¿Y si lo logra?
Pongámonos en esta situación: Carolina Tohá logra revertir la elección presidencial. Eduardo Frei le gana a Sebastián Piñera. Sorpresa. Casi milagro.
Política ficción. Nadie sabe el resultado. Pero el ejercicio es iluminador en qué sentido: si pasa eso, si Tohá lo lograra, si la nueva generación concertacionista -tardía, pero en fin- revirtiera el mal resultado de la primera vuelta, Frei, paradoja completa, tendría un problema: sería un presidente pato cojo desde el primer día de su gobierno.
¿Por qué? El hecho daría cuenta de que Tohá era más bien un camino -la solución- que una urgencia. Demostraría que ella y los novísimos oficialistas estaban preparados para el intento de perpetuar a la Concertación y no seguir siendo la comparsa en el baile del poder. La tesis del puente entre dos generaciones al tacho. Quizá después del primer socialista y la primera mujer, era sugerente el primer joven -digamos menor de 45- en La Moneda. ME-O algo -mucho- indica al respecto.
Recurrir hoy a Tohá, a Lagos Weber y Orrego, es la vuelta más larga que se ha dado una campaña presidencial para llegar al punto de partida, para muchos concertacionistas, del sentido común (renovación de caras, estilo, mensaje). Es revertir el pecado original. Con la cruel agravante de que quedan 30 días para superar una complicada coyuntura.
En esta edición, desde la misma campaña de Frei surge el análisis del porqué del mal resultado en primera vuelta. Ahí están las señas de la derrota. Y, a partir de ellas, también la explicación de las medidas urgentes que hoy se están tomando para ganarle a Piñera.