Convertida en una fábrica de casas para los damnificados del terremoto está la bodega de la viña Miguel Torres en Curicó. Días después del sismo, Miguel Torres hijo y su esposa, la estadounidense Sarah Andrews, habilitaron una improvisada fábrica de viviendas prefabricadas en un espacio de su bodega, para ayudar a las familias de los trabajadores de la empresa. Sin embargo, los aportes enviados a la Fundación Torres por sus proveedores y clientes alrededor del mundo los empujaron a ampliar su radio de acción: ahora trabajan en la fabricación de viviendas para los damnificados de Lontué, que serán levantadas los primeros días de mayo con la ayuda de voluntarios de Chile, Estados Unidos y Europa. Las casas tienen 36 m2 y cuentan con aislamiento, pilotes, living comedor, un baño y dos piezas.