Por Estela López y Carolina Sánchez Enero 20, 2017

La semana pasada, Eliodoro Matte no fue a su oficina en el Golf. Tenía una cita en el sur de Chile con la primera plana gerencial de CMPC.
El ex presidente de la papelera llegó el lunes a su fundo en Aguas Blancas, donde esperó hasta el miércoles al equipo con el que se había dispuesto a recorrer la planta Plywood en Mininco y la planta Santa Fe en Nacimiento.

Durante la mañana, Luis Felipe Gazitúa —presidente de Empresas CMPC—, puso la primera piedra de lo que será el edificio corporativo de su filial de Celulosa en Los Ángeles. La instancia fue calificada por los asistentes como un momento significativo, y si bien Matte, estando en las cercanías, no participó, se enteraría horas más tarde de todo
lo sucedido.

Una vez al mes, Matte se junta a almorzar con el presidente de CMPC, Luis Felipe Gazitúa, y el gerente general, Hernán Rodríguez. El encuentro dura el tiempo necesario para mantenerlo informado.

Una vez finalizada la actividad, los altos ejecutivos fueron al encuentro de Matte. Por tres días, Gazitúa junto al gerente general, Hernán Rodríguez, y a los máximos gerentes de las filiales: Francisco Ruiz-Tagle (Forestal/Celulosa), Luis Llanos (Papeles) y Gonzalo Darraidou (Tissue), además del gerente de Asuntos Corporativos, Guillermo Turner, se subieron —junto a Matte— a un helicóptero y recorrieron una a una las instalaciones de la empresa.

El viaje fue privado y se tomó como una actividad habitual y cotidiana de los ejecutivos de la compañía. En las instalaciones de CMPC a nadie le llamó la atención la presencia del ex presidente del grupo, puesto que sus recorridos son y han sido habituales desde aquel 18 de marzo cuando Eliodoro Matte Larraín le dijo adiós a CMPC, como consecuencia del escándalo de colusión denunciado por la Fiscalía Nacional Económica respecto al negocio del tissue.

“Hice una larga y tranquila reflexión del tema durante el verano. Y llegué a la conclusión de que tengo 70 años, 40 de los cuales he estado en CMPC como director, gerente general, vicepresidente y presidente, y creo que hay nuevas generaciones y personas más adecuadas para liderar los cambios que hemos realizado y que ahora la compañía debe poner en práctica en esta nueva etapa”, dijo en una entrevista en El Mercurio a pocas horas de dejar el grupo. Era, según las lecturas del mercado, un paso al lado, el cual si bien se ha materializado en ciertos aspectos, su desligue del grupo está lejos de concretarse. Desde hace diez meses está afuera, pero con un pie adentro. Es que al menos una vez al mes se junta a almorzar con Luis Felipe Gazitúa y Hernán Rodríguez. Manteniendo un perfil bajo y precavido, los encuentros se realizan fuera de CMPC para no dar señales equívocas de quien está realmente al mando. El almuerzo dura el tiempo que sea necesario para mantener informado al patriarca de la familia Matte de todos los asuntos relativos a CMPC.

Es que si bien una vez que renunció delegó todo en Gazitúa, persona de su absoluta confianza, y en el actual directorio de la compañía, está al tanto de todo lo que pasa. “No es que esté mandando en los negocios, pero es el dueño de la empresa y quiere estar al tanto de lo que ocurra”, explica un cercano al empresario.

La labor de comunicación también la ejerce su hijo Jorge Matte Capdevilla, quien ingresó a la mesa de la papelera en instancias en que su padre iba de salida. Hoy, él también es un hilo conector entre CMPC y el ex presidente.

Agustinas 1343

Treinta años tenía Eliodoro Matte Larraín cuando su padre, Eliodoro Matte Ossa, lo incorporó al directorio de CMPC. Tan sólo dos años antes —en 1974— había llegado a Chile, justo después de terminar su MBA en la Universidad de Chicago. Su incorporación a la papelera coincidía con el retiro de su padre, quien ya tenía 71 años.

Desde ese momento, el empresario construyó una rutina que la mantuvo por 40 años. Era habitual verlo por calle Agustinas, por donde entraba manejando su Range Rover para ocupar el estacionamiento 135, justo al lado del edificio de CMPC, y frente a su hermano Bernardo Matte.

Todos los días llegaba a las nueve de la mañana y se retiraba pasada las cinco de la tarde. La rutina se modificó drásticamente después del escándalo de colusión. “Dejó de venir”, dicen en el barrio. “Lo veía pasar todos los días, pero ya no viene más”, coinciden quienes ya se habían acostumbrado a verlo transitar por Agustinas a la altura del 1300.

Nunca más un funcionario lo volvió a ver en su oficina —lugar que ahora ocupa Gazitúa—; nunca más nadie ocupó su estacionamiento —salvo él en contadas ocasiones cuando va al centro—. Su correo institucional, sin embargo, siguió y sigue vigente.

“Eliodoro quedó muy golpeado con todo esto”, cuenta un cercano al empresario. “Él ha soportado el peso, porque en el fondo era una imagen rectora del empresariado chileno. Por eso mismo la colusión lo golpeó y él tomó el camino de separarse del primer plano”, agrega.

Justamente desde un lugar secundario vivió el destape de la colusión de los pañales. A diferencia del escándalo del tissue —donde Matte pidió disculpas públicas a pocos días de que saliera a la luz este caso—, ahora lo vivió sin declaraciones en la prensa y sin encabezar la sesión extraordinaria de directorio donde se dio la alerta de que venía este nuevo revuelo para la papelera.

Pese a intentar mantenerse al margen, el efecto personal no fue menor. Dentro de su círculo afirman que este nuevo escándalo lo afectó bastante. “Él está más tranquilo, pero el tema de los pañales fue un golpe muy duro, porque era un tema zanjado, bajo tierra y solucionado con la FNE. Fue un momento muy malo e inoportuno que puede afectar incluso el arreglo que tenían con Sernac. Esto fue un golpe bajo”, afirma un empresario cercano a la familia Matte.

La colusión del tissue lo obligó a despojarse de la presidencia de Empresas CMPC —a la que llegó en 1976—. Dejó así la zona de confort que lo había cobijado durante años.

El Golf 82

Aunque su rutina de 40 años se terminó de un día para otro y la colusión le afectó en un plano personal, familiar y profesional, hoy sigue de cerca el curso que toma la compañía, sólo que desde otra dirección.

Gran parte de la semana Eliodoro Matte maneja su Range Rover con destino ya no a Agustinas 1343, sino al Golf 82. En el 8° piso están las oficinas de Porto Seguro, el family office de Matte. Desde aquí se reúne con sus amigos y es habitual verlo almorzar en el restaurante Kilómetro 0, ubicado en Isidora Goyenechea, donde se le ve con el empresario Hans Eben, con quien mantiene una relación cercana.
Si bien la locación profesional es otra, continúa con los mismos horarios de trabajo que tenía en CMPC, sólo que se da más espacios de distensión y, según dicen, algunas “licencias”. Hoy tiene más libertad para viajar o ausentarse de la oficina. “Él está ocupando más el tiempo en la familia y en sus pocos amigos. Sigue yendo a su oficina, lo que le ha permitido mirar desde arriba lo que han hecho estos años y hacer lo que nunca hizo, porque con el trabajo se sacrifica mucho”, explica un cercano, quien enfatiza que “ya le dedicó muchos años de su vida a la empresa y ahora le dedica menos”.

En la semana, el empresario maneja su Range Rover con destino ya no a Agustinas 1343, sino al Golf 82. En el 8° piso están las oficinas de Porto Seguro, el family office de los Matte.

Así es como algunas veces sube con sus perros al cerro Manquehue, y una vez al mes asiste a la reunión habitual con sus ex compañeros de la Universidad de Chile.

Sus hijos, en el intertanto, lo blindan en ambos lados. Si en la papelera quien ha asumido el traspaso ha sido Jorge Matte, en Porto Seguro está el mayor, Eliodoro Matte o el Eliodoro “chico” como le dicen. “Él ha armado su vida de la manera que lo tiene que hacer; está encima de todos los asuntos y en eso está trabajando con sus hijos. Es que no hay nada mejor para los hijos que formarse con los padres”, comenta un amigo del empresario.

Desde el family office manejan un amplio portafolio de inversiones y van tomando las decisiones relativas a la posición que tendrá esa rama familiar en los negocios.

Al igual que lo ha intentado hacer con CMPC, Matte ha cedido el control y los directorios para tener el menor involucramiento posible, intentando mantener un bajo perfil. Sin embargo, revela un cercano, no ha podido desligarse totalmente, dado el tamaño de las inversiones.

Matte, hoy con 71 años, la misma edad en que su padre le pidió el relevo, ha comenzado el traspaso a sus hijos y sobrinos. Quienes lo conocen, no obstante, aseguran que bajar el ritmo le será muy difícil, lo cierto es que está dedicado por completo al family office desde donde moviliza las inversiones de la familia y no pierde de vista a CMPC.

Modernización del Estado

A comienzos de diciembre de 2015, Matte tomó su primera gran decisión, a raíz del escándalo del tissue. Meses antes de dejar CMPC, dio un pasó al lado de la presidencia del Centro de Estudios Públicos (CEP), sucediéndolo en el cargo el abogado Enrique Barros.
Pese a su distanciamiento de los cargos ejecutivos, uno de los temas a los que le ha podido dedicar más tiempo es al CEP, donde sigue muy vinculado desde el consejo directivo. Aun más, participa en sesiones del directorio y es habitual verlo en actividades que realiza el centro de pensamiento. Es parte de la comisión para el proyecto de modernización del Estado, que se constituyó en julio del año pasado. Ese tema lo obsesiona, señalan quienes comparten con él en el CEP. Incluso, agregan, ayudó a formar un grupo que permitiera financiar esta comisión.

Es que más allá de las renuncias y pasos al lado, Eliodoro Matte no suelta sus proyectos, pase lo que pase.

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