una buena situación económica para hacer frente a las turbulencias.
La alerta se encendió en agosto. A principios de ese mes, James Lord, un analista de Morgan Stanley, acuñó un concepto que días después ganaría popularidad: por primera vez habló de los Fragile Five, los cinco frágiles. Lord se refería al grupo de países que, en poco tiempo, dejaron de ser promesas emergentes para convertirse en un puñado de economías vulnerables. Si hace unos años Brasil, India, Indonesia, Turquía y Sudáfrica eran algunos de los mercados favoritos de los bancos de inversión, hoy se han transformado en los alumnos menos aventajados del curso.
Sus problemas han quedado en evidencia. Grandes déficits de cuenta corriente, debilidad de sus monedas, alta inflación, bajo crecimiento y procesos electorales a la vuelta de la esquina son el denominador común que los ha hecho saltar a la palestra. Además, en algunos de ellos, como en Brasil y Turquía, los movimientos sociales se han volcado a las calles, complicando aún más los días de sus autoridades.
Fue por eso que el concepto, que hasta entonces circulaba sólo en Wall Street, comenzó a tomar fuerza. Empezó a aparecer en columnas de opinión, en informes de inversión y en seminarios internacionales. La semana pasada, por ejemplo, el analista venezolano y editor de The Atlantic, Moisés Naím, se refirió a los Fragile Five durante la Cuarta Cumbre Latinoamericana organizada por CorpBanca. Por su parte, el ex presidente del Banco Central Vittorio Corbo los mencionó en una columna publicada a fines de octubre en El Mercurio. Este miércoles, en cambio, fue el economista Nouriel Roubini -quien en 2008 predijo la crisis inmobiliaria estadounidense- quien dedicó un artículo a analizar la situación de estas economías. “Los cinco frágiles estaban y están en el centro del debate de quienes toman decisiones de política monetaria y de los inversionistas”, planteó, esbozando cómo la delicada situación de estos mercados se ha convertido en una preocupación para los principales organismos económicos del mundo.
Y aunque algunos expertos -sobre todo en privado- cuestionan la idea de clasificar cinco economías tan distintas en un nuevo club de forma “antojadiza”, han sido los bancos centrales de esos mismos países los que, de alguna manera, le han dado la razón al pronóstico de Lord. Éstos han hecho en los últimos días rápidos y sorpresivos movimientos en sus tasas de interés, tratando de fortalecer sus monedas.
Cómo y cuánto afectarán las turbulencias de estas economías a Chile es algo que todavía está por verse.
PROBLEMAS EMERGENTES
Los bancos de inversión tienen experiencia en agrupar economías, luego bautizarlas y ponerlas, para bien o para mal, en el radar de los inversionistas. En 2001, por ejemplo, Goldman Sachs popularizó a nivel mundial el concepto de los BRIC. El acrónimo se refería a los mercados estrella del momento: Brasil, Rusia, India y China. La idea, comenta un economista de un banco local, era destacar a un grupo de países que lo estaban haciendo bien, para que los inversionistas pusieran allí sus fichas ante las escasas oportunidades que ofrecían los países desarrollados. Así, los BRIC se transformaron en los mercados de moda, en los países “donde había que estar”.
Después del éxito de los BRIC, surgió un nuevo concepto. Los inversionistas empezaron a utilizar la sigla PIGS -que en inglés significa cerdos- para referirse a las economías más atribuladas del momento. El nombre no era otra cosa que las iniciales en inglés de Portugal, Italia, Grecia y España, cuatro países que debieron recurrir a la ayuda internacional ante la profunda crisis del euro.
Hoy, se habla de los Fragile Five o también de los BIITS, sigla que una vez más hace alusión a las iniciales de los países vulnerables. Dos de los actuales integrantes de los BIITS, Brasil e India, pertenecieron a la formación original de los BRIC, lo que ha dejado de manifiesto cómo han cambiado las cosas para el mundo emergente. Así lo hizo ver el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su World Economic Outlook de octubre.
“Las economías avanzadas se están fortaleciendo gradualmente. Al mismo tiempo, las economías de mercados emergentes se han desacelerado (...) y se enfrentan al doble reto de la desaceleración del crecimiento y al endurecimiento de las condiciones financieras mundiales”, resume el organismo internacional en el primer párrafo del informe. Unas líneas más abajo, la institución plantea que ese crecimiento ha bajado en muchos casos “más de lo que habíamos previsto”. Por eso la entidad decidió recortar sus pronósticos de crecimiento para los emergentes durante este año. Según el FMI, tales países ya no crecerán a una tasa del 5,0% en 2013, sino que lo harán a un nivel de 4,5%, lo que equivale al nivel más bajo que han registrado desde el año 2009.
Los economistas coinciden en que hoy los mercados emergentes están en una situación más delicada que la que enfrentaban hace un par de años. Eso sí, matizan y sostienen que hay unos en mejor pie que otros. “Así como los países asiáticos estaban malparados para la crisis de esa región en los noventa, y los países latinoamericanos estaban mal preparados para la crisis de los ochenta, hoy los Fragile Five enfrentan con dificultad los tiempos actuales”, explica Axel Christensen, director ejecutivo para Sudamérica excepto Brasil de BlackRock.
VIENTO EN CONTRA
Cuando James Lord acuñó el concepto de los Fragile Five hizo hincapié en que éstos enfrentarían el mediano plazo con viento en contra. Entonces sostuvo que tendrían que manejar sus altas tasas de inflación, su dependencia del contexto internacional y factores como la desaceleración de China, entre otros problemas.
Hace unos años, el panorama para ellos era absolutamente distinto. Esas cinco economías se beneficiaron en su momento de la entrada de capitales extranjeros que buscaban invertir en sus bonos, acciones y monedas, explica Pablo Correa, economista jefe del Banco Santander. El caso de Brasil fue uno de los más emblemáticos. La tasa de interés de esa economía, conocida como la tasa Selic, alcanzó en octubre de 2008 un nivel de 13,75%. Los inversionistas aprovecharon que la tasa de interés de Estados Unidos estaba en sus mínimos históricos para endeudarse en ese país y hacer rentar los recursos en Brasil. La operación, conocida como “carry trade”, se convirtió en pan de cada día en el mercado brasileño y millones de dólares ingresaron como inversión extranjera indirecta.
Hoy, esos flujos van en retirada y mientras tanto Brasil enfrenta una inflación interanual de 5,84%, cifra que está por sobre la meta de 4,5% que mantiene el Banco Central de ese país. Al alza de los precios se suma un problema de crecimiento. En 2012, esa economía creció un 0,9%, su nivel de expansión más bajo desde 2009. El dato decepcionó al gobierno de Dilma Rousseff, que preveía que la economía de ese país crecería al 2% ese año.
La alta inflación y el bajo crecimiento pusieron en jaque al Banco Central brasilero, el que finalmente eligió subir progresivamente la tasa de interés de 7,25% en marzo a 9,5% en octubre. Si bien esto ayuda en la lucha contra la inflación, complica las expectativas de crecimiento, porque una tasa de interés más alta es considerada contractiva para la economía.
Pero el Banco Central de Brasil no ha sido el único que se ha visto obligado a tomar medidas. Desde mayo, el Banco Central de Indonesia también ha subido su tasa de interés para capear la elevada inflación que los golpea, la que en octubre alcanzó un 8,32% interanual. La decisión de la entidad no sólo buscaba poner freno de mano a la escalada de los precios sino que también reducir el creciente déficit de la cuenta corriente que tiene ese país, como recogió la prensa internacional al día siguiente del anuncio. A fines del segundo trimestre de este año, dicho déficit equivalía a 4,4% del PIB de esa economía.
EL FACTOR BEN
Cuando los Fragile Five tenían bastante trabajo sorteando sus propias dificultades, una noticia en Estados Unidos los puso en una posición todavía más delicada. En mayo pasado, el presidente de la Reserva Federal de EE.UU. (FED), Ben Bernanke, anunció que la entidad estudiaba iniciar el retiro del plan de estímulo que por meses ha apuntalado a esa economía. “Todos los problemas empezaron ahí”, comenta Axel Christensen, quien explica que los dichos de Bernanke anticipaban un alza en las tasas estadounidenses, lo que a la larga complicaría aún más a los BIITS.
Hoy el mercado apuesta a que la FED pondrá en marcha su plan a contar de diciembre. Lo que, según publicó el Wall Street Journal el miércoles pasado, es una buena oportunidad para que los Fragile Five tengan más tiempo para prepararse antes de que lleguen tiempos aún más complejos para ellos.
“El retiro gradual del estímulo monetario en Estados Unidos y la desaceleración de China son hoy las dos principales interrogantes que aún quedan por resolver a nivel internacional y que podrían impactar negativamente en estas economías”, comenta Pablo Correa del Banco Santander.
¿COLETAZOS EN CHILE?
Los efectos que la debilidad de estos países podría tener en la economía local todavía están por verse. Eso sí, desde ya preocupan a los economistas locales. El pasado 6 de noviembre, por ejemplo, el consejero del Banco Central Joaquín Vial expuso en la Universidad de California sobre los desafíos que enfrenta hoy América Latina y cómo Chile están bien preparado para sortearlos. Jorge Selaive, economista jefe de BBVA, explica que más allá de los problemas de los cinco frágiles, hoy existe un cuestionamiento a los mercados emergentes y Chile pertenece a ese club. Según el economista, el reciente recorte de la tasa de interés por parte del Banco Central obedece, entre otras varias razones, también a la debilidad de las economías en desarrollo.
La caída internacional de los precios del los commodities también ha afectado a Chile. El cobre hoy se cotiza a un precio cercano a los US$ 3,2 la libra, casi un dólar menos que lo que llegó a costar en 2011. Esto es clave, sobre todo si se considera que cerca del 60% de las exportaciones chilenas corresponden a envíos de ese commodity.
Sin embargo, si hay algo en lo que varios coinciden es que Chile tiene hoy una buena situación económica para hacer frente a las eventuales turbulencias que se puedan registrar en los países del grupo. Según el economista jefe de un banco de inversión local, el país ha sido disciplinado en materia fiscal, ha acumulado ahorros y tiene un gasto controlado. Y aunque señala que difícilmente Chile captará los flujos de inversión que salgan de Brasil, sí tiene hoy más herramientas para capear la eventual debilidad de los países en desarrollo.