En septiembre de 2015, el canciller Heraldo Muñoz aterrizó en La Habana junto a un amplio grupo de empresarios y autoridades. La cena “Sabores de Chile”, desarrollada en la capital cubana, marcó la aproximación de los nacionales a los principales productos de nuestro país. Y el vino tuvo, obviamente, una participación especial. Los cubanos degustaron variadas cepas y la atracción fue inmediata. Hoy, si bien Cuba es reconocida por el ron, los mostos ya están convenciendo a sus paladares. Y las viñas chilenas lo tienen claro.
Si entre enero y julio de 2015 eran sólo siete compañías las que habían apostado por Cuba, exportando sus vinos; hoy ese número ya asciende a 12, y en el sector se prevé que esa cantidad suba rápidamente.
Concha y Toro lleva la delantera. Entraron hace algunos años, por lo que de los US$ 2,8 millones exportados a ese destino en 2016, un 35% lo aportan vinos de esa compañía, se lee en las cifras de Vinos de Chile a julio. De hecho, su marca Frontera —según declaraciones dadas por el sommelier Jesús Fernández al portal cubano OnCuba— es el principal vino consumido en el país caribeño, se venden cerca de 40.000 cajas al año.
Viña Maipo ha seguido la línea de su competencia, con US$ 351 mil envios en vino; le sigue Miguel Torres. La relación entre Cuba y la matriz de esta última viña en España es extensa. Según recuerda Jaime Valderrama, gerente general de esa firma en Chile, fue a ese país donde se realizó la primera exportación de vinos desde su matriz, en el año 1876. “La influencia española en la isla era y es muy potente por lo que resultó natural que hacia allá fueran los primeros embarques”, cuenta. A julio —en base a cifras del gremio— han mandado desde Chile 5.209 cajas y US$ 233 mil, a un valor promedio por caja de US$ 44,75.
Así, en total, las exportaciones de vino embotellado chileno a ese mercado han crecido 14,6% en los primeros siete meses del año, un alza mayor que mercados como China y Reino Unido. Hoy es nuestro destino número 38, cuando en 2015 era el 42. En doce meses desplazó a países como Australia y Venezuela.
Todas las compañías chilenas van detrás del auge del turismo, aunque entrar no se caracteriza por ser fácil.
TRAS LOS HOTELES
3,5 millones de turistas visitaron Cuba el año pasado. Las proyecciones del gobierno cubano apuntan a que esa cifra suba a 3,8 millones en 2016, dato que seguiría incrementándose con el reciente acercamiento con Estados Unidos. Es ahí, justamente, donde radica el interés de las viñas chilenas. Hoy, de hecho, los mostos se comercializan básicamente en hoteles, de la mano de cadenas cinco estrellas y de extranjeros con alto poder adquisitivo: el 40% de quienes visitan la isla son canadienses, seguidos de lejos por españoles. Ahora, tras la reanudación de relaciones con Estados Unidos, la apuestas está en que se incremente con fuerza la llegada de norteamericanos, los cuales hoy tienen restringido el acceso.
“Uno de los grandes atractivos que tiene Cuba como destino para las exportaciones de vino es la actividad turística. El turismo en esta isla ha ganado gran popularidad en los últimos años con tasas de crecimiento de incluso dos dígitos”, señalan en Viña Santa Rita, compañía que si bien no vende aún en Cuba, sí está estudiando entrar próximamente.
Cuba está teniendo una exposición relevante a nivel internacional y el nivel del turismo también sigue en alza. El acercamiento de EE.UU. en este último período ha influido positivamente en ello”, dicen en la viña Miguel Torres.
Visión similar tiene Miguel Torres: “Cuba está teniendo una exposición relevante en este último tiempo a nivel internacional y el nivel del turismo también sigue en alza. El acercamiento de EE.UU. en este último periodo ha influido positivamente en ello”, señalan. Incluso, destacan, el vino Milmanda de Bodegas Torres España fue servido en la cena que se hizo en honor a la visita del presidente Barack Obama.
Es que el auge de Cuba ha venido acompañado del envío de vinos de alto valor para extranjeros, ya que intentar penetrar el mercado doméstico es aún difícil, dados los recursos que reciben mensualmente los cubanos. De hecho, las exportaciones al país caribeño de embotellado de más de US$ 40 la caja han crecido más de 190% entre enero y julio de 2016; contando sólo el séptimo mes del año, la expansión ha sido de más de 8.000%, siendo el destino que anotó la mayor alza en el mes. Al revés, los envíos del vino más económico a Cuba —de entre US$ 25 y US$ 40 la caja— muestran un descenso de 74% en julio. La apuesta definitivamente está en el vino premium.
Las ambiciones chilenas no son ajenas al resto del mundo. Los estadounidenses están haciendo un trabajo detallado para enviar sus productos. En febrero, de hecho, 100 bodegas de vino de California participaron en la primera feria para promover el consumo del vino estadounidense en Cuba.
Las ansias por estar en el mercado, sin embargo, chocan de frente con la dificultad de penetrar en él. Altas fuentas de la industria vitivinícola explican que es complejo ingresar, dado que las decisiones de compra las toma en gran parte el Estado, y se debe contactar a un distribuidor que facilite el visto bueno de las autoridades, lo que no siempre es fácil. Por ahora, ya hay varios productores trabajando para poner un pie en La Habana.