A estos argumentos, de esperar más apertura y flexibilidad por parte del holding eléctrico, se suma el complicado escenario personal que vivirá Rosenblut. Para algunos ejecutivos de la industria de pensiones, esto dificultaría que pueda liderar las negociaciones.
"Jorge Rosenblut me llamó para pedirme que me incorporara a trabajar en el financiamiento de varios profesionales que requerirían mayor estabilidad financiera personal para dedicar tiempo a preparar información, análisis, documentos, etc., para una nueva opción de gobierno de la Concertación". Con esta declaración, prestada por el operador político Giorgio Martelli entre fines de mayo e inicios de junio ante el fiscal nacional, Sabas Chahuán, comenzó a gestarse una tormenta en torno al presidente de Enersis, Jorge Rosenblut.
Hasta fines de la semana pasada, fecha en la cual trascendió el contenido del testimonio prestado por Martelli, el máximo ejecutivo de Enersis no había sido involucrado en la investigación por el financiamiento irregular de campañas políticas. Pero Martelli, quien junto al ex ministro del Interior Rodrigo Peñailillo está siendo investigado por su rol de coordinación del financiamiento de la precampaña de Michelle Bachelet, sumó a Rosenblut a este complejo escenario.
De toda esta batahola Rosenblut se ha enterado por la prensa y por sus asesores cercanos. El miércoles 17, por la mañana, el timonel de Enersis tomó un avión rumbo a Estados Unidos, país en el cual permanecerá hasta este fin de semana, fecha en que tiene programado su regreso a Santiago.
El retorno de Rosenblut en la capital no será fácil. La Fiscalía Nacional anunció que citará al empresario a prestar declaración lo antes posible. Si bien ha trascendido que ya fue notificado de los requerimientos de Chahuán, en su entorno aclaran que el documento –hasta el cierre de esta edición– aún no llega a sus oficinas. A pesar de esta diferencia en la información respecto a los trámites de la investigación, lo cierto es que Rosenblut tiene un complejo escenario por delante.
Además de preparar su declaración y de contraargumentar lo expuesto por Martelli, al empresario se le viene encima otro flanco, el cual se está transformando en una bomba de tiempo: la relación con las AFP a fin de sacar adelante el proceso de reestructuración que Enel, el controlador de Enersis, ha propuesto para sus inversiones en América Latina. Los fondos de pensiones, luego de dos meses de silencio, amenazan con no darle vía libre a los deseos de los controladores. Rosenblut, atrapado en el medio, entre los deseos de reorganización de los italianos de Enel y la oposición de los accionistas minoritarios, deberá tender puentes para salvaguardar la futura estructura de Enersis.
PLAN CARTER 2
Durante febrero desde Italia se informó que Enersis, el vehículo de inversión que tienen en Latinoamérica y que controla Endesa Chile y Chilectra, entre otras compañías, viviría un proceso de reorganización. Sin dar mayores luces, el CEO de Enel, Franco Starace, anunció que sería una estructura que ordenaría el complejo escenario actual de inversiones en la compañía.
Con el correr de las semanas, Enel comenzó despejar las dudas sobre su propuesta: los activos de Chile quedarían separados de las inversiones que el grupo tiene en Argentina, Brasil, Perú y Colombia, con el fin de simplificar la malla societaria. Al conocer estos lineamientos, de inmediato los ejecutivos de las AFP comenzaron a analizar el escenario.
Luego de un tiempo de evaluaciones, la semana pasada las administradoras de pensiones iniciaron un proceso más agresivo: Habitat, una de las principales AFP del sistema, pidió el pronunciamiento de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), ya que a juicio de los ejecutivos de la AFP, la operación que lidera Enersis sería una transacción entre partes relacionadas y perjudicaría el interés de las administradoras de fondos. La respuesta de la autoridad no tardó en llegar y fue el propio superintendente, Carlos Pavez, quien anunció que estudiarían los antecedentes.
Pero Habitat no ha sido la única en oponerse al “Plan Carter 2”, nombre que recibe, al interior de Enel y Enersis, la idea de reestructurar la malla societaria, tomando como base al “Plan Carter”, tal como se conoció al programa de venta de activos en Latinoamérica de Endesa España a Enel hace unos años.
Además del rechazo de esta AFP a la fórmula propuesta, ejecutivos de otras administradoras han manifestado –a los ejecutivos de Enersis– su contraposición a la idea que llegó desde Italia y que a Rosenblut le tocará ejecutar.
“Lo que Enel propone sugiere que los activos en Chile pierdan atractivo. Nos han dicho que tendremos acciones en ambas sociedades, pero el punto está en que no nos convence que Chile ya no sea el vehículo de las inversiones en América Latina. Eso no fue lo que nos dijeron hace tres años . Esta reestructuración se tiene que conversar, pero no bajo los términos que mandatan desde Italia”, dice el gerente de una de las AFP.
El ejecutivo hace referencia a la reestructuración que vivió Enersis en 2012, cuando se propuso un bullado aumento de capital, precisamente para potenciar todas las inversiones en un solo vehículo societario, el cual le daría mayor preponderancia a Chile. “Tres años después, nos cambian las reglas del juego”, reclama el presidente de otra AFP.
Con este escenario, y ante la ausencia de mayores antecedentes, la posición de algunos de los accionistas minoritarios se ha ido polarizando. Acercar esas posiciones será trabajo de Rosenblut a su regreso a Chile. La próxima semana se realizará un directorio en Enersis, en el cual se espera que el Bank of America Merrill Lynch, banco de inversión a cargo de liderar esta operación, entregue mayores antecedentes de la reestructuración. Entre esos avances, se vaticina que habrá luces sobre la valorización de la nueva propuesta y de los activos que quedarán en ambas sociedades –Enersis Chile y Enersis Américas–, algo que esperan conocer las AFP.
Con esa carta en la mano, Rosenblut deberá convencer del beneficio de esta operación a los minoritarios. Pero, desde esta última vereda no están convencidos que pueda enfocarse de lleno en esta misión. “En la industria no nos oponemos a conversar, pero Rosenblut tendrá que venir abierto a ingresar comentarios y arreglos a la propuesta que le mandaron desde Italia. Si vienen a decirnos que no se mueve ninguna coma, como ha sido hasta ahora, no estamos en condiciones de sentarnos a conversar con él”, asegura el presidente de una AFP.
A estos argumentos, de esperar más apertura y flexibilidad por parte del holding eléctrico, se suma el complicado escenario personal que vivirá Rosenblut. Para algunos ejecutivos de la industria de pensiones, esto podría dificultar que pueda liderar las negociaciones.
En el mercado, y al interior de la eléctrica, creen poco probable que Italia se abra a discutir su reestructuración. Ello porque desde Italia quieren potenciar inversiones de mayor tamaño en otros mercados de la región, y Chile sólo aparece consignado para proyectos de mediana envergadura. El deseo de las AFP de que Chile siga siendo protagonista de las inversiones de Enersis parece diluirse y para Rosenblut se abre el dilema: sacar el proyecto a cualquier precio o minimizar los daños con sus socios en Chile.
LAS REDES DE ROSENBLUT
Al interior de Enersis afirman que Rosenblut aún no inicia rondas con los presidentes de las administradoras de fondos de pensiones y que no está en su agenda hacerlo en el corto plazo: mientras no haya claridad sobre más detalles de la operación, aseguran, el mercado tendrá acceso a la información de manera simultánea. “Una vez que se pronuncie la SVS y cuando el proceso tenga más forma, se hará un investor day, como con cualquier otro proceso de estas características”, explica un directivo del holding.
Pero entre los ejecutivos de las AFP creen lo contrario. El estilo de tender puentes que ha desarrollado Rosenblut a lo largo de su carrera hace impensado que deje a los minoritarios oponerse a la reestructuración y generar ruidos en torno al proceso, sin intentar acercar las posiciones.
Precisamente ha sido a través de las redes y puentes que Rosenblut ha cimentado su carrera en el grupo. Primero lo hizo para llegar a Endesa: tras dejar la Subsecretaría de Telecomunicaciones en el gobierno de Eduardo Frei, Rosenblut quedó a cargo de la presidencia de Smartcom, compañía de telefonía móvil por ese entonces de propiedad de Endesa. Entre los hispanos y Rosenblut se había gestado una buena relación mientras él estuvo en el gobierno. Poco tiempo después que abandonó la Subsecretaría fue llamado a ocupar la presidencia de la firma de móviles.
Desde esa posición, el ejecutivo comenzó a crecer en el grupo, siempre buscando aliados en la compañía. Primero con Alfredo Llorente, ex director internacional de Endesa, con quien forjó una estrecha amistad y se consolidó en la presidencia de Chilectra. Luego haría lo mismo con Pablo Yrarrázaval e Ignacio Antoñanzas, ex presidente y gerente general de Enersis, respectivamente, hasta que llegó el momento de ocupar el cargo que dejó vacante Yrarrázaval en octubre pasado.
Para ese proceso se sondeó a Jorge Awad como candidato a ocupar la presidencia, debido a sus nexos con la Nueva Mayoría. Pero la cercanía Rosenblut con Francesco Starace, gracias a la amistad de éste con el senador Guido Girardi (PPD), también amigo de Rosenblut, le sirvió para terminar a la cabeza del holding eléctrico.
Serán esas mismas redes las que tendrá que extender Rosenblut en las próximas semanas. Con las AFP y con los controladores en Italia, para asegurar el éxito de la operación y salir del complejo escenario actual.