Por Rosario Zanetta Abril 1, 2015

© José Miguel Méndez

“Me pregunto cuántas veces una entidad gremial ha tenido una reunión con una asociación de consumidores. Cuántas veces ha tenido una reunión con un grupo de emprendedores, cuántas veces ha dialogado con gente de regiones, con pueblos originarios. Ese puente, esa conexión con la sociedad es la riqueza. Por eso la estrategia es el diálogo”.

Aunque entre ellos las conversaciones por teléfono o por mail son pan de cada día, el grupo que trabaja en la candidatura de Andrés Navarro a la presidencia de la Sofofa trata de reunirse por lo menos una vez a la semana. Normalmente los encuentros son los lunes o los miércoles en la tarde y, normalmente también, son en las oficinas de Alfonso Swett Opazo, en avenida Santa María. Justo al otro lado del río está su objetivo: el edificio de la Industria, sede de la entidad gremial que aspiran liderar a partir del miércoles 29 de abril, día en el cual se realizarán las elecciones para definir quién será el presidente de los industriales por los próximos dos años.

El trabajo que en el último tiempo han realizado Claudio Muñoz, Bernardo Larraín, Pablo Bosch y el mismo Swett -entre otros- ha sido frenético. En cuatro meses han debido encontrar un candidato, convencerlo de participar y luego sociabilizar el proyecto que los convoca entre los distintos consejeros votantes. En privado, muchos todavía ven con escepticismo que Navarro pueda evitar que Hermann von Mühlenbrock se quede nuevamente con el cargo. Eso, pese a que, a juicio de varios, el grupo logró una pequeña victoria hace una semana, al llegar inesperadamente con el “programa de gobierno” de su candidato al último consejo previo a las elecciones, sorprendiendo al otro comando.

Claudio Muñoz (52 años) ha debido combinar este trabajo con su rol como presidente de Telefónica y como director de Icare. Eso no le ha impedido, en todo caso, agregar otras actividades a su agenda. Entre el 10 y el 12 de abril participará de la conferencia MBA Chile 2015, que se realizará en la Kellogg School of Management, donde será uno de los panelistas invitados. A su regreso, lo esperan las elecciones y días aun más intensos.

-Queda un mes para la elección de la Sofofa. ¿Por qué ha habido tanto interés por este proceso en particular?

-El interés tiene que ver con que el mundo de la empresa es algo que a todos nos inquieta. Estamos en un país que ha cambiado y ese espacio que juega la empresa privada en la sociedad moderna ha ido tomando relevancia: en algunos casos por situaciones que son críticas, pero también porque a estas alturas todos nos imaginamos que para que el país se desarrolle y crezca tenemos que tener un músculo empresarial con fuerza. Detrás de una elección en un gremio como Sofofa, lo que yo veo que ha tomado fuerza es qué es ser empresario, qué es ser empresa en Chile.

-Pero no hemos visto este nivel de interés en la renovación de la CPC o de Icare. ¿Por qué sí en la Sofofa?
-La Sofofa en sí representa una transversalidad en el mundo de la empresa. Si miras quiénes la componen, te das cuenta que en su origen era una entidad gremial asociada al mundo fabril, a la manufactura. Hoy dista de eso; es un conglomerado de distintos sectores productivos y de servicios que creo que le dan una componente importante. Probablemente otros gremios son más específicos, están más orientados a un determinado sector. Esto le pone a la Sofofa ese interés particular, esa responsabilidad de representar la diversidad que conforman los distintos sectores empresariales de nuestro país.

-¿Ha estado a la altura de representar esa diversidad?
-Más que evaluar la historia, creo que lo que tiene que hacer la Sofofa es reconocer que Chile cambió. Reconocer que hoy los diferentes actores demandan una actuación distinta del mundo de la empresa. Lo veo como una oportunidad de transformarse, de respetar y cuidar la historia, pero también de responder la pregunta de cómo queremos que sea hacia adelante.

-¿Por qué este reconocimiento de que Chile cambió viene tanto después de que eso ocurriera?
-Los empresarios, para algunas cosas, vemos la oportunidad y avanzamos rápido. A lo mejor nos hemos demorado un poco más en darnos cuenta de esto. Pero soy optimista: creo que lo que vale es poder poner frente al país un modelo de actuación distinto. Creo que acá hay un cambio que es bien relevante: quizás tradicionalmente cuando uno miraba un gremio empresarial, lo que se imaginaba es que el fuerte de las relaciones de ese gremio era con la autoridad del momento.

-Entre cúpulas…
-O con el gobierno. Creo que parte de los cambios que se han dado en Chile es que la sociedad hoy demanda que esos contactos sean ahora múltiples. Ya no sólo basta con interactuar con el gobierno. Hay que interactuar con la academia, con las regiones, con los parlamentarios, con los reguladores, en fin. Podríamos hacer una larga lista de los “grupos de interés”, que al final son la riqueza de la sociedad. Lo que me parece central en esta discusión es cómo salimos de un modelo monorrelación a uno multirrelación. Eso le puede dar al mundo de la empresa esa diversidad, esa posibilidad de hablar a distintos colectivos y de ser una entidad gremial abierta, que sepa escuchar, que tenga propuestas y, lo más importante: que tenga la capacidad de llegar a acuerdos. Esos acuerdos con distintos actores de la sociedad es lo que al final le dan estabilidad al proyecto gremial y, por lo tanto, al empresarial.

-¿Ayuda al diálogo cuando se invita a la presidenta a la comida anual del gremio y se la cuestiona durante el discurso?
-La construcción de confianzas es una habilidad que tenemos que mejorar. Esto tiene que ver con cómo creamos un clima en el que es válido tener puntos de vista distintos, pero donde también es válido contrastarlos. La construcción tiene que ver con identificar puntos comunes y sobre eso empezar a avanzar. Cuando caemos en que alguien se cree dueño de una determinada verdad y busca imponerla, probablemente lo que estamos sacrificando es confianza. Por eso hemos planteado esta idea de una Sofofa abierta a la sociedad.

-Sin embargo, usted, Alfonso Swett y otros han dicho que su campaña no cuenta con la mayoría. ¿Qué pasa? ¿Este discurso no es tan compartido?
-Más que hacer matemáticas electorales, lo que veo es que hemos logrado activar una discusión que quizás estaba más en un segundo o tercer nivel y que tiene que ver con qué rol va a jugar la Sofofa. Me gusta ver que estemos hablando de programas de acción, sobre estrategias de trabajo, independiente de quién es el candidato. En el consejo de la semana pasada faltaron sillas, y hace tiempo que no veía a la Sofofa con esa cantidad de asistentes y con este nivel de participación. Esas son buenas señales. Al final, cada consejero tendrá que responder qué tipo de Sofofa quiere.

-¿Cuáles son esos tipos de Sofofa que están en juego?
-El matiz viene dado por una más o menos abierta a la sociedad. Hay una línea actual que podría ser más continuista y una alternativa que representa un modelo de apertura mayor. Siendo justos, probablemente si uno mira en detalle ambos programas, no son tan distintos. La discusión más de fondo es qué liderazgo puede dar mayores certezas de impulsar esa visión.

-Hablando de liderazgos, Swett dijo que se sentía un huérfano de Andrés Concha. ¿Usted también?
-Me tocó conocerlo como director de Telefónica. Siempre vi en él una persona no sólo con muchas ganas de trabajar, sino que también alguien -y reconozco que eso me influyó mucho- con una visión país. Era un líder empresarial que ponía ante todo el interés del país por delante. Una de las personas que me motivaron a participar en Sofofa fue Andrés Concha. Él representaba esa visión de un líder gremial que, por sobre todo, busca que al país le vaya bien.

-¿Están los grandes empresarios en Chile dedicados a pensar en el país, a participar?
-Esto está cambiando para bien paulatinamente. Hace algunos años yo no veía tal nivel de participación.

-Da la impresión de que todavía son muy pocos, sobre todo cuando uno lo compara con otros países.
-Tanto en Estados Unidos como en Europa esta conversación es más normal. Los ejecutivos y empresarios dedican tiempo a lo que podríamos llamar causas sociales y eso tiene que ver con el nivel de desarrollo. Si todos logramos la colaboración, el interés por lo público, lo que estamos haciendo es mejorar los niveles de confianza con que opera esa sociedad.

-Los niveles de confianza hacia el empresariado están por el suelo…
-Estamos pasando por un momento muy crítico, pero no somos los únicos, lo cual no es un buen consuelo. Hemos fallado en conectarnos con la sociedad, en comunicarnos con ella. En cómo esa sociedad conoce y entiende lo que hacemos. Pero prefiero decir: ¿por qué no buscamos un cambio en la manera como estamos actuando, de manera de empezar a reconstruir esas confianzas y de darnos a conocer mejor? Hay una realidad que no podemos obviar: Chile necesita empresarios, necesita de la empresa privada. Y hay que ser capaces de poner en valor qué es lo que hace la empresa, cómo aporta al desarrollo, cómo genera oportunidades, cómo genera equidad.

-¿Piensa que el empresariado ha sido apático?
-No diría apático, diría más bien cerrado. Y es necesario abrirnos a otros colectivos y preguntarnos cómo nos ven. Quizás llegó el momento de dejar de tenerle tanto temor a la diversidad y de entender que ahí hay una oportunidad.

-¿Ayudan casos como los de uso de información privilegiada, colusión o repactaciones unilaterales?
-Es cierto que podemos hacer una lista de una docena de casos empresariales totalmente criticables y castigables, pero la visión no puede ser ésa. No puede ser que concentremos la agenda del país en una docena de casos criticables. A mí me preocupa más el complemento: cómo hacemos que el complemento de esos casos criticables -que es la gran mayoría- pueda seguir avanzando.


LOS PODERES FÁCTICOS EN LA SOFOFA


-¿Cuál es la Sofofa que quieren a futuro?

-Nos imaginamos a una entidad gremial que tiene mucha relevancia, en el sentido de que ha logrado una organización, una estructura, una actuación, que permite que sea conocida, que sea admirada y que esté interactuando con los distintos actores de la sociedad.

-¿Hoy es conocida, admirada e interactúa?
-Creo que es poco conocida, que su admiración se basa en un modelo tradicional respecto de lo que ha hecho durante muchos años y, lo que me parece más importante, yo al menos aspiro a que tenga un grado mayor de influencia en su relación con distintos actores de la sociedad. Me pregunto cuántas veces una entidad gremial ha tenido una reunión con una asociación de consumidores. Cuántas veces ha tenido una reunión con un grupo de emprendedores, cuántas veces ha dialogado con gente de regiones, con pueblos originarios. Ese puente, esa conexión con la sociedad es la riqueza. Por eso la estrategia es el diálogo. Ese estilo tenemos que reforzarlo. No quiere decir eso que sea crítico respecto de lo que ha hecho en su historia esta organización, pero veo una oportunidad de una Sofofa para los nuevos tiempos.

-¿Y si no ganan la elección del 29 de abril? ¿Qué es lo que persiguen con esta candidatura? ¿Instalar un punto, un cambio de estilo?

-No tengo una bola de cristal, y el día 29 de abril sabremos qué piensa cada uno de los consejeros. Lo relevante es lo que ya está pasando. En el contexto país que tenemos, vemos que un grupo tan importante como es la Sofofa está comenzando a actuar de manera distinta. Eso me parece una señal importante. En todo caso, aspiramos a ganar. Esto no es sólo una elección, es plantear una reflexión. Lo de fondo aquí es que seguimos todos trabajando por cómo la Sofofa se conecta con el Chile de hoy.

-Una de las frases más polémicas de Andrés Navarro es que en la Sofofa operan los poderes fácticos. ¿Lo comparte?

-Prefiero decir que lo que he visto es poca participación. Esto es curioso, porque ahí están representados distintos líderes gremiales, ejecutivos de empresas de una larga trayectoria y lo que he visto es poca participación. Y si “poder fáctico” significa que las personas se desmotivan y no aportan, te digo que sí, he visto poca participación.

-Por lo tanto, ha visto los poderes fácticos operar…

-A mí siempre me ha llamado la atención este nombre. Me cuesta entender qué es un poder fáctico.

-¿Ha visto que empresarios logren, a través de presión, conseguir el objetivo que buscan, por medio de una llamada, de un correo?

-Lo que sí he visto es que hay grandes proyectos que podrían ir mucho más rápido si se involucraran más consejeros. Honestamente, cuando me hablaron de lo de los poderes fácticos, me llamó la atención. Si poder fáctico significa que hay personas que actúan en las sombras e inhiben la participación de todos los consejeros, claramente me preocupa.


CÓMO FINANCIAR LA DEMOCRACIA


-¿Cómo debiera resolverse la relación entre política y negocios?

-Reconozco que los acontecimientos del último tiempo lo que muestran es que este es un tema que no tenemos resuelto como sociedad. No nos hemos puesto de acuerdo en cómo financiar la democracia. Me parece muy legítimo que este tema esté sobre la mesa, pero aspiro a que no nos quedemos pegados en la discusión.

-Por lo tanto, ¿cómo se resuelve?
-En Chile el aporte es mixto. Creo que lo que tiene que discutir la sociedad es si van a seguir vigentes los aportes desde las empresas o no. Será una decisión que habrá que tomar. Veo fundamental que el Estado tenga un rol y creo que las personas tienen que tener un compromiso con esto. Respecto de las empresas, espero ver qué propone la comisión creada por la presidenta Bachelet.

-¿Fue desafortunada la frase de Andrés Navarro respecto del financiamiento ilegal de políticos años atrás?

-Hubo personas que rasgaron vestiduras por lo que dijo Andrés. Yo planteo la siguiente reflexión: cuán importante es para reconstruir las confianzas ser transparente, honesto y decir lo que piensas. A veces la verdad es dura, pero yo prefiero que me la digan. A lo mejor, lo más fácil habría sido no decirlo y nos habríamos evitado una gran cantidad de columnas en los diarios. Yo valoro la honestidad y la transparencia. Más que lo que dijo Andrés, lo que me ha llamado más la atención son aquellas personas que se arrogan el poder de enjuiciar a otros. Me parece que no es correcto. En una sociedad democrática, que cada uno diga lo que piensa me parece respetable.

-¿A quién se refiere?

-No me pidas decir nombres, pero leí a varios verdaderos jueces de lo que había dicho un candidato a la presidencia de la Sofofa. Más que mirar hacia atrás, ¿por qué no miramos lo que nos queda por hacer? Chile se destaca en el concierto internacional por cómo ha avanzado, por cómo ha crecido. No nos enfrasquemos en la coyuntura.

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