"Nunca se había avanzando tanto (en el estadio) en la historia de la U como ahora. Tenemos ya aprobado el proyecto en la municipalidad, tenemos un terreno que son 12 hectáreas en Avenida Santa Rosa. Ahora estamos en estudios legales y técnicos para la confección del proyecto, los que pueden salir este año"
Carlos Heller (52) cuenta que sólo en los últimos años ha logrado entender a qué se refería su abuelo, Alberto Solari, cuando repetía una de sus frases más clásicas: “Dame el hombre y te daré el negocio”.
“Eso me quedó grabado. Él siempre me decía: ‘Yo sé que quieres estudiar agronomía, pero en el futuro si te aburres con la agronomía y quieres trabajar en otras cosas, te buscas al mejor agrónomo, al mejor vendedor, al mejor médico, pero tú eres el hombre que maneja el negocio, el que está arriba’”, recuerda Heller que le decía Solari. “No puedes ser experto en todo. Pero rodéate del mejor en cada cosa”.
De alguna manera, los extraordinarios resultados con los que cierra 2014 tanto en Mega como en Azul Azul, han venido a refrendar la filosofía de su abuelo materno. Si hay algo a lo que Heller le conceden quienes han observado su desempeño, es que parte importante de sus éxitos los ha logrado escogiendo a profesionales desequilibrantes en negocios tan específicos como el fútbol y la televisión.
Ha sido un año particular para él. A ocho meses de haber asumido la presidencia del club deportivo de la Universidad de Chile, el equipo logró la estrella número 17 de su historia, tras ganar el torneo de apertura del fútbol local. Mega, por su parte, se convirtió en el canal con mayor sintonía de la industria, pero además el que se quedó con buena parte de la torta publicitaria. Los logros obedecen a la “fórmula Heller”, esa que no sólo implica saber asesorarse por ejecutivos talentosos o jugadores descollantes, sino que también se basa en el trabajo cercano, en la ejecución de grandes inversiones, así como también en un proceso personal de maduración que lo ha llevado a ser menos impetuoso y más reflexivo, pero también a trabajar con pasión.
“La clave para estar en muchas industrias a la vez es saber rodearse de muy buena gente”, asegura. “En Mega me la jugué por un equipo de ejecutivos de primera línea, que más rápido de lo que esperábamos fue generando resultados increíbles. En el tema deportivo fue lo mismo: había que reencantar a una U que estaba bastante destruida, arreglar los ánimos, traer un gerente deportivo y contratar a un director técnico”, describe, antes de entrar en su estilo de gestión: “No estoy todo el día encima de las empresas, porque eso es un tema que a los ejecutivos les incomoda. Uno da ciertas directrices, va a los directorios, pone su sello, pero lo demás lo tienen que hacer ellos”.
-¿Se conduce diferente en Mega que en Azul Azul, dado que, como ha dicho, en la U usted se define primero como hincha antes que como presidente?
-Sí. En el fútbol todos somos técnicos y todos vemos el fútbol distinto. La pasión de repente te hace olvidar que eres presidente y eso me ha llevado a gritar, a tener gestos… En Mega todos son telespectadores. Yo voy a la televisión y puedo opinar, y me escuchan, pero tienen total libertad.
-En este contexto de éxito, ¿piensa en sus momentos en que no lo tuvo?
-Sí. Es que el mundo es redondo. Pero siempre he ido de menos a más. En mi familia, partimos de menos a más. Falabella antes no era lo que es ahora. La gente piensa que nací en cuna de oro, pero yo me iba al colegio en micro e hice una vida normal. Mega y la U son éxitos momentáneos. Son industrias en las cuales un día estás arriba y después no.
SER DUEÑO DE LA PELOTA
-¿Cómo percibe que ha sido la relación entre los hinchas y los dirigentes en el esquema de sociedades anónimas deportivas?
-Para meterme donde me metí hay que ser muy hincha y muy loco, por la cantidad de problemas que uno pasa y la exposición que uno tiene. Uno sabe el odio que la gente le tiene a las sociedades anónimas deportivas.
-¿Por qué cree que existe ese odio?
-Porque creo que está mal entendido. Los dirigentes antiguos cometían errores, llevaron a la U, a Colo Colo y a la UC a la quiebra. Esos señores se fueron para la casa y ahí están. Pero imagínate que alguien llevara a la U a la quiebra hoy. Yo, o cualquier otro dirigente deportivo, iría a la cárcel, porque estamos regidos por la Superintendencia y por lo tanto tenemos una responsabilidad. Soy hincha de la U desde que nací, mi padre me inculcó esa pasión, le prometí ser presidente de la U y logré serlo, le prometí a la U un estadio y lo tendremos. Me siento cumpliendo las metas. Tal vez soy un empresario atípico. Pero he sentido también el cariño. Le saco el sombrero a la gente de Wanderers, que después de perder un título mandan un correo o llaman para felicitarte. De Católica, su presidente y vicepresidente me llamaron de forma inmediata, un director de Everton, de Huachipato un nuevo inversionista, de Colo Colo me llamó León Vial y Arturo Salah. Un tema que tenemos pendiente hoy los presidentes de las sociedades anónimas deportivas es enseñarle a la gente que no somos demonios, pero hay un tema con el empresariado: es mal visto en Chile.
-¿Se encontró con alguna sorpresa desagradable al hacerse cargo de Azul Azul, algo que no advirtiera en su diagnóstico previo?
-Iba mucho más pesimista de lo que me encontré. Iba preparado para un ambiente mucho más hostil, más complicado.
-¿Por qué?
-Porque tenía que enfrentarme a un directorio del que fui opositor y pensé que tendría una oposición dura. Pero resulta que no fue. Me llevé una grata sorpresa con muchos directores que han sido muy apoyadores y con los que no hemos tenido nunca un conflicto.
-Sobre el proyecto del estadio, el miércoles anunciaron la firma de un finiquito con la Universidad de Chile y la ejecución del plan B, en La Pintana. ¿A qué se debe?
-Firmamos un finiquito amplio con la Universidad de Chile, en muy buenos términos, porque los tiempos de ellos y los nuestros están enfocados en distintas velocidades. Ellos tienen otras prioridades que hacer un estadio y nosotros, dado mi promesa, tenemos que apurar el tema. Nuestro proyecto de estadio es la alternativa B, en La Pintana, donde tenemos el 100% del concejo municipal, más el alcalde alineado con nosotros. Entonces, si te abren las puertas de esa manera, es mucho más fácil.
-¿El trabajo hecho de aquí hasta hoy en la laguna Carén es trabajo perdido? Había estudios técnicos…
-Sí, pero estábamos trabajando muy fuerte en el otro lado también. Nunca se había avanzando tanto en la historia de la U como ahora con los proyectos. Tenemos ya aprobado el proyecto en la municipalidad, tenemos un terreno que son 12 hectáreas en Avenida Santa Rosa. Ahora estamos en estudios legales y técnicos para la confección del proyecto, los que pueden salir este año. Estamos tan avanzados como para decir que se pueden demorar 18 meses o que podrían ser 12.
-¿Pero cuándo podría partir la construcción?
-El próximo año.
-¿A mediados? ¿Principios?
-Depende. No soy quien da los permisos, pero creo que en 2015 tendremos los permisos completos para esto.
-¿Se planea darle otros usos comerciales que no sea el de estadio de fútbol? Porque esa es la fórmula que se evaluó en su minuto.
-Si hablamos del proyecto estadio para nadie es un tema rentable, pero la lógica es la de la pertenencia. Yo quiero que los demás se sientan visita en mi estadio, en nuestro estadio, el estadio de la U. No es rentable, pero sí tengo que tener la creatividad para hacerlo que funcione. Hay que ir viendo de a poquito cosas creativas para poder financiarlo. Va a haber que hacer un aumento de capital de todas maneras.
-¿En 2015?
-Hay que ver cuando sea el momento. Hay que ir viendo la caja.
-Además del estadio, ¿cuál cree que será su legado institucional en la U?
-Bueno, si haces un estadio eso va a quedar. La estrella número 17 es un legado, pero también dejar un equipo organizado, dejar las instituciones funcionando y que haya un recuerdo de que tuviste un buen paso por la U, que fuiste una persona que fue a aportar muchas cosas. Que se te recuerde como quien le devolvió la mística a la U. Fuimos creando cambios que no estaban y para mí fue clave decir: necesito un gerente de comunicaciones y un gerente deportivo, que es Sabino Aguad.
-Buscar gente clave, ¿esa es la “fórmula Heller”?
-Sí, esa es la fórmula. Tú lo ves en Mega: hay estructurado un tremendo equipo de trabajo. En la U también se hizo un muy buen equipo de trabajo. Ese es tal vez el sello: apoyarme de buena gente, armar buenos equipos y tenerlos en cada una de las empresas. Y estar cerca, pero lejos. Estar encima pero sin interrumpir.
MÁS ALLÁ DE ONUR
-En la creación de equipos, en Mega y Azul Azul está el mito de estos “mini Rey Midas”: que esos “mejores en cada área” son responsables del éxito, que hay genios más que fórmulas de trabajo...
-Pero ojo. Estos “reyes Midas” no nacen solos. Yo no me levanto en la mañana y digo: “Me voy a traer a Patricio Hernández (hoy director ejecutivo) y me voy a dar vuelta Mega”. Es una cuestión de mucho tiempo, de haber estado pateando la perra. Nos fue mal y empezamos a mirar un poco la industria, a estudiarla. Quiénes son los exitosos. Qué están haciendo. Por qué están ganando. Por qué les va bien. Qué diferencia hay con lo que yo tengo. Por qué ellos ganan y yo no. Y vimos que había que traer talento.
-Los primeros años de Bethia no fueron de buenos resultados. Cuando hablaban de los planes que tenían para Mega decían que dejarían de ser un canal C3 e irían por el ABC1. Ahora parecen más reconciliados con su público tradicional...
-Absolutamente. Esto está muy claro. He aprendido en la vida que uno tiene que optar por llegar a cubrir más allá pero nunca olvidar tu pasado. Nunca botes lo que tienes por llegar al otro lado. Eso es lo peor que puedes hacer. Nosotros teníamos que ampliar nuestro horizonte: ser mucho más transversales y poder llegar desde aquí hasta acá. Entonces, de aquí vamos creciendo para tratar de abarcar todo el espectro y tratar de no dejar a nuestra gente, y además conquistar nuevos públicos. Y las novelas turcas son súper transversales. Y los realities son transversales. Las pitucas sin lucas son transversales. Las noticias han sido súper transversales. Y así tienes que ir construyendo un canal. Y fui aprendiendo lo que me hablaban del “tren programático”. Hay que estar renovando constantemente. Sabemos que Las Mil y Una Noches se va a acabar… La mejor contratación del año fue Onur, el mejor jugador que he contratado en mi vida ¡ojalá jugara fútbol! Pero tú sabes que eso tiene un vencimiento.
-Pero en algún momento hay que rentabilizar toda la inversión hecha en el canal ¿no?
-Sí, por supuesto. O sea, si hablamos de la industria de televisión, ha bajado sus resultados. Si miras todos los canales, la inversión publicitaria ha bajado mucho. Pero uno tiene que ir moviéndose como se va moviendo el mundo. Es una inversión grande, estoy de acuerdo; nos está yendo bien, pero para que nos vaya bien hay que invertir. Nosotros ya estamos en el periodo final de inversiones, estamos en la construcción de todos los estudios para hacer el área dramática. Botamos la mitad de Vicuña Mackenna y estamos haciendo estudios nuevos, estamos haciendo muchas cosas en el canal, nos estamos poniendo al día tecnológicamente, tenemos que ir a las plataformas digitales, y vamos a tener varias novedades.
-Hablemos del canal de noticias que preparan…
-Sí, estamos preparando un canal de noticias bastante creíble, ágil, de inmediatez; el nombre lo dice: Ahora Noticias…
-¿Está pensado para la televisión abierta, como segunda señal digital?
-En el futuro sí. Por ahora en el cable, pero hay que aclarar qué pasará con la tv digital, cómo sale el proyecto. Pero si quieres ser creíble tienes que tener un buen canal de noticias.
-¿Ese canal de noticias se justifica en esa búsqueda de credibilidad o hay números que lo respaldan como negocio? ¿Le explica a los otros directores que es un buen negocio?
-Yo te diría que no es un buen negocio; es más la identidad que te da, y el negocio lo haces por otro lado. Hay que tener credibilidad, hacer buenas noticias para que la gente te crea y eso te trae a los auspiciadores; es una máquina que se mueve de un lado para otro.
-¿Qué plazos manejan para ese canal de noticias?
-Lo hemos hablado bastante. Creo que el próximo año vamos a estar con el canal arriba. A mediados, yo creo. Lo primero que tenemos que hacer es relanzar Ahora Noticias, el noticiario central, diario. Yo creo que ya pasando el verano estaremos en condiciones; en marzo sería buen momento.
-Cuando Mega empezó a contratar agresivamente, se decía que Heller estaba poniendo dinero sin límites, que estaba inflando los montos en una industria cuyos números no dan. ¿Le importaba?
-No me importaba, porque seriamente creo que no estamos destruyendo la industria. Turner lo hizo con CHV, Luksic le sacó gente a TVN… Está bien, hay momentos en que, como en el fútbol, puedes crear una inflación en la industria, porque estás sobrevalorando. Pero ¿qué alternativa tenía yo? ¿Quedarme con lo que tenía? Iba a perder mucha más plata.
-¿Qué lecciones sacó de la experiencia de los grupos Turner y Luksic en CHV y Canal 13, que entraron al negocio antes que Bethia?
-Saqué lecciones a favor. Los veía cuando ellos eran exitosos. El porqué fueron exitosos. Pude sacar un poco de aquí, un poco de allá. Del modelo que los hizo exitosos. Y sacamos ejecutivos clave que los llevaron al éxito. Pero está claro, esto es cíclico, de repente no le apuntas a ciertos programas y empiezas a caer.
-Ahora ellos están viendo por qué les fue bien a ustedes...
-Exacto, y te van a salir a golpear por todos lados. Lo más difícil ahora es mantenerse primeros. Nadie te va a dejar que te quedes ahí. Nosotros estamos claritos. Pero si tenemos Pituca sin lucas, y estamos haciendo dos teleseries más; tenemos un reality, con casi el mismo rating que tenía Mundos Opuestos, y si las telenovelas envasadas la hacemos durar un poco más, con Fatmagül y otras dos que estamos trayendo... Mira, ¡ya estoy experto en novelas turcas! ¡cuándo iba a pensar que iba a estar en un directorio viendo telenovelas turcas! Y las señoras me preguntan, las amigas de mi mamá: “oiga ¿por qué está tan corto Onur?”. El otro día en el Club Hípico unas señoras me querían matar porque Fatmagül la dieron muy tarde. Mi mamá me dice “No duermo por tu culpa”. ¡Ahora se enganchó con el reality la señora! ¡Yo creo que nunca en su vida había visto un reality!