Por Claudia Farfán M. Abril 9, 2010

El abogado Felipe Velasco es uno de los empresarios chilenos que se han visto afectados por el llamado "corralito" cubano.  Los negocios en La Habana del hijo del ex ministro del Interior, Belisario Velasco, enfrentan una cesación de pagos parcial desde hace aproximadamente un año, cuando el Banco Central de la isla decretó esta drástica medida. A través de su compañía SurContinente -con inversiones en el rubro alimentario y de construcción hace 16 años-, Velasco conoce bien el sistema cubano. En esta entrevista descarta que exista un trasfondo político -tal como argumentó Marco Enríquez en una entrevista a La Tercera- en el problema que viven las empresas de Max Marambio en ese país caribeño.

-¿Cuándo y por qué comienzan los problemas de las empresas chilenas en Cuba?

-Hacer negocios en el extranjero siempre implica riesgos. Cuba no escapa de ello. A fines de los 90, por ejemplo, hubo conflictos en el sector pesquero chileno que abastecía gran parte de los alimentos que la isla importaba. Pero con voluntad y flexibilidad, este impasse se fue resolviendo. Hace poco más de un año se produjeron nuevos problemas con La Habana, debido a la falta de liquidez de algunas empresas cubanas. Espero, sin embargo, que ellos tiendan a solucionarse.

-Ha trascendido que el tema se abordó durante la visita que hizo la entonces presidenta Michelle Bachelet a Cuba, en febrero del  2009.

-Efectivamente. Durante la visita de la mandataria se abordó el problema.  Manuel Feliú, en su calidad de presidente del Comité Empresarial,  y yo tuvimos una reunión con la Cámara de Comercio de Cuba, en la que expusimos nuestra preocupación por la demora en el cumplimiento de los compromisos financieros. Nos atendieron, tomaron nota de nuestros planteamientos y quedamos en reanudar esta conversación en un viaje que harían a Chile con posterioridad. Sin embargo, éste aún no se concreta.

-¿Cómo define la situación que viven hoy las empresas chilenas en Cuba como consecuencia del llamado "corralito"?.

-Éste no es sólo un problema de "empresas chilenas": afecta a todas las inversiones extranjeras que se realizan en Cuba. Es una situación compleja, pero era previsible que pudiera ocurrir un retardo o una suspensión de pagos. Por eso, la gran mayoría de las compañías perjudicadas fue tomando sus providencias. Los empresarios que me han llamado me dicen que se están buscando soluciones. El comercio entre Chile y Cuba es importante para ambas partes y todos debemos hacer esfuerzos por resolver los conflictos. Afecta a empresarios y trabajadores.

-¿Se ha normalizado esta situación en el último tiempo?

-En algunos casos me han informado que ya tienen soluciones en marcha. En otros, continúa el comercio bajo esquemas con mayor garantía de pago, pero subsiste una deuda pendiente.  A eso me refería con la necesidad de que la autoridad cubana busque alternativas de solución, tal como ha sucedido en el pasado.

-Manuel Feliú ha dicho que es arriesgado hacer negocios en Cuba y que en su caso no ha tenido utilidades. ¿Cómo ha sido su experiencia?

-El balance general es positivo, pero uno siempre debe diversificar el riesgo y nosotros actualmente desarrollamos la mayor parte de nuestros negocios en Chile.

-¿Cambiaron las condiciones para los empresarios chilenos con la llegada de Raúl Castro al poder?

-No creo que haya habido modificaciones sustanciales para el común de las empresas extranjeras en Cuba.

-¿Por qué la situación que enfrenta el empresario Max Marambio es más compleja? Ha trascendido que una de sus fábricas en Cuba debió cerrar.

-No conozco la situación de Max Marambio en particular, pero entiendo que él siempre ha tenido conexiones privilegiadas en la isla.

-¿A qué se refiere con "conexiones privilegiadas"?

-Tengo entendido que fue funcionario del Ministerio del Interior cubano. Además, es sabido que es muy cercano a Fidel. Sus relaciones con Cuba son muy profundas y de antigua data.

-Marco Enríquez-Ominami dijo en una entrevista en La Tercera que el respaldo de Max Marambio a su candidatura presidencial significó un proceso de acoso y derribo de sus empresas en Cuba. ¿Qué opina al respecto?

-No, en absoluto.  Al contrario, creo que buena parte del gobierno cubano miraba con simpatía la candidatura de Marco. Por su historia y convicciones, la opción presidencial de él era mucho más afín a la visión que existe en la isla sobre la realidad latinoamericana.

-¿Cómo se enteró de esta simpatía de los cubanos hacia ME-O?

-Algunas autoridades no ocultaban su simpatía. Además, el padre de Marco y fundador del MIR, Miguel Enríquez, es una figura muy recordada en La Habana. Me gustaría aclarar, en todo caso, que sin perjuicio de lo anterior, nunca hubo una intención de intervenir a favor de su candidatura por parte del gobierno cubano.

-¿Qué le parece asociar un problema comercial con  motivaciones de índole política?

-Resulta grave vincular a las empresas chilenas que hacen un intercambio comercial bilateral con Cuba a  situaciones particulares que tienen su curso en otro ámbito. El "corralito" es algo puntual. Ha tenido consecuencias, pero no tiene un trasfondo político.

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