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A la izquierda, uno de los 60 terrenos que ha analizado Azul Azul, en Villa Francia. A la derecha, vista aérea del paño en laguna Carén.
La idea de conseguir un sponsor es parte de una fórmula más amplia. Según los lineamientos de la Comisión Estadio, ésta incluiría el uso de recursos ya disponibles en caja, vender palcos preferenciales, realizar recitales y la posibilidad de recurrir a endeudamiento.
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Las instalaciones del ex estadio de Ferroviario, de propiedad de EFE, son una de las alternativas que pretende la “U”.
La semana pasada, el controlador de Azul Azul avivó las históricas esperanzas de la hinchada universitaria. A través de la prensa, Carlos Heller anunció que cuando se convierta en el presidente de la concesionaria, en abril próximo, dará a conocer el terreno donde se construirá el ansiado estadio de la Universidad de Chile. Las declaraciones del empresario tomaron por sorpresa a varios hinchas, e incluso a algunos miembros del directorio. Si bien la idea de tener un estadio propio es un antiguo anhelo del plantel, a menos de dos meses de que Heller asuma el mando, pocos hechos hacen prever que la promesa será posible de cumplir. No al menos en tan corto tiempo.
La fecha autoimpuesta por el empresario -aplaudida por los fanáticos en las redes sociales- está a la vuelta de la esquina, pero Azul Azul todavía no cuenta con un lugar donde empezar a construir su estadio. Para muchos, ése es el principal escollo que ha tenido que sortear la actual administración. Pero no es el único: las desavenencias con algunos alcaldes, sumadas a las limitaciones de presupuesto que enfrenta el club, han impedido que el proyecto entre en tierra firme y avance al ritmo que ha propuesto el controlador.
De ahí que al interior del directorio señalan que los próximos dos meses serán cruciales. La Comisión Estadio, creada bajo la presidencia de José Yuraszeck en 2012 para sacar adelante la tarea -y que hoy está integrada por los directores Andrés Weintraub, Carlos Heller y Sergio Weinstein-, debiera entregar algunas definiciones en la reunión de directorio que se realizará a mediados de marzo. Para eso, ejecutivos y directivos del club ya han analizado más de 60 terrenos en distintas comunas del Gran Santiago, como San Bernardo, La Pintana, La Cisterna y Maipú. De este listado, se espera que salga a lo menos una terna de alternativas a las cuales los máximos ejecutivos puedan apostar todas sus fichas, y comenzar cuanto antes la construcción del recinto deportivo.
Hasta ahora tres locaciones han sido vistas con lupa, las cuales podrían ser presentadas al directorio como las opciones más plausibles: las instalaciones del antiguo Estadio de Ferroviario en Estación Central, diez hectáreas en La Pintana, y las mil hectáreas que el plantel educativo de la Universidad de Chile posee en las inmediaciones de la laguna Carén, a un costado de la Ruta 68, en la comuna de Pudahuel. El club está interesado. Pero las negociaciones recién comienzan.
LA FÓRMULA
Éste iba a ser el año de la inauguración del flamante estadio azul. Al menos ésa era la intención de la gerencia del club en 2011. A través de una carta, enviada a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), Cristián Aubert -gerente general de la sociedad anónima que administra el club- daba las primeras luces de la eventual obra. “Se han llevado a cabo distintos estudios y análisis, entre éstos la búsqueda de un terreno apto, habiéndose estudiado diversas posibilidades (…) No obstante existir avances en algunas potenciales ubicaciones, el proceso de búsqueda y selección continúa, no existiendo compromiso alguno firmado a esta fecha”, asegura el texto de 2011 enviado por Aubert a la autoridad regulatoria.
Si bien el comunicado no revela detalles del emplazamiento -aunque en ese entonces se apostaba por La Pintana y Maipú-, sí aclara las características técnicas que debería tener el estadio. Entre ellas, el recinto tendría que ser diseñado para un aforo de entre 25 mil y 35 mil personas y ser capaz de albergar partidos de torneos internacionales, como la Copa Libertadores. El mismo documento especifica que el costo por butaca fluctuaría entre US$600 y US$900. Con esto, el valor del proyecto ascendería a un monto cercano a los US$ 32 millones, cifra que no contempla la adquisición del terreno. Para este fin, el club destinaría un máximo de US$ 5 millones, según reza la carta enviada por Aubert.
La propuesta hecha en 2011 coincidiría casi en su totalidad con los actuales planes del club. Salvo el monto destinado para el terreno, que hoy en día bordea un máximo de US$12 millones, las características del proyecto se mantienen casi intactas, según comenta un director de Azul Azul. De hecho, como relata, el club ha trabajado con esta iniciativa en mente, y a partir de ella ha ido construyendo un plan de negocios que permita el financiamiento del nuevo estadio, y así darle viabilidad a un proyecto que, de lo contrario, seguiría siendo un eterno anhelo de los hinchas.
Para esto, integrantes de la sociedad anónima, entre ellos Aubert, el ex presidente de Azul Azul Federico Valdés y Sabino Aguad, ex gerente deportivo, realizaron múltiples viajes a Europa y Sudamérica para conocer in situ el funcionamiento de proyectos deportivos rentables. Alemania y Holanda han sido buenos ejemplos, aunque no los únicos. España, Argentina y Brasil también han sido el destino de los ejecutivos azules.
De esos viajes, como relatan en el directorio, se ha sacado una gran conclusión: el estadio debe estar asociado a una marca -nacional o extranjera- que le dé nombre al recinto. “Con ese dinero producto de un leasing a largo plazo podríamos financiar la construcción, y así evitar un gran endeudamiento”, explica uno de los directores de Azul Azul.
La idea de conseguir un sponsor es parte de una fórmula más amplia. Según los lineamientos de la Comisión Estadio, ésta incluiría el uso de recursos ya disponibles en caja, vender palcos preferenciales a hinchas o empresas, realizar recitales u otros eventos, y la posibilidad de recurrir a endeudamiento, para lo cual el club no descarta contratar a futuro la asesoría de un banco de inversión, tal como lo hizo con LarrainVial previo a su apertura en Bolsa, en 2008.
LA PIEDRA DE TOPE
“El tema está entrampado en la ubicación”. La frase de uno de los directores del club es lapidaria. Según éste, las autoridades de Azul Azul han conversado hasta ahora con los alcaldes de más de 20 comunas, los que no siempre han recibido con buenos ojos la propuesta universitaria. “La mayoría cree que instalar un estadio en su comuna es complejo, aunque los alcaldes de La Pintana y Estación Central han tenido muy buena disposición”, plantea el directivo.
Según Verónica Melys, research manager de la consultora CBRE, si bien existen externalidades negativas asociadas a un estadio, también pueden surgir nuevas oportunidades, como mayores vías que lo conecten y flujos de transporte y Metro hacia esos proyectos, que pueden incrementar el valor del terreno. Aun así, los alcaldes también anteponen a estas razones los hechos de delincuencia que se asocian a los polideportivos.
En esa línea, uno de los casos más recientes vino desde Maipú. Con cifras del programa Estadio Seguro en mano, el alcalde Christian Vittori puso en duda los supuestos beneficios de tener un estadio en la comuna. Según el estudio, correspondiente al año 2012, el club azul sumó 767 detenidos en los partidos que jugó como local durante ese año, números que lo convirtieron en el equipo con mayor cantidad de detenidos en 2012.
El club está consciente de estas dificultades y por lo mismo ha tomado medidas. El mismo Carlos Heller dispuso que su hijo Pedro siguiese de cerca los avances de la Comisión Estadio, luego de su incorporación al directorio de Azul Azul en diciembre. Además, el plantel contrató al arquitecto José Pablo Olate. Este último se convirtió en el gerente del “Proyecto Estadio”, quien está dedicado a tiempo completo a la iniciativa y le reporta al gerente general.
Uno de los temas que Olate ha debido tratar en las últimas semanas ha sido el de la eventual compra de un terreno en Estación Central. El paño, de 150.000 metros cuadrados, está en manos de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE), la cual pide un monto de 7 UF por m2. Casi US$44 millones, que escapan del presupuesto de la “U”.
Y aunque hoy esta posibilidad es inviable, en Azul Azul aseguran que la puerta no está del todo cerrada: con la llegada en marzo de la nueva administración, las conversaciones podrían retomarse en busca de un mejor precio. Por ahora, eso sí, desde EFE afirman que no han recibido ninguna solicitud para destinar el terreno a fines deportivos.
Más hacia el Poniente, los terrenos de laguna Carén tampoco están exentos de complicaciones. La casa de estudios, dueña de las mil hectáreas en Pudahuel, le ha exigido a Azul Azul cumplir con una serie de condiciones adicionales de infraestructura en caso de que el club estuviese interesado en construir ahí su estadio, las que elevarían los costos del proyecto.
Todo esto es parte de lo que tendrá que resolver Carlos Heller a partir de abril para cumplir con su promesa de que la “U” tenga su casa propia.