Por Nicole Raymond Julio 23, 2014

© Patricio Otniel

Cuando gigantes como Google,  Apple y ahora, posiblemente, Samsung aparecen tan interesados en un mercado, es una clara señal de que algo está pasando.

SmartThings es una pequeña empresa que nació en Washington DC en 2012, y que en 24 meses se ha transformado en la compañía que muchos esperan finalmente logre liderar la revolución que entregue la verdadera smart home que se viene prometiendo hace años, pero que por diversas razones -costo, desconfianza, protección de la privacidad, limitaciones tecnológicas-no ha logrado tomar impulso.

Eso hizo que el mes pasado la revista Time le diera su portada y que hace unos días se filtrara que Samsung está a punto de comprarla por alrededor de US$ 200 millones. Y es que cuando gigantes como Google, con la compra de Nest y Dropcam, Apple con HomeKit -y ahora, posiblemente, Samsung- aparecen tan interesados en un mercado, es una clara señal de que algo está pasando.

Entre las razones para este cambio está el arribo del cloud computing, que ha simplificado y abaratado la tarea de conectar distintos aparatos y controlarlos a través de un smartphone o una tablet. Además, la producción de sensores y aparatos que permiten “hacer inteligentes” objetos que no lo son, también ha contribuido a este nuevo impulso, que tiene a la firma estadounidense de research IHS Technology pronosticando que para 2018 en el mundo habrá 45 millones de servicios de smart home instalados, de los 5,6 millones que había a fines de 2013. Mientras que un reporte de la firma de estudios de mercado MarketsandMarkets estima que para 2020 el mercado mundial de estos servicios tendrá un valor de US$ 51.770 millones.

“Imagine usar su smartphone o tablet para detectar la presencia de un intruso en su hogar o ajustar la temperatura en su living, sin importar dónde usted esté”, comentó  en mayo Lisa Arrowsmith, de IHS. “Los sistemas de domótica basados en la nube pueden hacer esto posible (...) Eso hará que el negocio se expanda de manera dramática en los próximos años”.

LA REVOLUCIÓN INTELIGENTE
¿Pero qué hacen exactamente estas plataformas que han provocado tal furor? Básicamente, logran que los distintos aparatos dentro de un hogar “hablen” entre ellos. Desde la cafetera, las luces y la puerta hasta el riego automático y los sistema de audio y seguridad. Para lograrlo no se necesita un costoso sistema que los conecte. En el caso de SmartThings basta con un smartphone, el kit de US$ 200 de la firma y la creatividad de quien lo utiliza. Es más, en EE.UU. ya hay miles de desarrolladores trabajando en apps para sofisticarla, una de las ventajas competitivas de esta empresa. Pero hay otras, como Revolv y Staples Connect, que ofrecen servicios similares por un rango que va de US$ 49,99 a US$ 395.

Apple y Google también están avanzando en este sentido. El primero lanzó recientemente HomeKit, una interfaz de programación de aplicaciones (API, por sus siglas en inglés) que permite administrar los objetos de la casa y que estará disponible para el nuevo sistema operativo iOS 8. Lo que ofrece es un protocolo común, una conexión segura con un teléfono inteligente o una tablet y la opción de manejar distintos dispositivos desde una sola aplicación. Es decir, permitirá a todos los creadores de aplicaciones unificarse. Por ejemplo, el sistema de iluminación Hue de Philips, que permite manejar desde el celular las luces de una casa, es completamente compatible con HomeKit. Por otro lado, incluye integración con Siri; de esta forma basta con dar la orden para  cerrar puertas o encender luces.

Google, por su parte, ha apostado por las adquisiciones: primero de Nest, la compañía que ofrece principalmente termostatos inteligentes y detectores de incendio, y luego de Dropcam, una empresa especializada en cámaras de vigilancia, por lo que se espera que próximamente lance una mayor estrategia para este sector.

MIENTRAS, EN CHILE...
Según el estudio de IHS, Norteamérica es la zona que lleva la delantera en este mercado, desde el punto de vista de número de usuarios, pero se espera que el crecimiento sea rápido a nivel mundial. México y Brasil deberían ser los mercados de entrada en Latinoamérica, mientras que en el resto de los países la expansión inicial sería más lenta. En la región, el tema de la automatización de hogares o domótica ha estado liderado por empresas especialistas que suelen tener mayores costos, y se espera que continúe siendo así en el futuro cercano.

Por ahora, a nivel local, las opciones son empresas como Smart Home Chile. Presente en el país desde hace tres años, ha visto en los últimos doce meses que la demanda por sus servicios se ha incrementado un 150% y también que sus clientes se han diversificado, ya no sólo pertenecen al sector ABC1.

Como explica Juan Rivera, su gerente general, su objetivo es lograr que las casas tomen decisiones por uno y que, a la vez, éstas sean favorables para el ahorro. “Si tú empiezas a funcionar a las siete de la mañana, la casa va a asimilar esa información. Cada vez que prendes algo o aprietas un botón se genera información valiosa. Por ejemplo, para economizar, gracias a los sensores puestos en las ventanas, la casa va a entender que si están abiertas, no hay que poner calefacción”, cuenta.

Otra opción es Housetek, que también tomó el camino de la domótica inalámbrica, modalidad que empezó a tomar vuelo y ser más confiable en los últimos tres años. En Housetek utilizan principalmente el sistema europeo Fibaro que se basa en el protocolo Z-Wave, tecnología que aseguran es la de mayor compatibilidad con distintos productos y fabricantes.

“La domótica existe en el mundo hace más de treinta años y una de las razones por las que se demoró tanto en hacerse masiva fue porque era muy cara, difícil de instalar y poco práctica -al no existir teléfonos inteligentes, sólo podías manejarlo desde el computador-. Además, software con la facilidad de uso que vemos hoy es algo nuevo”, explica Germán Laso, director de Housetek.

Como todos estos sistemas, Fibaro posee una central o hub, que es el cerebro que distribuye todas las órdenes al resto de la vivienda, a través de varios productos que permiten un sinfín de posibilidades. Están los dimmers, detectores de humo, controladores de cortinas, sensores de movimiento -que además miden temperatura y cantidad de luz-, cámaras de seguridad, entre otros. Por ejemplo, en caso de peligro de incendio o si es que hay movimiento cuando el lugar está supuestamente desocupado, se recibe inmediatamente un mensaje de alerta en el celular.

Otro frente importante que está empezando a tomar fuerza es el de los electrodomésticos, aparatos que hasta ahora no calificaban como inteligentes. “Hace tres años existía la duda sobre a qué tecnología iban a apuntar los grandes fabricantes de electrodomésticos. En la feria CES en Las Vegas, me encontré con una lavadora LG que era compatible con Zigbee, la competencia de Z-Wave. Por eso seguí su pista. Al año siguiente, la lavadora ya no existía, porque la marca prefirió no casarse con ninguna tecnología y optaron por ponerle wifi. Pensaron: el que quiera conversar con nuestras lavadoras LG, que lo haga”, cuenta Laso. Y ésta es la dirección que la mayoría de las marcas ha tomado. En palabras simples, la central es capaz de interactuar con cualquier equipo que esté en red, lo único que se necesita es saber en qué lenguaje hablarle. Para eso existen códigos. La central puede comunicarse a través de distintos métodos con los objetos de la casa. En este caso, lo hará a través de Z-Wave para la iluminación, con la alarma lo hará por IP y con equipos más antiguos, por infrarrojo.

En cuanto al costo, aquí es donde está la mayor diferencia con lo que se está viendo en EE.UU., en una casa o departamento de 200 metros cuadrados, tener todo lo que Fibaro ofrece, cuesta alrededor de $2 millones. Sin embargo, tanto Housetek como Smart Home Chile apuestan a que saldrá de un sector tan acotado para masificarse.

“El interés por integrar la domótica es fuerte hace un año y medio. Es un factor diferenciador para las inmobiliarias, todas la tienen en mente. Si tienes un departamento que vale $100 millones e inviertes un millón más en domótica, al tiro tienes un punto que te hace más atractivo. (...) es una forma barata de diferenciarse”, concluye Laso.

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