En julio de 2014, en Chuquicamata, ejecutivos de Codelco se decidieron a actuar para solucionar una demanda histórica: las mujeres trabajadoras se quejaban porque los uniformes eran poco sentadores y masculinos. Gerentes de la firma estatal dieron el paso y buscaron a un proveedor para solucionar el tema a la brevedad posible. Fue así como Jorge Cornejo, dueño de IMS —firma con 16 años de experiencia dedicada a la fabricación y comercialización de ropa, principalmente de mezclilla— tuvo su primer contacto con Codelco.
Una veintena de viajes materializaron representantes de la empresa IMS a la división Chuquicamata. Cornejo mandó a hacer US$ 8 millones en ropa. Siempre había trabajado con grandes retailers y ahora veía en la estatal una oportunidad para entrar a la gran minería y al sector público. Sin embargo, hoy, a dos años de esas gestiones, un conflicto entre la firma de ropa y la estatal crece a pasos agigantados, luego de que Codelco desconociera las tratativas con IMS y apuntara las responsabilidades a un puñado de ex ejecutivos que están bajo investigación.
Lo que se pensó como un buen negocio mantiene a las autoridades de Codelco analizando acciones legales por un presunto delito de cohecho y a IMS al borde de la quiebra. El tema ya está en tribunales con una querella por estafa interpuesta por la empresa de ropa contra la minera. Además, existen dos demandas laborales de ex trabajadores de la estatal. En el intertanto, Codelco realizó una auditoría que reveló amplias irregularidades en todo el proceso que involucra a IMS y asegura que fue víctima de un posible fraude que alcanzó a parar. “Acá hay un intento de engañar a Codelco”, plantean.
URGENCIA FEMENINA
Fue Fernando Grob, ex supervisor de Chuquicamata y ejecutivo de IMS, quien le pasó el dato al dueño de la firma de vestuario, Jorge Cornejo: Chuquicamata buscaba nuevos proveedores de vestuario, lo que sonaba atractivo para una empresa que sólo había trabajado con privados. Con ese dato, Cornejo contactó a un ejecutivo de la gerencia de seguridad y salud ocupacional (GSSO), se coordinó una reunión y aterrizó en Calama, el 22 de julio de 2014.
En el lugar, Cornejo presentó su empresa a Hermenton Yáñez, líder de gestión de los equipos de protección personal de Chuqui, y a su jefe, el gerente de GSSO, William Henott (hoy ninguno de los dos está en la compañía). El dueño de IMS señala que en esa oportunidad, los ejecutivos lo invitaron a participar a un evento enfocado en la inserción de la mujer en la minería, con la finalidad de que escuchara los reclamos de las mujeres por la vestimenta y propusiera alternativas de solución.
En la actividad —del 23 de julio de 2014—participaron directivos, como Laura Albornoz, el gerente general de la división de la época, Juan Carlos Avendaño (hoy gerente de El Salvador), sindicatos, trabajadores, entre otros. Cornejo precisa que ahí se plantearon todas las quejas, puesto que las mujeres trabajaban prácticamente con indumentaria masculina. Bajo las directrices iniciales de Avendaño y Henott, señala, empezó el trabajo para mejorar la ropa de mezclilla, ya que el mandato era subsanar de manera urgente la problemática. “Nunca antes había tenido contacto con Codelco, y me insistieron en que esto era una tarea a solucionar de manera urgente”, recuerda Cornejo.
Entre el 19 y 22 de agosto de 2014, Cornejo viajó nuevamente a Chuquicamata. Se reunió con Yáñez para definir cómo se realizarían las muestras y también para mostrar productos realizados por IMS para revisar calidad, tallas y telas. Además, se juntó con Jaime Castro, supervisor de Riesgo de Mantención Minas de Chuquicamata; Angélica Díaz, presidenta del Comité Paritario, y Hernán Hernández, director (supervisor) de GSSO en la época. Todos los cuales le expresaron las necesidades de cada área. Incluso se reunió con 16 trabajadoras para hacer las pruebas de calce de los productos, acordándose que debía trabajarse en base a 15 artículos manufacturados por IMS.
Jorge Cornejo cuenta que tras ello se les encargó —vía mail— realizar 13.500 prendas de mujer, que incluían leggins (pantalones más sentadores) y blusa de mezclilla, necesarias para terminar 2014. En la misma oportunidad le solicitaron adelantar 1.500 prendas de esas 13.500 y dos semanas después le señalaron que la orden de compra por el número a adelantar estaba lista.
En octubre de 2014, IMS entregó la información de las necesidades de vestuario para 2015 para hombres y mujeres de Chuquicamata. En total eran más de 370.000 prendas que se mandaron a hacer a China. Codelco dice que no se siguió ningún conducto regular para aprobar dicha compra.
El vicepresidente de Productividad y Costos, José Robles, asegura que ese pedido fue objeto de una licitación, donde participaron más de 70 empresas de las cuales cuatro hicieron ofertas y se la ganó IMS. “En algún momento se tomó contacto y se quería iniciar una relación con un proveedor que parecía tener potencial y uno parte primero con pequeñas pruebas. En minería todo se prueba y damos la opción a todos los proveedores y hasta ahí funciona bien”, asegura Robles.
Cornejo rebate: “Ellos sólo nos pidieron que subiéramos una oferta al portal, y nos llegó la orden de compra. Siempre se habló de una compra directa, nunca de licitación”.
En total, hubo 20 reuniones en Calama. “Como nuestro trabajo fue bueno, William Henott nos dijo que necesitaba que hiciéramos un levantamiento general, porque habían muchas quejas respecto al proveedor actual de Chuquicamata, cuyo contrato se acababa en diciembre de 2014”, cuenta. IMS empezó a hacer el mismo trabajo con los hombres.
El 28 de octubre de 2014 entregó toda la información de las necesidades de vestuario para 2015 tanto para hombres (336.000 unidades) como para mujeres (40.800 unidades). En la querella presentada luego, Cornejo asegura que le preguntó a William Henott si se requería algún otro procedimiento para iniciar la fabricación, la respuesta del ejecutivo fue que por ningún motivo se podía posponer la fabricación.
Se acordaron dos entregas parciales, para el primer semestre y segundo semestre. “Esto se confirmó por mail y un ok de la misma manera que las primeras 1.500, por lo cual se siguió adelante”, dice.
Cornejo partió a China a realizar las gestiones para iniciar la producción de las prendas. En total eran US$ 8 millones en ropa.
En ese intertanto, recuerda el dueño de IMS, en Chuquicamata le plantearon que participara en la licitación corporativa que, le señalan, era independiente de esta licitación. De hecho, Cornejo asegura que fueron los mismos ejecutivos de Chuqui los que trabajaron para incorporar a IMS en esta licitación corporativa. En Codelco explican que las 370.000 prendas aproximadamente siempre se consideraron dentro de un proceso de licitación para toda la Estatal y no sólo para Chuquicamata, ya que ese monto es muy abultado para una sola división. Para Cornejo eran procesos paralelos.
Entre noviembre y diciembre los correos entre Hermenton Yáñez, William Henott y Jaime Castro con Cornejo y trabajadores de IMS continuaron, según se lee en la querella. Todos ellos orientados a revisar temas referentes a la ropa, fichas técnicas, etc.
El 18 de diciembre el diálogo se cortó. Ese día Cornejo remitió la información con los pedidos para el primer semestre de 2015, y recién el 5 de enero, Hermerton Yáñez le señaló, vía telefónica, que ahora el tema estaba a cargo de Jorge López, quien —afirman en IMS— desconoció todos los pedidos. En total, eran US$ 8 millones que la compañía ya había cancelado al fabricante en China.
Cornejo asegura que empezó a buscar explicaciones. Viajó a Chuquicamata, se reunió con ejecutivos y el tema fue derivado al ex gerente de Administración de Chuquicamata, Mauricio Ortiz.
En Codelco señalan que fue en esa instancia cuando recién se enteraron del tema. “Se empieza a saber por la línea de que había un supuesto pedido que no estaba formalizado. Cuando se empieza a revisar dónde estaban los documentos de respaldo, no habían y sólo se encontró un mail que no correspondía, que era como del sexto nivel de la línea de decisiones”, explica el vicepresidente de Productividad y Costos, José Robles. Agrega que en la estatal está todo regulado, que existen procedimientos a seguir para concretar compras y en este caso no se siguió ninguno. De hecho no hay ninguna orden de compra por las más de 300.000 prendas; sólo existe una por las 1.500 iniciales.
En ese momento se abrió una investigación a cargo de PwC. Cornejo asegura que lo citaron a tres reuniones con la auditora para explicar lo sucedido, las cuales fueron suspendidas. Después recibió una carta de Codelco asegurando que no existía ninguna relación comercial.
“Nunca antes había tenido contacto con Codelco, y me insistieron en que esto (la compra de vestimenta) era una tarea a solucionar de manera urgente”, recuerda Jorge Cornejo de IMS. “IMS Group fue engañado por Codelco a través de sus ejecutivos”, se lee en la querella que luego presentó.
José Robles es tajante: “Evidentemente acá hubo un intento de hacer uso de un proceso irregular para poder tomar ventaja de un proceso de compra inexistente y respecto a un pedido que no tenía ningún sentido, ninguna calificación”. Añade que nunca hubo ningún compromiso formal, ninguna solicitud a Abastecimiento. “Hay una solicitud tardía, cuando se tratan de subir en un proceso formal de licitación corporativa. Hasta ese momento no había nada, no existía ningún respaldo”, plantea.
El 23 de enero de 2015, Hermenton Yáñez fue despedido por haber adjudicado la adquisición de ropa, “atribuyéndose la representación de la División Chuquicamata, facultad que desde luego usted no detenta, sin perjuicio que además dicha modalidad de adjudicación transgrede gravemente nuestra normativa interna”, se lee en la carta de despido.
En abril siguiente, Yáñez demandó a Codelco Chile División Chuquicamata por despido injustificado, asegurando que él recibió órdenes de su superior, William Henott. Ganó el juicio en enero pasado, por lo que Codelco debió cancelarle más de $ 120 millones. Contactado Yáñez, nunca estuvo disponible para profundizar en el tema, asegurando a Qué Pasa estar permanentemente ocupado.
En Codelco señalan que William Henott renunció antes de que terminara la auditoría de PwC, en enero de 2015. Una vez finalizado el análisis, se percataron de su presunta responsabilidad en los hechos, por lo que en abril cuando Henott fue a buscar su finiquito —dicen en la estatal— se negó a firmarlo, puesto que en él Codelco dejaba abierta la posibilidad de iniciar acciones legales. “Cuando empezamos a investigar, Henott extrañamente renuncia, por lo que sólo pudimos tomar reserva de derechos”, precisa Robles.
Hoy Henott es gerente de Seguridad y Salud Ocupacional de minera Los Bronces —mismo cargo que tenía en Chuquicamata—, donde Codelco tiene una pequeña participación y el control está en manos de Anglo American. En mayo pasado el ejecutivo demandó a la estatal laboralmente. Su abogado, Guillermo Amestica, declinó referirse al tema por estar abierta una investigación.
Jorge Cornejo empezó una lucha que trascendió a Chuquicamata. La ropa por la que pagó US$ 8 millones ya había llegado a Chile y se acumulaba en bodegas con un gasto mensual superior a los $ 3 millones. Además, adeuda US$ 700.000 a la fábrica china por materiales que quedaron comprados en ese país. Esa fábrica también lo amenaza con acciones legales.
CODELCO: “LA VÍCTIMA HEMOS SIDO NOSOTROS”
El 8 de julio de 2015, Cornejo se reunió con la diputada Yasna Provoste para plantearle la situación vivida con Chuquicamata. La comisión de Minería le despachó ese mismo día un oficio al presidente de Codelco para que estudiara la situación.
El 7 de septiembre, Nelson Pizarro respondió: “La cantidad de ropa antes indicada resulta absolutamente inusual y exorbitante en relación a los pedidos y compras regulares que hace la División para estos productos. En efecto, dicha cantidad de ropa (336.000 piezas) cubriría en los hechos el consumo de ropa de seguridad por aproximadamente 3 años. En tal contexto, y dado que el ex trabajador Yáñez, como se dijo carecía absolutamente de facultades, atribuciones y autoridad para confirmar y/o adjudicar una compra en los términos indicados y en la cuantía señalada, vulnerando con ello los procedimientos y normativas internas que regulan este tipo de adquisiciones, la División sostiene, lo que ha sido manifestado tanto en el ámbito judicial y extrajudicial, que el actuar del Sr. Yáñez no resulta vinculante para la Corporación, efectuando las comunicaciones del caso al Sr. Cornejo”.
El 11 de febrero de 2016, el tema llegó a la justicia penal. Jorge Cornejo tras haber interpuesto una medida prejudicial instando a Codelco a mostrar los documentos que revelan la relación con IMS, ingresó una querella en el Juzgado de Garantía de Calama por estafa contra todos aquellos que resulten responsables al interior de la empresa Codelco División Chuquicamata. “IMS Group fue engañado por Codelco a través de sus ejecutivos”, dice la querella cuya investigación está en manos del fiscal Raúl Marabolí. El persecutor asegura que ya mandaron una orden de investigar, además de pedir ciertas diligencias y documentación a Codelco. Ya tomaron declaración a ejecutivos y queda aún pendiente el testimonio de William Henott.
“La víctima hemos sido nosotros. Acá se intentó, a través de un tercero y un trabajador nuestro que fue desvinculado y bien desvinculado, de afectar nuestro patrimonio y felizmente nuestros procedimientos aplicaron y detuvieron el proceso”, señalan en Codelco.
Para Codelco el panorama es claro: “La víctima hemos sido nosotros. Acá se intentó, a través de un tercero y un trabajador nuestro que fue desvinculado y bien desvinculado, de afectar nuestro patrimonio y que felizmente nuestros procedimientos aplicaron y detuvieron el proceso”, plantea José Robles. Para el ejecutivo, Cornejo sería parte de este aparataje para defraudar, ya que plantea que es imposible que no haya conocido el procedimiento si es que trabaja con un ex ejecutivo de Chuquicamata (Fernando Grob). La estatal está realizando también una investigación acabada con sus abogados y analizando acciones penales que eventualmente recaerían en Cornejo, Henott y Yáñez. “Por la información que tenemos, este fue un proceso irregular entre un ejecutivo de la época (Henott), un trabajador rol B y una empresa externa. Podrían constituir una figura de cohecho, aunque esto está en manos de los abogados que aún están investigando”.
La guerra está desatada. Mientras, Jorge Cornejo asegura estar al borde de la quiebra por la deuda de US$ 8 millones que aún no le pagan.