“En estado de alerta”. La reacción fue transversal. El pasado 12 de septiembre, el empresariado en su conjunto vio cómo sus esfuerzos por modificar el proyecto de reforma laboral se esfumaban. Ese sábado el Ministerio del Trabajo dio a conocer el resumen de indicaciones que ingresaría, ninguna de las cuales graficaba los deseos de las compañías. Un día después, la pequeña y la gran empresa se unieron, exteriorizando su malestar a través de una agresiva convocatoria de prensa para el lunes siguiente. Ese fin de semana, el empresariado constituía un frente común en medio de una desgracia compartida.
El lunes a las 11 horas, el presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock; el de la Multigremial de Emprendedores, Juan Pablo Swett; el de la Conapyme, Rafael Cumsille, entre otros gremios, saldrían en conjunto a cuestionar las indicaciones en la sede de la pequeña empresa. El frente común, sin embargo, duró poco. A 24 horas del aviso, las ramas de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) —Sofofa, Sonami, CNC, SNA y la ABIF— se bajaban del encuentro, mientras las pymes estaban a un día de cerrar un acuerdo con el apoyo del gobierno que descolocaría. ¿Qué ocurrió para que lo que amenazaba con ser el mayor frente empresarial de los últimos tiempos se esfumara? Cuatro días marcaron el devenir de las relaciones entre los gremios empresariales de distinto tamaño.
DÍA 1: LA CONVOCATORIA
Sin previo aviso, el gobierno envió el sábado 12 de septiembre en la mañana un comunicado de prensa adelantando los titulares de las indicaciones que presentaría el lunes siguiente para la reforma laboral. El esperado mecanismo para generar el reemplazo en huelga, entre otras mejoras, no aparecía.
La Conapyme echó a andar su artillería. En coordinación con la Multigremial de Emprendedores se contactó con las diferentes ramas de la CPC para invitarlas a una conferencia de prensa que graficara el enojo. Desde abril que la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), la Cámara Nacional de Comercio (CNC) y la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) venían trabajando con la Multigremial para abordar en conjunto la reforma laboral. En esa instancia, habían existido conversaciones con las pymes por lo que no parecía extraño que se unieran en esta actividad.
Gran parte de los gremios de la Confederación —impulsados por la Sofofa— se mostraron dispuestos a participar. Otras ramas, sin embargo, como la SNA y la Asociación de Bancos (ABIF), veían con reparos lo agresivo del mensaje que se exteriorizaría y, además, algunos empresarios tenían ciertos resquemores a que existiera un posible uso de la gran empresa por parte de las pymes. Es que si bien Cumsille expresaba a las ramas de la CPC su enojo evidente con las indicaciones del gobierno, ya venía preparando el terreno para lograr un acuerdo, con el amparo del Ejecutivo, que eximiera a su sector de la reforma laboral.
El senador Eugenio Tuma (PPD) cuenta que el primer fin de semana de septiembre llamó a Rafael Cumsille y le planteó la posibilidad de recoger sus inquietudes en su calidad de presidente de la bancada propyme, a través de un paquete de indicaciones. Esto considerando que se estaba cerca del plazo para presentar modificaciones. “Le dije que podíamos avanzar en el tema, pero que yo iba a considerar sólo medidas para las micro y pequeñas empresas”, explica.
El miércoles siguiente a ese contacto, el presidente del Senado, Patricio Walker (DC), invitó a almorzar a las siete ramas de la Conapyme al Congreso. En la oportunidad, los asesores de las pequeñas empresas Carlos Boada y Enrique Román expusieron los 32 planteamientos que las pymes querían plasmar en el proyecto para garantizar su viabilidad. En la oportunidad, participaron los senadores Andrés Allamand (RN), Eugenio Tuma (PPD), Andrés Zaldívar (DC), Carolina Goic (DC), Alejandro Guillier (independiente) y Jorge Pizarro (DC). Ese día se comenzó a trabajar en las indicaciones para favorecer a las micro y pequeñas empresas (Mypes).
El viernes, esas modificaciones estaban prácticamente listas, y ya se sabía que no irían en el primer listado de modificaciones que se darían a conocer el día siguiente, sino que se presentarían el miércoles.
El sábado 12, tras conocer el comunicado del Ejecutivo, Tuma se contactó con el ministro Valdés y le señaló que tenía estas nuevas indicaciones ya concordadas entre los asesores de la Conapyme, y de los senadores Allamand, Guillier y Zaldívar. “Le mandé las indicaciones y mostró la disposición del gobierno a apoyarnos, porque ya había un acuerdo de parlamentarios”, cuenta Tuma. Añade que en paralelo tuvieron también conversaciones con el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes.
Los primeros días de septiembre, la bancada propyme comenzó a trabajar con la Conapyme en las indicaciones que presentarían. El día de la conferencia de prensa de la pequeña empresa, las modificaciones ya estaban prácticamente listas y contaban con la venia de Hacienda.
Pese a ello, la Conapyme llamaba de todas formas a una conferencia. “Los presidentes de la Sofofa, Hermann Von Mühlenbrock; de la Multigremial de Emprendedores, Juan Pablo Swett; y de la Conapyme, Rafael Cumsille, junto a líderes de los principales sectores productivos del país, se declaran en estado de alerta y citan a reunión en la que darán una declaración pública conjunta, con motivo de las indicaciones al proyecto de reforma laboral que ingresó el gobierno”, indicaba la convocatoria de prensa.
Cercanos cuentan que había un punto clave no zanjado que impulsaba a las pymes: el quórum. Mientras las pequeñas empresas querían establecerlo en 25 trabajadores como mínimo para armar un sindicato en firmas con hasta 50 empleados, varios parlamentarios hablaban de 16. La cifra original era de 8. “La Conapyme siempre se mantuvo independiente e hicimos nuestro trabajo. Nunca hubo un trabajo coordinado con la gran empresa, sólo la invitación a esta conferencia”, explica el vicepresidente del gremio, Juan Araya. “Cada gremio es autónomo y es legítimo que tengan sus planteamientos”, complementa Cumsille.
DIA 2: LA DUDA DE LA GRAN EMPRESA
El domingo, la prensa ya daba cuenta del claro malestar de las ramas de la CPC por las indicaciones planteadas. El presidente de la SNA, Patricio Crespo, dijo a El Mercurio: “Los empresarios no nos vamos a sumar a esto y las consecuencias que va a tener. Que se hagan responsables los que quieren llevar al país por ese camino”, mientras el titular de la CNC, Ricardo Mewes, subrayaba que: “Las indicaciones y las negociaciones que hubo no están dando cuenta de lo que hoy el país necesita”. Estaban así bastante alineados, incluso se pensó inicialmente en adelantar la conferencia para ese día en la casa de Von Mühlenbrock, detalla un conocedor al gremio.
Durante el día, sin embargo, la mirada cambió. Crespo —quien estaba oficiando de vicepresidente de la CPC, ante la ausencia del titular Alberto Salas que estaba de viaje— cuenta que si bien primero aceptó la invitación de la Conapyme, luego se dio cuenta que había que revisar las indicaciones, puesto que sólo conocía el titular de ellas. “Consideré que era mejor juntarnos el lunes temprano y analizar bien las indicaciones y luego evaluar nuestra participación en la conferencia”, explica. Añade, además, que tuvo acceso a la declaración que se emitiría ese día en la sede de la Conapyme y la consideró agresiva como para adherir sin conocer el detalle de las medidas propuestas. Otras fuentes sostienen, no obstante, que los llamados del gobierno modificaron la estrategia. Cercanos a la CPC cuentan que autoridades del Ejecutivo se contactaron con algunos presidentes de ramas, con miras a bajarle la intensidad al debate.
Dado ese análisis, el titular de la SNA le pidió al gerente general de la CPC, Fernando Alvear, que convocara a las ramas de la CPC a una reunión para el lunes 14 a las 9.00 horas, antes de la conferencia de la Conapyme.
Esa noche, en tanto, Valdés comía con la bancada PPD, y sus pares de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, y del Trabajo, Ximena Rincón, socializando las indicaciones planteadas por las pymes.
DÍA 3: LA CONFERENCIA
A las 9.00 horas, las ramas de la CPC concretaban su reunión. Según explica Crespo, en esa instancia los técnicos les mostraron que había dos boletines de indicaciones derivados del Ejecutivo, y ante eso optaron por posponer una reacción por parte de la gran empresa. “Primó la responsabilidad. Queríamos tener una opinión común, conociendo bien las indicaciones”, argumenta Mewes.
Cercanos a la Sofofa aseguran que en ese momento, si bien Von Mühlenbrock priorizó la unidad del gremio, sí se molestó. “Se habían subido todos y ahora optaban por bajarse sin mayores fundamentos, ya que en los titulares de las indicaciones era evidente que no venía lo que el gran empresariado esperaba”, explica una alta fuente de la entidad.
Von Mühlenbrock debió llamar al titular de la Conapyme, Rafael Cumsille, y a Juan Pablo Swett para anunciar que finalmente se restarían de la conferencia.
Pasadas las 11.00 horas en la sede de la Conapyme, las siete ramas que conforman el gremio, junto a Juan Pablo Swett y otros dirigentes, dieron inicio a su conferencia. “Lo que ha ocurrido este fin de semana ha sido un portazo a los emprendedores y a las pymes de Chile (…) Aquí claramente el diálogo con el gobierno se acabó”, señalaba Swett con dureza, mientras Cumsille emplazaba al Ejecutivo a que sus planteamientos no quedaran sólo en palabras. La reacción de los parlamentarios no tardó en llegar.
Tras la conferencia, Tuma y Zaldívar se comunicaron con la Conapyme para decirles que sólo faltaba el visto bueno de Economía para zanjar el acuerdo. El ministro de Hacienda también habría tomado contacto con Cumsille. En la tarde, los parlamentarios los invitaron a un almuerzo para el día siguiente.
La Multigremial liderada por Juan Pablo Swett optó por restarse de la foto que plasmaba el acuerdo entre las pymes, los parlamentarios y el gobierno. ¿La razón? La evidencia de que las indicaciones consensuadas no incorporaban a la mediana, sino sólo a las micro y pequeñas empresas.
Durante la jornada, Swett llamó a Von Mühlenbrock para informarle del acuerdo que se avecinaba entre Hacienda, Economía, parlamentarios y las pymes. La Sofofa, en tanto, realizaba en paralelo un consejo extraordinario para abordar las indicaciones, respaldando la gestión de su presidente e insistiendo en lo malo de la reforma.
DíA 4: LA FOTO
El martes a la hora de almuerzo, la bancada propyme les presentaba las indicaciones que ingresarían al proyecto con respaldo del Ejecutivo. “Recién conocimos ahí estas indicaciones y se cerró ahí el acuerdo”, explica Cumsille.
En paralelo, la comisión laboral de la CPC se reunía para analizar en detalle las modificaciones anunciadas el sábado anterior por el Ejecutivo.
A las 17.00 horas la foto circulaba por toda la prensa local. La imagen era transversal: los ministros de Hacienda y de Economía junto a un amplio abanico de parlamentarios, entre los que estaban Hernán Larraín (UDI), Ignacio Walker (DC), Tuma (PPD) y Allamand (RN), además de Rafael Cumsille y otros miembros del gremio. Sin embargo había un ausente: Juan Pablo Swett. Según explica, decidió restarse por considerar que sus peticiones no estaban consideradas, ya que la mediana empresa seguía estando afectada por los impactos de la reforma laboral.
“Obviamente que valoramos el acuerdo con las pymes, porque varios de nuestros asociados también lo son, pero aún falta avanzar en el reemplazo interno en caso de huelga”, explica. “La Multigremial va a seguir peleando por reemplazo interno para toda la economía”, añade.
Desde la gran empresa el acuerdo causó extrañeza. “Me alegro por las pymes, pero obviamente llamó la atención que llegaran a un acuerdo un día después de habernos invitado a la conferencia, porque da la sensación que esto se venía trabajando desde antes. No parece que eso se hubiese dado de un día para otro”, cuenta el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ricardo Mewes.
Conocedores del acuerdo aseguran que esta estrategia con las pequeñas empresas implicó, sin duda, quitarles a las grandes compañías el argumento del posible efecto que tendría la reforma laboral sobre las firmas pequeñas. “Si Cumsille mantiene fuerte su posición de dejar el quórum en 25, el frente empresarial seguirá dividido. Si se baja ese número, podrían volver a unirse”, dice la misma fuente.
A estas alturas, el distanciamiento en el frente empresarial ya era una realidad. Las Mypes ya estaban fuera de los impactos de la reforma. Ahora, las medianas y las grandes compañías desarrollan sus propias estrategias en base a sus intereses para alcanzar pronto sus objetivos frente a la modificación laboral.