Felipe Larraín 17,6%
Rodrigo Vergara 14,4%
Vittorio Corbo 8,7%
Nicolás Eyzaguirre 8,6%
Mario Marcel 8,3%
Durante el gobierno de Sebastián Piñera el rumor que circulaba era que el ministro de Hacienda era el presidente. Que resultaba imposible para cualquiera, Felipe Larraín incluido, tomar alguna decisión independiente con Piñera al mando. Conoce demasiado de cifras y macroeconomía.
—¿Se puede pasar bien como ministro de Hacienda?
—Quedé satisfecho. Fue un privilegio. Yo contaba con la confianza del presidente. Y era mi mejor contraparte porque entendía los temas. Se metía en Salud, Educación y Vivienda, por ejemplo. No estoy aquí por pega. Mi dedicación es al programa económico de la campaña.
Está allí junto a economistas como Rodrigo Vergara, Juan Andrés Fontaine, José Ramón Valente, Pablo Correa, Susana Jiménez y Soledad Arellano.
—Es sorprendente la cantidad de tiempo que Sebastián Piñera dedica a pensar su programa de gobierno. Se lee los documentos y los subraya con la regla y el lápiz.
—¿Cómo es trabajar con todos esos egos de los economistas?
—Es armónico. Nos juntamos al final del día, un día en la semana en Libertad y Desarrollo, por lo general.
—Sebastián Piñera debe estar aburrido que le adjudiquen ministros. Incluso usted. ¿Su vida va a seguir igual después de marzo o hay planes dentro del gabinete?
—Este no es el tiempo de repartirse cargos, sino de trabajar para que ojalá tengamos un mejor destino como país.
Larraín dirige el Clapes, Centro de Políticas Sociales y Económicas de la UC. Y a la campaña le destina tiempo después de las 6 pm o los fines de semana.
—Esta economía ha tenido un frenazo lamentable y de proporciones. No se trata de una desaceleración suave. El promedio de crecimiento es de 1,8% para los cuatro años de este gobierno. El país ha caído en promedio 3.5 puntos respecto de lo que crecía en el período anterior (5,3%). A los gobiernos se los juzga por cómo le va al país, cómo le va a la gente, y
Chile crece a tasas paupérrimas.
Hoy crecer un 2% anual se ha convertido en algo a lo que aspira el país.
La inversión antes se incrementaba 8% en promedio (gobierno de Piñera) versus el 0,9% actual. Es el peor desempeño en más de medio siglo.
—La economía comenzó a mejorar ahora. ¿No le reconoce nada a Bachelet o a la situación internacional de los commodities chilenos?
—Este gobierno se está jugando los descuentos y ahora empieza a crecer económicamente el país.
—Estuvo afectado por la baja del precio del cobre, que ahora sube...
—Mejora el precio de el cobre y las expectativas. Y esto es porque, según las encuestas, vendrá un cambio de mano y una conducción política y económica coherente con el crecimiento. La victoria de Piñera no está asegurada, esto no es carrera corrida, pero existe una alta probabilidad de un triunfo.
—¿Gran parte de la mejora de las condiciones económicas entonces sería por la idea de que Piñera va a gobernar a partir de marzo?
—Hemos vivido un deterioro de las políticas públicas, de las confianzas, un aumento de la incertidumbre. Para que los brotes verdes de los que habla Eyzaguirre (Hacienda) sean perdurables se requiere un buen jardinero y no sólo que el sol salga o que haya riego.
—Los empresarios y los escándalos de colusión que han protagonizado han ayudado a que esta confianza se horade.
-La desconfianza no es patrimonio de un solo sector, pero el que conduce la agenda de políticas públicas es el gobierno, no el sector privado. Cuando se dijo que la reforma tributaria no iba a afectar ni al crecimiento, ni la inversión, ni el empleo, ni a la clase media, ni a las pymes; fue un tremendo engaño. Se le contó un cuento al país para impulsar ciertas políticas. Ahora último han reconocido efectos negativos. No se puede engañar a toda la gente todo el tiempo.
—Valóricamente la igualdad es preponderante para la Nueva Mayoría, no así el crecimiento…
—Tengo la certeza que no vamos a ver una mejora en las cifras de igualdad del gobierno. Las reformas tienen una reprobación de los chilenos. La Casen 2017 va a medir esto.
Llegar con Poco
El FMI dice que en Chile las circunstancias externas adversas deberían significar una caída del crecimiento de 1 punto porcentual. Y con más de 3 puntos de caída, dice Larraín, “más de dos son de responsabilidad de este gobierno”.
—¿Nicolás Eyzaguirre ha significado un aporte en Hacienda?
—Un ministro que entra a esta altura... Él tuvo la posibilidad de hacerlo bien con el presupuesto, pero presentó uno mucho más expansivo de lo necesario.
—¿Uds. no se alegran porque eso les da fondos para gastar el año que viene en que podrían ser gobierno…?
—Las holguras que hay son bajas. Me hubiera alegrado con un presupuesto en la senda de la recuperación fiscal. De ser gobierno, tendríamos menos del 1% del presupuesto para reasignar.
—No les dejaron nada…
—Lo que puedes hacer en un año es poco, pero sí mejorar las expectativas con un gobierno serio fiscalmente.
El gasto público creció casi 7% los dos primeros años de este gobierno. La deuda pública se ha duplicado: pasó de 30 mil a 60 mil millones de dólares. Lo que nosotros queremos es reducir el déficit en menos del 2% del PIB.
“Nosotros lo hemos hecho mejor que Sebastián Piñera”, dijo la presidenta Bachelet.
—Es subjetivo, las cifras dicen lo contrario. Estamos peor en crecimiento, en calidad de empleos, en crecimiento de empleos, en salarios reales, en productividad, en inversión. En todo eso lo hicimos mejor nosotros.
—¿Qué de bueno le reconoce a Bachelet?
—Hubo avances en probidad y en la regulación del financiamiento de la política. Se dictó una ley de fomento a las exportaciones de servicios, principalmente. Es también un avance que los proyectos de ley tengan informes de productividad. Eso sí que es importante que las autoridades los lean. La propia presidenta no leyó el de la reforma a las pensiones. También que exista una Comisión Nacional de la Productividad.
—¿No es la variable ideológica la que provocó que los empresarios no invirtieran?
—La inversión no es por color político. Se invierte si se gana, los empresarios invierten cuando hay una situación coherente, un ambiente favorable al emprendimiento.
Si el primer gobierno del presidente Piñera se hizo cargo de un terremoto físico, quien llegue deberá hacerse cargo de un terremoto económico. Ahora es más duro generar la reactivación porque no hay una necesidad urgente de reconstruir (como tras el 24F). Aquí hay que generar un shock de inversión y antes deben recuperarse las confianzas.
Pero no vamos a utilizar la retroexcavadora para barrer lo que han hecho los anteriores. Vamos a traer una grúa horquilla para levantar la economía.
—Nadie va a perder la gratuidad, dice Piñera, y ahora hay problemas para solventar la educación que antes era particular subvencionada...
—Nadie va a perder la gratuidad, pero los sectores que ahora no la tienen podrán acceder a becas y créditos, no a gratuidad.
Queremos mejorar las pensiones porque la propuesta del gobierno para mejorarlas perjudica a la clase media chilena. Si se le da más a la educación superior, se le quita a otro sector.
Hay desprolijidad y chapucería. Aquí están pagando sectores por la ideología.
La ley de educación establecía que se aumentarían los recursos en $80 mil millones con el fin del copago y el presupuesto de la nación no lo contempló para suplementar a los colegios. El gobierno corta además en un 25%, como15 mil millones de pesos, los recursos para los fondos de Fondecyt que financian programas de investigación. Se recortan también los fondos para los planes de seguridad pública comunales. Los recursos son escasos y no alcanzan para todo. Los costos de extender la gratuidad los están pagando los niños, los pensionados, la comunidad científica y la seguridad ciudadana comunal.