"El plan único, por ejemplo, no va a alcanzar para atenderse en X clínica, y para reponer ese nivel de salud se recurrirá a una compañía de seguros", explica el presidente de Colmena, Gonzalo de la Carrera. Hoy, son dos las isapres que han debutado en este nuevo negocio asegurador. A comienzos del próximo año se sumará una tercera entidad, Masvida.
Dos años, e incluso más, lleva el sistema de isapres en tela de juicio. Los cuestionamientos derivados de la segregación en la salud se profundizarían en septiembre, cuando el gobierno ingrese un proyecto que prevé endurecer aún más la regulación. La incertidumbre reina en las empresas del sector, que ya miran con mejores ojos otros negocios. En el primer trimestre del próximo año, Masvida se convertirá en la tercera isapre en desarrollar compañías de seguros.
Si bien en el sector concuerdan en la necesidad de hacer mejoras, también existe unanimidad respecto de la inviabilidad que le generarían ciertas medidas al sistema. Así, las isapres ya se preparan para hacerle frente a esa encrucijada. Bajar la cortina a las Instituciones de Salud Previsional y abrir directamente la de las compañías de seguros se ve como una posibilidad.
EL GIRO ASEGURADOR
“Tienen alguna razón en hacerlo, por cuanto el sistema de isapres ha vivido una tremenda incertidumbre que ya se arrastra por varios años y por lo tanto no se sabe cuál va a ser su destino”. Así responde el presidente de la asociación Isapres de Chile, Rafael Caviedes, al desarrollo de compañías de seguro por parte de las isapres. Si bien reitera que la asociación no tiene ninguna intervención en esos procesos, ya que no es su ámbito de acción, sí reconoce que es una realidad.
En octubre de 2013, CruzBlanca Salud (hoy Bupa Chile) fue la primera isapre en debutar en la industria de las compañías de seguros. Según explica el gerente general de Bupa Chile, Andrés Varas, el objetivo de la compañía desde su creación fue desarrollar seguros adicionales y productos innovadores para llegar a segmentos que hoy no están siendo atendidos.
En enero de este año, le siguió Colmena Compañía de Seguros de Vida. Su fundamento, sin embargo, dio un paso más. “En el minuto en que el proyecto de ley establece medidas que eliminan las isapres, la solución está en poder migrar a una compañía de seguros, que hoy nos permite devolver la libre elección a las personas”, explica el presidente de Colmena, Gonzalo de la Carrera.
En octubre, Masvida engrosará esa lista. Ese mes, la isapre finalizará la preparación de su propia compañía de seguros. Sus proyecciones apuntan a debutar en marzo. La finalidad es la misma: hacerle frente al endurecimiento de la normativa.
MIRANDO HACIA FONASA
La regulación, según ha dicho el gobierno, establecerá planes base a un determinado precio. La autoridad ya ha explicado que el objetivo apunta a eliminar los cerca de 14.000 planes que existen hoy, con miras a que sean claros. Si bien el Ejecutivo ha sostenido que esto no impactará la calidad de los mismos, en la industria sí plantean que esta estandarización se traducirá en un empobrecimiento del nivel de salud de los cerca de 3,3 millones de personas beneficiarias de las isapres. La forma de reponer ese estándar será —apuestan en el sector— vía seguros adicionales. “Todos nos estamos preparando para el plan básico de salud”, precisa el presidente de Masvida, Claudio Santander.
Según explican en la industria, esta estandarización también fomentaría el traslado de pacientes de isapres a Fonasa, dado que pagar el 7% a una isapre por un plan estándar no se justificaría, porque —argumentan en el sector— implicaría un costo mayor por prestaciones que podrían obtenerse en el servicio público. Añaden que ante ese escenario varios optarían por contratar un seguro adicional para complementar su plan. Lo mismo ocurriría con los afiliados a isapres. “El plan único, por ejemplo, no va a alcanzar para atenderse en X clínica, y para reponer ese nivel de salud se recurrirá a una compañía de seguros”, complementa De la Carrera.
El traslado del sistema privado al público se vería impulsado por la medida que prevé que un 1% del aporte de los cotizantes vaya a un fondo mancomunado. “Si a las personas que tiene el sistema de isapres se les aplica un impuesto de 1%, eso significa que un 14%-15% de lo que le están pagando va a ir a parar a Fonasa. Las personas van a tener que sacar de su bolsillo esa plata”, subraya Caviedes. Agrega que es altamente probable que las rentas más bajas no puedan cubrir ese porcentaje y deriven en Fonasa. Se estima que podría ser un tercio de la cartera, al cual reencantarían vía los servicios y la libre elección que podrían obtener a través de seguros complementarios.
“Las personas se aseguran por tres razones: oportunidad de acceso, calidad y protección financiera. Hoy el Estado no te entrega ninguna de esas variables”, explica De la Carrera. “Lo que van a hacer las isapres es crear una compañía de seguros que comercialice seguros suplementarios”, apunta. De hecho, al interior del sector precisan que hoy prácticamente todas las compañías del rubro están trabajando en esa línea.
En 2014, CruzBlanca Compañía de Seguros alcanzó ingresos por $3.455 millones y hoy cuenta con una cartera de 156.275 beneficiarios. Colmena Compañía de Seguros —a siete meses de su debut— tiene 91.667 asegurados, según datos de la Superintendencia de Valores y Seguros.
INTEGRACIÓN VS. COSTOS
Un alza de 13% han tenido los costos de las isapres a marzo de este año. Los gastos de administración, en tanto, se han disparado un 20%, mientras que las utilidades del sistema han caído 40%. De hecho al tercer mes del año, sólo Colmena y Optima han reportado un incremento en sus ganancias.
La judicialización ha sido uno de los grandes gatillantes de ese escenario. Según estimaciones de la asociación, $22.000 millones es el costo que tienen estos procesos para el sector. Ahora que la Corte de Apelaciones de Santiago redujo las costas a las que podrán acceder los abogados por recursos de protección por incremento en los valores —de $130.000 a $50.000— se espera que se aliviane la carga para las compañías.
Sin embargo, Claudio Santander, de Masvida, asegura que las firmas deben avanzar en disminuir aún más sus costos. Alcanzar economías de escala es una de las claves para ello. A su juicio, eso se ha obtenido, en parte, otorgando soluciones integrales de salud que se traducen en tener una red de clínicas.
La apuesta de la mayoría de los actores del sector privado también es vista con recelo por parte del ejecutivo. La llamada integración vertical ha sido criticada duramente en cuanto a que por ley las isapres deben tener un giro único, sin embargo, vía su matriz han desarrollado el negocio prestador. Los cuestionamientos apuntan a que las isapres fomentarían su propia red, inhibiendo la competencia y, por consiguiente, el acceso a menores precios. La misma Fiscalía Nacional Económica ha anunciado su preocupación al respecto, y Colmena, adelantándose a ese escenario, ya optó por desvincularse de los establecimientos en donde participaba: el 50% de la Clínica UC San Carlos de Apoquindo y en la Red de Clínicas Regionales.
La mirada desde la mayoría de las isapres es distinta. Hoy prácticamente todas tienen clínicas asociadas. “La industria está muy preocupada por los gastos médicos. Lo que subsana con mejores convenios con los médicos y tratando de involucrar a los prestadores en el riesgo”, explica Caviedes. Subraya que tal diagnóstico podría derivar en establecer mecanismos de pago que digan relación con la salud de los pacientes. Hoy, cada acto médico que realiza la clínica se cobra a la isapre y a los pacientes. Con este nuevo paradigma, en tanto, la isapre hace un convenio con un prestador, donde se califica la situación de la persona mediante una metodología establecida. “Por ejemplo, operar una hernia en un obeso cuesta $5 millones y en una persona normal, $200 mil, y se cancela a las clínicas en base a eso”, explica. “Cuando la clínica cobra por libre elección no pone demasiada atención en los recursos que se utilizan, en cambio cuando la isapre le paga un solo monto, es la clínica la que tiene que incentivar el buen uso”, añade.
ASUMIENDO RIESGOS
En el sector puntualizan que sí se puede avanzar hacia ciertas mejoras, pero que partan de la base de la homogeneidad del sistema. Con la finalidad de asegurar el libre tránsito de las personas y terminar así con la discriminación por las llamadas preexistencias, el Ministerio de Salud está proponiendo terminar con la declaración de salud entre isapres y Fonasa. Las alertas están puestas en el sistema privado, donde plantean que asumir ese riesgo —tomando en consideración el desempeño del sistema público, con extensas listas de espera y pacientes en riesgo— sin contar con subsidio estatal sería inviable. “La declaración de salud le permite a la isapre asumir riesgo, pero de personas que vienen sin una enfermedad, porque está diseñada como un seguro. Si el sistema isapre asegurara a personas enfermas tendría que ser compensado con esos subsidios estatales, considerando que el Estado subvenciona casi en un 70% los gastos de Fonasa”, explica Caviedes. Añade que, según los cálculos de la asociación, liberar las barreras de entrada con el sistema estatal implicaría un costo de US$ 1.500 millones, lo que no podría ser cubierto. “El sistema estatal tiene casi 14 millones de beneficiarios, de esos por lo menos un tercio son personas con enfermedades crónicas o de alto riesgo. Si sólo el 10% de ellos se traslada al sistema de isapres lo revienta”, dispara.
Dado ese escenario, plantean que terminar con la declaración de salud podría darse, pero entre isapres. De hecho, prevén que en octubre venga a Chile, el economista holandés Wynand van de Ven para que justamente diseñe un Fondo de Compensación de Riesgo que se pueda utilizar entre las compañías privadas. Una vez que la fórmula esté trabajada, se podría ir incorporando a Fonasa, destacan en el sector. “Eso implica que Fonasa tendría que transferir una parte del aporte fiscal de la cotización y eso significa transferir subsidios estatales a empresas con fines de lucro y ahí entramos en un tema político que hoy en Chile no tiene solución”, apunta Caviedes.
El miércoles, Isapres de Chile llegará a las dependencias del Ministerio de Salud para reunirse con la ministra Carmen Castillo. En la oportunidad esperan que la secretaria de Estado les explique los alcances de la reforma y sus implicancias. Sólo sobre esa base, las isapres evaluarán cómo continuar sobreviviendo en el sistema o si potencian aún más el desarrollo de sus nuevas compañías de seguros.