Pablo Alcalde les ha dicho a sus amigos más cercanos el error que cometió al no haberse involucrado más en el negocio completo. “Él dice: ‘Yo debí haber visto esto y haberlo parado, y esto es con algo que voy a tener que vivir toda mi vida’. Él asume su responsabilidad de omisión y está consciente que deberá pagar por eso”, comenta un cercano.
La parte medular de su tiempo la pasa en su escritorio. A su círculo le suele comentar la gran cantidad de documentación que día a día tiene que leer y estudiar. “Los abogados se preocupan de mantenerme ocupado”, les ha dicho. En esta etapa del proceso judicial, Alcalde se traslada, una vez a la semana, a las oficinas de su abogado Jorge Bofill, en el barrio El Golf.
De lunes a viernes cerca de las 7:30 horas suena el reloj despertador de Pablo Alcalde Saavedra (62). El ex hombre fuerte de La Polar comienza su rutina: revisa parte de la prensa nacional, desayuna con quien esté de la familia, trota por al menos una hora en una sala con una máquina especialmente para aquello, y luego se encierra en su escritorio a revisar, estudiar y analizar “miles de miles” de hojas con e-mails, declaraciones propias y de terceros, documentos y contratos que le proveen sus abogados, liderados por Jorge Bofill.
Hoy, a días de que se cumplan tres años de aquel 9 de junio, cuando a las 8:36 La Polar reconoció, a través de un hecho esencial enviado a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), “prácticas en la gestión de su cartera de crédito efectuadas de una forma no autorizada por el directorio”, lo cual implicaba provisiones millonarias, Alcalde vive tratando “de ser uno más” en un mundo en el que, les ha reconocido a sus más cercanos, se siente “siempre observado”. “Hoy su trabajo es preparar y participar activamente en su defensa”, recalca un amigo.
A partir de ese día La Polar se transformó en uno de los mayores escándalos financieros del país, esparciendo las esquirlas a todos los vinculados a la empresa. Conceptos como “repactaciones unilaterales” y “contabilidad paralela” colmaron los titulares por meses. El precio de la acción se derrumbó, perdiendo ese año 91%.
Alcalde, quien se había desempeñado como gerente general entre 1999 y 2009, y como presidente después, fue desvinculado de la empresa el 30 de ese mes. “Desde el día del hecho esencial hasta la audiencia de formalización en diciembre de 2011, la presión pública fue enorme”, recuerda un cercano. En contraste, hoy viven un especie de “valle”. “El tema está dormido”, pero todos tienen claro que al cumplirse los tres años y con la evolución del juicio, La Polar y todo lo que involucra volverán al horario prime.
1 PENAL Y VARIAS CIVILES
Pablo Alcalde enfrenta hoy una causa penal y cerca de 5 civiles. En diciembre pasado el Ministerio Público lo acusó de entrega de información falsa al mercado, lavado de activos y obtención fraudulenta de créditos mediante entrega de información falsa. El cargo por uso de información privilegiada fue desestimado, lo que fue ampliamente celebrado en su entorno. Un amigo dice que desde ese momento ha tenido una importante recuperación en cuanto a su seguridad y a sus relaciones públicas, y que la evolución del caso lo ha ido tranquilizando y esperanzando en que “podrá saberse toda su verdad”. Este proceso penal hoy está en etapa de cumplir ciertas diligencias pendientes lo que, según él ha comentado a sus amigos, podría derivar en que el juicio oral empiece no antes de marzo de 2015, y demorar no menos de 6 meses.
La Fiscalía pidió 14 años de cárcel. La defensa de Alcalde va por la absolución total de los cargos.
En la arista civil, en tanto, se encuentra su reclamación contra la multa que le impuso la SVS en marzo de 2012 por UF 25.000. También la demanda en su contra presentada por AFP Habitat, Cuprum, Plan Vital, Leonidas Vial (Inversiones Saint Thomas) y de un par de inversionistas minoritarios, todos por indemnización de perjuicios.
“Él trata de vivir su día a día y prepararse de la mejor manera para ganar su juicio penal. Sabe que La Polar lo va a acompañar varios años más”, dice un ex compañero.
En estos tres años, su vida ha estado marcada por las distintas medidas cautelares a las que ha estado sujeto. Pasó por prisión preventiva, que lo dejó, junto a Julián Moreno, ex gerente de productos financieros, en el anexo Capitán Yáber entre el 14 de diciembre de 2011 hasta el 12 de abril de 2012, por estimarse era “un peligro para la sociedad”. Luego, arresto domiciliario total (9 meses), arresto domiciliario nocturno y prohibición de salir del país (desde el 10 de enero de 2013 hasta el 4 de marzo 2014), hasta la actual medida de arraigo nacional. Semanas después, y para celebrar esta última medida, junto a su señora, María Inés Lagos, fueron a pasar unos días a la casa que unos amigos les prestaron en Pucón.
“La cárcel fue una experiencia brutal, pero nunca perdió la entereza”, comenta un amigo que lo fue a ver de forma permanente, y quien recuerda que durante esos días las visitas lo llenaban de libros de autoayuda, Condoritos y pan de pascua. En esos 181 días estrechó aún más la relación que tiene con el sacerdote Jorge Barros, a quien al igual que al sacerdote Pablo Guzmán, es común verlos en la casa de Alcalde. La rutina carcelaria también impregnó en él una disciplina que le serviría para estructurar sus jornadas una vez en su casa.
“Desde que salió de la cárcel comenzó a recuperarse, y hoy está casi 100%”, afirma un cercano. “Las medidas cautelares afectan mucho anímicamente. Logras salir de la cárcel, pero tu casa también se convierte en otra prisión, entonces esta medida (arraigo nacional) es la única que no influye o no te impacta en el diario vivir”, agrega.
"LOS IDIOTAS"
Los días siguientes al 9 de junio fueron un terremoto. La Polar informó cada paso que dio, cambió completamente la administración, reconoció mayores provisiones y se declaró al borde de la quiebra. En paralelo, el ex presidente de la empresa vivía absolutamente shockeado. Le costó darse cuenta de lo que estaba pasando, y lo que según él había sucedido: “Se sintió traicionado por el equipo en quienes había delegado la confianza, se dio cuenta que le habían jugado chueco”, dice un amigo de la infancia.
Para la gran mayoría de quienes lo conocen, la manera en que sucedió el caso les hace sentido, ya que reconocen que sus atributos van por las áreas comerciales, de ventas, formar equipos, empujar un trabajo y tener una correcta lectura del mercado, pero coinciden en que no es un gran analista y no tiene “sintonía fina” para muchos temas. “Por su personalidad, tiene que haber delegado ciertas materias que no hayan sido su fuerte, como la parte financiera”, dice un conocido. Recuerdan que en el colegio no era un alumno reconocido necesariamente por su talento con los números.
Hoy su círculo más cercano, además de su familia y sus 5 hermanos, está compuesto por sus amigos del colegio: Domingo Amunátegui, Felipe Soza, José Miguel Jiménez, Alejandro Palacios, Ignacio Guerrero y Pedro Arriagada. Todos ex alumnos del colegio Verbo Divino y ex compañeros del actual ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, por lo que rápidamente el WhatsApp que los une fue cambiado de nombre a “Los idiotas”, en honor a la frase del también ex titular de Hacienda, en la que aludió a la falta de meritocracia y la importancia de las redes en el futuro profesional.
A través de los “Los idiotas” se comunica constantemente con sus amigos, y se ponen de acuerdo para almorzar al menos una vez al mes. La última cita fue hace 20 días en el Coquinaria de Alonso de Córdova. También el Osadía y el Tiramisú están entre los restoranes que más frecuentan. Es un espacio en donde las temáticas relacionadas a La Polar son abordadas en cuanto a sus novedades o etapas del proceso, pero no como tema central. Es en estos momentos cuando Alcalde les ha comentado el error de no haberse involucrado más en el negocio completo. “Él dice: ‘Yo debí haber visto esto y haberlo parado, y esto es con algo que voy a tener que vivir toda mi vida’. Él asume su responsabilidad de omisión y está consciente que deberá pagar por eso”, comenta uno de los asistentes a esos almuerzos.
Desde que le es posible salir de su casa, hay algunos que comentan que en un comienzo trató de no frecuentar espacios públicos para no prestarse para comentarios. “Lleva una vida bastante recogida, él siente alguna especie de sanción social, de juzgamiento público, y no quiere dar tribuna para que alguien diga que lleva una vida de lujo, o prestarse para comentarios”, dice un ex compañero de trabajo. De todas formas, algunos de sus amigos afirman que más de una vez que han sido vistos en lugares públicos con él, les llega un email de alguien sobre el tema. “Al principio lo reconocían y lo miraban, pero nunca nadie le dijo nada. Además ahora hay muy poca gente que lo reconoce”, admite un amigo del colegio.
Otro de sus más cercanos es el abogado Fernando Silva, con quien es amigo desde que trabajó con él en la década de los 80 en el Banco Edwards. Cada 15 días suelen juntarse a tomar desayuno en la pastelería Mozart de Vitacura o almuerzan en Le Fournil de la misma comuna. Como parte de sus pasatiempos ha retomado el bridge, juego que no practicaba de forma constante desde la universidad.
LA NUEVA VIDA
Alcalde, casado con María Inés Lagos, es padre de 5 hijos: Trinidad (36), Catalina (33), Pablo (30), Andrés (26) y Blanca (22), y abuelo de 4 nietos, tres de los cuales nacieron durante estos últimos tres años. Es muy “guaguatero”, dicen. Trinidad, Andrés y Blanca viven en la casa materna.
Su apretada agenda, copada de viajes de negocios, reuniones y seminarios pasó a depender 100% de él, una vez estallado el caso. En un principio, se dedicó a perfeccionar su inglés y contrató un curso vía internet. La casa en La Dehesa no sufrió cambios importantes dada la nueva realidad de la familia, sólo pequeñas adecuaciones en el escritorio y la extensión de la chicharra del timbre hasta la pieza principal. Le costaba dormir, temía no escucharlo cuando Carabineros llegaba a diferentes horas del día y la noche en busca de su firma en la etapa de arresto domiciliario total y nocturno. Le angustiaba la idea de volver a la cárcel por no escuchar el timbre.
La práctica deportiva, su profunda fe (no pertenece a ningún movimiento) y el apoyo que ha recibido de su familia, han sido los pilares en los que se ha centrado durante estos años y, lo que según comentan, lo ha mantenido “centrado”, “cero depre” y “muy concentrado en su defensa”. Devoto de Juan XXIII, de misa dominical y “alguna semanal”, Alcalde es muy amante del deporte. Durante muchos años jugó futbolito junto a Manuel Pellegrini en el Club de Polo. Hoy, además del trote matinal, suele salir a caminar junto a su señora por su barrio y juega al menos una vez a la semana golf, en el mismo club. Una vez al mes, parte junto a sus hijos hombres y un sobrino, a ver a la Unión Española al estadio Santa Laura.
Durante este tiempo, según su entorno, se ha vuelto un muy buen lector, atrayendo especialmente su atención los relatos policiales, de detectives y novelas históricas. La trilogía Africanus de Santiago Posteguillo, ha estado entre sus favoritos. Los fines de semana ocasionalmente se trasladan a su casa en Zapallar o a Chiñihue, cerca de Melipilla, donde tiene una parcela.
“Cuando vamos a comer a su casa, somos 2 ó 3 parejas. Antes era más expansivo, ahora es más selectivo”, comenta un amigo, quien agrega que el círculo de amistad de Alcalde no sufrió grandes transformaciones. Hace un par de semanas “Los idiotas” se volvieron a juntar, pero esta vez en el matrimonio de uno de los hijos de Amunátegui. Alcalde, retomó las idas a matrimonios luego que le levantaron el arresto nocturno.
Pero la parte medular de su tiempo la pasa en su escritorio. A sus amigos les ha comentado la gran cantidad de documentación que día a día tiene que leer y estudiar. “Los abogados se preocupan de mantenerme ocupado”, les ha dicho. En esta etapa del proceso judicial Alcalde se traslada, una vez a la semana, hasta las oficinas de su abogado Jorge Bofill, quien junto a Daniel Praetorius y el resto del equipo, integrado por Sebastián Yanine, Guillermo Chahuán, Pablo Letelier y Sebastián Bravo, se reúne dependiendo de la arista a tratar: penal o civil. Cercanos a este proceso comentan que los niveles de profundidad del análisis se han ido incrementando con el tiempo y, dado esto, muchas veces es necesario volver a revisar antecedentes que ya habían sido chequeados.
ESE INCIERTO FUTURO
Tres de los hijos de Alcalde son emprendedores, y esto también se ha transformado en uno de sus pasatiempos. Cuentan que varios de los amigos de sus hijos han tocado el timbre en busca de sus consejos.
Sin embargo, y pese a tener una vida relativamente “normal”, vive sólo pensando en su presente y con preocupación por lo incierto que se vislumbra su futuro. No sueña ni se proyecta más allá del día a día, ni tampoco ha pensado a qué se dedicará una vez que concluya el caso. “Eso es suplicio chino, eso lo destruye. Tiene miedo, porque ha visto cosas irracionales”, afirma un cercano. “Hoy tiene miedo de volver a la cárcel, pero eso no lo paraliza. Está concentrado en demostrar que es inocente”, agrega otro amigo.