Por Nicole Raymond Julio 23, 2014

Los japoneses: 1. Akihisa Hirata. 2. Kengo Kuma. 3. Kazuyo Sejima. 4. Ryue Nishizawa. 5. Atelier Bow-Wow (Momoyo Kaijima & Yoshiharu Tsukamoto). 6. Junya Ishigami. 7. o+h (Maki Onishi & Yuki Hyakuda). 8. Sou Fujimoto.

Por la ruta 5 Norte, cuatro kilómetros al sur de Los Vilos, están las 800 hectáreas de terrenos casi vírgenes frente al mar y dramáticos acantilados que Eduardo Godoy y su equipo eligieron para desarrollar la nueva etapa del ambicioso proyecto arquitectónico Ochoalcubo.

Nacido en 2002 con un primer conjunto de ocho casas de veraneo en Marbella, el proyecto tiene el propósito y misión de promocionar la arquitectura -chilena y extranjera- a través de ocho conjuntos de ocho casas diseñadas por ocho arquitectos cada vez. El objetivo final serían 64 residencias creadas por 64 arquitectos de nivel mundial. 

En la exitosa primera etapa en Marbella se construyeron casas diseñadas por profesionales nacionales de la talla de Matías Klotz, Smiljan Radic y Christian de Groote. En la  segunda, considerada la internacional, se diseñaron tres, pero sólo se construyó una: White O, del japonés Toyo Ito, quien el año pasado ganó el premio Pritzker, el Nobel de la arquitectura.

En Ochoquebradas, el nombre que tomó el lugar donde se desarrollarán simultáneamente la tercera y cuarta fase, el equipo decidió doblar la apuesta e invitó a ocho arquitectos japoneses y ocho chilenos, todos de primer nivel. Entre ellos hay otros dos ganadores del Pritzker, Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, y también está Alejandro Aravena, que actualmente es parte del jurado que entrega el galardón. 

“Decidimos hacer dos etapas en una por las condiciones del lugar y porque iba a crear algo mucho más potente que hacer una sola”, cuenta Philippe Godoy, director de Ochoalcubo. “La relación con Toyo Ito fue impresionante y quedamos superentusiasmados de trabajar con los japoneses porque tienen una visión muy distinta a nosotros”.

 

ARQUITECTURA DE LABORATORIO
“Lo nuestro es único en el mundo. La gracia es que las formas de estas casas y los arquitectos que participan muestran lo que está pasando en el mundo. Los países del mundo entero se pelean a estos arquitectos y ellos vienen acá sin cobrarnos honorarios, porque se enamoraron del concepto del proyecto: hacer arquitectura pura, pero armónica entre un grupo”, explica Eduardo Godoy, el creador del proyecto y un importante promotor del diseño y la arquitectura nacionales, que en la década del ochenta fundó la tienda Interdesign.

Las pautas que recibieron los profesionales fueron: diseñar casas de veraneo con espacio para invitados, de una superficie de 250 metros cuadrados, un costo de construcción de UF 50 el metro cuadrado y hechas de hormigón. Y la clave que diferencia al proyecto es que los 16 equipos deben colaborar.

“Lo más importante es que tienen que trabajar en conjunto, para que la armonía se logre en términos de conjunto”, explica Philippe Godoy. “No es cosa de que cada arquitecto llegue y plante su casa, tienes que poner tu casa, tienes que ver cuál es tu relación con el vecino, cuál es tu relación con el paisaje, y todos pueden criticar todas las casas”.

Ya Ochoalcubo es considerado un experimento único e innovador, “un laboratorio de arquitectura”, porque más allá de las directrices generales, cada equipo tiene plena libertad.

“Lo interesante es (…) que les dan chipe libre a los arquitectos. Hagan lo que quieran. Porque (aunque) son casas para la venta, el cliente llega después o llega durante el proceso, pero los proyectos no se ajustan al cliente”, comenta David Basulto, cofundador y editor en jefe de ArchDaily, la red más importante de sitios web de arquitectura en el mundo.

Para él, el proyecto va a marcar un hito en el panorama nacional. “Es superinteresante el contraste, porque están los ocho chilenos y llegan estos japoneses con cosas que son como una piedra, otra que es  un plato que flota. Y uno ve estos proyectos y queda para adentro, porque cuesta creer que eso en Chile podía pensarse y menos que se podía construir, porque se van a construir como fueron diseñados. Yo creo que va a haber un antes y un después en lo que se está haciendo acá”.

Los chilenos: 1. Alejandro Aravena. 2. Felipe Assadi. 3. Max Núñez. 4. Cristián Undurraga. 5. Izquierdo Lehmann Arquitectos.6. Guillermo Acuña. 7. HLPS Arquitectos. 8. WMR Arquitectos (Wedeles-Manieu-Rabat).


UN PUEBLO LLAMADO OCHOQUEBRADAS

En este momento no hay seguridad de que las 16 casas (en las fotos) de la etapa de Los Vilos se construyan. El equipo de Ochoalcubo sólo tiene recursos para financiar dos a cuatro de las obras, por lo que en estos momentos comenzará el proceso de salir a venderlas. El lanzamiento se hará durante la Semana de la Madera de la Corma, a fines de agosto, a la que asistirá Ryue Nishizawa para dictar una conferencia individual y otra junto a Alejandro Aravena.

Lo que sí ocurrirá es Ochoquebradas, el desarrollo inmobiliario que se construirá detrás y que ocupa la casi totalidad de las 800 hectáreas del terreno. Allí el plan es levantar un pueblo armónico, construido con criterios de sustentabilidad; y, de paso, oficiar de vitrina para cientos de arquitectos, principalmente chilenos, que no han tenido la posibilidad de construir obras.

La primera etapa, que se espera comience a construirse en los próximos meses y cuyas 150 primeras casas deberían estar listas en el verano de 2016, ocupará alrededor de 250 hectáreas. Allí se construirán viviendas de entre 50 y 300 metros cuadrados, algunas individuales y otras en comunidad, que priorizarán la madera (para lo que firmaron una alianza con Arauco) y cuyo valor partirá en $ 70 millones.

“Nosotros también tenemos miedo, porque somos pioneros en un lugar en donde todo lo tenemos que hacer. Todo, desde el puestecito para comprar pan”, explica Eduardo Godoy. “No sabemos si va a resultar”.

 

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