Por Rosario Zanetta Marzo 12, 2015

La esperada aparición de los llamados brotes verdes es un tema que divide a los expertos a la hora de analizar la evolución de la economía en el corto plazo. Desde un banco de inversión  aseguran que si bien ésta ha mostrado  mejores signos, se debe únicamente a una mala base de comparación.

“Se está dejando atrás el pesimismo y estamos pasando a una fase de un cauto optimismo. Las proyecciones ya no están revisándose a la baja, sino que al alza”, fue la frase con la cual el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, valoró el martes una noticia que se produjo a primera hora de ese día. A las 8:30 de la mañana el Banco Central publicó la encuesta mensual de expectativas económicas, la que mostraba una corrección al alza en la estimación anual de crecimiento: si hasta febrero los economistas consultados preveían que la economía crecería un 2,7% en 2015, ahora esperan que la tasa de expansión sea de 2,8% a diciembre de este año.

Un cambio que para muchos puede parecer irrelevante, pero que combinado con el Imacec de diciembre -el cual sorprendió al mercado al mostrar un alza de 2,9% en circunstancias que los expertos apostaban por una variación de 1,5%- son para algunos señales claras de que los tan ansiados brotes verdes paulatinamente empiezan a germinar. ¿Llegó o no la recuperación? Y si es así, ¿qué tan sólida es? Son preguntas recurrentes en los pasillos de los departamentos de estudio de los grandes bancos de inversión.

De fondo hay una inquietud mucho más profunda. La misma mañana del martes, los ejecutivos de uno de los principales bancos del país comentaron las nuevas proyecciones dadas a conocer por el Central. Les llamó la atención la mejora en las expectativas de los expertos y consideraron que evidentemente se trataba de otro signo de reactivación. Sin embargo, uno de ellos puso una nota de cautela: “Es cierto, los economistas están esperando que en 2015 crezcamos un 2,8%, ¿pero vieron lo que proyectan para 2016?: un 3,5%”.

El ejecutivo apuntaba a un tema sensible: el PIB tendencial de Chile, el que refleja la capacidad de crecimiento del país a mediano plazo y que año a año un grupo de expertos calcula por encargo del Ministerio de Hacienda, está entre un 4,0% y un 4,5%. Una cifra de crecimiento potencial que no alcanzamos en el último año y que, según estas incipientes proyecciones, seguirá estando lejos de nuestra tasa de expansión efectiva no sólo este año, sino que también en 2016.

La encuesta de expectativas que con tanto optimismo habían recibido esa mañana en aquel banco se convirtió de pronto en una mala noticia, y de paso dejó abierta una pregunta de fondo que hoy varios economistas se plantean en reserva: ¿llegó la hora de revisar el PIB tendencial de nuestra economía? ¿Será que ya no podemos crecer al 4,5% como lo hacíamos hasta hace unos años? La respuesta entre los consultados es unánime: es momento de repensar cuál es verdaderamente nuestra capacidad de crecimiento en el mediano plazo.

CORRIGIENDO AL ALZA
Una cosa es lo que ocurre en el mediano plazo y otra en la coyuntura actual. “Hoy, los bancos de inversión están volviendo a poner a Chile nuevamente en el radar”, sostiene Axel Christensen, director de Estrategia para América Latina de BlackRock. Algunos informes, como uno emitido el lunes por Morgan Stanley, avalan sus dichos. Según la firma, el país tocó fondo en el cuarto trimestre de 2014 y, favorecido por factores externos como la precipitada caída del precio del petróleo, ha podido iniciar su despegue. Morgan Stanley no es el único. En enero pasado, JP Morgan corrigió al alza sus expectativas para el desempeño de la economía chilena en 2015, después de conocer el tan inesperado como positivo Imacec de diciembre. Si hasta ese mes el banco de inversión esperaba que el país creciese al 2,3%, desde entonces elevó su pronóstico a un 2,7%, otra señal más en la línea de la recuperación.

Sin embargo, hay dudas que subsisten y para algunos fue el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, el encargado de dejarlas entrever el martes recién pasado. Durante la inauguración de las nuevas oficinas de Bloomberg, el economista se refirió a los últimos datos dados a conocer, y aunque los calificó como una “buena noticia”, también insistió en usar términos como “pequeño repunte” y “moderada recuperación” a la hora de analizar el momento económico.

La esperada aparición de los llamados brotes verdes o, dicho de otra forma, la llegada del repunte económico, es un tema que divide a los expertos cuando estudian la evolución que ha tenido la economía en el corto plazo. Desde un banco de inversión local aseguran que si bien ésta ha mostrado en el último tiempo mejores signos, se debe únicamente a una mala base de comparación. “El año pasado el crecimiento fue tan débil que es difícil pensar que 2015 será peor”, sostiene el economista a cargo de esa institución. Otros, como Christensen, señalan que a nivel local las cifras ya convergieron, a diferencia de lo que ocurre en otros países del barrio, como México y Brasil, donde los datos económicos aún sorprenden negativamente.

Más allá de la discusión, hay una fecha que podría ayudar a dilucidar si la recuperación en el corto plazo ya llegó y sobre qué tan robusta es: el próximo 30 de marzo el Banco Central dará a conocer su primer Informe de Política Monetaria del año, documento que varios esperan para tener más luces del rumbo de la economía en el corto plazo.

Tanto el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, como el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, han sido cautos al hablar de la recuperación.

PREGUNTA PENDIENTE
Hay otro punto que se ha convertido en tema obligado en varios directorios de empresas de distintos sectores productivos. Un economista asegura que durante este año le ha tocado exponer ante al menos cinco compañías de diversos ámbitos, y que todos esos encuentros han estado cruzados por un denominador común, una inquietud ineludible: ¿cuál es hoy el PIB tendencial de Chile? Una pregunta que hace algún tiempo no aparecía sobre la mesa y que hoy es, según el experto, “el tema” que preocupa a empresarios y analistas, sobre todo a la hora de analizar los futuros proyectos de inversión.

“Tenemos síntomas evidentes de que el país está con un PIB potencial mucho más bajo que el previsto. Uno de ellos es el desempleo, que ha permanecido bajo pese a que la economía no crece a un buen ritmo”, sostiene uno de los integrantes del Comité de Expertos convocados por Hacienda para el cálculo del PIB tendencial. A su juicio, mientras las estimaciones hablan de un PIB tendencial para los próximos años en torno al 4,5%, actualmente eso no se ajusta a la realidad del país, para la cual sería más acorde un nivel cercano al 3,5%. El economista asegura que este nuevo escenario en algún momento necesariamente repercutirá en la economía real, en particular cuando los empresarios que están detrás de las grandes inversiones, las vuelvan a evaluar en el largo plazo con una estimación de crecimiento menor. 

En noviembre pasado, un banco británico se adelantó a la discusión: HSBC, en un reporte sobre la situación de la economía local, lanzó una frase lapidaria: “Es probable que Chile se mantenga en una fase de bajo crecimiento durante varios años”. Más aún, la institución destacó que la desaceleración que ha vivido la economía en el último periodo no obedece a un tema cíclico, sino que más bien a un elemento estructural, de largo plazo.

Algo similar observa el economista jefe del Banco Santander, Pablo Correa. El experto comenta que si entre 1990 y 1998 el crecimiento promedio de la economía local fue de 6,6%, actualmente esta cifra parece más que lejana. “Nadie puede pensar hoy que un dato así sea factible”, comenta Correa, quien agrega que la desaceleración que ha registrado el producto se explica principalmente por la menor productividad que existe en la economía local.

Al interior del banco de capitales hispanos existe conciencia de este tema. De hecho, para el periodo comprendido entre 2017 y 2020 la institución prevé un PIB tendencial promedio de 3,7%, una cifra considerablemente menor a las que maneja el Ministerio de Hacienda, basado en las estimaciones solicitadas al Comité de Expertos. Por ejemplo, mientras el Banco Santander sostiene que para 2019 el PIB tendencial de Chile sería de 3,7%, Hacienda estima que a ese año la economía podría crecer a una tasa de 4,5%. 

Detrás de esto subyace otra discusión: si es que el país, dado su nivel de ingresos y de desarrollo, debe contemplar un crecimiento tendencial del producto menor al que hemos estado acostumbrados. Ya en septiembre del año pasado el Banco Central dejó entrever esta preocupación en su Informe de Política Monetaria. En él, el organismo asegura que la disminución del crecimiento de mediano plazo es un fenómeno “esperable” en una economía que se desarrolla y cita un texto que prevé que los próximos cinco años serán menos favorables para el país.

A esas alturas, el Central planteaba que el crecimiento de mediano plazo para la economía local se ubicaba en un rango entre 4,0% y 4,5%. “Esto es inferior a lo considerado en ocasiones anteriores, revisión que surge a la luz de la evolución de la productividad total de factores, el crecimiento previsto del stock de capital y la natural convergencia de una economía que ha alcanzado niveles de ingreso per cápita más altos”, justificaba el instituto emisor.

Hoy, un directivo de un banco local sostiene que existen actualmente señales precisamente en esa dirección. La principal, a su parecer, es el hecho de que si bien la economía crece a un ritmo lento, los datos de desempleo no han registrado un aumento, lo que sería una señal de que no existen muchas más holguras. Sin embargo, él mismo reconoce que si bien esas señales están presentes, en los últimos años el país ha registrado crecimientos alejados del PIB tendencial, lo que graficaría que aún hay espacio para mejorar. En esa línea, plantea la necesidad de reformas específicas que fomenten la productividad.

“En el país la escasez de reformas de este tipo es bien patética. Hace falta implementar con urgencia cambios, por ejemplo, en el mercado financiero, en el mercado laboral, que permitan impulsar la productividad”, sostiene.

Para los mismos expertos que ayudan con su cálculo al Ministerio de Hacienda, la discusión sobre si la economía local seguirá creciendo o no a las tasas de antes es una pregunta abierta y que está instalada hace ya un tiempo en el mercado. Tal como sostiene un ex miembro del Banco Central: esta “es la verdadera pregunta de fondo y hoy hay sustento para plantear la discusión”. El economista explica que detrás de esto se esconde la disquisición sobre si hay que crecer más o distribuir mejor. Sin embargo, a su juicio, esto no se trata de una dicotomía entre dos temas incompatibles, entre dos modelos irreconciliables, sino que más bien son dos caras de una misma moneda.

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