• 03.11.17 / Nelson Pizarro bajo la tierra
En noviembre acompañamos al presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, a 1.500 metros al fondo de Chuquicamata. En sus cuatro años a cargo de la compañía, ha impulsado ajustes que hoy dan holgura financiera a la minera.
Esta vez habla desde su oficina. Son cerca de las cuatro de la tarde de un martes de diciembre, está sentado detrás de su escritorio, sin casco, con su pelo blanco al descubierto; sin herramientas para entrar a la faena minera, con traje y zapatos de vestir. Cuando está encerrado entre esas cuatro paredes en el centro de Santiago, su incomodidad es evidente. A él se le da mejor estar en terreno, recorrer las faenas, entrar una y otra y otra vez a lo más profundo de los yacimientos. Pisar el cerro, tocar las rocas, reconocer los minerales, estar con sus viejos, ser un minero más. Ahí, abajo, es cuando Nelson Pizarro es feliz.
Hoy si bien su mirada se divide entre la pantalla de su computador y un cerro de papeles con gráficos y resultados de este año, y esta semana no podrá anclar su vista en el desierto de Calama, el presidente ejecutivo de Codelco está contento. Tiene razones para estarlo. A pocos días del cierre de año sabe que el resultado operacional de la compañía cumplirá con las metas comprometidas y que podrá decir que Codelco hizo la pega. “Superamos la meta de excedentes a septiembre y estamos convencidos de que la vamos a superar a fin de año; consolidamos el esfuerzo en reducción de costos, siendo más competitivos que el promedio de la minería privada en Chile; avanzamos en la carpeta de inversiones, sin elevar nuestra deuda; y cumplimos la meta de producción a pesar de la drástica caída de ley. Codelco hizo su pega y bien hecha”, declara sin titubear.
“Si por alguna razón se pierde el liderazgo conductor de mantener la productividad, de buscar la excelencia y de mantener la austeridad, en un plazo muy corto esto se relaja completamente”.
Este hombre de 75 años, que se apura en decir que no mide 1,55 m, sino 1,63, es señalado por sus pares como el responsable del desempeño económico de la compañía cuprífera. El método que ha implementado en las divisiones de Codelco y que viene puliendo desde que partió en las minas de carbón en Lota ha generado una cultura dentro de la compañía que se sostiene en la eficiencia de costos, inversión y seguimiento exhaustivo de las divisiones. Este año, al interior de la compañía se bromeaba diciendo “lo dimos vuelta”. Para Pizarro, este giro se desencadenó en 2015 y 2016. “Hemos sido perseverantes en darlo vuelta. En 2017 estamos de pantalones largos haciendo nuestro trabajo, disminuyendo la deuda, cumpliendo nuestras metas de producción y siendo reconocidos por nuestra transparencia y reputación”.
Confiesa que no le sorprendió haber superado en seis veces la meta de excedentes. Mes a mes cada división presenta en la casa matriz de Codelco sus resultados, se discuten las desviaciones, se establecen planes correctivos y se pone el foco en los costos. “Es respirarles en el cuello a los gerentes de las divisiones todos los meses”, dice Pizarro. Así, se construyen los resultados, “entre todos”, asegura.
El presidente ejecutivo de la minera es claro en distinguir los factores que inciden en los US$1.614 millones que Codelco entregó como excedentes a septiembre. “Nuestro esfuerzo de gestión es responsable de más de US$360 millones, o sea, el 23% de eso es puro compromiso y excelencia de los resultados que construimos. El saldo es el impacto que tiene el precio del cobre”, aclara y pone los acentos donde corresponde.
En 2014 ya rondaba en su cabeza la idea de dejar de trabajar en las faenas y dedicarse a navegar, uno de sus pasatiempos más preciados, y que comparte durante los fines de semana con sus nietos. Sin embargo, fue a mediados de ese año que el presidente del Directorio de Codelco, Óscar Landerretche, le pidió asumir la presidencia ejecutiva de la compañía. Pizarro, a sus 72 años, no se pudo resistir. En 2014 Codelco obtuvo excedentes por US$3.033 millones, un 22% inferiores que a los de 2013. Esta baja se mantuvo en 2015 y en el primer trimestre de 2016 fueron negativos. El difícil escenario en 2016 le costó a Pizarro una frase recordada hasta ahora: “No hay plata, viejo, entiéndeme, no hay un puto peso”, dijo públicamente, y así quedó en la memoria de la gente como “el del puto peso”. Según cuenta, gracias a este episodio las personas lo reconocían en la calle y se acercaban para felicitarlo. Claro que, estos últimos meses, también confiesa que le gritan: “¡Te sobran los pesos, rájate con uno!”.
A Pizarro lo llaman don Nelson, el jefe. Su experiencia en terreno y en liderar grandes faenas mineras le ha permitido ganarse la confianza y el respeto de sus pares. Pizarro está consciente de la importancia del liderazgo y reflexiona sobre ello: “Si por alguna razón se pierde el liderazgo conductor de mantener la productividad, de buscar la excelencia y de mantener la austeridad, en un plazo muy corto esto se relaja completamente (...) Si tienes una cuota de excedentes en los dos tercios del año sobre los US$1.600 millones, la sensación de emergencia puede disminuir y la naturaleza humana puede tender a gastar y no invertir”.
En esta línea, plantea dos aspectos que se deberían revisar para mantener el desempeño económico de la compañía: el nivel de reinversión y la Ley Reservada del Cobre. Codelco invierte en torno al 10% de las utilidades, cuando la minería por definición va necesitando invertir cerca del 40%. “Codelco ha sido el proveedor de recursos por excelencia al Estado y sin duda que Codelco es un excelente negocio para el Estado de Chile. Pero el nivel de reinversión de las utilidades en Codelco ha sido definitivamente muy menor respecto de la las grandes empresas mineras. Las necesidades del Estado son siempre inmediatas y en la minería del cobre hay que tener una visión de muy largo plazo. Los ministros tienen una visión a cuatro o seis años, y siempre está Codelco ahí proveyendo, pero eso tiene un límite. Nosotros recibimos esta empresa sin capacidad de mantener su producción”.
A pocos meses de que termine su contrato y con gestiones en paralelo de Landerretche para que permanezca en la minera más allá del cambio de gobierno, Pizarro se toma las cosas con calma: “Hoy estoy aquí hablando contigo, empujando esto y voy a hacer lo mismo hasta que se acaben los días que me corresponda. Mi foco es terminar esto bien. No tengo idea quiénes serán los ministros y los otros directores. Cuando resuelva todas esas incógnitas, tomaré una decisión”.