Por Emilio Maldonado Junio 4, 2015

© Hans Scott

Ya instalado en la presidencia, Mas comenzó a ordenar la casa. Además de los cambios al gobierno corporativo, reorientó el destino de los esfuerzos de inversión: la consolidación de un grupo financiero no bancario, crecer en el mundo agrícola y potenciar el área inmobiliaria fueron definidos como el norte.

El edificio de estilo clásico, ubicado en la esquina de la calle Obispo Donoso con la concurrida Avenida Providencia, con sus siete plantas y sin ningún tipo de letrero en su exterior, tiene más la apariencia de un inmueble residencial -de aquellos que pueblan el barrio conocido como “Vaticano chico” -, que la sede central de un grupo de inversiones.

En su interior abundan los espacios amplios y, algunos de ellos, deshabitados. En uno de los salones, en el comedor del tercer piso, está Daniel Mas, presidente del holding Norte Sur, sociedad dueña del edificio y único ocupante del clásico inmueble.

Mas, quien hace dos años tomó el control de Norte Sur junto a su socio, Aníbal Correa, interviene y comenta que las oficinas les quedaron grandes. Por lo mismo, ya se están mudando hacia unas más pequeñas en Nueva Las Condes, donde funcionará todo el holding, el mismo que hasta 2007 fuera el grupo controlador del Banco del Desarrollo, entidad que vendieron al Scotiabank por unos US$ 1.000 millones. El edificio actual, la casona de Providencia, será puesta a la venta y ya hay varias cadenas de hoteles interesadas en quedarse con los siete pisos.

La decisión de cambiarse de casa es un parangón del momento que vive Norte Sur en la actualidad. Hace dos años, cuando Mas y Correa se quedaron con el 53% de las acciones de la sociedad, no sólo pasaron a tomar el control que históricamente estuvo en poder de Vicente Caruz, fundador de la compañía. Además, Mas se instaló en la presidencia de la entidad y juntos iniciaron un camino para cambiarle la cara al grupo, el cual fue fundado en 1989 para administrar el control del banco. Una ruta que no ha estado exenta de polémicas: la decisión de reorientar las inversiones de Norte Sur, plan que ha llevado a cabo en los últimos meses esta dupla y que considera reducir las áreas prioritarias de inversión de cinco a tres, ha causado la molestia del antiguo controlador, quien ha dejado entrever que podría dejar la compañía junto a otros accionistas minoritarios.

EL PLAN DE LA DISCORDIA
Desde que Norte Sur vendió su participación mayoritaria en el Banco del Desarrollo, sus socios dejaron de estar en la primera línea noticiosa. Con la caja recaudada por esta operación, más la que consiguieron al vender la Universidad de Viña del Mar al grupo educacional estadounidense Laureate, Norte Sur comenzó un proceso de inversión en múltiples empresas. Sector financiero, inmobiliario, agrícola, educacional y salud fueron los elegidos por el equipo, por ese entonces comandado por Vicente Caruz.

Pero en 2013, luego de conversaciones entre ambas familias y después de hacer un análisis crítico sobre la multiplicidad de focos de inversión, Mas y Correa decidieron comenzar a comprar acciones, para llegar a la junta ordinaria de accionistas de abril de 2013 con el poder necesario para tomar la mesa directiva. Hoy, con el 53,5% de las acciones, la dupla de Mas (presidente) y Correa (vicepresidente) lidera los nuevos rumbos de Norte Sur.

Desde que tomaron el control y la administración del holding, comenzaron los cambios: además de reorientar el destino de las inversiones, en los últimos dos años se implementó una profesionalización del directorio y del gobierno corporativo. Se sumaron dos directores independientes -el ex presidente de la CPC Andrés Santa Cruz y el ex gerente de Cencosud Pablo Castillo-, se creó un comité de directores (liderado por el mismo Castillo) y se instauró un código de conducta y ética.

Este trabajo, silencioso en gran parte del tiempo, desató la molestia de los nuevos accionistas minoritarios, disconformidad que quedó de manifiesto en la última junta de accionistas, celebrada el 29 de abril.

El primero en lanzar críticas fue el ex gerente general, Daniel Albarrán. El ex ejecutivo comentó que la actual dirigencia ha invertido dos años para revisar todo lo obrado en el pasado, lo cual, a su juicio, se había traducido en una pérdida de tiempo, dejando a Norte Sur sin haber creado valor en ese período. “Esta empresa redujo sus capacidades de creación de valor, reemplazó la totalidad del equipo directivo y no presentó un plan estratégico de inversiones que le diera un nuevo impulso a la firma para incrementar su patrimonio y así producir dividendos para sus accionistas”, expresó en esa oportunidad.

Pero sería el ex presidente de Norte Sur, y líder de un grupo de accionistas que representan el 35% de la sociedad, quien lanzaría misiles más potentes. En la misma instancia, Vicente Caruz -quien hoy ocupa un sillón en el directorio- acusó la falta de una estrategia para el crecimiento del grupo e, incluso, vaticinando que Norte Sur estaba poniendo en riesgo su permanencia. “Ha sido un riesgo mayor que tiene al directorio utilizando la mayor parte de su tiempo en tareas administrativas y contables, o rutinarias como la aprobación de actas, las que no agregan valor a la firma”, expresó Caruz ante los accionistas, que en conjunto suman más de 1.100 personas.

La política de los nuevos controladores fue mantenerse alejados de polémicas y de los medios de comunicación. Pero en esa junta de accionistas fue inevitable que la confrontación verbal quedara en evidencia frente al resto de los inversionistas. Ante las críticas de los ex controladores, el vicepresidente del grupo, Aníbal Correa, defendió las decisiones de la actual administración y acusó que la anterior gestión de los ex controladores dejó con pérdidas a la compañía. “Mientras era gerente general Daniel Albarrán, contaba con gerente de finanzas, fiscal, gerente de administración y perdió $ 12.000 millones de verdad, que nunca se reflejaron en los libros y que hemos estado pagando en estos últimos años con nuestra administración”, comentó ante la junta el actual vicepresidente.

A más de un mes de aquella junta de accionistas, Daniel Mas intenta poner paños fríos a los desencuentros con su predecesor. Dice que es normal que Caruz, quien estuvo desde los inicios de Norte Sur, sienta que el nuevo rumbo no se amolda con la tradición del holding, porque ya no está en el día a día. “Es comprensible que el controlador, que deja de serlo, tenga una visión crítica de sus sucesores. Es un fenómeno natural, pero me cuesta entenderlo, porque en nuestro directorio, donde él está sentado, no pasa eso. Entonces parecen ser críticas para la galería y tienen que ver con algunos otros intereses, más personales, y no con los intereses de desarrollo de la compañía”, explica Mas, dejando entrever que Caruz, quien ha declarado en medios que evalúa vender su participación, pueda estar motivado a lanzar estas críticas por esa razón.

RUMBOS NUEVOS
El presidente de Norte Sur, entidad que vende US$ 450 millones anuales, relata las motivaciones que tuvo para ir por el control del holding. Cuenta que hasta 2013, junto a Aníbal Correa, había sido muy pasivo y que, con el correr de los años y tras la venta del Banco del Desarrollo, se convenció de que la sociedad debía retomar el camino de inversiones más grandes. Juntos compartían la misma visión y, por ello, fueron por el control. “La compañía lo había hecho fantástico mientras fuimos dueños del banco, pero el proyecto necesitaba una nueva etapa y teníamos diferencias con el rumbo que estaba tomando el holding”, precisa.

Ya instalado en la presidencia del grupo, Mas comenzó a ordenar la casa. Además de los cambios al gobierno corporativo, reorientó el destino de los esfuerzos de inversión: la consolidación de un grupo financiero no bancario, crecer en el mundo agrícola y potenciar el área inmobiliaria fueron definidos como el norte de la sociedad.

Con varias empresas dedicadas a entregar leasing, factoring y líneas de financiamiento a pequeñas empresas, como Incofin, Indes y Autofin, los nuevos controladores apuestan a unificar todas las marcas en una sola compañía, para la cual aún no tienen definido un nombre.

“Éste es un sector que está desatendido por los bancos, pero que sigue siendo un mercado relevante y cada vez lo será más, cuando los bancos sigan fusionándose y, con mayores restricciones, no puedan atender a este segmento”, explica Mas.

En el sector agrícola, en el cual participan con marcas como Martínez y Valdivieso, también quieren seguir creciendo en la venta de insumos para el agro. Para ello, Mas no descarta comprar otras firmas, aunque su prioridad es potenciar el crecimiento orgánico.

Es en el rubro inmobiliario el tercer pilar del plan de negocios de Norte Sur, donde la carrera se pone interesante. Desde que eran accionistas del Banco del Desarrollo, lograron expertise en el impulso de estos proyectos. Hoy siguen potenciando esta área, al asociarse con distintas inmobiliarias. Pero la reforma tributaria y la aplicación del IVA a contar de 2016 ponen un desafío adicional a las aspiraciones de Norte Sur en esta materia. “Hemos visto un 2015 bastante bueno, y quizás porque hay un anticipo en las compras producto de la aplicación del impuesto a contar del próximo año. Creemos que 2016 y 2017 van a ser años de incertidumbre”, dice el presidente de Norte Sur.

EL FUTURO DE LOS COLEGIOS
Tras la salida de la propiedad en la Universidad de Viña del Mar, Norte Sur no dejó por completo su participación en proyectos educativos. Actualmente mantiene 18 colegios y el centro de formación técnica ITC. Pero la reforma educativa, según explica Mas, hizo que Norte Sur dejara en stand by los proyectos de inversión en esta cartera, a la espera de mayores definiciones por parte de la autoridad.

“Hace no muchos años, se nos solicitó a los empresarios invertir en educación, porque se necesitaba infraestructura. Hoy, increíblemente después de siete años, se cambia la visión y se quiere a los empresarios afuera. Tal cambio normativo tenemos que acatarlo y ello va a traer soluciones distintas para los 18 colegios que tenemos. Algunos podrán cambiarse a particular pagado, otros se podrán incorporar al mundo de las corporaciones y otros, tendremos que evaluar, con nuestros sostenedores, qué se puede hacer. Estamos analizando caso a caso”, detalla el ejecutivo, junto con agregar que la misma realidad toca al CFT. “Esa reforma está menos definida y los anuncios que tenemos los sabemos recién desde el 21 de mayo. Tendremos que ver qué hacemos con ese centro de formación técnica”.

Ésa será una de las próximas definiciones del grupo. Quizás la más importante, junto con determinar cómo quedará compuesto societariamente, para calmar las agitadas aguas al interior del grupo de accionistas.

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