Por Rosario Zanetta Abril 30, 2014

Por años el principal cuestionamiento a  Yrarrázaval apuntó a su doble militancia. Camus se quería hacer cargo de su situación y se lo explicó así a los directores, quienes de inmediato le hicieron ver que cualquier decisión que tomara podría ser leída como una crítica velada.

La urgente necesidad de contar con un vocero que no sólo los represente, sino que además sea proactivo y no reactivo, es otro de los temas que Juan Andrés Camus tendrá que resolver.

Al mediodía del próximo lunes 5, los directores de la Bolsa de Comercio de Santiago se volverán a reunir. Apenas una semana después de haber elegido a su nuevo presidente -tras 25 años con Pablo Yrarrázaval a la cabeza de la institución- y de haber renovado parte de la mesa, ese día, otro de los hombres insignes de la Bolsa, el socio de BTG Pactual Juan Andrés Camus, delineará lo que será su hoja de ruta al mando del centro financiero.

“25 años como presidente de esta institución, parecen ser un plazo prudente para forzar una renovación de la mesa”, afirmó Pablo Yrarrázaval en la carta que, a modo de despedida, envió a los 48 accionistas de la Bolsa de Comercio, el 13 de marzo. Su alejamiento y el de Leonidas Vial de la vicepresidencia, en la que permaneció también un cuarto de siglo, fueron leídos por muchos corredores como una consecuencia lógica tras la serie de irregularidades que han remecido al mercado financiero en los últimos años. Entre ellas, la quiebra de las corredoras Alfa y Serrano y la suspensión de Fit; el escándalo que supuso La Polar; el controvertido aumento de capital de Enersis y, especialmente, la investigación de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) y la Justicia por el caso cascadas.

Hay quienes aseguran que la salida de Yrarrázaval y Vial era un cambio necesario que debía ocurrir. “Si bien a fines de los 80 fueron ellos los responsables de crear un nuevo orden en el mercado, hace ya un tiempo no calzaban con el perfil de liderazgo que la Bolsa requiere”, señala un conocedor del funcionamiento de la plaza. A pesar de que en la Bolsa hay quienes sostienen que incluso hoy Yrarrázaval habría contado con los votos suficientes como para seguir a cargo de la mesa, su salida también es vista como una medida oportuna para romper el status quo que dicen, por años, ha primado en el edificio de la calle Nueva York.

Muchos ven la llegada de Camus como el comienzo de una nueva etapa, a pocos meses de haber cumplido 120 años desde su fundación. Otros sostienen que el que por décadas se ha denominado “Club de Tobi”, seguirá siéndolo, a menos de que al directorio llegue una mayoría de miembros independientes, hoy son dos de 11. Aun así, hay consenso en que uno de los temas claves que tendrá que enfrentar será ejercer una vocería activa en su rol de presidente. Un grupo sólo espera que mantenga el atractivo que significa ser accionista de la Bolsa: que se dedique a rentabilizar aún más el negocio bursátil, a tercerizar algunos servicios que la Bolsa ya presta y a “eliminar la grasa”. También existen voces que piden que, iniciativas como la desmutualización de la plaza, “se conversen por primera vez en el directorio”. O que se haga cargo de temas latentes en el pasado como los conflictos de interés. Cuáles de estos temas son los prioritarios para Camus es algo que el directorio va a enterarse a las doce de la tarde del próximo lunes.

UN HOMBRE DE LA CASA
El camino lo empezó a allanar Jorge Errázuriz. El también fundador de Celfin y quien fuera director de la Bolsa entre 2000 y 2010 fue la única voz que públicamente cuestionó el manejo de la entidad, en un directorio que por ese entonces era señalado como el más importante de Chile en cuanto al peso de sus integrantes: la dupla Yrarrázaval-Vial, Andrónico Luksic, Bernardo Matte, Mauricio Larraín, Álvaro Saieh y Luis Enrique Yarur.

“Nuestro mercado bursátil se quedó en el puerto y no hay tormenta”, dijo Errázuriz en agosto de 2008, durante un encuentro de Icare, reforzando la imagen de Celfin como la de una de las corredoras más vanguardistas del ruedo.

Errázuriz salió del directorio en abril de 2010 y Camus entró en su reemplazo, aunque con un perfil menos frontal. Su sello propio y su reconocido estilo de hombre de consensos y hábil negociador hicieron que este año su nombre empezara a sonar como uno de los candidatos para suceder a Yrarrázaval. En la carrera no estuvo solo: Juan Andrés Fontaine, quien junto a Hernán Somerville entró en 2012 como los primeros directores independientes, también empezaba a ser una de las cartas que se barajaban.

“Había poca gente dispuesta a asumir la presidencia de la Bolsa”, sostiene un corredor. “Es un cargo muy ingrato y en el que hay que pisar callos, no todos querían”, comenta otro. Aun así, los nombres de Fontaine y Camus fueron ganando fuerza. Mientras el primero era visto como una carta que le daría más autonomía a la Bolsa por no ser ni corredor ni accionista, el segundo era “un hombre de la casa”, un conocedor del negocio bursátil, quien finalmente logró reunir los 4 votos necesarios para convertirse en director, a diferencia de Fontaine que no estuvo dispuesto a “hacer campaña” por el sillón.

ACCIONES A SEGUIR
Un almuerzo de camaradería, convocado por el propio Yrarrázaval durante la tercera semana de marzo, definiría la elección. Hasta el restaurante Tierra Noble, en el barrio El Golf, llegó todo el directorio de la Bolsa, a excepción de Leonidas Vial, quien dejó de asistir a los encuentros de ésta luego de que la SVS le formulara cargos a fines de enero en el marco del caso cascadas. En la ocasión, el todavía presidente hizo público algo que ya era conocido por muchos: que no repostularía al directorio en la junta de accionistas de abril. Camus, quien a esas alturas ya era sindicado como su más seguro sucesor, dio luces durante ese almuerzo del sello que quería imponer a la Bolsa.

“Siempre he sido muy partidario de la continuidad y de hacer las cosas mejor, creo que tenemos un montón de desafíos, especialmente de transparencia y de solucionar los problemas de conflictos de interés al interior de las instituciones, y que tengamos una Bolsa que sea realmente transparente. Ésa es mi principal preocupación”, fueron sus primeras palabras a la prensa tras ser nombrado presidente.

La inquietud por los eventuales conflictos de interés era algo que Camus venía masticando hace días. Según los registros de la SVS, es director de AES Gener y de Besalco, dos de las cuarenta empresas que forman parte del IPSA, principal índice del mercado bursátil. Consciente de esto, Camus planteó a los corredores, en el mismo almuerzo en el Tierra Noble, un viejo dilema: ¿Puede el presidente de la Bolsa ser director de sociedades anónimas abiertas?

Se trataba de un tema sensible: por años el principal cuestionamiento a Pablo Yrarrázaval apuntó a su doble militancia:  ser al mismo tiempo presidente de la rueda y presidente de Enersis. Camus se quería hacer cargo de su situación y se lo explicó así a los directores, quienes de inmediato le hicieron ver que cualquier decisión que tomara podría ser leída como una crítica velada a lo que Yrarrázaval no resolvió. Además, les preocupaba que una eventual renuncia suya a otros directorios los emplazara también a ellos a tomar el mismo camino o quedar en un complicado jaque mate. Una mirada contraria plantearon otros, quienes enfatizaron en la compatibilidad legal y práctica entre ambos cargos.

Para el lunes, Camus ya tenía este tema zanjado. Y aunque tras asumir el cargo aseguró que estaba “madurando la decisión”, ese mismo día, en el directorio de Besalco, puso fin a sus 23 años como integrante de esa mesa.



OTRAS TAREAS
No es el único tema que Camus tendrá que resolver: una respuesta todavía más apremiante es la que algunos directores esperan en el ámbito comunicacional. “¿Cómo es posible que la Bolsa no tenga una opinión frente a la reforma tributaria?”, se pregunta un corredor, haciendo eco de una preocupación que otros comparten: la urgente necesidad de contar con un vocero que no sólo los represente, sino que además sea proactivo y no reactivo. El mismo Yrarrázaval, consciente del bajo perfil que mantuvo al mando de la institución, reconoció el lunes pasado su reservado estilo. “Yo sé que no he sido demasiado expresivo, es mi forma de ser”, confesó. Camus, por el contrario, les ha comentado a algunos cercanos que sabe que esto debe cambiar.

“Está claro que los primeros seis meses Juan Andrés se abocará a empaparse de la dinámica interna de la Bolsa, lo cual implicará conocer exactamente todos los servicios que presta. Luego podrá dedicarse a los temas de imagen”, comenta un alto ejecutivo de una corredora. En todo caso, en el mercado existe una buena impresión del rol que ha jugado en los últimos años la administración de la plaza. La figura del gerente general, José Antonio Martínez, está bien evaluada y las cifras también lo avalan: en 2013 la Bolsa de Comercio tuvo una participación de mercado (en acciones, renta fija e intermediación financiera) del 96,9% frente a sus dos competidoras, la Bolsa de Valparaíso y la Bolsa Electrónica.

No sólo eso. Según la información que la misma Bolsa remitió a la SVS al término del ejercicio pasado, la sociedad tuvo en 2013 utilidades por $ 5.729 millones, un 14,9% más que el año anterior. Asimismo, el valor de la acción de la Bolsa ha crecido desde los $ 80 millones que valía en 1989, a los $ 2.500 millones actuales. En tanto, los dividendos repartidos en ese mismo periodo alcanzan los $ 1.600 millones por acción. En cuanto a montos, si a mediados de los 90 se transaban $ 8.513.109 millones en acciones, a fines del año pasado la cifra era de $ 23.026.352 millones.

A pesar de estos buenos resultados, hay quienes creen que la Bolsa puede funcionar aún mejor. Un corredor dice, por ejemplo, que debería discutirse la idea de tercerizar algunos servicios: “La Bolsa no es una empresa de tecnología, hay cosas que no tendrían por qué estar radicadas en ella”.

Camus también tendrá que abordar un tema sensible: la desmutualización. Hasta ahora para poder ser corredor de la Bolsa de Comercio es requisito indispensable contar con una acción de la misma. Con la desmutualización esta relación entre propiedad y derecho a operar se termina, y por lo tanto se abriría la puerta a la llegada de nuevos agentes. Esto es mirado por muchos con recelo, ya que consideran que, de ejecutarse este plan, la acción de la Bolsa se depreciaría de manera importante.

Si bien este debate fue promovido inicialmente por el ex superintendente de Valores Guillermo Larraín, distintas fuentes comentan que el tema nunca se ha tratado de forma concreta al interior del director de la institución. Además, algunos tildan esta iniciativa como una discusión meramente académica y con muy pocos adeptos reales.

“Es un tema que ha sido tratado muchas veces y es algo que tenemos que revaluar y que por supuesto vamos a considerar. No quiero tener una postura, sino que conducir a lo que sea mejor para el mercado de capitales y para los accionistas. No es ni de lejos un tema tabú”, declaró Camus tras asumir.

Impulsar el mercado de derivados; lograr mayores montos transados en el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA); fortalecer o definir el papel que se espera que juegue el Comité de Buenas Prácticas; sacar conclusiones a partir del documento entregado por el Comité Ad Hoc, creado especialmente tras el caso cascadas; y, sobre todo, “explicar el verdadero rol que tiene la Bolsa en el funcionamiento del mercado”, son otros de los asuntos que a juicio de los corredores tendrán que ser enfrentados bajo la nueva administración.

 

VIENTO EN CONTRA
Dentro de los puntos en tabla del próximo lunes, hay otro que preocupa a los corredores y en el que Camus tendrá que centrarse: la investigación que lleva adelante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) por un supuesto abuso de posición dominante por parte de la Bolsa de Comercio.  En la mesa no hay dos visiones: existe consenso en que se ha actuado de acuerdo a la normativa y disposiciones legales vigentes. Pero la existencia de corredores que operan simultáneamente en dos o tres bolsas es vista como un posible punto de conflicto.  

No es el único tema pendiente con los fiscalizadores. Algunos corredores de bolsa señalan que han visto con prudencia las primeras declaraciones del nuevo superintendente de Valores y Seguros, Carlos Pavez, quien al asumir el cargo ya se mostró muy proclive a temas como la desmutualización. En privado, los corredores admiten que no quieren verse pauteados por el regulador.

Todo esto, en un contexto en que la moda de apostar por mercados emergentes como Chile parece estar en retirada; con la reforma tributaria que tiene a los agentes del mercado expectantes y cautelosos a la hora de invertir; y con un IPSA que este año acumula un avance cercano al 3%, cifra lejana a las rentabilidades que se daban antaño.

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