A toda velocidad avanza el Audi que lleva en su interior a Luca Cordero di Montezemolo (68). Muy de cerca lo sigue otro auto, destacándose por su baliza color azul sobre su techo. En el interior hay tres hombres vestidos con trajes color marengo. Son sus guardaespaldas.
Cordero di Montezemolo, sentado en el asiento del copiloto en el Audi, se retira del Auditorio de la Música de Roma luego de una maratónica jornada. Son las 6 de la tarde y el sol primaveral brilla sobre la capital italiana. Acaba de pasar casi cuatro horas frente a los trabajadores de Alitalia, empresa de la cual es su presidente desde 2014. Durante la mañana, y en otro punto del centro de Roma, hizo lo mismo frente a accionistas y periodistas italianos. En ambas reuniones, Cordero di Montezemolo habló sobre cifras de inversión —que este año llegarán a US$ 440 millones—, nueva imagen corporativa y el reflote de la compañía aérea, esa misma que estuvo a punto de desaparecer en 2014 luego de 15 ejercicios de malas gestiones y maltrecha por la crisis financiera. A 18 meses de su llegada a la empresa, Alitalia enfrenta un futuro prometedor. Al menos ese fue el mensaje que transmitió en ambos encuentros. El ejecutivo debe atravesar Roma para ir al estadio y eso explica la prisa del Audi. En un par de horas un partido de fútbol se robará la atención de la prensa y de 60 mil asistentes: el match entre la selección de actores versus el equipo compuesto por los principales cantantes de Italia, todos unidos para recaudar fondos —US$ 60 millones— con el fin de sostener el trabajo de la Teletón italiana, organización que atiende a menores con distrofia muscular. Cordero di Montezemolo también es presidente de la institución y debe dar el pitazo inicial.
Apenas terminó el evento —llamado Alitalia Day— y tras varios intentos durante ese día, el ejecutivo improvisa un pequeño set detrás del escenario sobre el cual habló con los trabajadores de la aerolínea. Ahí accedió a hablar sólo con Qué Pasa, exclusivamente porque la empresa acaba de iniciar sus vuelos directos entre Roma y el aeropuerto de Santiago, luego que la concesionaria del terminal chileno, integrada por Aéroports de Paris, Vinci Airports y la italiana Astaldi, negociara el regreso de Alitalia a suelo nacional. Según él, este acuerdo es un signo de que la compañía, la misma que tomó al borde de la quiebra, está saliendo de la zona de peligro y que se prepara para un 2017 como el primer año en que reportarán utilidades desde 1998.
Diplomacia italiana
La irrupción de las aerolíneas low cost, malas gestiones y la crisis subprime hicieron quebrar a Alitalia en 2008 cuando era controlada por el Estado. Tuvo un segundo aire en 2009 gracias a una iniciativa privada, pero en 2014 nuevas turbulencias amenazaron la continuidad de la empresa. Fue en agosto de ese año que el grupo árabe Etihad Aviation Group —con sede en Abu Dabi— resolvió comprar el 49% de las acciones luego de inyectar casi US$ 600 millones, transformándose en el accionista mayoritario. (El resto de la propiedad está repartida entre varios italianos).
“Chile es importante para la industria italiana. Hay un fuerte intercambio entre el Vaticano y Chile y un gran potencial turístico. Todo eso nos hizo pensar que había que abrir nuevas rutas”.
Dos meses después, los nuevos socios decidieron que quien debía liderar la nueva compañía tenía que ser el mejor ejecutivo de Italia y fueron tras Cordero di Montezemolo. El boloñés tenía experiencia de sobra. Entre 1991 y 2014 estuvo al mando de Ferrari y entre 2004 y 2010, en paralelo a su gestión en la casa deportiva, tomó la presidencia del Grupo Fiat, el mayor conglomerado industrial italiano, cuyas ventas anuales superan los US$ 125 mil millones. Entre 2004 y 2008 presidió Confindustria, la asociación gremial más grande de Italia y que aglutina a 142 mil empresas. A esa trayectoria se suma la presidencia de Teletón, cargo que ostenta desde 2009.
Etihad Aviation Group, el holding con participación en la propiedad de 8 aerolíneas —Air Berlin, Air Serbia, Virgin Australia, Air Seychelles, Etihad Airways, Etihad Regional, Jet Airways y la misma Alitalia—, consideró que él debía sacar de la crisis a la firma aérea. De inmediato, Cordero di Montezemolo comenzó a trazar los nuevos rumbos para Alitalia.
Lo primero que hizo fue implementar un plan industrial para el trienio 2015-2017, que permitiera a Alitalia lograr números azules al fin de ese período. El plan, además, incluye alcanzar ventas anuales por US$ 3.500 millones durante el próximo año y posicionar la compañía dentro de las más grandes del mundo. Hoy ya está entre las primeras veinte y Etihad Aviation Group ya se posiciona en el séptimo lugar. El fantasma de la insolvencia se desvanece.
Pero a Cordero di Montezemolo no sólo le tocó dirigir este plan, sino que también ejecutarlo: a sólo un año de haber llegado a Alitalia, en septiembre de 2015, el gerente general corporativo Silvano Cassano le presentó la renuncia, debiendo el boloñés asumir ambos cargos durante 8 meses, hasta que Cramer Ball fue contratado. “Estoy feliz porque ha llegado una persona que hará un buen trabajo y eso me permitirá ser presidente de Alitalia por tiempo completo. Este es un cargo que significa muchas cosas: ser el punto de referencia para los trabajadores, el apoyo para el gerente general a la hora de tomar decisiones impopulares —las cuales se dan mucho en tiempos de crisis—, y también ser interlocutor con el gobierno, las autoridades y el Parlamento”, explica el máximo ejecutivo de la aerolínea.
Fue por esta última razón, su vasta red de contactos, que los inversionistas árabes apostaron sus fichas por él. Siendo presidente de Ferrari, le tocó en varias oportunidades lidiar con los congresistas y la Casa Blanca por la expansión de esa marca en Estados Unidos, hoy su principal mercado. Al mando de Fiat, recuerda, generó importantes conexiones con el gobierno brasileño, ya que en Belo Horizonte se encuentra la mayor fábrica de esa marca fuera de Europa. “Este es un trabajo de muchas relaciones internacionales con clientes, socios, gobiernos, etc. Alitalia es una compañía italiana que debe lidiar con el gobierno italiano, pero a su vez es una empresa internacional. Soy muy afortunado de hacer negocios con muchos países y esa experiencia la obtuve en Fiat y en Ferrari.
Durante años tejí esas redes y hoy las puedo usar en este cargo”, relata Cordero di Montezemolo, mientras revisa uno de sus celulares.
Esas redes hoy lo llevan por todas partes. Puso los ojos en Chile y aprobó que Alitalia comenzara a operar el vuelo Roma-Santiago, el cual había sido eliminado en 2011. Pese a que en el mapa aparecía como un mercado pequeño, Cordero di Montezemolo aceptó fortalecer la conexión con Sudamérica por el alto número de negocios que hay entre ambas naciones. “Chile es muy importante para la industria italiana. Piensa en ENEL, que tiene en ese país su principal mercado internacional. Eso nos motivó a apostar por la nueva ruta. También hay un fuerte intercambio entre el Vaticano y Chile y ni hablar del potencial turístico. Todo eso nos hizo pensar que había que abrir nuevas rutas”, menciona el líder de la aerolínea.
Marco Polo
Durante 2016, Alitalia invertirá unos US$ 440 millones para mejorar el negocio y otros US$ 20 millones en la campaña mediática para renovar la imagen de la marca y también los uniformes, los cuales fueron presentados ante los trabajadores. Por supuesto, como buena marca italiana, se hizo con un desfile.
Los nuevos socios decidieron que debía liderar la compañía el mejor ejecutivo de Italia. Fueron tras Cordero di Montezemolo. Experiencia tenía de sobra: estuvo al mando de Ferrari y a la cabeza del Grupo Fiat.
Parte de los US$ 440 millones irá destinada a abrir nuevas rutas, como la conexión con Santiago, aunque el foco de la empresa será abrir las rutas de Asia. Unir Roma, Milán y Venecia con Oriente, aprovechando el centro de operaciones que Etihad Aviation Group tiene en los Emiratos Árabes Unidos. Es ahí donde tiene puesto el ojo Cordero di Montezemolo. En las próximas semanas, debutará Roma-Beijing, abriendo oportunidades comerciales para el sector industrial italiano. “Italia, junto con Alemania, son por lejos los principales exportadores de Europa, pero ahora los industriales italianos están obligados a sacar sus productos por Múnich, Frankfurt o París, y eso nos hace perder competitividad. Que Italia tenga mejores conexiones con el mundo, y principalmente con Oriente, es muy importante. Italia necesita de Alitalia”, enfatiza. También habla de volver a activar las rutas comerciales con China, que alguna vez hicieron grande al comercio italiano. Un recuerdo a Marco Polo.
“Cuando fui presidente de Confindustria recuerdo que los productores —grandes y pequeños— se quejaban de la poca conectividad de Italia con el mundo, en especial con Asia. Pues ahora estamos solucionando esto”, agrega.
Olímpico
Al salir del recinto en el cual se desarrolló la conferencia, el Audi disminuye la velocidad. Di Montezemolo baja el vidrio y ofrece un aventón hacia el centro de Roma. Dice que olvidó mencionar su última pasión y que, pese a su ocupada agenda, destina muchas horas del día a ello: la candidatura de Roma como ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2024. Él, por supuesto, es el presidente de dicho comité.
En el auto, mientras el chofer serpentea el tráfico vespertino romano seguido de cerca por los guardaespaldas, el ejecutivo da rienda suelta a su pasión por Roma. Explica que la competencia no es fácil, porque en la lista aparece Los Ángeles, París y Budapest. Sabe que la capital francesa puede ser su mayor dolor de cabeza y por lo mismo la campaña por Roma se ha llevado a todos lados, especialmente a Asia y Medio Oriente.
“París es un gran competidor, porque es una ciudad maravillosa, pero Roma no sólo se vende a sí misma, sino que vendemos toda Italia. Quien venga a los Juegos Olímpicos de Roma 2024 no sólo podrá visitar esta maravillosa ciudad cargada de tanta cultura. También podrá viajar por Nápoles, Pisa, Milán, Venecia y tantas ciudades que maravillan a todos. Eso no lo tiene París ni otra ciudad en competencia”, comenta, mientras pregunta por qué Chile no está en el comité que decide la ciudad sede, entidad que sesionará en Lima en septiembre de 2017 para anunciar a la vencedora.
El pesado tráfico romano da pie para hablar de su vínculo con Michael Schumacher, el piloto de Fórmula 1 más premiado en la historia y que, bajo la bandera de Ferrari, estableció una relación con Cordero di Montezemolo, quien ocupaba la presidencia de la casa deportiva. Hoy, el piloto alemán atraviesa una delicada situación, luego de un accidente de esquí ocurrido a fines de 2013. “Michael estuvo 12 años conmigo y en ese tiempo nos volvimos campeones del mundo. Con él, y también con Niki Lauda en los 70, cuando yo era jefe del equipo de pilotos, obtuve 19 copas del mundo. Nadie tiene ese récord y Michael fue crucial en ello. Ha sido muy importante en mi vida profesional”, cuenta mientras el Audi sube una pequeña colina contigua a la Villa Borghese, uno de los mayores parques de la ciudad.
Cordero di Montezemolo se baja apurado. Entra a su casa a cambiarse de ropa para luego salir al estadio. Esa misma noche, después del partido a beneficio de la Teletón, partirá a Milán. En la ciudad del norte hablará, nuevamente, frente a inversionistas de Alitalia y de Etihad Aviation Group. Volverá a decirles que la empresa está estable y que las utilidades están por llegar.