Por Rosario Zanetta Abril 9, 2015

© Marcelo Segura

Para aceptar el cargo, Schulin-Zeuthen le planteó a Pablo Granifo algunas condiciones. La primera, que su trabajo fuese remunerado y no ad honórem. Una segunda condición fue la de ejercer el cargo sin ser director de ningún banco en particular, lo que exigía reformular los estatutos de la asociación. Su idea era ganar independencia y poder actuar con mayor libertad.

La mañana del 7 de abril, varios ejecutivos de la banca se dieron cita en el hotel Ritz para participar de un seminario sobre regulación del sector. Hasta ahí llegaron, entre otros, el presidente del Banco de Chile, Pablo Granifo; el del Bci, Luis Enrique Yarur; el gerente general de Itaú Chile, Boris Buvinic y el superintendente de Bancos, Eric Parrado. La actividad tenía tintes de despedida. Sería el último evento de Jorge Awad a la cabeza de la industria: a primera hora del día siguiente se realizaría el directorio que designaría oficialmente a su sucesor. Aunque también estaba invitado al seminario, Segismundo Schulin-Zeuthen (70) prefirió no asistir. Desde enero se sabía que sería él quien reemplazaría a Awad. Y aunque en las últimas semanas sostuvo una serie de reuniones y conversaciones informales con distintos actores de la banca para ponerse al día, en público prefirió mantener el bajo perfil y no figurar hasta asumir oficialmente la presidencia de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF), cargo del que tomó posesión la mañana del miércoles.

Con Awad se conocen de toda la vida. De hecho, cuando éste fue director nacional de la Dirección de Industria y Comercio (Dirinco), Schulin-Zeuthen trabajó por tres meses como su asesor. Ambos comparten el ser institutanos, ex alumnos de la Escuela de Ingeniería Comercial de la Universidad de Chile y su cercanía con el Banco de Chile. Aun así, tienen perfiles distintos. Mientras el saliente ejecutivo posee un carácter extrovertido, quienes conocen al nuevo presidente de la ABIF lo definen como alguien más bien reservado. “Como la mayoría de los banqueros”, acota uno de sus cercanos.

Políticamente también tienen diferencias: Awad es militante de la Democracia Cristiana y públicamente no ha tenido problema en reconocer que ha votado en las dos ocasiones por Michelle Bachelet. Su sucesor, por el contrario, se define como un hombre de centroderecha, pero que jamás ha participado activamente en ningún partido. Eso sí, fue Sebastián Piñera quien lo llamó para que asumiera, en junio de 2010, la presidencia del BancoEstado, cargo que ejerció hasta el 31 de marzo de 2014.

Los cercanos a Schulin-Zeuthen lo describen como un “hombre pausado y discreto”, mientras que un miembro del directorio de la ABIF lo señala como un ejecutivo “pulcro y respetuoso”. Un hombre directo, que prefiere hablar sin rodeos y no perder tiempo.

Todas estas características son las que han generado altas expectativas al interior del gremio respecto de lo que será la gestión del ejecutivo de aquí a abril de 2017. El presidente de un banco comenta que el perfil técnico de Schulin-Zeuthen y sus casi 40 años de experiencia en la industria son su mejor activo, ya que conoce bien tanto las labores administrativas como las directivas. “Su paso por el BancoEstado, además, le aportó una visión respecto de las políticas públicas y un manejo que le serán útiles ahora en la ABIF”, agrega el alto ejecutivo.

Son varios los temas a los que Schulin-Zeuthen tendrá que hacer frente durante ese periodo. De hecho, llevaba minutos en el cargo cuando fue consultado por primera vez por su opinión respecto de los casos Penta y Caval, así como también por la crisis de confianza que se ha tomado la agenda. “Estoy recién nombrado”, fue una frase que repitió al salir del primer directorio que le tocó presidir en la sala “Hernán Somerville”. “No me voy a referir a casos particulares”, respondió al ser consultado por Caval. Sólo aseguró que bajo su mandato se revisará el estatuto de ética y buenas prácticas de la entidad gremial. Su antecesor, por el contrario, aprovechó la memoria de la asociación para calificar el otorgamiento del crédito como operaciones de carácter “circunstancial y muy acotadas”.

La discusión sobre la nueva Ley General de Bancos, la modificación al Sernac, el impacto que la reforma laboral tendrá en la industria, crisis como la de los cajeros automáticos y la relación con las autoridades son algunos de los temas que inevitablemente coparán su agenda en los próximos meses. Por eso, Schulin-Zeuthen dedicó algunos días de marzo a preparar su llegada al gremio.

Antes de asumir oficialmente sus funciones, el ex presidente del BancoEstado destinó varias horas a reunirse con algunos de los principales ejecutivos de la banca local. Fue así como conversó con representantes del Banco de Chile y Santander, como una forma de volver a interiorizarse de los temas en tabla. También sostuvo encuentros con Awad, como una especie de traspaso de mando y con Ricardo Matte, gerente general de la asociación, a quien mantendrá en el cargo. “No es su estilo hacer cambios radicales”, comenta alguien que conoce de cerca al nuevo líder de la industria. Para despejar dudas sobre asuntos gremiales y el rol que deberá asumir como parte de la mesa de la CPC, intercambió ideas con un antiguo amigo suyo de la universidad: el actual presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock.

Según cuenta uno de los asistentes a esos encuentros bilaterales, Schulin-Zeuthen quería no sólo tener feedback, sino que también ir armando redes para las labores que se avecinaban. Esta iniciativa no le llamó la atención a sus cercanos, quienes cuentan que en el Banco de Chile -entidad de la cual fue gerente general y presidente- se le conocía como “el sucursalero”, por su afición a ir a terreno y percibir en vivo las opiniones y los problemas cotidianos de cada oficina del banco.

DE PUERTO VARAS A LA ABIF
La noche del 1 de abril, varios de los máximos ejecutivos de los principales bancos se reunieron en el Club de Golf Los Leones para despedir al hasta entonces presidente del gremio, Jorge Awad. Cerca de las ocho de la noche, Luis Enrique Yarur, Vittorio Corbo, José Said, Boris Buvinic y Renato Peñafiel, entre otros, llegaron hasta el recinto de Las Condes para homenajear a Awad después de sus cuatro años al mando de la entidad. Ahí le entregaron de regalo una bandeja de plata por su trayectoria.

Su salida estaba clara desde antes. El mismo Awad había sido explícito en reconocer que no quería continuar. Asimismo, a esas alturas varios actores de la industria concordaban en que se requería un presidente con otras características para el siguiente periodo. Las públicas diferencias del entonces líder de la ABIF con autoridades como el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, terminaron por sellar su salida.

A principios de enero, Schulin-Zeuthen estaba veraneando en su fundo en Puerto Varas cuando recibió un llamado del presidente del Banco de Chile, Pablo Granifo. La Asociación de Bancos llevaba algunos meses en busca de un sucesor para Awad y les había costado dar con el nombre preciso. Granifo le preguntó si estaba dispuesto a conversar el tema. Schulin-Zeuthen no se negó. El ejecutivo estaba consciente de que el cargo que le estaban ofreciendo tenía complejidades, que exigía exposición. Y aunque al principio no estaba muy convencido de la idea, poco a poco fue dando su brazo a torcer.

Según quienes lo conocen, fue precisamente la difícil situación de imagen por la que atraviesa la banca la que lo hizo cambiar de opinión. La industria llevaba meses cuestionada por distintos temas como, por ejemplo, la escasez de cajeros automáticos, y quien se hiciese cargo de la ABIF tendría que lidiar con eso, entre otras materias.

Para aceptar, Schulin-Zeuthen le planteó a Granifo algunas condiciones. La primera, que su trabajo fuese remunerado y no ad honórem como en el caso de Awad. Uno de sus cercanos asegura que con esto quiso evitar suspicacias y dar una señal de transparencia. Una segunda condición fue la de ejercer el cargo sin ser director de ningún banco en particular, lo que exigía reformular los estatutos de la asociación. Su idea era ganar independencia y poder actuar con mayor libertad. Desde la ABIF accedieron y Schulin-Zeuthen aceptó el cargo, sobre todo tras saber que su nombre generaba consenso al interior de la mesa que lideraría. El 21 de enero se anunció públicamente que sería él el reemplazante de Awad.

Más allá del cambio de estilo, la luna de miel del ejecutivo al mando de la ABIF podría durar poco. Si hay un tema que preocupa a la industria es el regulatorio. En particular, el envío del proyecto que reformula la Ley General de Bancos (LGB). Éste está previsto para principios de junio y, según fuentes de la industria, sería uno de los primeros grandes escollos que el nuevo timonel tendrá que sortear al mando de la institución gremial.

El nuevo presidente sabe que éste será un asunto crucial y por eso ha tratado el tema en sus reuniones privadas. “La banca es un sector regulado y va a seguir siéndolo, por lo que hay que trabajar con la autoridad”, les ha señalado Schulin-Zeuthen a sus cercanos. No será el único flanco del que se deberá hacer cargo: lograr cambiar la imagen que hoy existe de la industria es otro tema con el que tendrá que lidiar. Quienes han compartido con él aseguran que le preocupa cómo revertir la situación y lograr transmitir que el sector actúa ante los problemas que están latentes. A ellos les ha comentado la que será su máxima para enfrentar este asunto: resolver el tema con hechos y no con palabras.

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