Óscar Landerretche busca una lámina dentro de una presentación realizada recientemente. La diapositiva Agenda de Codelco 2015 muestra una línea de tiempo con la secuencia de hechos comunicacionales que debió enfrentar la minera durante el año. La caída en el precio del cobre, las negociaciones con contratistas y la desvinculación de más de 4.000 trabajadores son parte de la decena de eventos que se plasman en el papel. “Cada dos semanas estuvimos administrando algún tipo de crisis”, señala el presidente del directorio de la compañía. “Fue un año tremendo”, enfatiza.
Y las consecuencias de este 2015 saltan a la vista. En el living de su casa, Landerretche se mueve con bastón. Un desgarro en la pierna derecha es la última secuela de su ajetreada agenda: se lo hizo jugando fútbol con los trabajadores de la División Salvador, cuenta. Ahora, sentado, hace su balance, y aunque reconoce dificultades, se muestra tranquilo con lo realizado. “Los resultados que hemos tenido jamás los calificaría como pobres, al revés, para la situación en que hemos estado, han sido muy destacables”, señala.
En ese escenario, valora las medidas tomadas en pos de la transparencia. “Siempre es importante recordar que todos los chilenos son dueños de Codelco. Si haces un cálculo conservador del valor de Codelco, cada familia chilena es propietaria de $4-5 millones de Codelco”.
—A septiembre, excedentes, utilidades y márgenes son los más bajos en más de una década, ¿los resultados podrían haber sido peores?
—Este año anunciamos un paquete de medidas con recorte de costos por US$ 1.000 millones y nuestros excedentes van a estar en torno a los US$ 1.100-US$ 1.200 millones, o sea, habríamos sacado cero excedentes, cero transferencias al Estado si no hubiésemos hecho las reducciones que hicimos. Si haciendo estos recortes hubiéramos tenido los mismos precios que el año pasado, Codelco habría ganado US$ 2.800 millones.
Hacia fines de año, la preocupación pública ha estado en los excedentes, pero tuvimos que generar una batería enorme de reformas al gobierno corporativo, hicimos una revisión exhaustiva de contratos, de personas. Después de eso tuvimos las huelgas de contratistas y luego la baja de precios y la reducción de costos.
"Tenemos programada para los próximos meses una sesión especial del directorio dedicada a Salvador para que el directorio se forme una convicción sobre su viabilidad. Es complicado, porque una cosa es Salvador hoy, y otra son los proyectos de desarrollo que se ven viables".
—A septiembre, los bonos por término de conflicto bajaron 87%. ¿Cómo se logró eso en una empresa que se ha caracterizado por bonos millonarios?
—En el boom minero tuvimos altos bonos y salarios, porque vivimos un superciclo minero. Ahora, gran parte de los chilenos entiende que eso no iba a ser eterno, y que estamos en un proceso de ajuste. Yo no he sentido incomprensión. No ha sido simple, pero sí nos ha ayudado a que con mucha conversación, explicando en detalle, ese proceso ha rendido fruto y existe conciencia de que el sector minero vivió una situación extraordinaria en los últimos años y que eso se está terminando.
—¿Cuál es la lectura que debe hacer la minería privada?
—Lo de los bonos ha sido un fenómeno global. La minería privada está también en este período de ajuste. Ahora, ¿qué lección puedo transmitir desde la realidad de Codelco? Creo que ha sido tremendamente valioso tener una relación de trabajo productiva, cada uno en su rol, con el mundo sindical. Un acto muy significativo fue la firma del pacto estratégico entre la administración y la Federación de Trabajadores del Cobre (a fines de noviembre). Cuando uno conversa con los representantes sindicales y les muestra las dificultades, ellos son el mejor mecanismo de transmisión de información y permite juntar masa crítica para una visión común de la empresa. Codelco ha sido pionera en eso. Quizás algunas empresas privadas podrían intentarlo. Si uno mira lo que hemos hecho en Codelco, se ve que uno puede ser estricto respecto a los costos y el camino a seguir, pero también abierto a una conversación de colaboración con el mundo sindical.
—¿Cuál es la lección para las empresas estatales?
—Estamos viviendo una crisis de credibilidad institucional en Chile absolutamente tremenda, de lo público, de las empresas, del fútbol, de la Iglesia. En los 80, el principal festival de las empresas era la FISA que quedaba en Maipú, se llegaba en micro, iba la familia, y el mensaje era miren lo que hacemos las empresas, y nuestro principal constituyente es el público. Hoy el festival central de la gran empresa es CasaPiedra, donde no se puede llegar en micro, donde van las mismas personas y el mensaje es que nuestro constituyente principal, somos nosotros mismos. La convicción que ha reinado en el directorio es que la señal que tiene que dar Codelco, tanto hacia lo público como lo privado, es que se puede ser eficiente, efectivo y sensible a las necesidades ciudadanas y ético a la vez. Ese equilibrio es lo que estamos buscando. Demostrar que ese equilibrio es posible es muy importante para el país.
—¿Qué han hecho para avanzar en eso? El académico Gustavo Lagos propuso como forma de transparencia que la junta de accionista sea abierta y televisada.
—Me parece una idea atendible y la hemos estado pensando para ver si es posible, pero creo que ha habido otras medidas más fuertes, porque la junta de accionistas es bastante breve. La medida que implementamos de pasar de 40 personas que hacían declaración de interés y patrimonio a 2.000 personas es una medida de transparencia más potente. Hay una agenda de transparencia muy grande que hemos implementado este año. El directorio está estudiando un piloto de transparencia, en el cual lo que queremos hacer es tomar una división, Andina, y hacer transparentes todos sus datos: producción, impacto ambiental, forma de contratar, etc. La idea es que Codelco sea una empresa ejemplar en su nivel de transparencia.
—En una entrevista de CNN dijo que Codelco estaba en un momento crítico y estratégico, ¿cuán crítico es el estado actual de Codelco?
—Desde el punto de vista estricto de su negocio, Codelco está enfrentando una paradoja. Lo normal en la minería es que cuando hay un boom se invierte como loco y cuando hay una caída, se recorta. La paradoja de Codelco es que tiene que enfrentar las dos cosas a la vez: vacas flacas, recorte de costos, aumento en productividad y, al mismo tiempo, tiene que administrar una de las estrategias de inversión más agresivas que se han hecho en la historia de la minería mundial (US$ 22.000 millones en cinco años). Y no hay muchas alternativas. Si nosotros no hacemos los proyectos estructurales, Codelco se muere en 15 años más o se convierte en una empresa que va a ser, en la práctica, un quinto de su tamaño. Nos va a pasar que cuando venga un boom de los precios, no vamos a tener la capacidad para aprovecharlo.
—Al tercer trimestre han reducido los costos en US$ 1.189 millones. ¿Hay espacio para reducir más?
—Como todas las cosas en la vida, primero hay ganancias rápidas que puedes hacer. Este año ha sido de mejoras y reducción de costos a gran escala, porque al final estás cambiando políticas, como los bonos, e introduciendo en la lógica de negociación con las empresas contratistas la idea de que los bonos tienen que ser asociados a productividad, a logros, eso es clave. El próximo año va a ser un año de esfuerzo diario. Este año fue el año de las grandes políticas ahorradoras de costos, el próximo año es el de las políticas cotidianas, de todos los días.
—¿Podría implicar más despidos y cierre de divisiones?
—No puedo responsablemente descartar desvinculaciones en el futuro, porque no soy un visionario de lo que va a pasar con el precio del cobre. Sí puedo decir que será algo muy evaludo y que lo vamos a tratar de evitar.
Respecto al cierre de divisiones, el otro día escuché en una radio que incluso personas que tienen una buena imagen de Codelco tienen instalado algo raro en la cabeza. Se hablaba de que Codelco era una empresa mucho más ineficiente que las privadas. Codelco históricamente siempre fue una empresa que se encontraba en el 25% más barato de producción de toda la minería del cobre a nivel mundial. Durante los años del boom fuimos perdiendo esa categoría y en el peor momento llegamos a ser de la media, y hace dos o tres años atrás se empezó con un esfuerzo muy importante de reducción de costos y ya estamos de vuelta en el segundo cuartil, y el objetivo estratégico es llegar al 20% más barato, entonces es curioso el pensamiento.
—Puede ser por el hecho de que hay divisiones como Salvador, que nadie entiende por qué no se cierran…
—Uno puede decir que hay un pedazo de una compañía que uno puede discutir si debe continuar o no, pero afirmar que Codelco es una empresa que tiene costos muy por sobre la minería privada es simplemente no conocer las cifras. En lo grueso, la acción de Codelco en términos de producción está concentrada en el distrito de Calama, Andina y Teniente, y esas minas son muy competitivas a nivel internacional, por lo tanto va a haber muchísimos más productores que van a tener que salir del mercado antes de que nosotros consideremos la viabilidad de esas minas. Respecto a Salvador, se ha trabajado con los ejecutivos y los trabajadores para que se asuman ciertos compromisos respecto de competitividad de esa división en el sentido de lograr ciertos niveles de costos. Esos compromisos han generado una propuesta que ha sido estudiada por equipos de la casa matriz y por consultores independientes. Tenemos programada para los próximos meses, durante el verano, una sesión especial del directorio dedicada a la División Salvador para que el directorio se forme una convicción sobre su viabilidad. Es complicado el tema, porque una cosa es la División Salvador hoy, y otra cosa son los proyectos de desarrollo de esa división, puntualmente Rajo Inca y San Antonio, que por el momento se ven viables y buenos, entonces la pregunta es: ¿podemos lograr una División Salvador que a los precios de hoy tenga costos que le permitan estar en azul de modo que podamos viabilizar la transición hacia ese futuro con grandes proyectos estructurales? Esa es una pregunta que estamos en proceso de responder, y los plazos que nos hemos dado son hasta el próximo año. Hay que hacerlo en forma seria.
"La Ley Reservada del Cobre genera un pequeño problema en la contabilidad financiera de Codelco, en la práctica es como si enfrentara un precio un 10% menor que todas las mineras del mundo (...) Sus indicadores financieros se ven un poco peor".
—Entendiendo el trabajo que han hecho para reducir los costos, ¿cómo evalúa el tener que seguir entregando parte de las ventas a las FF.AA.?
—Es cierto que la Ley Reservada del Cobre genera un pequeño problema en la contabilidad financiera de Codelco, en la práctica es como si enfrentara un precio un 10% menor que todas las mineras del mundo. No es visible esa plata, pero sí es verdad que empeora nuestros balances financieros cuando los presentamos, por ejemplo, en plazas financieras para emitir bonos.
Sacándome el gorro de presidente de Codelco, y poniéndome el de macroeconomista, sí creo que es una muy mala idea tener marcados ciertos ítems de gasto fiscal a ciertas fuentes de ingresos específicas que no tienen nada que ver con ese ítem fiscal, en gringo se llama ear marking (marcado de oreja). Eso es una pésima idea. Las necesidades militares de Chile no fluctúan con el precio del cobre. Desde mi punto de vista, el financiamiento de necesidades estratégicas del país, como son los gastos militares, tiene que tener una mirada a largo plazo y, por ende, presupuestos independientes de la economía y de los ciclos del cobre.
—Pero dice que para Codelco sí es relevante a la hora de emitir deuda, y parte de su plan de inversión se financiará con emisión, por ende, sí afecta.
—Con la emisión de deuda que hicimos este año más la capitalización nos deja como un año, un año y medio tranquilos, pero después de eso es probable que tengamos que volver a los mercados, incluso para refinanciar, entonces efectivamente le genera un problema a Codelco porque sus indicadores financieros se ven un poco peor, porque tenemos un precio del cobre 10% peor que las privadas.
—¿Cuáles son sus proyecciones para el cobre?
—Los precios de los commodities se han puesto más volátiles. Si bien la oferta y la demanda puede estar diciendo que el precio es tal, tú puedes pasar dos o tres años superdesviados de ese número, porque los mercados de commodities y, particularmente el del cobre, se han vuelto una categoría especulativa, volátil. Las proyecciones que se hacen están bien hechas, pero no nos sirven para uno o dos años más. Son tendencias útiles para evaluar la viabilidad de proyectos a largo plazo. En el largo plazo, en términos reales, se está proyectando un precio a US$ 2,80.
—¿Sigue siendo el cobre un buen negocio para Chile?
—El cobre sigue siendo un buen negocio para Chile y Codelco sigue siendo un buen negocio para Chile, pero creo que es importante hacer una autocrítica. Chile pudo aprovechar de mejor manera los años de boom. La minería del cobre es de lo más sofisticado que hay, y creo que debería usar esos esfuerzos para apalancar el desarrollo de capacidades en proveedores, ingenieros, trabajadores, para que después usen esas capacidades en otros sectores. Por ejemplo, la robótica, tenemos la oportunidad con la minería del cobre de ser un país pionero en robótica.
En Codelco tenemos que reconocer que nuestro constituyente principal son los ciudadanos chilenos, por lo tanto, tenemos que poder explicarles cómo nuestros esfuerzos productivos para generar más excedentes son también un mecanismo para que este país se modernice y genere más caminos hacia el desarrollo. Es una responsabilidad pública y creo que ese es un ejemplo que Codelco puede dar para otros sectores productivos.
—¿Hay interés de Codelco en participar en el negocio del litio?
—En el verano se va a presentar al directorio una evaluación respecto a ese negocio y se va a evaluar su viabilidad. Es importante precaver a los chilenos de que las posesiones de litio que tiene Codelco no tienen ni por cerca la escala de las posesiones de Corfo.
—Después de este análisis, ¿cuál es la evaluación personal que hace de este año y medio al mando?
—Ha sido un proceso de aprendizaje tremendo. He ganado un enorme respeto por las personas que han ocupado este cargo, por lo difícil que es. Lo que más he aprendido es lo importante que es interactuar con sinceridad. En este año y medio le he ido encontrando cada vez menos sentido a esta política del twit, de la cuña, de quién es el más vivo, quién dice lo más polémico. Creo que esa política no sirve y les tengo cada vez más respeto a los políticos callados.
—En una entrevista dada a Qué Pasa en enero, dijo que 2014 había sido el año de la transición y 2015 el de la consolidación, ¿mantiene esa mirada?
—No. El 2015 fue el año que vivimos en peligro. Y el 2016 será el año en que voy a vivir en paz (ríe). 2016 creo que será de mayor consolidación. Si tengo un año como este, me vas a tener que ir a entrevistar al patio de los callados, espero que no.