Por Rosario Zanetta Abril 16, 2015

Frente a los principales ejecutivos de las grandes corredoras, esbozó lo que podría convertirse en el hito de su mandato: la fórmula para que inversionistas institucionales -y en particular las AFP- puedan entrar a la propiedad de la plaza local, dando pie a la desmutualización.

Todos los días, Juan Andrés Camus se traslada desde su oficina en el piso 23 de una de las torres de Parque Titanium a su despacho en la Bolsa de Comercio de Santiago (BCS), en pleno centro. Doce meses han pasado desde el 28 de abril, cuando después de 25 años sin renovación, se convirtió en el nuevo presidente de la centenaria institución en reemplazo de Pablo Yrarrázaval. Desde entonces, el también socio de BTG-Pactual le dedica al menos un 50% de su tiempo a esta tarea. El estilo de Camus ha comenzado a dar frutos.

Los últimos meses han sido agitados. Desde diciembre hay una idea que ronda la cabeza de Camus y que él mismo expuso durante el directorio de enero. Ahí, frente a los principales ejecutivos de las grandes corredoras, esbozó lo que podría convertirse en el hito de su mandato: la fórmula para que inversionistas institucionales -y en particular las AFP- puedan entrar a la propiedad de la plaza local, dando pie a la desmutualización.

El tema, que por años ha sido comentado en los pasillos del edificio de calle La Bolsa, aparentemente cobra fuerza. Esto implicaría cambiar la forma como ha estado concebido el negocio bursátil. Si hasta hoy para poder ser corredor es necesario tener una acción de la Bolsa -las que se cotizan a $2.000 millones-, de concretarse el cambio eso dejaría de ser requisito. Con esto, a su vez, las acciones de la BCS podrían transarse más fácilmente y así, inversionistas que hoy no participan de la propiedad de la plaza entrarían al negocio a través de una colocación de acciones. Un cambio radical al modelo de negocios, que Camus está empeñado en sacar adelante.

No es el único giro que ha dado en el primero de los tres años de su gestión. Su estilo ejecutivo, su proactividad y su manejo comunicacional son puntos en los que los corredores coinciden al momento de hacer un balance de 2014: tres atributos que lo distancian notoriamente de su antecesor. A juicio de un director de la Bolsa, Camus le ha inyectado mayor velocidad a ésta, algo con lo que coincide el también director Jaime Larraín, quien asegura que el último ha sido un año de “intenso trabajo” y en el que se han planteado diversas propuestas.

En todo caso, estos meses no han estado exentos de tropiezos. El fin del furor de los mercados emergentes dejó su huella durante 2014 en la Bolsa local y las cifras lo reflejan. La baja actividad tiene descontentos a los corredores, que han visto un importante deterioro del negocio. Los publicitados escándalos financieros también han hecho mella en la confianza de los inversionistas. Recuperarla es un objetivo al que Camus le ha asignado prioridad central.

 

LA BÚSQUEDA DE SOCIOS
Ha sido el mismo Camus quien, en las últimas semanas, se ha acercado a algunos gerentes de inversión de las AFP para exponerles una idea: que las administradoras puedan ingresar a la propiedad de la Bolsa. Teniendo en la mira mercados como el español, el brasilero o el canadiense, el ejecutivo se convenció de que un cambio en el modelo de negocios de la Bolsa chilena era algo factible. En concreto, su propuesta consiste en hacer una colocación de acciones de la Bolsa para que las AFP puedan entrar a la propiedad. Una fórmula, por ejemplo, considera la opción de dividir las 48 acciones que hoy existen de la BCS. Así, los dueños de los papeles que estén dispuestos a vender permitirán la llegada de nuevos inversionistas, renovando la composición societaria.

En esa misma línea, en enero la Bolsa anunció la creación del Comité de Desarrollo Estratégico. Integrado por tres directores -el propio Camus; el presidente de EuroAmerica, Nicholas Davis; y el vicepresidente del Banco Bice, Juan Eduardo Correa-, la instancia busca avanzar en la desmutualización de la plaza. Entre los tres, las conversaciones telefónicas son parte del día a día, lo que les ha permitido ir afinando la propuesta.

Los gerentes de inversión no han sido los únicos visitados. En marzo, Camus también fue a ver al superintendente de Valores y Seguros, Carlos Pavez, para hablar del tema. El encuentro no era trivial: si la idea de desmutualizar la Bolsa sigue cobrando fuerza se iniciará un proceso que necesariamente requerirá de la venia del regulador. Antes de eso, el directorio de la Bolsa tendrá que convocar a una junta extraordinaria de accionistas para aprobar la iniciativa y, de paso, modificar sus estatutos.

“Este es un proyecto importante para la BCS y sus accionistas”, comenta Camus. “Para nosotros avanzar en la desmutualización tiene prioridad alta y eso implica concebir de otra forma el modelo de negocios”, sostiene el presidente de la Bolsa.

Su plan es aun más ambicioso. La propuesta también incluye integrar verticalmente algunos negocios relacionados con la Bolsa, tal como ocurre en otros países. Así, por ejemplo, el Depósito Central de Valores (DCV), del cual la Bolsa es accionista, podría eventualmente convertirse en una filial. De lograrse este objetivo, las custodias de las acciones que hoy están en manos de los corredores pasarían a ser cuentas personalizadas en el DCV, cambiando la forma como hoy funciona el negocio.

El comité está trabajando para presentarle al directorio una propuesta a más tardar en julio. Si es que la idea sigue ganando adeptos, podría estar implementada incluso antes de fin de año.

CIFRAS POBRES

El próximo 27 de abril, a Juan Andrés Camus le tocará por primera vez presidir la junta anual de accionistas de la Bolsa. A diferencia del año pasado, cuando se renovó el directorio y se puso fin a los 25 años de Pablo Yrarrázaval a cargo de la institución, para este año no se esperan grandes cambios. Ese día, el actual presidente deberá rendir cuenta de su gestión. En ella, hay algunos hitos, como la presentación en mayo de 24 medidas para perfeccionar el mercado bursátil o la aprobación para negociar derivados financieros, mercado que Camus espera lanzar oficialmente en el corto plazo.

En todo caso, el último año también ha tenido de agraz. Durante 2014 las cifras de la Bolsa fueron más que flojas: según datos de la BCS, en el último año las transacciones totales registradas en el mercado local bajaron desde los US$ 40 mil millones de 2013 a US$ 32 mil millones, lo que equivale a una caída de 19,1% en doce meses.

Por su parte, el IPSA, principal índice del mercado local, cerró el año pasado con una rentabilidad de sólo 4,1%, dato que si bien supera el rendimiento que en el mismo periodo tuvieron bolsas como la brasilera (-2,91%), o la peruana (-5,98%), la deja lejos de los retornos que durante el mismo año lograron otros índices, como el estadounidense Dow Jones (9,11%) o el tecnológico Nasdaq (15,16%).

Los corredores están conscientes del pobre desempeño bursátil, el cual atribuyen principalmente al mal “ánimo país”. Según el presidente de una corredora, a lo anterior se suma también una menor actividad por parte de las AFP y el daño que generó en el mercado el caso cascadas. “Esto, junto con el fin del boom por los países emergentes, tiene a varios en el mercado descontentos. Las quejas se escuchan bien seguido”, comenta el ejecutivo. La misma fuente agrega que si hace unos años el negocio accionario podía representar hasta el 60% de los ingresos de una corredora, hoy con suerte alcanza al 10%, lo que ha obligado a las firmas a reorientar su actividad hacia otras áreas de la intermediación financiera.

Aun así, hay quienes proyectan cierta recuperación para 2015. Aunque en el mercado se sabe que el menor interés por la plaza local obedece en gran medida a un fenómeno regional, como es el fin de la fiesta de las materias primas, algunos apuestan a que una recuperación en los resultados de las empresas alentará este año al alicaído IPSA.

ESCÁNDALOS CON IMPACTO
Si hay algo que ha puesto en duda la confianza de la Bolsa, han sido los diversos escándalos financieros. En su primer año, a Camus le ha tocado hacer frente, entre otros temas, a las históricas multas por el caso cascadas, a las denuncias de eventual uso de información privilegiada (incluida la operación de Juan Bilbao) y a las esquirlas del caso Penta.

“Todos estos casos han generado conmoción pública, y cuando hay conmoción se genera cierta alerta, una sensación de mayor riesgo. Eso es malo para el mercado bursátil, y desde ese punto de vista evidentemente tiene un impacto. Estamos insertos en la realidad del país, no estamos en Marte”, reconoce Camus.

Respecto a los eventuales casos de uso de información privilegiada, el presidente de la entidad asegura que ha sido todo lo riguroso que ha podido ser: “Las malas prácticas hay que combatirlas y erradicarlas. Hay que aplicar la ley y no hay más”.

Los anteriores no han sido los únicos baches que la nueva administración ha debido enfrentar. En los últimos días fue el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, quien respaldó ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) la postura de la Bolsa Electrónica y de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) de avanzar hacia la interconexión de las bolsas de Santiago y Electrónica. Si bien Camus no quiso referirse a este tema, la BCS se resiste a la iniciativa y argumenta que su sistema de operación ha exigido inversiones tanto en tecnología, como en auditorías y control. La interconexión en tiempo real implicaría transformar las tres bolsas (considerando la de Valparaíso) en una sola, lo que a juicio de la BCS eliminaría la competencia. Por ahora, tanto la BCS como la Bolsa Electrónica siguen presentando sus testimonios, a la espera de que el TDLC se pronuncie sobre el tema, uno de los asuntos que marcarán el segundo año de Camus a cargo de la Bolsa más grande del país.

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