Alberto Fuguet habló largo con Wenceslao Casares en Puerto Montt. Al escribir en esta edición sobre esa entrevista, nuestro colaborador hace al inicio un juego con Scott Fitzgerald y Hemingway. Muy pertinente. No sólo porque la cita a ambos escritores es acerca de una conversación de ellos sobre la riqueza. Sino también porque, según contaría el propio Casares, el genio.com es adicto a los libros.
"Mi biblioteca es mi bien más preciado. Cuando me fui a dar la vuelta al mundo vendí mi casa y todas las cosas que tenía, menos mis libros", confiesa.
Cosas como ésas -desconocidas de un personaje tan conocido- son las que se descubren cuando, más allá de lo que Casares hace y en qué invierte, la pregunta es cómo funciona la mente de un emprendedor. Cómo está armado el chip personal que explica y echa a andar toda su maquinaria de empresas, ventas, viajes.
Meterse en esos terrenos profundos fue lo que se le pidió a Fuguet. Para lograrlo, fue necesario viajar mil kilómetros y una conversa de más de cuatro horas a orillas del Seno del Reloncaví. Las sorpresas -sutiles algunas; otras más directas- no son pocas.
En medio de tiempos cargados de elecciones y política, no está de más un respiro como éste.