A los mercados financieros no suelen gustarles las sorpresas. Salvo que sean positivas. Efectivamente esa ha sido la reacción ante la inesperada victoria de Pedro Pablo Kuczynski en la apretada votación de segunda vuelta en las elecciones presidenciales peruanas, cuyo resultado lo pondrá a cargo del gobierno a partir del próximo 28 de julio. Ya su paso en primera vuelta generaba nerviosismo para este candidato, que a sus 75 años, probablemente, se jugaba su última carta presidencial.
El perfil de Kuczynski (o simplemente PPK para los peruanos) no podría ser mejor evaluado por la comunidad financiera. Con formación académica en Oxford y Princeton, tuvo una dilatada trayectoria como economista en el Banco Mundial y el IFC, y se desempeñó como gerente general del Banco Central peruano. Asimismo, ha tenido una extensa experiencia empresarial en los sectores financiero y minero. Por último, cuenta con experiencia política como ministro de Economía y Finanzas y primer ministro en el gobierno de Toledo.
Crecer, crecer, crecer
Eminentemente pragmático, Kuczynski considera reducir algunos impuestos y subir otros. Tampoco tiene problemas en copiar las buenas ideas, como es la institucionalidad del Banco Central en Chile, con un consejo más extendido, cuyos miembros duren más allá del periodo del gobierno de turno.
Para muchos, Kuczynski y Keiko Fujimori no se diferenciaban mucho en cuanto al contenido económico de sus programas electorales. Prueba de ello fue que los activos financieros peruanos subieron de precio durante toda la campaña previa a la segunda vuelta.
En gran medida, es cierto. Ambos apuntaban a mantener a la economía peruana en una posición de liderazgo de crecimiento en América Latina (Perú ha crecido en promedio 4.65% anual en el período 1998 - 2015, versus 2.89% para la región y 3.67% de Chile). Para ello, sabe que debe sostener altos niveles de inversión, particularmente en infraestructura, con un alto nivel de participación de privados.
Eminentemente pragmático, PPK incluso considera reducir algunos impuestos (como el de ventas, similar al IVA chileno) y subir otros (como el de la renta de impuestas grandes, pero con 100% de la inversión deducible). Tampoco tiene problemas en copiar las buenas ideas, como la institucionalidad del Banco Central en Chile, con un consejo más extendido, cuyos miembros duren más allá del periodo del gobierno de turno.
Punto de partida con ventaja
El nuevo gobierno encuentra a la economía peruana en una buena posición, particularmente en relación al resto de la región. Como se mencionaba, el crecimiento económico ha sido positivo, aunque sigue muy dependiente de la actividad en el sector minero. En particular, por el impacto de nuevas operaciones (o expansiones de ya existentes) que entraron en funcionamiento este año y el pasado. A diferencia de lo que ocurrió en Chile, donde los altos costos de energía impactaron los proyectos de inversión mineros con anterioridad, en Perú el menor precio de minerales como el cobre recién está teniendo un impacto ahora. En el entretanto, el país del Norte acortó distancia con el nuestro, consolidándose en el segundo lugar de producción mundial de cobre.
La inflación, aunque por encima del rango meta de 2 ±1%, particularmente por el alza en el precio de alimentos que trajo consigo los efectos de El Niño, va bien encaminada para alcanzar dicho objetivo el próximo año. Con la inflación controlada, el Banco Central ha podido mantener su tasa de política monetaria estable, con flexibilidad para reaccionar a cambios en el panorama.
Asimismo, el Banco Central ha sido relativamente exitoso en ir reduciendo la elevada dolarización de la economía. A través de una intervención cambiaria que le dio gradualidad a la devaluación del sol ante el dólar, además de claras señales al sistema bancario local, redujo de manera importante el endeudamiento que tanto empresas como hogares mantenían en moneda extranjera.
En cuanto a la política fiscal, quizás sea el flanco más débil de la economía que recibe Kuczynski. Después de años de superávits fiscales, el año pasado el déficit alcanzó un 2.1% del PIB.
los Desafíos de PPK
A diferencia de lo que ocurrió en Chile, en Perú el menor precio de minerales como el cobre recién está teniendo un impacto ahora. En el entretanto, el país del Norte acortó distancia con el nuestro, consolidándose en el segundo lugar de producción mundial de cobre.
Es precisamente la debilidad de las cuentas fiscales lo que menos les gusta a los inversionistas que miran con interés lo que esté pasando en Perú. Particularmente porque el crecimiento es el foco principal de su programa —Kuczynski pretende llegar a un crecimiento real de 5% el 2019—, ha indicado su intención de revisar la vigente ley de responsabilidad fiscal. Esta limitaría el déficit a tan sólo 2% el próximo año y 1% el 2018. Pero PPK quiere una excepción temporal para llegar a un 3% de gasto fiscal, con el consiguiente aumento del endeudamiento público. Obviamente, a las clasificadoras de riesgo –que tienen a Perú en BBB+/A3– no les encanta la idea.
Sin embargo, les puede llegar a gustar si el mayor crecimiento se produce en sectores diferentes al minero, reduciendo la alta dependencia que tiene la economía de la minería, y que suele poner un techo a una mejora de clasificación de riesgo. Sectores como el textil, agroindustrial y, por cierto, de servicios podrían encontrar tasas de crecimiento mediante el plan de estímulo de Kuczynski que puedan ayudar al menos a mitigar este excesivo vínculo. Tarea nada fácil, si se considera que la inversión sigue altamente concentrada en este tipo de actividades.
un Mercado estrella
Sin desconocer los desafíos y dificultades, los inversionistas han dado un voto de confianza a Perú. Incluso ante el riesgo de que el mercado peruano cayera desde la categoría de mercado emergente al de mercado frontera (especie de tercera división de los mercados bursátiles), cosa que finalmente no ocurrió, las acciones que cotizan en la Bolsa de Lima acumulan un alza que supera el 40% este año, situándola entre las más rentables del mundo.
La deuda peruana también destaca por su rendimiento este año, con los spreads de sus bonos gubernamentales situándose por debajo del promedio del nivel de países emergentes que tienen clasificación de riesgo grado de inversión. Incluso, los seguros de crédito se transan a primas menores que los equivalentes de México, evidenciando la buena impresión que los inversionistas tienen acerca de las perspectivas económicas de Perú.