Por Emilio Maldonado Julio 24, 2014

© Hernán Kirsten

El gobierno llevará a cabo una nueva estrategia para enfrentar este enorme club: en vez de participar en la mayoría de los 250 comités, el trabajo se centrará en aquellas materias que estén en línea con las reformas que pretende llevar a cabo la administración Bachelet.

El miércoles recién pasado, la embajadora de Chile ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Claudia Serrano, almorzó con el secretario general de la institución, el mexicano Ángel Gurría. En París, ciudad donde está la sede de este foro internacional dedicado al intercambio de prácticas para maximizar el desarrollo económico, ambos conversaron sobre los avances en el proceso de integración del país a este selecto club, conformado por las 34 economías más ricas del mundo y del cual Chile es miembro desde mayo de 2010.

Serrano, quien fue nombrada en marzo en el cargo, en reemplazo de Ignacio Briones, ha tomado este tipo de bilaterales como una oportunidad para conocer sobre el funcionamiento de la OCDE, con el fin de buscar estrategias para hacer de Chile un miembro más activo. De hecho, en unos días más la representante nacional tomará un avión con rumbo a Santiago, en el que será su primer viaje al país desde que fue confirmada como la cara visible del gobierno ante la OCDE.

La visita a la capital no tiene sólo un carácter informativo acerca de los primeros meses de su gestión en Francia. Además, Serrano ya ha llenado su agenda de reuniones con diversos ministerios, entre los que destacan citas con los titulares de Energía, Economía, Hacienda, Trabajo y Educación. La idea, según relata la embajadora desde París, es instruir a las distintas carteras de los beneficios que conlleva trabajar con la OCDE y, principalmente, del gran abanico de posibilidades que trae el encargar informes o participar activamente en alguno de los 250 comités permanentes que tiene la organización internacional.

La agenda en Chile de Serrano indicaría un intento para revertir un diagnóstico que comienza a circular por distintos organismos gubernamentales: Chile, a cuatro años de haber ingresado al club de los países ricos, no estaría aprovechando al máximo el potencial que tiene la OCDE. De hecho, algunos funcionarios de Cancillería comparan la participación de Santiago con lo realizado por México, país que pretende dar un salto hacia el desarrollo apoyado, y avalado, por la institución: las grandes reformas incluidas en el “Pacto por México” -el ambicioso plan modernizador del presidente Enrique Peña Nieto- fueron extraídas de recomendaciones hechas por la propia OCDE.

Chile, dicen los críticos, no ha logrado aterrizar de igual forma el aprendizaje que podría adquirir de naciones que vivieron, hace 20 años, los mismos problemas de crecimiento que experimenta hoy el país, y que lograron superar para dar el salto al desarrollo.

Conscientes de que a nivel gubernamental la institución debe ganar terreno entre los ministerios, y que ésta cooperación se debe traducir en beneficios tangibles, el actual gobierno ya ha comenzado a diseñar cambios de estrategia y estructurales, los que ayuden a despejar las dudas de cuál es el real beneficio de pertenecer a este club, cuya membresía le cuesta anualmente al país US$ 7 millones, sin incluir en ello los gastos asociados a los viajes y mantención de una delegación permanente en la capital gala.


INTRODUCCIÓN A LA OCDE

Si bien se define como un defensor de la OCDE, el ex embajador Ignacio Briones está convencido de que Chile debe tomarse más en serio su participación en el foro internacional. Según Briones, los ministerios encargan pocos informes específicos a alguno de los comités que operan en París, aun cuando la Contraloría ya se pronunció en el pasado y zanjó la duda si es que había algún impedimento de destinar recursos para comprar reportes específicos al organismo.

Para el ex embajador, hoy decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, esto se debería a una ignorancia, por parte de las autoridades locales, de cómo funciona la OCDE y qué provecho podrían sacar de ella. “Hay cierto desconocimiento sobre la organización. Yo creo que las autoridades, los tomadores de decisiones, no tienen muy claro a cabalidad cómo opera la OCDE y qué relación pueden tener con ella”, grafica Briones.

Serrano relativiza esa visión, argumentando que las autoridades locales han encargado 42 estudios en los cuatro años que Chile tiene acceso oficial a la OCDE. “Efectivamente uno podría encargar más documentos, pero no es poco lo que hemos hecho. Desde que estoy a cargo, ya hemos solicitado otros reportes, como uno de capacitación laboral, otro acerca de regulación económica (para el Ministerio de Economía) y un tercero sobre inversión extranjera”, explica la embajadora. Si bien los contratos para materializar dichos reportes aún no se firman, ya estarían presupuestados en los respectivos ministerios.

Donde sí hay concordancia en el diagnóstico es en la necesidad de extender la información a todos los estamentos del Estado. De hecho, Serrano explica que el actual gobierno llevará a cabo una nueva estrategia para enfrentar este enorme club: en vez de participar en la mayoría de los 250 comités, el trabajo se centrará en aquellas materias que estén en línea con las reformas que pretende llevar a cabo la administración Bachelet.

En ese sentido, explica Serrano, comités que aborden temas como educación, regulación económica, estructura tributaria, y empleo, entre otros, serán en los cuales los equipos de Chile participarán activamente. Tanto la delegación nacional permanente en París (tres funcionarios más la embajadora) como los equipos en cada ministerio. “Muchas veces la contingencia no permite que el ministro esté al tanto de lo que ocurre en la OCDE. Por eso queremos que en cada repartición haya un coordinador OCDE, que esté siguiendo el trabajo que se lleva a cabo aquí”, dice Serrano.

Uno de los organismos que desde el día cero han estado en constante relación con la organización es el Mineduc. Eliana Chamizo, encargada OCDE del ministerio, explica que el principal beneficio de pertenecer a la OCDE es el aprendizaje sobre buenas prácticas. “El proyecto de calidad en la educación superior, por ejemplo, se respaldó con estudios emanados desde la OCDE. Lo mismo para la Subvención Escolar Preferencial (SEP), que además ha sido bien evaluada en los comités de la OCDE, debido a que ayuda a la equidad en la educación”, detalla Chamizo.

Otra entidad que aparece con alta calificación en el uso de recursos de la OCDE es la Fiscalía Nacional Económica (FNE). De hecho, el propio titular de la unidad, Felipe Irarrázabal, relata que no sólo hay constantes intercambios de información con las otras divisiones antimonopolios de Europa o Estados Unidos. La FNE fue elegida para tomar el examen de ingreso a su par colombiana, en medio de la postulación que el país sudamericano está haciendo para ingresar al club de los 34.

Además de encargar diversos estudios, como el de concentración que acaba de ser liberado, y uno en fabricación concerniente al rubro de los estudios de mercado, Irarrázabal explica que incluso la FNE ha podido mandar a un pasante a la Federal Trade Commission de Estados Unidos.

El integrante de la División de Competencia de la OCDE Antonio Campobianco afirma que el organismo chileno ha tenido un rol muy activo en las discusiones de competencia en la OCDE, al punto de que Chile es tomado como ejemplo en el avance en regulación del mercado.


Una de las reuniones de la Red de Encargados OCDE, nueva instancia interministerial.

CAMBIO ESTRUCTURAL
El 20 de junio la presidenta Bachelet sostuvo un encuentro que podría ser vital para las aspiraciones de Cancillería. En la ciudad mexicana de Punta Mita, y en el marco del encuentro de la Alianza del Pacífico, la mandataria tuvo una reunión con Ángel Gurría. Quienes conocen de esa conversación aseguran que ambos hablaron de que Chile sea el anfitrión de la cumbre interministerial de la OCDE, que se hará en 2016.

De concretarse el evento, todo el cambio estructural que pretende el gobierno para la operatividad de la OCDE podría recibir un fuerte impulso en recursos, que le permita, entre otras cosas, duplicar la dotación de funcionarios en París y, además, incrementar el presupuesto para que cada ministerio pueda participar, con mayor frecuencia, de los comités en Francia. Para este último punto ya están en tratativas con Hacienda, para que en el Presupuesto 2015 se incluya este ítem en el flujo de gastos de cada repartición.

Los cuestionamientos a los recursos y la forma cómo opera la OCDE no son nuevas. De hecho, a fines del gobierno pasado se inició el trabajo para que, mediante un decreto supremo, se estableciera un “directorio OCDE”, el cual estaría integrado por los ministerios de Hacienda, Segpres, Presidencia y la Direcon, el cual coordinaría las misiones que viajen a Francia y también las políticas a comparar desde la OCDE. Un trabajo similar al que hacía Claudio Seebach desde la Segpres, en el gobierno anterior.

La propuesta, que aún descansa en Relaciones Exteriores, habría sido analizada por el gobierno, pero no contaría con la aprobación de sacar de Cancillería la coordinación de la OCDE. De hecho, en las últimas semanas la coordinación de estos temas, a cargo de Paulina Nazal, comenzó a trabajar con un equipo de 50 autoridades (ministros, subsecretarios y jefes de servicios), quienes intercambian en Santiago ideas y avances en materias sectoriales a presentar ante el foro internacional. El equipo, llamado Red de Encargados OCDE, sesionó este martes en el edificio de la Cancillería, y se discutieron posibilidades de estudios a solicitar al organismo.

Nazal explica que, dado que es difícil coordinar a 50 personas, también se ha delineado un trabajo interministerial más reducido, similar al que había durante el gobierno de Piñera. Bautizado como Petit Comité, y que aglutina a Segpres, Hacienda, Cancillería y Presidencia, el grupo fue reactivado la semana pasada, en una reunión en las dependencias de Segpres y donde la embajadora Serrano estuvo presente, a través de una videoconferencia.

Todo parte de una reforma que pretende despejar las dudas sobre el beneficio que trae el estar en este selecto club.

La reunión de junio pasado entre la presidenta Bachelet y el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

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