Por Estela López García // Foto: José Miguel Méndez Noviembre 10, 2017

En medio de una mesa larga, en su oficina en Las Condes hay dos banderas: una chilena y otra del País Vasco. En las paredes, varios cuadros de arte y en las repisas fotos con autoridades y celebridades. En una se ve al ex presidente del Mikel Uriarte_.jpgdirectorio de TVN besando las manos del papa Juan Pablo II, en otra está con el ex presidente Sebastián Piñera, y una un poco más escondida, con Augusto Pinochet. La historia empresarial privada de Mikel Uriarte es larga: trabajó en el grupo Mapfre por más de una década y trabajó en el grupo Angelini. Tuvo un polémico paso por Fonasa, ya que recibió dietas paralelas por ser concejal de Las Condes al mismo tiempo.

En 2013 asumió como cabeza del directorio de TVN, en reemplazo de Carlos Zepeda. Dejó el cargo en marzo de 2014, con el cambio de gobierno. Desde ahí, su relación con el canal ha sido como un televidente más, a través de 24H, que es lo único que ve del canal que lideró por cerca de un año.

A mediados de 2014 TVN tenía una caja de $34 mil millones. Este monto suponía un colchón que daba holgura financiera para operar. Sin embargo, el efectivo no fue suficiente para enfrentar los cambios al interior del canal —como lo fue la desmantelación del área dramática bajo la administración de Uriarte—, que generaron constantes reducciones en los ingresos. Hoy el canal posee una caja de cerca de $7 mil millones y está ad portas de recibir una capitalización por US$65 millones.

Sobre la crisis de TVN se ha discutido mucho, sin embargo, Uriarte había optado por mantenerse fuera del debate, pero ahora, una vez zanjado el tema de la capitalización del canal público en el Senado, acepta conversar. Lo hace a través de esta entrevista, que graba con su propio teléfono, y en la que rechaza las críticas de quienes lo señalan como responsable de la crisis de TVN. Uriarte insiste en que su gestión quedó marcada por “mitos urbanos”. En julio de este año renunció al decanato de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián (USS) para sumarse a la campaña de Piñera.

—En esta asesoría que está haciendo a Piñera, ¿han conversado el tema de la crisis de TVN?

—No, he tratado de no interferir, solamente ahora porque (Ricardo) Solari tocó un tema de una manera que me parece inadecuada.

—¿Por qué molesta tanto esa crítica?

—Porque está tratando de usar una teoría de empate, y no reconocer los errores no es bueno.

—¿Te sientes responsable por las pérdidas del canal, que se arrastran desde el segundo semestre de 2014?

—En lo que se refiere a la gestión que me correspondió dirigir, nosotros tuvimos el canal 4 años con cifras azules, se entregó con $38 mil millones de caja. Si se refiere a las críticas de Solari, respecto del área de teleseries del canal, porque una persona se fue. Ahí sucedió que el mercado empezó a levantar gente de TVN. Habría sido bueno que en el momento que entregamos el canal en peak de resultados y con buena gestión, hubiéramos discutido qué se quería con TVN hacia el futuro. Era necesaria una discusión de la televisión pública y abierta, por varias razones: la torta publicitaria se iba a otros medios, a nuevas plataformas; la inversión se empezó a mover en otra dirección; y muchos canales mantuvieron el criterio antiguo con estructuras grandes y pesadas. Quejarse ahora me parece extemporáneo.

—María Eugenia Rencoret se fue en diciembre del año 2013, sus teleseries duran hasta agosto de 2014. Al mes siguiente los ingresos bajan considerablemente. De acuerdo con estos antecedentes y dado el escenario actual de TVN, ¿repetirías la decisión de no renovar su contrato?

—Yo no tomé la decisión. Ella renunció. Ella estaba en conversaciones con la competencia y quiso discutir la renovación de su contrato. El director ejecutivo tenía instrucciones de moverse en los temas económicos dentro de lo que era el mercado y de la rentabilidad de los proyectos. Por ser nosotros un canal público, no podía TVN aprobar contratos que no estuvieran de acuerdo con la legislación vigente en los temas tributarios.

—Si el comité económico recomendó revisar este tema, ¿cómo se explica que no se viera?

—Porque al día siguiente renunció en la mañana. No había querido decir esto, pero así fue. Hay un mito urbano de que no le quisimos renovar y ni siquiera llegó a hablar con nosotros. Las autoridades que entraban, a quienes se los señalé claramente, eran las responsables de tomar las decisiones respecto a los talentos a los que contratar, de las soluciones de gestión.

—¿El panorama sería distinto si el directorio se profesionalizara?

—La mayoría de los directorios de TVN han sido efectivos, con profesionales adecuados, y han funcionado.

—Lo pregunto a raíz de la entrevista que dio Valdés en la que decía que el directorio tenía que profesionalizarse ¿coincide con su ex director ejecutivo?

—No, yo no voy a hablar del director. No quiero opinar sobre lo que él dice.

—¿Pero coincide con esa idea?

—El directorio de TVN era un directorio de profesionales. La ley de TVN es clara, se hizo por consenso para que el Congreso ratifique a las personas que se proponen. Si su pregunta apunta a si, tenemos que seguir de la misma manera, no lo sé. Si queremos directores que estén full time en TVN, como en el Banco Central, me parece una buena idea. Pero igual se va a terminar debatiendo en el Congreso.

—¿Tiene una buena evaluación de la gestión de Mauro Valdés?

—Mauro tuvo un mérito. Fue una persona que llegó de otro ámbito, aprendió mucho de TVN, y obviamente tuvimos muchas diferencias, pero todas profesionales. Nunca hubo un problema humano.

—¿No buscó removerlo?

—No, jamás. Nunca quise sacarlo, ni hice gestiones para sacarlo.

 

“TVN hoy no es la televisión que los tiempos de ahora exigen”

—¿Es posible tener en Chile un canal de propiedad del Estado con un rol público?

—Es un tema que hay que discutir, porque las opciones que hay en el mundo no han funcionado bien. En Francia, Inglaterra, terminan pagando las personas un impuesto para que hagan una televisión pública. La televisión pública tiene que redefinirse. Si queremos una televisión pública para teleseries, no.

Sobre Solari: “Lo que correspondería con su mala gestión es que le hubieran pedido la renuncia. Pero si ahora le dan plata, están ratificándolo”.

—¿Qué modelo es el que prefieres de televisión pública?

—Me gustaría un modelo que nos ponga de acuerdo como chilenos. En democracia se escogió este modelo de financiamiento. Por años fue relativamente exitoso, pero la mayoría de los años tampoco se repartieron dividendos, sino que se reinvirtieron.

—¿Crees en la televisión pública?

—Creo, pero cuando uno habla de televisión pública tiene distintas ideas. Algunos piensan que una TV pública como vimos al presidente del Partido Comunista tenía que ser una televisión que le permita más apariciones a él, que era un poco la televisión del pasado. Una televisión pública como está no se justifica, es decir, una que tiene que competir y, para ello, pagar sueldos de mercado, y que además eso caliente el noticiero; eso no es la televisión que queremos. TVN hoy no es la televisión que los tiempos de ahora exigen. La gente no está esperando que le den lo que quiere y que una persona decida. TVN está en un problema, la legislación actual está dando a TVN una competencia que la lleva a perder lo que debiera ser una televisión pública.

—¿TVN debería ser privatizada?

—No, no tiene ningún sentido. Sin embargo, dada la situación actual, es bueno tener en consideración que se pagó por el 33% de un canal privado US$10 millones, lo que implica que cuando el Estado está poniendo US$65 millones, es una cantidad importante viendo la realidad de la televisión y del país.

—¿Está por sobre lo que se debería inyectar?

—Es tan importante la cantidad, que ameritaba un mayor acuerdo de la sociedad y un plan conocido.

—¿Debemos entender que TVN quebró?

—Las empresas públicas nunca quiebran. Técnicamente está quebrada, es cosa de mirar las cifras, la estructura de gastos a la que se llegó, la liberación de provisiones. Si no estuviera quebrada, para qué necesitan los fondos. Aquí se pasó la aplanadora, porque no se pidió la opinión a nadie más. Como se postergó qué queremos a futuro, va a pasar que le va a llegar el problema al próximo gobierno en poco tiempo.

—¿A quién se le deberían haber pedido?

—A la oposición. De hecho se le pidió. Entiendo que habían llegado a un principio de acuerdo, que dejaba fuera el canal cultural, porque el canal cultural sí que es una aberración técnica. Pero se insistió y como tenían los votos, vino la retroexcavadora. Aquí lo que están haciendo es tapar el problema financiero urgente de caja y no hay plan. El próximo presidente de Televisión Nacional, cuando asuma, tiene que hacer un diagnóstico y decir cuál es el futuro. Estamos llegando a la situación que se está urgiendo por una caja para pasarle la posta al gobierno que viene, sin planes.

—¿Cuál es su diagnóstico?

—El país está legislando en forma apresurada. Existe un ánimo general de ayudar a TVN en la situación que está viviendo, pero el país también ha visto que la gestión en los últimos años en el país ha sido un desastre. TVN la reciben de una manera y la terminan en función de la gestión, entregándola técnicamente quebrada. Si una persona asume en un gobierno y cuatro años más tarde, para empatar, dicen que estaba todo malo adentro, es fuera de contexto, fuera de plazo y es un mal fair play.

“La televisión sigue siendo el medio más visto, hay una responsabilidad de tener una televisión pública que se adecue a los tiempos. Si no lo hacemos, va a morir TVN como está muriendo ahora”

—En este contexto, ¿no recoge el guante y hace mea culpa?

—En TVN uno ve cosas que podría haber hecho mejor o peor, pero la gestión fue muy exitosa dada la realidad de una televisión pública que tenía que competir con otros canales, que hicieron inversiones muy grandes y que también están viviendo una reforma y despidiendo gente.

—¿Debería renunciar Solari?

—Ese es un problema de él. Creo que él es leal a la presidenta Bachelet, es político, por lo tanto, está buscando empatar y echarle la culpa al gobierno de Piñera, y debería estar en su conciencia renunciar. Ahora, renunciar a dos meses de un cambio de gobierno, no sé. Lo que correspondería por su mala gestión es que le hubieran pedido la renuncia. Pero si ahora le dan plata, están ratificándolo.

—¿Las espaldas financieras que están detrás de los canales privados han profundizado la crisis de TVN?

—Este es un mercado que hoy está saturado. Mi visión es que mientras siga avanzando esta televisión, con nuevas plataformas, van a disminuir el número de canales y vamos a tener una proliferación de canales de nicho por la televisión digital.

—Hoy como está TVN, ¿cree que puede sobrevivir?

—Con el modelo actual no.

—¿Independiente de la inyección de recursos?

—Si va a competir en igualdad de términos con los privados, no tiene ninguna posibilidad de éxito.

—¿Hacia dónde debiera migrar la visión de futuro de TVN para ser sostenible?

—Para que tengamos TVN en el tiempo tenemos que definir qué televisión pública queremos. Los rangos son: entre una televisión de ahora que tiene que financiarse 100% y competir como privado y una televisión intervenida por los gobiernos como era en el pasado. En ese ámbito tenemos que buscar un camino de consenso. Esta es la discusión que no hemos tenido. La televisión sigue siendo el medio más visto, tenemos una responsabilidad de tener una televisión pública que se adecue a los tiempos. Si no lo hacemos, va a morir TVN como está muriendo ahora.

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